domingo, 31 de octubre de 2021

Vuelta a la normalidad anormal.

 

Sima de la Maza del cuivo, Soba, 09-10-2021

Los últimos artículos de este blog, han sido un poco largos y seguramente pesados de leer, aunque se trataba de cumplir una de las funciones de este blog, que es hacer de diario de actividades.

Hoy volvemos a la normalidad relatando una salida de las “típicas”, y de vuelta al macizo del Mortillano que llevamos meses muy abandonado y mas en concreto la Sima de la Maza del Cuivo, que yo llevaba muchos meses sin pisar.


 

Esta sima de la que ya hemos hablado bastante en artículos anteriores, explorada por la SEII y conectada al sistema del Mortillano, siendo una mas de sus 20 bocas, y que es el 2º en desarrollo de España  con sus 146 km. de desarrollo. Se inicia con unos pasos estrechos y un tortuoso meandro, no muy estrecho pero si retorcido. Un pequeño aporte baja y se precipita por amplios pozos, hasta un nivel de areniscas donde se junta con otros dos aportes.

En esta zona unos laminadores y pasos bajos complican el paso junto con el agua que ya ha adquirido caudal. Tras estos pasos un amplio pozo con cascada conduce pronto a otro pozo, que se bordea y con pendulos se alcanza un meandro fósil. Aquí iniciamos hace unos años nuestras exploraciones remontando otro oculto meandro fosil y desfondado que nos llevó a grandes galerías y a un río que llega del norte.

Foto Marta
 

Unas galerías laterales con aire, nos tubieron entretenidos varios meses en su exploración, y una vía de chimeneas ascendentes comenzó a ser escalada,”escalera al cielo”. Con el empeño de Marta la escalada, se prolongo y prolongó, hasta casi los 200 m. de desnivel, dejando de paso nuevas vías de pozos descendentes, que tenían que ser exploradas.




 

La última de estas vías que quedaba pendiente, era el objetivo para este día, de retorno a la normalidad anormal en la que ivimos los espeleos.

Estamos solo dos individuos, Zape y Angel, lo que por un lado es mas que suficiente para explorar la vía de pozos, en cuya cabecera tenemos el material, por otro si esa vía se termina se impone desequipar toda la vía de escalada, loque implica mucho material y cargar como burros, pero eso ya se verá.

Foto Marta
 

El día es fresco pero despejado y tras el café ritual en el Wili, subimos para el agujero, al que llegamos tras luchar con la maraña de elechos y argomas, que bloquean el camino.

Foto Marta
 

La entrada es desagradable, lo que siempre da pereza y los primeros tramos tortuosos, no animan mucho más. En el río vemos que el volumen de agua es considerable y hay que hacer virgerias para no mojarse mucho en los laminadores.

 

Sudamos mucho remontando el meandro desfondado y la vía de escalada, hasta llegar casi a la cornisa donde un amplio pozo de mas de 10 m. de diametro esta pendiente de bajar. Comemos algo en la repisa, pero el sudor empieza a enfriarse y nos impulso a mover el culo. En la cornisa preparamos dos sacas de cuerda y anclajes, Zape comienza a instalar y yo le sigo con la topo y la segunda saca.




 

Instala algunos fraccionamientos y llega a un suelo donde se le termina la cuerda y me pide la segunda saca de cuerda. Pero mierda.. El alzheimer está presente y me he dejado la saca en la cornisa, liado con la topo. Me toca volver a subir a buscar la saca por mi mala cabeza y volver a bajar claro.

 

Zape continua equipando una vía inclinada de pozos con vadinas fósiles y bastante amplia también. Finalmente se llega a un suelo, con huellas, que como suponíamos es la conexión con la vía ascendente a traves de un estrecho tubo. La cosa no da para mas y toca desinstalar TODO, de momento de subida hasta la cornisa y luego de bajada, montando reuniones de descuelgue en doble.

 

 Las cuerdas y anclajes se van acumulando y bajamos  cargados como mulos, con un ojo puesto en los fraccionamientos, que pensamos si aguantaran tanto peso, por lo que hacemos el descenso lo mas suave posible. Tras otra hora de trabajo terminamos desequipando toda la escalada, pero llevamos dos sacas de 40 l. llenas a tope y quedan cuerdas como para llenar dos sacas más al menos.

Dejamos una montaña de cuerdas y con nuestros pesados sacos. Volvemos a la gran sala del río, donde hay más cosas y dejaremos un nido de material, para seguir la larga exploración río arriba hacia el norte. Separamos el material y recogemos lo que nos vamos a subir, con lo que las sacas de nuevo pesan bastante.




 

Son las 19:00 y toca retornar al exterior por los meandros, laminadores y pozos que con el ancla de la saca, parece que han crecido de tamaño. Pongo la reductora, las cortas y el tractel y en primera voy subiendo en pos de Zape que corre como una gacela.

 

Por fin llego al exterior, donde la saca muestra las heridas de pelearse con las estrecheces y numerosos agujeros recorren su cuerpo. Ya es de noche y de nuevo luchamos con la foresta, hasta llegar al coche, donde hablamos con el equipo de apoyo, que nos espera tomando algo en Ramales.

 

Una vez en el pueblo, nos toca esperar bastante para cenar que todo esta a tope. Recuperamos fuerzas y estiramos la dolorida espalda, aunque la de Zape aún debe superar dos días de actividad subterránea, este hombre es inconbustible y mañana vuele a la carga con Cristobal y el Lunes con Nelin…

Yo dedicaré el día a recuperarme y esperar la próxima entrada a la Maza para seguir explorando el río, pero eso dependera del agua… Ya os contaré.

 

martes, 12 de octubre de 2021

La Gran Sala José Gambino.

 Macizo del Hornijo septiembre de 2021

Los que seguís nuestro blog, recordareis el artículo del día 27 de septiembre, donde hablamos de las exploraciones veraniegas en el macizo del Hornijo, en la zona Ancillo-Valle, en busca de una conexión superior con la gran cueva del Carcabon, en  el barrio de Helguero, Ramales, tarea en la que llevamos años implicados con nuestros amigos Marta y Zape del GELL y los último años con los "jóvenes" del SCD.

En ese relato dejamos nuestras exploraciones, tras un pequeño paso desobstruido, que nos condujo a una gran negrura, por la que caía el agua y donde las piedras no rebotaban en ninguna pared, antes de oír el ruido de su choque con el fondo y un gran eco.

 Estaba claro que se trataba de una gran vertical y desde el borde con los focos no pudimos ver ninguna pared cercana, lo que nos hacía suponer que estábamos en el techo de una gran sala. Los tiempos que medimos de la caída de las piedras estaban distorsionados por el eco, pero estimamos en varias decenas de metros la caída vertical. Esto presentaba un serio problema de exploración, por un lado era imperativo alejarse de la vertical de la caída del agua, ya que aunque fuera solo un poco, cayéndonos encima todo el viaje de la cuerda por la vertical, sería muy desagradable. Por otro la imposibilidad de fraccionar el tramo de cuerda en varios sectores, como suele ser habitual, cuando se baja un pozo en el que puedes ir pegado a la pared, hacia que el ascenso tuviera que ser realizado de uno en uno, con tiempos de espera prolongados en función de la profundidad final de la sala.


 Todos estos obstáculos se agolpaban en nuestras cabezas, cuando en Septiembre tras el retorno de nuestros colegas franceses, del SCD, Patrick y Sandrine, decidimos acometer la aventura de explorar este negro abismo. Por ello pensamos hacer dos equipos pequeños de dos espeleólogos cada uno, que se turnarían sábado y domingo para atacar el objetivo.

El primer equipo formado por Cristóbal y Zape, ambos amantes del taladro, se encargarían el sábado 11 de equipar el pasamanos y bajar al fondo. Un segundo equipo formado por Patrick y Ángel, bajaría el domingo 12, para hacer la topo y continuar la exploración. El debate sobre si usar parabolt de 10 m.m. y anclajes inox, u otros sistemas, lo zanjó Zape con su adicción a los spit, que finalmente fue el sistema adoptado, resultando perfecto para el trabajo que se tuvo que realizar. También la idea inicial de bajar otra cuerda de 100 m. que se empalmaría a la de 9 mm., que había en la cueva, fue desechada en favor de una nueva cuerda de 200 m. de 8,5 m.m. que trajo Zape.

Foto zape

 Así pues el sábado 18, los dos miembros del equipo de instalación, acompañados por Ángel de guía y porteador, se dirigieron a la sima y tras alcanzar la boca, se introdujeron en su interior, muy cargados con los 200m. de cuerda, taladro, baterías, anclajes,..

Ángel descendió hacia el pueblo y como el restó quedo a la espera de las noticias que nos dieran sobre su incursión en la gran negrura. Pero tuvimos que esperar hasta los 19:00 para tener noticias de estos intrépidos exploradores jjjj.

Cuando llegaron los informes, fueron sorprendentes en bastantes aspectos. Por un lado la instalación de una largo pasamos, sobre un estrato que no habíamos visto, no pareció suponer problema para los curtidos chicos de Picos y el problema del agua quedaba solucionado.

Foto Zape

 

Por otro la vertical de la sala no era tan grande como nos habíamos temido, lo que mejoraba mucho los tiempos de ascenso, y permitía hacer grupos mas numerosos, aunque la estimación de 70 m. hacia que se tratará de una de las salas mas altas conocidas en España, solo superada por la del Carlista.

Por último los exploradores habían recorrido todo el perímetro de la sala, que estimaban en casi 200m de larga y 100 m. de anchura, lo que hacia que su superficie fuera enorme.

Foto Zape, descenso  desde el techo

 

Las malas noticias eran que no habían encontrado una continuación clara de la sala y mucho menos rastro de la corriente de aire  que nos trajo hasta aquí. Solo algunos desfondes en los bordes de la sala que habría que bajar..

Con estas noticias en nuestras mentes, el domingo 19, el equipo de jubilados nos dirigimos a la cueva, con la misión de hacer la topografía de la gran sala y buscar una continuación hacia las zonas profundas del macizo. Tras la caminata de aproximación y equiparnos, iniciamos un rápido descenso, por los archiconocidos rincones de la sima de Los Cubillones.

En la sala superior recojo un descensor rack que ha dejado Zape y que permite bajar con mas facilidad las grandes verticales de cuerda, al tener varias levas intercambiables. Pero como no lo he usado nunca, hago una primera prueba en el pozo regado que hay antes de la gran sala.

Esta prueba es satisfactoria aunque la inseguridad en mis movimientos, no augura un descenso muy tranquilo de la gran vertical. Cruzo el paso estrecho y llego a la cabecera, donde observo con satisfacción el buen trabajo realizado por los chicos del taladro. Lo que no evita que sude para alcanzar los anclajes colgados unos tras otros, en la  travesía horizontal, con una negrura total en mis pies.

Foto Patrick


 

 Llegado al final del pasamanos, toca montar el rack y bloquearlo, cosa que no he hecho en mi vida y colgado más de 60 m. en el vacío no es el mejor momento de ensayarlo. Llega Patrick al pasamanos y hace alguna foto, de mi cara de susto y me lanzo al vacío. Inmediatamente me doy cuenta de que el rack a pesar de haber pasado todas las levas, corre muchísimo con las finas cuerdas de 8,5 mm. lo que aumenta mi sensación de inseguridad en medió de la nada, colgado de este hilo dental. Afortunadamente he dejado montado un mosquetón de reenvío y al pasar la cuerda por él, la cosa cambia y recupero el control cómodo de mi descenso.

Foto Patrick

 

 Estoy casi cerca del suelo y no he podido apreciar casi nada del descenso, concentrado en controlar mi rack, ahora veo o mejor dicho intuyo, alguna de las paredes de la enorme sala, en cuyo suelo de bloques aterrizo, no muy lejos de donde lo hace el agua sobre un gran bloque.

Le doy el libre a Patrick que baja haciendo la topo con el laser. Veo apenas un punto en lo alto de un techo que se pierde en la oscuridad. Coloco una saca en el suelo para que Patrick pueda apuntar el laser y tras varias medidas para confirmar la medida, el alto de la sala queda establecido en 63 m., bastante menos de nuestra estimación inicial, pero sigue siendo muchísimo y se confirma que se trata de la segunda sala mas alta de España.

   Trato de hacer alguna foto de Patrick en su descenso, pero la falta de luz hace la tarea imposible. Cuando este llega al suelo, seguimos impresionados por el vertiginoso descenso en la oscuridad total. Estamos más que acostumbrados a larguísimos descensos de pozos de más de 200 y 300 m. de profundo, pero siempre con las paredes relativamente cerca y visibles y apoyándonos sobre ellas, las sensaciones de este vuelo vertical en el vacío, son mas nuevas para nosotros, aunque no desconocidas claro, ya que son pocas las ocasiones de descender salas de este volumen desde el mismo techo.

Foto Patrick
Recuperados de nuestro éxtasis, nos ponemos manos a la obra recogiendo el material que han dejado nuestros compañeros, al pie de la cuerda y pesadamente cargados, iniciamos la topografía de la sala desde la base de la cuerda, hacia la pared oeste. Tras un buen rato llegamos al límite oeste de la sala, donde nuestros predecesores han marcado alguna incógnita entre grandes bloques. Decidimos dejar allí las pesadas sacas y dedicarnos a la topografía del perímetro, pero antes comemos algo, que ya es la hora española de la comida y casi la de cena de los franceses.

Nos lleva dos horas completar la vuelta a la sala, haciendo topo y mirando algún que otro recoveco. Tras terminar la topo y la inspección está claro que la sala va a ser un hueso duro de roer y que las posibilidades de encontrar un camino hacia el Carcabon se ha complicado bastante. Solo en la pared sureste donde una posible falla se pierde entre los bloques, se ven dos o tres fisuras profundas, que habrá que descender a ver si nos dan alguna alegría.

 

 También casi en el centro de la sala, no muy lejos de la base de la cuerda, hemos visto una amplia depresión de mas de 10 m. de diámetro, que baja unos 6 m. hasta un suelo de bloques y por uno de los lados las piedras que tiramos, parece que bajan algunas decenas de metros.


 

Es la hora de regresar y me canso solo de pensar en subir 65 m. verticales, sin la ayuda del apoyo en la pared. Estas cosas hace años que nos las hago, por que desde hace años se trata siempre de instalar las verticales, bien pegados a la pared y en tramos cortos de no mas de 20 o 30 m. . Subir completamente aéreo es mucho mas cansado, sobre todo los primeros metros donde las cuerdas se estiran mucho y tras dar varias pedaladas, no te mueves del suelo para a continuación oscilar varias veces, hasta que el sistema se estabiliza.

Tengo el honor de ser el primero en subir y tras el suplicio del “chicleo” de la cuerda, aplico un ritmo suave pero constante, que no impide que las tandas de pedaladas vayan reduciéndose, de 50 a , 30 , 20, 20,…. 10, 5… Uff casi no llego… He tardado unos 15 minutos en subir estos “ miles de metros” a no, que solo eran 63 , joer…

 Le doy el libre a Patrick y me enfrento al siguiente obstáculo, que es cruzar de nuevo el pasamanos en sentido contrario, aunque esta vez me cuesta menos y llegó a la estrechez sin más problema. Una ultima mirada a la gran sala y asciendo hasta la base el pozo del Toldo, donde a cubierto de la lluvia que cae por él, espero a Patrick, pero joer… Si este ya está casi a mi lado.. que frustrante, este tío me saca 8 años y está mucho más fuerte que yo, lo que tampoco es muy difícil por otro lado.

Foto Patrick

 Inicio el ascenso del pozo regado, deprimido por mi lentitud, aunque ya me tienen acostumbrado los “Titanes de la cuerda” con los que suelo ir. Echo de menos a Wichi que tienen un motor diésel mas parecido al mío.

Llegados los dos a la sala superior no muy mojados, tomamos el camino del exterior que conocemos muy bien. En la boca nos cambiamos y comenzamos el descenso, comentando las sensaciones y un poco deprimidos por las difíciles expectativas de continuación que nos ofrece la gran sala. Aunque este negocio siempre es así y nada es fácil, todo hay que pelearlo y sudarlo. Así que ya planeamos la siguiente salida para atacar las incógnitas de la sala.

La tecnología aun nos jugará una última pasada y cuando Patrick descarga los datos en el ordenador, comprueba que hay bastante error y al chequear el disto laser, observa que está averiado en su orientación magnética. Esto implica que habrá que repetir la topografía de nuevo, brr.. pero así son las cosas.

Lo que si son correctas son las medidas de longitud, que confirman el tamaño enorme de la sala, con 500 m. de perímetro,  63 m. de altura máxima que se mantienen en casi todo la superficie. Los ejes principales miden 190 m. de largo por casi 130 m. de ancho.

 La sala queda bautizada como José Gambino, en recuerdo de nuestro amigo muerto en Galdames en un accidente, haciendo lo que mas le gustaba , explorar y cuyo recuerdo mantenemos vivo en los recorridos por las cuevas y simas..


 

El domingo 19 de Septiembre, Patrick y Ángel estamos de nuevo camino de la sima de Los Cubillones, con la idea de repetir la topo con un Disto fiable y bajar el pozo central de la sala. Nos acompaña Pedro Merino, que aunque no es nada amante de las vertiginosas verticales, no puede evitar ver que hay al otro lado de las gateras que estuvo cavando en el 2017.

 

 También viene con nosotros hasta la boca Juanlin, que al parecer no tienen algo mejor que hacer un domingo que pasear por el áspero lapiaz.

 

Llegados a la boca con un día nublado que amenaza lluvia, nos preparamos y despedimos de Juan, para una hora después estar de nuevo colgados del pasamanos de “la muerte”. Yo esta vez uso mi clásico rapelador dressler y disfruto de la bajada controlada, mirando con el foco las lejanas paredes de la sala José Gambino y apreciando mejor sus dimensiones.

Pedro como era de esperar, gruñe y resopla ante la gran vertical que dice le da mucho miedo, aunque baja sin problemas hasta poner el pie en la base. Allí hacemos dos equipos, mientras Patrick y Pedro repiten la topo por toda la sala, yo iré a bajar el pozo que localizamos en el centro de la sala, del que no espero mucho mas que un gran hueco entre los montones de bloques que deben de formar el suelo de la sala

 

Corto por la mitad la larga cuerda de 100 m. que tenemos, ya que no espero bajar muchos metros por el pozo, cojo taladro batería y anclajes y me dirijo al borde del amplio cono que vimos la vez anterior. Vuelvo a lanzar algunas piedras  y decido por donde atacar el obstáculo, clavo algún anclaje con parabolt de 8 m.m y abalacov y llego a la base del cono sobre un gran bloque que parece dividir el pozo en dos vías. 




 Tomo la más amplia y para mi sorpresa, compruebo que las paredes no son grandes bloques, si no roca pura en la que el agua ha excavado una típica sima de unos 5 m. de diámetro. Eso si, hay piedras y bloques empotrados por todos lados, por lo que tengo que ir buscando el camino mas adecuado para no tocarlos, con fraccionamientos y desviadores. Sigo descendiendo, asombrado de encontrar este tipo de pozo en el centro de esta sala y por fin veo un suelo de bloques, pero mierd.., la cuerda se termina y me faltan unos 5 m. para llegar al fondo.

 

Unos metros mas arriba he visto una ventana a lo que parece otra vía de pozos o una variante.

Instalo y entro por la ventana, comprobando que efectivamente que es  otro pozo que también suena varias decenas de metros, que con la cuerda que me queda no puedo bajar claro.

 

 Dejo el taladro y subo en busca de la otra cuerda de 50 m. y más anclajes. Una vez en la sala  me dirijo a la base de la cuerda y me dispongo a comer algo, cuando llegan los topógrafos que han terminado su trabajo y visto alguna zona mas de interés. Comemos juntos y luego vamos los tres a seguir bajando esta extraña sima.

Voy en punta y Patrick detrás hace la topo, Pedro receloso con los bloques nos sigue de cerca.

 Primero alcanzo el fondo de bloques de la vía directa,  veo un hueco entre ellos en la que las piedras caen 2 o 3 m. más, pero con mala pinta y sin rastro de aire, por lo que subo a la ventana para seguir la otra vía con mejor expectativa.

En la ventana desciendo instalando el pozo, también de unos 6 m. de diámetro con coladas. Coloco pocos anclajes para no quedarme sin cuerda, pero de nada me sirve, después de poner el pie en una repisa, queda un resalte de unos 15 m. que con la cuerda que llevo, no alcanzo a llegar a su fondo, aunque puedo ver su fin unos 4 m. por debajo. La pinta tampoco es buena pero habrá que bajar hasta el fondo para mirarlo bien.

 Iniciamos el ascenso, con Pedro adelantado, sorprendentemente este pozo ha bajado 70 m. de paredes de roca, en medio de una montaña de bloques que lógicamente deberían formar el suelo de esta sala.

La sima ha alcanzado los 255m. de profundidad y 794 m. de desarrollo lineal.

De nuevo me encuentro colgado de la fina cuerda pedaleando para ascender, esta vez se me hace mas corto y creo que he tardado unos 12 minutos, la cosa mejora , ya puedo ir a un viaje del Inserso. Patrick de nuevo me pisa rápidamente los talones y una hora después estamos en la calle con Pedro.

Como casi siempre en la espeleología, casi nada es como se espera y esperamos que la gran sala José Gambino nos deje traspasar sus barreras y llevarnos más lejos.

De momento la topo confirma sus dimensiones con 17.800 m2 de superficie, una altura máxima de 63 m. que la convierten según los ranking publicados, en la tercera por superficie de España y seguramente la segunda en volumen.

 

Para los que leáis este blog y no estéis familiarizados con estos volúmenes subterráneos, os adjuntamos unas comparativas de volúmenes, con algo que si se suele asimilar como puede ser el estadio del Sardinero en Santander, que tiene una longitud y superficie similar a la sala José Gambino, pero una altura 3 o 4 veces menor.


En internet se puede encontrar  algún ranking de grandes cavidades, pozos y en este caso salas.

Como se puede ver la que actualmente aparece en tercer lugar, sala Roncal, tiene una superficie de solo 15.300 m2 y una altura máxima de 50 m. bastante más pequeña que la sala Jose Gambino.

La que aparece en segundo lugar, sala Guillaume, tienen mayor superficie pero su altura máxima es de unos 25 m., lo que seguramente dará un volumen bastante inferior, aunque este dato siempre es difícil de estimar.


 
Otro día os contaremos mas ..

31/10/2021
Articulos de Prensa y radio sobre esta actividad.
http://www.aer-espeleo.com/web_documents/ArticulosPrensa.pdf