Sierra del Hornijo
2/11/2024
Añadido texto de Marta para darle poesía al artículo.
Los que nos seguís habitualmente en este blog conoceréis la
historia de los trabajos que hemos realizado en una cavidad, que codificamos
como FV7 y luego bautizamos como Torca del Botijo.
http://valledelason.blogspot.com/2024/03/si-mi-padre-me-viera.html
Han sido mas de 17 salidas a esta torca, que ahora se puede
llamar así, pero que empezó siendo solo un agujero del tamaño de un balón, en
el fondo de una pequeña dolina de tierra y encinas. La lucha ha sido intensa,
primero para sacar la tierra y hacer muros para que no nos cayera encima. Luego
sacando piedra y mas piedra, lo que nos dejó en un primer pozo vertical que nos
animó mucho, pero que de nuevo en su fondo se volvía muy pequeño.
Más trabajos de sacar piedras y nuevos resaltes que mantenían
la ilusión, junto a una fuerte corriente de aire que en ocasiones nos dejaba
helados. Pero en varias ocasiones, de nuevo, el camino se volvía muy estrecho.
Las batallas con la cueva se repitieron con victorias y
derrotas, días de ilusión y de decepción, siempre con sudor y cansancio, pero también
de risas y alegrías.
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Foto Marta |
Finalmente pensamos que habíamos ganado la guerra y que la
cueva tendría que ceder sus secretos a nuestro empuje. Un amplio pozo de 25 metros
y la llegada a una gran galería así parecían confirmarlo.
Desde entonces varias salidas a la bonita galería han ido
cerrando todas las incógnitas prometedoras que encontramos en la cueva.
Tras la última salida el día 12 de Octubre, como ya contamos
en este blog, solo nos quedaron tres objetivos con opciones, incluida la
escalada a una amplia galería colgada en la que depositamos toda nuestra fe.
Este será el último artículo de este año sobre las
exploraciones en esta cueva, que como veréis confirmó nuestra derrota por el
momento. La cueva se ha hecho fuerte y ha conseguido guardar sus
secretos, impidiéndonos avanzar mas allá, en busca de la ansiada conexión con
las galerías del Carcabon, situadas debajo justo de la Torca del Botijo.
Este es el relato de esta salida.
Volvemos a esta torca, para despejar las últimas incógnitas
que nos quedan en la cueva y quedamos con Patrick y su joven amigo Damian, que
es medio español y habla el idioma.
Quedamos con ellos a las 10 en Vega, tomamos un café y
salimos. Estamos cinco por nuestra parte con Marta, Zape, Pedro, Cristóbal y Ángel.
El día ha amanecido fresco, pero está saliendo el sur y sube
la temperatura, así que la sudada es inevitable. Como lo es que Zape rompa
algo, y lo consigue con su propio casco, que no soporta la norma Zape de
resistencia.
Nos equipamos en la boca entre risas e historias, para ir
entrando en la cueva, con Damian tratando de explicar a Patrick algunas de las
expresiones y chanzas que usamos.
Una vez todos en la galería, hacemos tres equipos.
Marta y Cristóbal atacan la escalada a la galería colgada.
Patrick, Damian y Pedro irán hasta el fondo para ver la
galería, desmontarán parte del pasamanos del desfonde y mirarán la fisura, al
borde del inmenso bloque del laminador de barro, que la vez anterior revisaron
Moi y Pedro y que tenía aire.
Zape y Ángel, los dos pozos que faltan de bajar en la cornisa
de barro.
En los pozos, Zape instala una cabecera en el techo cerca de
la cabecera y luego consigue lazar un pico de colada como desviador, lo que le
facilita mucho el acceso al primer pozo, que baja unos 16 metros y se cierra.
Luego pendulea hasta un pequeño meandro que también se cierra.
Sube y hace travesía para llegar al último pozo el más
alejado, que también se cierra pronto.
Hacemos topo, desmontamos y bajamos al pie de la escalada,
donde Cristóbal ha llegado arriba; revisa y comprueba que hay un tubo
ancho, pero que se va rellenando por arena y si aire. Al inicio, una fuerte
rampa sube a una sala que puede seguir.
Marta sube desequipando la escalada, que le cuesta bastante
por el fuerte desplome.
Subimos todos y Zape asegura a Cristóbal para escalar la
rampa, hasta confirmar que solo es una gran cúpula de disolución.
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Foto Marta |
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Foto Marta |
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Foto Marta |
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Foto Marta |
Comprobamos con talco si hay aire en el tubo de arena, pero
no se puede confirmar a pesar de que Zape dice sentirlo.
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Foto Marta |
Decidimos dejar
equipada la escalada para la futura revisión con días de más calor o frío.
Bajamos a comer, que ya son las 15:00 y todos tenemos hambre. Además han llegado los del equipo hispano francés, que han trabajado en la
fisura; pero como suponíamos, han llegado al nivel inferior ya alcanzado por el
desfonde la vez anterior.
Tras comer en horario español, iniciamos una revisión de
varios puntos.
Zape y Patrick bajan entre la pared y los bloques hasta una
salita, con algo de sensación aire, pero no pueden avanzar más.
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Foto Marta |
Pedro, Marta y Ángel van al otro lado del desfonde a mirar
un agujero bajo una gran placa que se ha hundido sobre un suelo de cantos
rodados. Cavan hasta que Pedro puede pasar a un hueco más grande, al que sigue
otro paso que no puede cruzar. Luego dice que ve otro hueco y que se siente
algo de aire, aunque es más una sensación que otra cosa.
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Foto Marta
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Con la moral ya totalmente por los suelos, nos reagrupamos y
cargamos todo el material para ir saliendo. Encima de no seguir, hoy toca
salir cargados con todo el material que hemos ido trayendo a la cueva para
nuestra “gran exploración”. Solo dejamos en la galería la maceta y las barras,
para una futura obra.
La idea es volver cuando haga más calor o frío, y hacer una
última revisión.
Ángel sale el último quitando casi todos los mosquetones y
tensando las cuerdas.
A las 19:00 todos en la calle y para las 20:00 en el coche,
donde nos despedimos de los galos y nos vamos al Willy, a celebrar esta nueva
derrota que nos ha infligido la cueva.
Ha sido la última batalla por ahora, pero nos daremos una
última oportunidad cuando las temperaturas sean mas extremas, para encontrar el
rastro del aire que nos lleve al fondo del macizo, donde nos esperan las
grandes galerías del Carcabón, que las constantes lluvias de este verano y
otoño no nos han dejado pisar este año.
Como dijo Douglas MacArthur: volveremos...
La
sombra de una duda
12 octubre 2024
Por Marta
Candel
La
sombra de una duda atravesó la galería.
De
todos los nombres que le habían otorgado, ese fue el que llegó como una
sacudida a su calcificada alma : DEMONIO.
¿¿¡¡Demonio!!??
¡¡¡
Mírame bien!!! ¡Espectro ridículo! ¡Luz que nada ve! ¡Mírame bien! ¡Estrépito sin rumbo!… porque
ésta que te mira soy yo.
Y
yo… Soy… La poderosa AGUA.
Y
salto, canto, me deslizo, bailo, vuelo, gimo, caigo, fluyo, atravieso,
precipito, y creo.
Porque
soy gota que salta y corre detrás del eco, con sueños de luz y mar.
Soy
riachuelo que crece en danza con la oscuridad.
Soy
fuente que brota y brama.
Soy
marea viva y ola brava. Rayo de luz entreverado de agua: Calor y caricia que
atalanta.
Soy
nube hecha de esos susurros y lluvia derramada.
Soy
agua errante que nutre silencios y soledades.
Y
soy gotas de tiempo esculpiendo las mil formas del Hades.
Pero
esto, ¡Inmundicia putrefacta! Si no eres capaz de apreciarlo;
Si
sólo ves en mí un dragón, una serpiente, un basilisco, un ¡¡DEMONIO!!
¡¡No
mereces poder contemplar las maravillas de mi creación!!
-Vamos,
dejemos al demonio tranquilo.
-¡¡Pero
míralo. Es como si tuviera vida!!
-Sí,
parece hasta que hablara. Vamos, que lo he visto hasta moverse…
-Ja,
Ja, Ja… Si te giras deprisa seguro que le pillas, Ja, Ja, Ja…
-A
ver… Un, dos, tres, ¡Pollito inglés!...
¡¡Se ha movido!!
-¡¡Anda
ya, qué se va a mover!!...
Se marchan.
Dejan la galería llena de carcajadas.
No ven como cimbrean sus contornos
conteniendo la furia.
No escuchan el canto de la gota que
comienza de nuevo su viaje.