domingo, 24 de noviembre de 2024

Marta y el Oso

Cueva del Valle del Oso

9 Noviembre 2024

Por Marta Candel

 

No volvíamos a esta sima desde Junio. Tenemos tantos frentes abiertos que Gelo se está empezando a poner nervioso. Pero somos pocos y aunque parezca mentira siguen apareciendo muchos sitios nuevos donde explorar ya que contamos con la inestimable colaboración del mejor rastreador de la comarca: Pedro Merino, alias Rastreator. No hay agujero que respire que no sea detectado por su… ¿agudeza visual? 


 Sea por lo que fuere, nos provee de continua diversión, por mucho que a alguno le pese.

Este sábado no está Gelo, así que  preparamos el material sin restricciones ;)  a tope de todo, que no falte de nada.

Pedro tampoco viene, pero amenaza con darse un paseo por fuera “a ver si encuentra algo”, y todos le rogamos encarecidamente que se quede en casita tranquilo, que ya tenemos bastante.

Viene con nosotros Nelín, de la Asociación Espeleológica Burnia de Galdames, por lo que la risa está asegurada.

Así que vamos muy entretenidos para la torca Zape, Cristóbal, Nelín y yo, Marta, poniéndonos al día de las últimas anécdotas acontecidas.

 

La primera parte de esta cueva es una preciosidad. Enormes cúpulas de disolución mezclan colores y texturas que te transportan a otros mundos. Avanzamos de una sala a otra como si fuésemos astronautas en paseo interestelar contemplando sobre nuestras cabezas la corteza de otros planetas. Uy, lo voy a dejar aquí que se me va la cabeza y a saber adónde puede llevarme esta historia si sigo tirando del hilo ;) que soy una flipada.


Después de caminar, trepar, escurrirnos, y reptar por caminos arenosos interplanetarios (no lo he podido evitar, pero ya me callo), llegamos a la cabecera de la serie de pozos que nos llevarán a la punta de exploración.

Vamos haciendo algún retoque en la instalación y llegamos al último pozo en donde la última vez teníamos la duda de por dónde se perdía el aire.

 

-    Yo creo que por la fisura de abajo.

-    No, va a ser por la de arriba.

-    Espera a ver que bajo. Voy a echar polvo de talco. Mira, se lo traga en un momento.

-    Espera que bajo a ver. Vale, pues subo y miro lo de arriba.

-    Gelo dijo el otro día que le parecía mejor la de arriba.

-    Te paso por encima. Ay, no me pises la cabeza.

-    Por aquí arriba no traga nada. Es por ahí abajo, sin duda.

-    ¿Es por la de arriba?

-    ¡¡Noo, por la de abajo!!

-    Vale, vamos para abajo.





Nos apelotonamos todos en la pequeña repisa en la que casi no se cabe, intentando pasar unos por encima de otros queriendo mirar más allá de lo que permite la roca. Intentando ver lo que no se ve. ¡¡Qué maraña humana!!

 

-    Pues sí que está estrecho…

-    Pues a ver cómo lo hacemos, porque seguir sigue.

-    Vamos allá ¿Quién se licua primero?


 

jueves, 14 de noviembre de 2024

La torca del Botijo. La penúltima batalla.

 Sierra del Hornijo 2/11/2024

Añadido texto de Marta para darle poesía al artículo.

Los que nos seguís habitualmente en este blog conoceréis la historia de los trabajos que hemos realizado en una cavidad, que codificamos como FV7 y luego bautizamos como Torca del Botijo.

http://valledelason.blogspot.com/2024/03/si-mi-padre-me-viera.html

 Han sido mas de 17 salidas a esta torca, que ahora se puede llamar así, pero que empezó siendo solo un agujero del tamaño de un balón, en el fondo de una pequeña dolina de tierra y encinas. La lucha ha sido intensa, primero para sacar la tierra y hacer muros para que no nos cayera encima. Luego sacando piedra y mas piedra, lo que nos dejó en un primer pozo vertical que nos animó mucho, pero que de nuevo en su fondo se volvía muy pequeño.

Más trabajos de sacar piedras y nuevos resaltes que mantenían la ilusión, junto a una fuerte corriente de aire que en ocasiones nos dejaba helados. Pero en varias ocasiones, de nuevo, el camino se volvía muy estrecho.

Las batallas con la cueva se repitieron con victorias y derrotas, días de ilusión y de decepción, siempre con sudor y cansancio, pero también de risas y alegrías.

Foto Marta

Finalmente pensamos que habíamos ganado la guerra y que la cueva tendría que ceder sus secretos a nuestro empuje. Un amplio pozo de 25 metros y la llegada a una gran galería así parecían confirmarlo.

 Desde entonces varias salidas a la bonita galería han ido cerrando todas las incógnitas prometedoras que encontramos en la cueva.

Tras la última salida el día 12 de Octubre, como ya contamos en este blog, solo nos quedaron tres objetivos con opciones, incluida la escalada a una amplia galería colgada en la que depositamos toda nuestra fe.


 Este será el último artículo de este año sobre las exploraciones en esta cueva, que como veréis confirmó nuestra derrota por el momento. La cueva se ha hecho fuerte y ha conseguido guardar sus secretos, impidiéndonos avanzar mas allá, en busca de la ansiada conexión con las galerías del Carcabon, situadas debajo justo de la Torca del Botijo.

Este es el relato de esta salida.

Volvemos a esta torca, para despejar las últimas incógnitas que nos quedan en la cueva y quedamos con Patrick y su joven amigo Damian, que es medio español y habla el idioma.

Quedamos con ellos a las 10 en Vega, tomamos un café y salimos. Estamos cinco por nuestra parte con Marta, Zape, Pedro, Cristóbal y Ángel.

El día ha amanecido fresco, pero está saliendo el sur y sube la temperatura, así que la sudada es inevitable. Como lo es que Zape rompa algo, y lo consigue con su propio casco, que no soporta la norma Zape de resistencia.

Nos equipamos en la boca entre risas e historias, para ir entrando en la cueva, con Damian tratando de explicar a Patrick algunas de las expresiones y chanzas que usamos.

Una vez todos en la galería, hacemos tres equipos.

Marta y Cristóbal atacan la escalada a la galería colgada.

Patrick, Damian y Pedro irán hasta el fondo para ver la galería, desmontarán parte del pasamanos del desfonde y mirarán la fisura, al borde del inmenso bloque del laminador de barro, que la vez anterior revisaron Moi y Pedro y que tenía aire.

Zape y Ángel, los dos pozos que faltan de bajar en la cornisa de barro.

En los pozos, Zape instala una cabecera en el techo cerca de la cabecera y luego consigue lazar un pico de colada como desviador, lo que le facilita mucho el acceso al primer pozo, que baja unos 16 metros y se cierra.

Luego pendulea hasta un pequeño meandro que también se cierra.


Sube y hace travesía para llegar al último pozo el más alejado, que también se cierra pronto.

Hacemos topo, desmontamos y bajamos al pie de la escalada, donde Cristóbal ha llegado arriba; revisa y comprueba que hay un tubo ancho, pero que se va rellenando por arena y si aire. Al inicio, una fuerte rampa sube a una sala que puede seguir.

Marta sube desequipando la escalada, que le cuesta bastante por el fuerte desplome.


 Subimos todos y Zape asegura a Cristóbal para escalar la rampa, hasta confirmar que solo es una gran cúpula de disolución.

Foto Marta

Foto Marta


Foto Marta

Foto Marta

Comprobamos con talco si hay aire en el tubo de arena, pero no se puede confirmar a pesar de que Zape dice sentirlo.

Foto Marta

Decidimos dejar equipada la escalada para la futura revisión con días de más calor o frío.

Bajamos a comer, que ya son las 15:00 y todos tenemos hambre. Además han llegado los del equipo hispano francés, que han trabajado en la fisura; pero como suponíamos, han llegado al nivel inferior ya alcanzado por el desfonde la vez anterior.

Tras comer en horario español, iniciamos una revisión de varios puntos.

Zape y Patrick bajan entre la pared y los bloques hasta una salita, con algo de sensación aire, pero no pueden avanzar más.

Foto Marta

Pedro, Marta y Ángel van al otro lado del desfonde a mirar un agujero bajo una gran placa que se ha hundido sobre un suelo de cantos rodados. Cavan hasta que Pedro puede pasar a un hueco más grande, al que sigue otro paso que no puede cruzar. Luego dice que ve otro hueco y que se siente algo de aire, aunque es más una sensación que otra cosa.

Foto Marta

Con la moral ya totalmente por los suelos, nos reagrupamos y cargamos todo el material para ir saliendo. Encima de no seguir, hoy toca salir cargados con todo el material que hemos ido trayendo a la cueva para nuestra “gran exploración”. Solo dejamos en la galería la maceta y las barras, para una futura obra.


 La idea es volver cuando haga más calor o frío, y hacer una última revisión.

Ángel sale el último quitando casi todos los mosquetones y tensando las cuerdas.

A las 19:00 todos en la calle y para las 20:00 en el coche, donde nos despedimos de los galos y nos vamos al Willy, a celebrar esta nueva derrota que nos ha infligido la cueva.

 

Ha sido la última batalla por ahora, pero nos daremos una última oportunidad cuando las temperaturas sean mas extremas, para encontrar el rastro del aire que nos lleve al fondo del macizo, donde nos esperan las grandes galerías del Carcabón, que las constantes lluvias de este verano y otoño no nos han dejado pisar este año.

 

Como dijo Douglas MacArthur: volveremos...


La sombra de una duda

12 octubre 2024

Por Marta Candel

La sombra de una duda atravesó la galería.

De todos los nombres que le habían otorgado, ese fue el que llegó como una sacudida a su calcificada alma : DEMONIO.

 

¿¿¡¡Demonio!!??

¡¡¡ Mírame bien!!! ¡Espectro ridículo! ¡Luz que nada ve!  ¡Mírame bien! ¡Estrépito sin rumbo!… porque ésta que te mira soy yo.

Y yo… Soy… La poderosa AGUA.

Y salto, canto, me deslizo, bailo, vuelo, gimo, caigo, fluyo, atravieso, precipito, y creo.

Porque soy gota que salta y corre detrás del eco, con sueños de luz y mar.

Soy riachuelo que crece en danza con la oscuridad.

Soy fuente que brota y brama.

Soy marea viva y ola brava. Rayo de luz entreverado de agua: Calor y caricia que atalanta.

Soy nube hecha de esos susurros y lluvia derramada.

Soy agua errante que nutre silencios y soledades.

Y soy gotas de tiempo esculpiendo las mil formas del Hades.

 

Pero esto, ¡Inmundicia putrefacta! Si no eres capaz de apreciarlo;

Si sólo ves en mí un dragón, una serpiente, un basilisco, un ¡¡DEMONIO!!

¡¡No mereces poder contemplar las maravillas de mi creación!!

 

-Vamos, dejemos al demonio tranquilo.

-¡¡Pero míralo. Es como si tuviera vida!!

-Sí, parece hasta que hablara. Vamos, que lo he visto hasta moverse…

-Ja, Ja, Ja… Si te giras deprisa seguro que le pillas, Ja, Ja, Ja…

-A ver… Un, dos, tres, ¡Pollito inglés!... ¡¡Se ha movido!!

-¡¡Anda ya, qué se va a mover!!...

 

Se marchan.

Dejan la galería llena de carcajadas.

No ven como cimbrean sus contornos conteniendo la furia.

No escuchan el canto de la gota que comienza de nuevo su viaje.

 



 

jueves, 7 de noviembre de 2024

La torca del Botijo nos planta cara

      Sierra del Hornijo 12/10/2024

  En la última crónica sobre la exploración en la torca del Botijo contamos como la amplia galería que encontramos en su fondo presentaba algunas incógnitas, en forma de pozos y escaladas, que mantenían la esperanza de hallar un camino hacia niveles inferiores.

Foto Marta

 Con esta esperanza nos dirigimos de nuevo a la torca este sábado, contando con la presencia poco habitual de Moi, que dado que la familia le ha abandonado, ha pensado en pasar el día bajo tierra. Lo que se nota es la falta de práctica en preparara el material de espeleo, ya que se ha olvidado el casco.

Buscamos un casco de repuesto que, aunque un poco arcaico, cumplirá su cometido.

Tras recoger el material en el local del club y el café de rigor en el Willy, nos dirigimos a la zona y emprendemos la marcha por el monte, con un a buena temperatura de unos 20 grados.

 Las historias de Moi y su hijo Teo amenizan la marcha y para las 12:00, estamos entrando en el agujero, que rezuma agua en sus paredes. Estamos cinco individuos, incluyendo a los castreños, Merino y Ángel.

Una vez en la galería hacemos dos equipos, con Pedro y Zape que bajaran el desfonde, mientras que el resto nos vamos al final de la galería, donde esta pendiente una escalada en una chimenea de colada.

 

Marta, a pesar de llevar mala toda la semana con catarro, empieza la escalada, ayudada por alguna formación que conseguimos lazar.

 Ángel deja a Moi y Marta escalando y vuelve al desfonde, donde Zape ha instalado la rampa del otro lado del pozo, hasta el borde, donde monta un pasamanos en el techo y algunos desviadores en la colada.

Zape baja, y tras otra rampa de colada llega a un largo gours que cierra todo el paso. Revisamos los lados del nivel a varias alturas, pero no hay nada que hacer.



 Pedro y Ángel trabajan en la cabecera, donde una amplia y alta diaclasa paralela, con grandes bloques, avanza en ambos sentidos: al Este sobre el mismo pozo y al Oeste hasta un tapón de bloques que Pedro trata de forzar por varios sitios sin éxito.

Salen desequipando el desfonde y van hacia donde están los otros.

 

Foto Marta

Llegan a la Sala de la Serpiente, donde empieza la escalada y no hay rastro de los colegas, lo que es buena señal. Parece que han encontrado algo arriba; tardamos en oírles, pero finalmente nos comunicamos y por desgracia nos confirman que se cierra.

Es una nueva decepción habitual en la exploración, pero no por ello deja de fastidiar.

Foto Marta

Foto Marta

 Comemos algo y Zape y Ángel suben arriba con Marta, para hacer la topo. En lo alto, unos 15 metros más arriba, un tubo corta perpendicularmente la chimenea, y hay unos bonitos paneles de excéntricas.

 Zape hace una travesía hacia el Oeste para ver si el tubo superior continua. Instala y cruza al otro lado, donde  sigue hasta un pocete que baja y se cierra; hay bonitas excéntricas.

 

Foto Marta



Hacia el Este hay un tubo de unos 1,5 metros de diámetro, parcialmente taponado por formaciones que complican el paso (al menos a los gordos del equipo). Avanzamos por el tubo hasta un pozo rampa, donde la cuerda se ancla en un puente de roca y baja con un giro brusco en el medio.

Foto Marta

 Abajo, un tapón de tierra que colmata todo; probamos con el talco y no hay aire.

Foto Marta
Foto Marta
Foto Marta

Volvemos a la escalada, bajamos y desequipamos la zona. Luego vamos detrás de Moi y Pedro, que han ido a bajar unos pozos laterales en medio de la galería; se deja equipado el pasamanos del desfonde.

  En medio de la galería una cornisa de coladas, tiene junto a la pared tres pozos paralelos, que hay que descender a pesar de que la presencia de coladas y derrubios no presagia nada bueno. Se equipa la trepada a la cornisa, que tiene un barro que patina mucho.

Pedro y Moi han localizado una estrecha fisura con algo de aire, en el borde del laminador formado por el desplome de un gran bloque. Se sitúa sobre la galería que hay abajo del desfonde, lo que no es muy prometedor; pero será otro día con mas medios para bajar allí.

En la cornisa, Pedro baja el pozo más cercano de los tres, que se estrecha mucho abajo.

 

Foto marta

Ya es tarde, así que nos retiramos dejando dos nidos de material y subimos cansados.

Llegamos al exterior sobre las 21:30, nos cambiamos y bajamos al coche, para luego tomar una cerveza en Vega y para el pueblo, donde nos despedimos de Moi y vamos a cenar al Quintela.


 Ha sido un bonito día de exploración con la ilusión de que tras el próximo pozo o de la escalada, se abriera para nosotros un nuevo universo de conductos vírgenes. Pero no ha sido así, y la cueva nos ha parado los pies.

 Aun nos queda escalar a una galería colgada y bajar los dos pozos paralelos, por lo que mantenemos la esperanza. Y, total, no nos gusta la playa, así que dónde vamos a ir…jjjj