jueves, 27 de diciembre de 2012

Prospectando al solete (22/12/12)

El día amanece soleado y cálido, no parece finales de Diciembre, por lo que optamos por prospectar en exterior y aprovechar el sol. Yo estoy en fase de recuperación de mi operación de menisco y no tengo claro si el poco amigable lapiaz será idóneo para la rodilla. Pero la “cabra siempre tira al monte” y voy con los Pedros, Nuria y Cristina al pateo.
Llegamos al cruce del Mortero donde dejamos los coches y vemos a unos espeleólogos de Logroño atascados con su furgoneta en el borde de la pista, por lo que la primera actividad del día será empujar y tirar del vehículo. Como a burros no nos gana nadie y los de Logroño tampoco parece que desistan, terminamos de sacarla, justo cuando sube un tractor.. Pero para qué malgastar combustible, que estamos en crisis.. mejor músculo.
Nos despedimos de los de Logroño que van al travesía de Rubicera y tomamos el camino del Cuivo un poco embarrado estos días. Ascendemos poco a poco entre eruditas charlas sobre los temas más diversos propios de personas de extensa cultura, es decir sexo, alcohol y cuevas, claro... Aunque recuerdo algo sobre un libro...
Una vez en el lapiaz, nos repartimos por el terreno, para primero localizar una boca ya bajada pero que no teníamos situada y seguir buscando nuevas bocas. La zona es de especial interés, ya que las nuevas galerías exploradas en el sistema del Mortillano, se encuentran bastante cerca y en algunos puntos a no más de 80 metros de profundidad, por lo que sería estupendo poder localizar alguna sima que nos condujera a estas redes y ahorrarnos mucho tiempo de aproximación.

Se marcan cuatro nuevas bocas y en especial un par de ellas tienen posibilidades, aunque no nos hacemos ilusiones ya que tenemos el culo pelado de bajar centenares de agujeros que no llevan a ninguna parte; de todos modos, la próxima visita con material permitirá resolver las incógnitas.

Prospectar está bien y más con este tiempo, pero los estómagos protestan y nos reagrupamos para comer el bocadillo, entre quejas de por que no lo hemos hecho más abajo, que siempre terminamos en lo alto como los corzos que nos rodean. Comemos a resguardo del viento y volvemos al tajo bajando por una zona particularmente caótica que nos lleva un buen rato recorrer mirando profundas grietas que tienen buena pinta, pero que se encuentran muy rellenas.

Encontramos un paso para esquivar las paredes verticales que conforman los laterales del valle que  corre de sur a norte y de nuevo nos desplegamos para buscar bocas. Es un paisaje salvaje de grandes bloques y viejas hayas, y como guinda del pastel una pequeña laguna en mitad del karst, gracias a un estrato arenisco que retiene el agua. Los juncos y animales acuáticos pueblan estas aguas y hablamos de venir a dormir a este enclave para poder observar los animales de la zona que seguro vienen a esta laguna a beber. En cualquier caso yo casi piso a una corza tumbada en el bosque que se levanta y me mira más curiosa que asustada, mientras se larga de pocos y esbeltos saltos. Si pudiéramos reclutarlos para el AER nos ahorraríamos mucho trabajo y mejoraría la imagen de los miembros del club que empieza a tener demasiados michelines y barrigas cerveceras.

Tras el estudio biológico de la laguna, que somos un club mu científico y contamos con bióloga y todo, nos vamos hacia el coche por el camino que recorre las árgomas que se cobran su tributo de arañazos. Llegamos a los coches para iniciar la segunda parte de todo buena actividad de prospección que se precie, es decir ronda de cervezas por los bares de la comarca y hay muchosss...

Gelo

miércoles, 26 de diciembre de 2012

Exploraciones en la zona profunda de Mazo Chico (y III)

Llegados a este punto, ya estábamos preparados para lanzar un ataque de varios días que nos permitiera revisar la zona profunda y realizar escaladas si fuera necesario. Pero todavía teníamos que desmontar y bajar el vivac de Borgoñeses a la nueva ubicación, y portear comida y mucho material. Afortunadamente contamos con la ayuda de 3 compañeros del campamento de Fuente Fría, que nos hicieron de porteadores.

El diario de actividades de estos días dice lo siguiente:

Domingo 22 de julio: por la mañana  organizamos una buena entrada a Cellagua. Gelo, Cristóbal y Merinuco bajan con intención de completar la instalación del río de Mazo Chico hasta -600 (desde Cellagua), donde confluyen con las galerías fósiles. Moisés y Susanna bajarán hasta el nuevo vivac que se instalará al final del Meandro Sur, para acaldarlo. Les acompañarán el Pelos, Cola y el Rubio, porteando material. Los tres primeros llegamos al nuevo vivac a eso de las 14:00, tras disfrutar del Meandro Sur. En la cabecera del P.39 Gelo y Merinuco se ponen los neoprenos, mientras que Cristóbal opta por el ponto. Cristóbal está bastante fastidiado del cuello, y anda empastillado, cosa que los otros dos agradecemos (en palabras de Gelo: “el único día que está normal es el que está malo”).



Terminamos de instalar el P.20 (en el que, en el anterior vivac, nos quedamos sin cuerda), evitando así la gran badina. En el resto de resaltes y pozos combinamos nuevos anclajes con los que encontramos de los franceses, muchos de ellos aparentemente en buen estado. Un paso bajo obliga a avanzar junto al agua, para salir a una rampa que bajamos con sus cuerdas fijadas a formaciones. Llegamos a los últimos pozos que reaseguramos con algunos de sus anclajes. A las 21:30 horas llegamos al nivel fósil con mucho aire; damos una vuelta por la Cuba de Gasoil, gran tubo descendente que tiene arena y marcas de sifonarse completamente (ramitas en el techo). Vemos diversos bichos blancos, de varios tipos y tamaños (aunque no el suficiente como para plantearnos su valor gastronómico). Viendo que esta zona no tiene interés (la arena y el barro tienen pinta de colmatar todo), retrocedemos hasta casi la base de los pozos. Allí, en un cruce de tubos fósiles, encontramos material de los franceses (chapas, alguna cinta…). Avanzamos brevemente por allá hasta un P.6 instalado, y decidimos volver al vivac a eso de las 22:20. De subida, observamos en la cabecera del último pozo una posible galería colgada en lo alto. Decidimos volver al día siguiente e intentar la escalada. Subir al vivac nos lleva casi 3 horas; allí nos esperan Moisés y Susanna, que han dejado un vivac elegante, apartando piedras y cubriendo el suelo con arena. Montamos la tienda, encendemos el hornillo (con lo que el vivac se convierte más bien en una sauna) y cenamos, acostándonos a las 02:30 pasadas (tras un aborto de canción de cuna “lunera”).



Lunes 23: diana a las 10:00, y salimos para el río a las 12:30,  llegamos al último pozo  a las 14:00. Cristóbal y Ángel inician la travesía por la cabecera del último pozo, para alcanzar un espolón rocoso desde donde ver mejor la posible galería, que resulta no ser nada. Luego bajan en busca del resto de la tropa, que está revisando las galerías del fondo. Nos encontramos todos en una sala tras bajar el P.6, y subir otro R.6 (que previamente había instalado Moisés). Hay multitud de cruces y tubos, encontrando cuerda de los franceses abandonada. Pedro ha tirado por la Galería des Predateurs, pasando después por la Carrefour de la Glotte, y llegando hasta el primer P.5 de “Les Biggoteries”, donde se da la vuelta y vuelve tras echar un vistazo a la Galerie des Cadors. Nos retiramos desinstalando a las 18:20, y llegamos al vivac muy cargados a las 21:40 el primero, y las 22:20 el último. Nueva cena “pastosa”, y calor con el hornillo de gasofa; para las 0:00 estamos ya en los sacos, bastante cansados y un tanto deprimidos por la falta de resultados después de tanto trabajo y esfuerzo.





Martes 24: diana a las 08:00, y tras recoger la tienda y demás trastos salimos hacia la 10:00, cargados hasta las trancas (esto empieza a ser una costumbre francamente molesta). En el vivac queda material para unos 4 ó 5 petates de cuerda (además de otros dos de comida y material diverso), a lo que hay que sumar todas las cuerdas del Meandro Sur. Para las 12:00 todos hemos salido del Meandro Sur, con un reventón considerable, y a las 13:00 horas estamos en la base de los pozos de Cellagua. Para las 15:00 horas estamos en la calle, donde nos recibe un sol que nos parece (y lo es) abrasador, tras tres días bajo tierra. Cristóbal y Pedro se acercan hasta los coches a dejar el material que ya no hace falta, y el resto salen hacia Fuente Fría, donde habrá compañía, alcohol y comida, muuuuuucha comida. Alguno llevará bastante regular el retorno a la “civilización”, alcanzando la tienda tras ímprobos esfuerzos.



Resumen y conclusiones
La expedición descrita no se saldó con nuevas galerías, como nosotros esperábamos, que nos llevaran hacia el Mortero de Astrana. Pudimos comprobar los duros y curtidos que eran los exploradores originales, descendiendo dese Mazo Chico por ese río, con la amenaza de crecida siempre presente. Así todo fue una bonita actividad espeleológica, con un terreno de lo más variado, incluyendo los bonitos pozos de Cellagua, galerías fósiles de gran tamaño, el pesado Meandro Sur y el bello río de Mazo Chico.
Como siempre, el compartir esas sensaciones con los compañeros tuvo sus ratos buenos y otros no tanto, pero siempre es una actividad que obliga a convivir más que en el exterior.

martes, 25 de diciembre de 2012

Exploraciones en la zona profunda de Mazo Chico (y II)




2012: trabajos previos

En el AER siempre tuvimos entre nuestros objetivos la posibilidad de revisar la zona profunda del río de Mazo Chico, pero fueron pasando los años y otros objetivos, así como la logística y dureza de esta actividad, hicieron que la pospusiéramos una y otra vez. Finalmente este 2012 decidimos dedicar parte de las energías del campamento de Fuente Fría a atacar esta zona del sistema. La idea era buscar posibles niveles colgados en la unión del río con las galerías fósiles que se les hubieran escapado a los franceses en sus ataques desde el lejano vivac de Borgoñeses.
Se pensó en la posibilidad de bajar el vivac hasta las galerías profundas de -700 y hacer desde allí una detenida exploración de toda la zona, pero la falta de “músculo” en esta edición del campamento nos decidió a realizar una opción intermedia que tenía varias ventajas. Así, decidimos montar un vivac en la zona final de un meandro fósil, en la antesala del río desde Cellagua, y que precisaba unas 4 horas para ser recorrido en ambos sentidos, además de bastante esfuerzo físico debido a sus numerosos pocillos y resaltes (Meandro Sur).

Dado que teníamos instalada la sima de Cellagua para otros trabajos de exploración en Borgoñeses, las actividades que se precisaban eran básicamente la instalación del citado Meandro Sur y del tramo del río de Mazo Chico desde que pinchábamos en él hasta el fondo. Disponíamos de las reseñas de los franceses, que indicaban unos once pozos en el Meandro Sur y once cascadas a instalar en el propio río. El planteamiento del ataque fue realizar un descenso pernoctando en el vivac de Borgoñeses (-260 desde Cellagua) e instalar el meandro Sur y lo que se pudiera del rio de Mazo Chico.

Con ese objetivo, el fin de semana del 7 de julio, cuatro espeleólogos del AER descendieron el viernes tarde por la sima de Cellagua, durmieron en el vivac en Borgoñeses y al día siguiente comenzaron la instalación del laborioso Meandro Sur, añadiendo algunas cuerdas más de las instaladas por los franceses.

El final del meandro es un muro que escalaron los franceses, dejando una cuerda fija y que nos permite acceder a una gran sala en forma de embudo con un mar de bloques inestables que se precipitan sobre el rio de Mazo Chico, 40 metros más abajo. Los franceses parece que descendían dicha rampa sin instalación pero nosotros montamos cuerda y aún así se demostró que todo estaba inestable y muy delicado.

Se instaló el P. 39 de acceso al río y se continuó por éste, encontrando las cuerdas y anclajes de SCP; como era de esperar, y a pesar de estar recogidas las cuerdas en cabecera, se encontraban en mal estado. La instalación existente era puramente de exploración y para ir todo por el agua, por lo que se decidió hacer una instalación más alejada y menos comprometida. Ello requirió mucho más material y tiempo, por lo que el equipo se retiró hacia el vivac instalando solo la mitad del río.


La vuelta al vivac remontando el Meandro Sur y pasando algo de miedo en las rampas de bloques les dejo en Borgoñeses tras una punta de 16 horas y muy agotados, con el agravante de que el hornillo se negó a funcionar y se tuvo que cenar frío y poco. Tras dormir unas horas iniciaron el ascenso al exterior para hidratarse convenientemente en el bar.






Un segundo ataque fue realizado por dos personas el sábado 16 de Julio, con idea de bajar material, reequipar la rampa de bloques y localizar un posible vivac en la zona final del Meandro Sur. Descendimos bastante cargados hasta la cota – 400 del Meandro Sur, y reequipamos la rampa por la pared derecha. Se pudo localizar y comenzar a acondicionar para vivac una plataforma rocosa justo al final de este meandro, al pie de la escalada. El ascenso al exterior desde este punto llevó unas cinco horas, resultando una punta de once horas en total.




lunes, 24 de diciembre de 2012

Exploraciones en la zona profunda de Mazo Chico (y I)



Antecedentes:



En los años 90 un grupo muy aguerrido de espeleólogos franceses y belgas descubrió y exploró nuevas galerías en el fondo del sumidero de Cellagua. Poco después, se localizó una cercana cavidad con  río, y se exploró en dirección a estas nuevas galerías.

Tras varios años de duros trabajos, esta sima, denominada Mazo Chico, se enlazaba en varios puntos con las galerías de Borgoñeses, un nivel fósil al que se accedía por el Cañón de Cellagua.

El río de Mazo Chico fue explorado hasta la cota -700, primero desde la propia sima, y posteriormente accediendo desde Cellagua (más cómodo).En la mencionada cota surgió un nivel de galerías fósiles, que se desarrollaba en dirección SO hasta alcanzar un nuevo río que llegaba proveniente de  una cascada (Rio del Sapo Mudo).

Tanto el río de Mazo Chico como el nuevo río y sus galerías se encontraban muy próximas a las zonas profundas del Mortero de Astrana, por lo que los exploradores lanzaron duros ataques a esta zona profunda, inicialmente desde Cellagua y posteriormente desde el Mortero, para tratar de conseguir la ansiada unión de ambos sistemas; pero no fue posible.

En 2008 el A.E.R. alcanzó el Río del Sapo Mudo subiendo un meandro fósil, desde la base del P. 178 del Mortero, consiguiendo la unión de ambos sistemas y naciendo el sistema del Mortillano (103 kilómetros, en aquel entonces)
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Como se ha indicado las aguas del río del Sapo Mudo se consiguieron relacionar  físicamente con el mortero de Astrana. Pero el otro río de Mazo Chico se perdía en una galería que los franceses denominaron como Cuve à mazout…