jueves, 18 de abril de 2024

Los topos vuelven a la carga.

 Montes del Hornijo 13 de Abril de 2024

En artículos anteriores ya hemos hablado de la obra que hemos emprendido para encontrar una torca, que pensamos nos pueda llevar a la cueva del Carcabon que se encuentra 250 m. mas abajo. Ver.

De nuevo hemos trabajado en el agujero, para lo que nos hemos juntado otra vez una buena cuadrilla de individuos adictos a las cuevas. Y de nuevo hemos llevado la parrilla para incentivar al personal.

El día se promete caluroso y dan más de 28 grd. de previsión, que esperamos no se noten tanto en medio del monte.

Quedamos a las 10 con los amigos franceses Patrick y Sandrine y nosotros previamente para recoger material y comprar condimentos para la parrilla. Por nuestra parte estamos cinco, con los dos castreños, Marta y Zape, Cristóbal, Pedro y Ángel.


 Cuando bien cargados iniciamos el ascenso por el camino en el monte, el calor ya se nota, pero subimos con calma y llegamos a la zona de trabajo sin novedad.

Lo primero es comprobar el estado del agujero y del aire que sale por él. Parece que no se ha derrumbado con las lluvias que solo han arrastrado más tierra al fondo. El aire hoy es muy fuerte y se oye el bufido que produce, en algún punto detrás de las paredes.

Algunos se van poniendo los monos, mientras otros buscan maderos que nos puedan ayudar a  entibar la pared izquierda del agujero, que es muy inestable y no queremos que se nos derrumbe encima. Pedro por su parte se dedica a limpiar más el último tramo del camino.

Retiramos una gran piedra que amenaza con caerse y colocamos una par de hierros extensibles que hemos traído para afianzar la zona. Los anclamos entre la roca y un sólido poste que hemos sujetado a la roca con alambre.



Luego insertamos varios maderos que hagan de barrera para la tierra y piedras sueltas que forman la pared izquierda del agujero, mientras Zape y Marta nos cuentan historias de su pasada expedición en Méjico, que nos hacen reír.

Con estas actividades ha pasado rápido el tiempo, son las 14:00 y aún no hemos comido, lo que supera en mucho el horario francés, pero Sandrine lo ha previsto y ha desayunado fuerte.

La parrilla está lista y subimos a la zona alta de la dolina, donde se nota mucho más el calor, al no contar con el aire acondicionado del agujero. La carne esta muy buena con el toque del fuego y nos ponemos las botas, regando todo con el vino de la bota. Terminando con un pastel que ha hecho Sandrine, que es una delicia.

Terminado el papeo, volvemos al trabajo sacando montones de bidones de tierra y piedras con la que vamos construyendo una muralla, que cada vez tiene mas tamaño. El aire suena más fuerte y seguimos bajando en el gran hoyo.

 

Somos siete y nos vamos relevando en el fondo del hoyo y tirando de la cuerda con el bidón, pero cada uno tenemos una idea diferente de como seguir bajando y en que dirección. Básicamente está el equipo de la roca y el equipo de la tierra y ambos aplican su idea, cuando les toca trabajar.

 El problema es que la situación en el fondo de agujero no está clara, con una pared de roca rota bastante inestable, que impide seguir sacando la tierra que rellena el fondo de la grieta entre roca. De todas formas la solución será otro día por que ya son las 19:00 y es hora de dejarlo y volver a la civilización.

 Recogemos y emprendemos el descenso, por el retorcido camino en medio del monte que ha mejorado con la limpieza de Pedro. Más abajo tomamos el camino corto por el monte, pero no parece convencer a las tropas, que protestan y rechazan esta bonita ruta.

Llegamos a la furgoneta y nos dirigimos a Vega donde hemos quedado con Wichi, para tomar una cerveza, que acompañamos con las sobras de comida y algo de queso que ha traído.

El día termina como es debido comiendo, bebiendo y charlando, que más se puede pedir..

En cuanto a la Torca del Botijo, nos va a exigir todavía mucho trabajo, pero esperamos ganar la partida y poder penetrar en las entrañas del lapiaz y alcanzar las grandes galerías del Carcabon, que nos esperan para ser exploradas.

miércoles, 10 de abril de 2024

No todo es explorar..

 Monte Moro 30 de Marzo de 2024

La Semana Santa transcurre tranquila, intercalando días de viento sur y lluvias. Estamos solo tres para hacer alguna actividad subterránea y el sábado da lluvia, así que buscamos algo que no precise mucha aproximación.

La travesía Cueto Cárabo- Mina Esperanza, explorada por los colegas del Esparta en la ladera sur del Moro, sobre el pueblo de La Nestosa, parece muy adecuada para este día y como el día anterior estuvimos en la charla que dieron en el pueblo, pues más motivados estamos para hacer esta travesía.

No madrugamos mucho, que no hace falta, y tras coger algunas cuerdas del club, y algo de pan para el camino, Cristóbal, Pedro y Ángel, subimos con dos coches por la carretera de Sangrices, hasta llegar al aparcamiento junto al depósito, donde se deja el coche para la salida.

Dejamos algo de ropa y subimos con la furgoneta de Cristóbal, hasta el final de la pista donde toca coger el material y realizar un corto paseo por pista hasta acercarse a la boca.


En el horizonte unas nubes negras traen el agua, pero de momento solo el viento nos incordia mientras nos ponemos los trastos.

No tenemos mucha información sobre el número y tamaño de los rapeles, solo la topo con el tamaño de los pozos. La entrada esta equipada para bajar un resalte pequeño y alcanzar una cabecera colgada. Empiezo montando una cuerda de 50 m. sin saber bien si llegará e doble o se precisa otra, poco después paso junto a una reunión, pero como veo el bloque que divide en dos el pozo, decido seguir hasta ese punto.

Baja Pedro e igualamos las dos puntas de la cuerda que llega bien. Mientas yo voy equipando y bajando el siguiente resalte, Cristóbal desciende y recupera la primera cuerda y Pedro me trae la tercera cuerda que llevamos.

Cruzamos algunos pasos que han sido ampliados, pasamanos y nuevos pozos que bajamos con la misma secuencia de trabajo. Estoy un poco despistado sobre donde me encuentro en la topo, pero mientras encontremos las reuniones todo va bien.

Justo llego a una reunión sobre una rampa de tierra que gira hacia una vertical, bajo y veo marcas de cuerda pero no veo la reunión, el pozo parece tener dos vías, así que me temo que he cogido la mala, pero antes de subir, desciendo un poco más hasta una curva a ver que veo.

Un poco mas abajo veo una reunión y péndulo hasta ella, está claro que para llegar a ella hay que bajar por otra vía. Le grito a Pedro que busque otra reunión sobre  la mía y la encuentra, pero hay que recuperar las cuerdas y bajarlas por la nueva vía.

Resuelto el problema seguimos descendiendo, con pequeños tramos de no más de 20 m. hasta llegar a una cabecera de lo que parece un amplio pozo. Se confirma que estamos en el último pozo de la sima de 45 m., que es de bonita factura y en su base se unen dos pequeños ríos.

Continuamos siguiendo el curso del río, por una galería de pequeñas dimensiones con bonitas formaciones, hasta una pequeña cascada sobre un gours, equipada con cuerda fija.

Las dimensiones aumentan y llegamos a una sala con bloques, donde ascendemos siguiendo los reflectantes. Avanzamos por un terreno caótico entre bloques y planos inclinados hasta una sala donde llega otro río. Es hora de comer algo así que hacemos una paradita.

Seguimos una galería con suelo de bloques y ascendemos unas rampas que parecen llevar hacia un nivel superior, pero decidimos dejar allí las sacas y visitar una galería amplia descendente por la que damos algunas vueltas.

Volvemos a las sacas y subimos por unos peldaños de ferrata hasta una gran galería, que continua en dos direcciones. Dejamos las sacas y vistamos la zona que es muy grande y muy bien decorada, con una curiosa cornisa entre un nivel lateral y el centro de la galería.

 Unos enormes embudos cortan el paso por el centro de la galería y solo es posible avanzar por la izquierda, hasta una galería alta con muchas formaciones, columnas y coliflores.

Damos la vuelta y tomamos la ruta marcada por los reflectantes hasta unos laminadores ascendentes, con algunos pasos ampliados que nos dejan al pie de una ferrata.


Esta particularidad de la cueva le da un toque diferente y su final, llegando a la galería de la mina Esperanza también se sale de lo habitual.



 Avanzamos hacia el interior de la mina para ver el trabajo que realizaron los colegas del Esparta, cuando un derrumbe cortó la galería y les obligó a entibar y colocar un tubo para permitir el paso hacia el interior de la mina.





Tomamos el camino de salida hacia la luz de la boca de la mina que vemos a lo lejos, parando para hacer alguna foto de afloramientos de mineral que hay en la galería.

Llegamos al exterior donde el viento es fuerte pero no llueve, y tomamos una pista que asciende, hasta que la abandonamos para cruzar un prado y alcanzar pronto el coche.

La travesía ha sido divertida y disfrutona en general, con terrenos variados y cómodas aproximaciones.

Ha sido una actividad diferente a las exploraciones, a las que solemos dedicar los fines de semana pero para eso estamos de vacaciones de Semana Santa.