Mortillano 07 de Junio de 2025.
La Sima de la Maza del Cuivo, es una de las 20 bocas del
sistema del Mortillano y que los colegas de la SEII, exploraron y con mucho
esfuerzo consiguieron unir al sistema.
Nosotros iniciamos una revisión en el año 2014, que tuvo sus
frutos y nos aportan nuevas e interesantes galerías en forma de meandros,
grandes salas, larguísimas escaladas por bonitas chimeneas naturales y un río
sobre areniscas, que tenemos pendiente de exploración desde 2017.
La dureza de la punta, remontado el río con neoprenos o
trajes secos, siempre ha sido una buena disculpa para dejarlo, para otro día,
otro mes u otro año..
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Foto Marta |
Pero primero se hace conveniente revisar el material instalado en la sima
desde hace varios años y cambiar los anclajes o cuerdas que puedan estar
deteriorados.
Con esta intención nos juntamos este sábado, cuatro personajes de la
fauna local, Marta, Zape , Cristóbal y Ángel, con un pronóstico de lluvias
ligeras, que esperamos no nos den problemas en el laminador del río.
A las 9:30 estamos en
el club, donde cogemos unos 20 anclajes, el taladro y una cuerda de 20 m.
Tomamos café en el Willy y subimos en la furgo de Zape.
En el cruce de San Pedro, a Zape le apetece subir por San
Pedro y tomamos la tortuosa carretera. Una vez en el pueblo tomamos la pista
pero nos equivocamos y seguimos por la que va a la Canal. Damos la vuelta y
tomamos la de la izquierda que nos lleva al bosque bajo Mazo Grande, pero nos
encontramos con una manada de vacas y tardamos un buen rato en poder pasar.
Llegamos a la pista de la Maza, en la que han hormigonado algunos
tramos y rellenado otros, con lo que la furgo puede subir hasta los prados.
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Foto Marta |
Nos cambiamos y cruzamos el prado recién segado, nos hemos
equipado con tijera de podar e incluso un machete, en previsión de la zona
final de la boca, que seguramente este muy cerrado de monte. Dejamos el prado y
tomamos los restos de una pista que bordea el regato. La seguimos y llegamos bastante bien hasta la valla de alambre donde
empieza el monte.
Después de la Valla sigue el bosquecillo de robles, que
también está pisado por la vacas, por lo que está bastante limpio, hasta el bosquete
de avellanos de la boca, que si está cerrado por árgomas, pero a la derecha se
puede pasar por avellanos secos. Con el machete y la tijera lo dejamos bien. El suelo de la boca esta cubierto
de trébol o similar.
Saco el material de la saca de transporte y me doy cuenta de
que he olvidado el mono interior, así que tengo que entrar con los pantalones
de monte y la camiseta térmica.
Sobre las 12:15 entramos en la boca y empezamos a bajar
cambiando anclajes y sobre todo colocando varios Abalakov para reforzar algún
anclaje.
Esta parte de la sima después de la gatera de entrada, es básicamente un meandro alto y no muy estrecho, que se retuerce y por el que se avanza andando en casi todo el tramo, con algunas estrecheces incómodas, con pozos cortos intercalados y con un pequeño curso de agua.
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Foto Marta |
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Foto Marta |
La zona final se pone más vertical con pozos de unos 20 m.,
que nos dejan en un nivel de areniscas por la que llegan varios ríos, que se
unen al que bajamos y forman uno más importante. El techo baja en algún punto y
hay que arrastrarse casi a nivel del agua, tratando de no mojarse mucho y pensando
que si hay crecida ese punto será difícil de superar.
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Foto Marta |
Dos grandes cascadas son evitadas con pasamanos y péndulos,
que nos alejan del río, que sigue su curso hacia el fondo de la sima de Cellagua,
en las zonas profundas del sistema del Mortillano.
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Foto Marta |
Ahora tras otro pozo, ascendemos por un meandro desfondado
con el ruido de otro río unos 40 m. mas abajo. Este meandro fue nuestro
descubrimiento en esta sima y nos abrió nuevos mundos. Varios pasamanos y resaltes
son superados, hasta alcanzar una galería de bloques y tierra, que se va
haciendo más amplia y que nos deja en una gran sala, a la que llega un río
desde otro nivel de areniscas. Este río ha sido explorado remontado cientos de
metros de galerías con cascadas que han sido escaladas hasta nuevos niveles de
calizas, en los que está la punta desde 2017.
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Foto Marta |
Nosotros llegamos a la sala del río sobre las 15:00 y
comemos un poco de todo, pero me despisto y me pierdo un trozo de la tortilla
de la madre de Zape.
Luego vamos al pie de la escalada de Marta en una larga
galería lateral y recogemos todas las cuerdas que quedaron allí en 2021,
desequipamos los pozos, remontes y pasamanos de esta galería.
Como no podemos evitar el instinto explorador y nos cuesta resignarnos, que esta zona tan ventilada y cercana a las galerías de Rubicera, se termine sin más. Marta asegurada por Cristóbal sube a una posible galería, que ha visto Zape entre los grandes bloques que forman la entrada a la galería lateral. Pero solo hay un largo laminador formado por la gran fractura de los bloques.
Contamos el material y dejamos unas cuerdas y unos anclajes para las próximas
actividades de exploración río arriba.
Sobre las 17:00 iniciamos la vuelta, bien cargados con cuerdas sucias, mosquetones y placas viejas. Cuando llegamos al meandro donde duerme el lirón, avanzamos despacio sin hacer ruido.
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Foto Marta |
Nuestro colega subterráneo, sigue allí enroscado roncando plácidamente,
lo que nos hace comprender la expresión “dormir como un lirón”. Nos preguntamos
si estará habilitado en la Federación española y si habrá llamado el 112 antes
de entrar al agujero, como no avise de su salida, si se activara unos de los
varios socorros que tenemos en Cantabria y puede que le sancionen por
imprudente.
Con estas dudas en nuestra cabeza, llegamos a la calle sobre
las 19:00 muy pronto para lo que suele ser habitual, luego volvemos a la furgo
y bajamos al Colina a hidratarnos, luego al Rufaco a cenar un plato combinado.
La sima ha quedado lista para un futuro ataque, que sin duda será muy largo, húmedo y cansado, pero que quizás nos permita encontrar nuevas galerías desconocidas y desempolvar el equipo de topo que este año esta parado.
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Foto Marta |