domingo, 12 de marzo de 2017

Isla Madre de Dios Patagonia Chilena

Expedición MDD 2017 del 1 de Febrero al 7 de Marzo




En este artículo solo pretendo hablar brevemente de las sensaciones que he tenido en estas semanas de viaje por tierras patagónicas.
Para saber más sobre la expedición y sus resultados se puede consultar la página web de Centre Terre: http://www.centre-terre.fr/?lang=es
Varios amigos que ya habían estado en expediciones anteriores a estas tierras, me habían hablado muy bien de estas islas de calizas blancas, así que cuando me dieron la oportunidad de participar en la expedición de 2017, no lo pensé mucho y dije que si.
El uno de febrero por la tarde estaba embarcando en un avión en Bilbao, rumbo a Paris, donde me juntaría con parte de los miembros de la expedición que íbamos solo en febrero. Esta expedición en total abarcaba dos meses, con un grupo que estaría los dos meses, otro que estaría solo enero y otro más que solo estaría en febrero, que es en el que yo me incorporé.
Yo conocía como quien dice de vista a los miembros de la expedición de un encuentro en Lyon, para cargar el contenedor que salió en octubre con el material pesado en barco.
Subimos al avión y nos esperaban más de 14 horas de vuelo hasta Santiago, donde lo más relevante fue pasar por encima del Aconcagua con sus hielos permanentes y que se veía muy bien desde el avión. El resto hasta Punta Arenas son horas de colas y esperas en aeropuertos y aduanas.. Pero no se puede hacer tortilla sin romper huevos.
En punta Arenas nos juntamos con la parte chilena de la expedición, que para nosotros los espeleólogos eran una incógnita, ya que más allá de las diferencias culturales y lingüísticas, en general la comunidad de espeleos somos muy parecidos en nuestra locura, pero ahora nos juntábamos con científicos, geólogos, biólogos y botánicos que no tenían ninguna experiencia en expediciones de este tipo y en soportar a individuos tan raros.. El tiempo espantaría estos miedos y los chilenos demostrarían ser unos buenos compañeros de viaje.
Todos juntos partimos en autobús hacia Puerto Natales, donde debíamos embarcar en dos pesqueros que nos llevarían hasta el seno Barros Luco en la parte norte de la Isla Madre de Dios. Donde nuestros compañeros de expedición llevaban un mes luchando contra los elementos para levantar una cabaña y un campamento base.
Por lo que sabíamos habían tenido un viaje muy duro con un mar bravo y apenas había dejado de llover en el mes que llevaban, que unido al gran volumen de materiales que habían movido, más de 40 Tn. Les estaban poniendo a prueba , pero no había impedido que hubieran iniciado las exploraciones en diversos lugares de la isla.
Llegamos al puerto ya de noche y con viento y lluvia que nos recibieron para no contradecir la fama del lugar.. Cargamos nuestros bultos , material y comida que llevábamos para completar los suministros y sobre las 00:00 salimos de puerto con bastante oleaje que hacía que los pequeños pesqueros se movieran bastante. Esto era un primer obstáculo ya que el mareo es un efecto probable de las travesías en barco si no se está acostumbrado o más bien si tu cuerpo no lo tolera. Todos nos tomamos pastillas, pero aun así muchos tendríamos desagradables sensaciones.
Yo me incorporé al pesquero más pequeño, el “Rosita”, junto con tres chilenos, Vicente, Giselle y Gonzalo y dos franceses, David y Thomas, también el capitán y un tripulante de los que siento no acordarme de su nombre pero que eran muy agradables y nos trataron muy bien.
Como digo el mar en las primeras 2 horas se movía mucho, tanto que finalmente el barco se refugió en una cala, pero nos dio tiempo a Thomas y a mí de sufrir un mareo, en mi caso afortunadamente pequeño, pero Thomas lo pasó mal , como les ocurrió a varios en el otro barco el “Don Arturo”.
Como tampoco había literas por decir algo, para todos en los barcos y en cualquier caso yo no entraba en ellas, pasé mi primera noche durmiendo sobre el banco de madera que hace de asiento en la mesa de la cabina, tapado con una chaqueta.
Afortunadamente a partir de ese momento los dioses fueron generosos y cuando partimos de madrugada el tiempo había mejorado mucho y el resto de la travesía de 30 horas por los grandes canales fue una delicia , con un tiempo espléndido y sol, que nos permitía ir en el techo de la cabina disfrutando del paisaje como s estuviéramos en la terraza de un crucero. Que deciros de este entorno.. Grandes montañas , con nieves perpetuas y glaciares se levantaban sobre horizontes de bosques y cascadas.
Los delfines siempre en la proa del barco buscando un rival con el que competir y leones marinos que aparecían de vez en cuando. También vimos algún soplo en la lejanía de las ballenas, pero no se nos acercaron para poder verlas.
Comenzamos a conocernos más difícil con los franceses y más rápido con los chilenos, ya que son muchas horas de nada que hacer y tiempo de sobra para hablar.
Para cuando llegáramos ya tendríamos una pequeña ficha mental de cada uno de nosotros.. No quiero pensar en como sería la que tendrían ellos de mí..
El 4 de febrero por fin estamos en la entrada del seno y el barco se mueve bastante más pero las condiciones son ideales disfrutando de la imponente entrada en el seno y unas horas después llegamos a la pequeña bahía que acoge la cabaña. Sobre las 9 atracamos en el “puerto” y comenzamos el ascenso por las rampas de barro que conducen 40 m. más arriba a la cabaña que será nuestro refugio diurno durante un mes.
Seguimos de suerte y hace un día espléndido que nos facilita subir todas las cargas por la tirolina hasta la cabaña e instalarnos en las tiendas de cinco plazas que serán nuestro dormitorio. Pasamos el día conociéndonos y moviendo cargas, fotos y demás.
Por la noche Marcelo, uno de los Chilenos que dirige parte de la logística de la expedición hace un cordero al Palo con una fogata improvisada y que acompañados de unos erizos de mar pescados por los marineros de los barcos, sirven de disculpa para sacar el pisco y hacer una buena fiesta de llegada y despedida, para los compañeros de enero, que al día siguiente temprano parten en los barcos.
A partir de ese día comienza para nosotros los de febrero la parte más real de la expedición, con una cursillo rápido de manejo de zodiac y sus peligros, ya que serán nuestro caballo de batalla y pasaremos mucho tiempo sobre ellas.
Recibimos más instrucciones sobre el funcionamiento del campamento y la situación de los campamentos avanzados, que son 3 en varias zonas del seno.
El tiempo cambia y empezamos a sufrir el viento y la lluvia características de esta zona, aunque he de decir que para un Ramaliego acostumbrado a las ráfagas de viento sur de 100 Km. tampoco me impresionó mucho, lo que no quita que este viento acompañado del agua me quitara las ganas de salir de la cabaña, cosa que había que hacer inevitablemente si se quería hacer algo.
Esperaba ser de los últimos en levantarme por la mañana con los horarios que gastan los franceses, pero resultó que la primera semana fui siempre de los primeros en llegar a la cabaña, ya que como descubrí se había adoptado un horario más español que otra cosa y los chilenos tampoco eran amantes de madrugar. Los largos días del verano austral también instaban a estos horarios, donde no cenábamos antes de las 9 o las 10 y pocos se acostaban antes de las 00.
Se desayunaba sobre las 9 o 10 de la mañana y salvo los equipos que partían para los campamentos avanzados, el resto no solía salir hasta después de medio día y una comida ligera, para volver por la tarde noche.
Las actividades en estos días solían ser de varios tipos:
Los científicos y el equipo de cine tenían su propia agenda que muchas veces se juntaba con los espeleos y otras no.
El resto se repartía entre personas que subían a los campamentos avanzados por periodos de entre 2 y 4 días, otros que hacían salidas de día a explorar cuevas desde el mar, o sifones para los buceadores. Otros días tocaba trabajos de la base como reparar los grupos electrógenos , vitales para el funcionamiento de todas las infraestructuras..
Algunos días simplemente no había “dios “ de salir y había que quedarse en la cabaña.
Yo en mi caso finalmente solo participe en uno de los campamentos de Altura el de la Gran Barrera, ya que tenía previsto ir también al del Sumidero, pero se canceló.
El restos de actividades en las que participé se centraron en la revisión de varias calas en busca de bocas, la exploración de las dos grandes cuevas que se han localizado este año y también una escalada desde el mar a una gran boca colgada a 40 m. sobre el mar en la parte sur del seno.
Cada una de estas actividades me permitía ir conociendo mejor a las personas de la expedición, aunque el idioma siempre fue una barrera, la verdad es que todos hicieron un gran esfuerzo por comunicarse con migo y la convivencia siempre fue muy buena.
También hay que contar que lo de franceses aburridos y sosos es un mito, o aquí por lo menos debían de haber enviado a los más juerguistas del país.. Fueron varias las fiestas improvisadas que surgieron en la cabaña y que no tenían nada que envidiar a las españolas aunque si creo que tenemos “mejor beber” o más entrenamiento, pero en fin no hubo demasiados lesionados, aunque alguno hubo..
La comida fue muy buena en general, con personas que aplicaban mucha imaginación a los condimentos disponibles sobre todo Richard. En este apartado siento decir que mi contribución fue escasa y más bien me dedique al corta , pela y friega, para lo que estoy mejor dotado.
Las conversaciones de sobre mesa me requerían un esfuerzo que muchas veces no se culminaban con el éxito, por lo que solían ser breves, e inevitablemente nos terminábamos juntando más los hispanos cuando estábamos por allí, aunque había algún chileno que tampoco conseguía entender cuando hablaba su jerga..

Sin duda las sensaciones más novedosas para mi fueron las salidas en zodiac, con sus saltos y el viento y el agua azotando la cara, para tratar de desembarcar en alguna playa o acantilado y acceder a cuevas o bosques, ni que decir tiene que la guinda fueron dos retornos nocturnos sobre todo uno en total oscuridad buscando el borde la costa con las frontales , hasta poder llegar a la altura de la cabaña cuyas luces hacían de faro, eso si tras perdernos un poco..
Ni siquiera en esas noches nos dejaban los delfines que siempre iban pegados a las zodiac con las que chocaban ligeramente en algunas ocasiones y nos salpicaban en sus chapuzones. Es de admirar el control de estas máquinas que ya tienen los miembros más experimentados de estas expediciones a la Patagonia..
Yo por mi parte solo las manejé dos veces, cuando me dejaron cruzar el seno de vuelta de la Gran barrera y en el ataque a la cueva colgada, por supuesto con la mar muy tranquila..
Las exploraciones de las dos grandes cuevas en las que participe son básicamente las mismas sensaciones que tengo en casa cuando pisas terreno virgen , con la ventaja de que aquí sabes con toda seguridad que nunca nadie ha explorado esa cueva, tuvimos suerte de encontrar grandes y bonitos colectores y solo siento no poder disfrutar de las bromas que siempre acompañan a todo buen grupo de espeleos cuando te mueves por la cueva, pero mi francés no da para tanto. Como digo la idea de atacar una cueva saliendo del mar cruzando un bosque denso y frondoso fue nueva para mí.
Por otro lado los campamentos de altura ofrecen las sensaciones mayores de aislamiento y contacto con la naturaleza salvaje de Madre de Dios, implicaban un  marcha de dos o tres horas bien cargados con 20 o 25 kilos por un terreno complicado de bosque y rocas, azotados por la lluvia y el granizo como fue mi caso en la subida al campamento de la Gran barrera.
El campamento se encontraba en una vaguada metido todo lo posible entre los árboles para evitar que el viento arranque las tiendas. Un sumidero cercano se tragaba un arroyo que alguna noche rugía con fuerza. Eran dos tiendas de 3 plazas y un par de toldos amarrados con mil cuerdas para evitar que volaran.
Solo estuvimos tres días y nos tocó desmontar el campamento y bajar bien cargados. Pero como digo estos campos aparte de las penurias de cocinar bajo un toldo, me ofrecieron la oportunidad de recorrer los lapiaces salvajes de la isla con una caliza blanca y llena de profundas grietas, con islas de bosques retorcidos y cubiertos de musgos, que fue una de las cosas que más que llamó la atención por su belleza , no exenta de riesgos al andar literalmente sobre colchones de musgo y ramas que nunca sabes bien si te sostendrán..
Recorrimos una amplia zona y en las cumbres fuimos zarandeados por vientos que superaron los 100 km. e incluso nos cayó una tormenta de rayos y truenos para amenizar la noche.. Lo dicho una experiencia de poder de la naturaleza que compartí con Deni, Antonic, David, Vicente y Gonzalo.. La vuelta a la pequeña bahía donde dejamos la zodiac y que habían bautizado como Taiti por su belleza y la navegación esquivando los bancos de arena pusieron fin a esta aventura dentro de la aventura.

Los días pasaron y el final de la expedición se acercaba y con ello los trabajos de recogida de los campos y materiales que aún quedaban dispersos y sobre todo el secado de las grandes tiendas rusas que servían de almacén de comida y material, también de cuerdas y todo aquello que debía ir al contenedor y no pudrirse dentro durante dos meses.
La cabaña se convirtió en un secadero con cosas colgando por todas partes y la actividad se volvió frenética, lo que no impidió alguna pequeña fiesta más para reducir las reservas de alcohol.
Para colmo se decidió adelantar un día la salida para aprovechar la única ventana de tiempo que aparecía en los pronósticos para la próxima semana. O salíamos o nos esperaba varios días de muy mal tiempo. El traslado de pesadas cargas y su descenso por la tirolina fueron constantes unas 20 Tn. y por fin el día 26 llegaron los barcos tres en este caso ya que al Rosita y Don Arturo se unió el Miguel Angel, los esperábamos de madrugada pero la cosa no está fácil en el pacifico y no llegaron hasta medio día. Cargamos los barcos y reforzamos la cabaña, por último se desmonta la tirolina y estamos listos para irnos, pero eso implicaría salir del seno de noche y se decide esperar hasta el amanecer del día siguiente para intentar la salida, cosa que agradezco infinito, ya que nos permitió tener un regalo de despedida, como fue una vuelta por lo profundo del seno en busca de agua para los barcos y recuperar algún bidón que vimos flotar el día antes.
 
Dormimos en los barcos o al menos el que pudo, yo lo intento un rato en una estrecha pequeña y torcida litera. Esta vez voy en el Don Arturo que es solo un poco más grande. El resto de noches optaré por dormir en el suelo de la cabina o en el banco de madera. No hay literas para todos.
De madrugada salimos y el amanecer los pilla saliendo del seno con holas según me dicen de 6 o 7 metros, que zarandean los barcos en todas direcciones pero que disfruto como un enano agarrado a un cabo de la cubierta..
Es un punto crítico por que los capitanes decidirán si tomamos la ruta corta hacia la mina de Guarelo por el sur o es preciso la ruta larga dando la vuelta a la isla por el norte. Afortunadamente a estos hombres no les arredra casi nada y bajamos al sur sobre la cresta de la holas en busca del seno que nos lleva a Guarelo.
Llegamos sin novedad a este seno muy bonito en el que la caliza cae verticalmente sobre el agua y en el que un muro de roca parece cerrar totalmente el paso, hasta que de pronto un giro brusco y un estrecho canal de no más de 20 m. permite acceder al interior del seno, donde vemos el inmenso carguero de mineral atracado mientras lo cargan de caliza molida para las acerías de Chile.
Hemos llegado justo a tiempo porque el temporal se desata y azota con fuerza toda la zona ,temiendo incluso por las amarras del carguero.
Afortunadamente las instalaciones de la mina está a nuestra disposición y disponer de literas y sillas y mesas para comer es un lujo que disfrutamos.
En esta mina hay unos 30 mineros que pasan periodos de unas 4 semanas creo y luego otra en casa o algo así.. Como la plantilla se ha reducido con la mecanización hay sitios de sobra e incluso Wifi que me permite contactar con primera vez con la familia y amigos y dar novedades..
Pasamos 3 días en esta base acomodando los materiales para el contenedor , trasladándolo hasta él y cargándolo, todo entre fuertes chaparrones y viento.
El último día les dan una charla a los mineros sobre los resultados de la expedición y les agradecen su colaboración.
El día 1 de marzo de madrugada salimos hacia Puerto Natales del que nos separan aún 24 horas de navegación, que afortunadamente en su mayoría son con buen tiempo y disfrutamos de nuevo del paisaje que no de las comodidades para dormir..
Al amanecer del día 2 llegamos a puerto y descargamos y vamos a la terminal de bus para salir hacia Punta Arenas..del que nos separan 3 horas de autobús por unos paramos donde solo se ve alguna vaca y una especie de avestruces Choique. Bueno y los carabineros que paran el bus y pillan a casi todos sin cinturón , pero no nos multan.

Llegamos a Punta Arenas y nos alejamos en un bonito Hostal que está casi a nuestra disposición y pronto vamos a comer a un restaurante a probar  las carnes del lugar.
Por la noche parrillada en la casa dirigida por Marcelo y fiesta más larga para algunos que se van a dar una vuelta por los garitos de la ciudad.
Al día siguiente con algo de resaca nos despedimos de algunos de los chilenos y partimos para el aeropuerto y Santiago que dista 3 horas de avión.

En Santiago nos alojamos en un Hostel, en lo alto de un edificio en la Plaza de Armas que tienen un bullicio al que no estamos acostumbrados y que acrecienta la sensación de desadaptación que se siente después de tantos días de aislamiento.
Pasaremos dos días allí cumpliendo con algunas obligaciones con las autoridades y disfrutando de la hospitalidad de Marcelo y su familia que nos ofrecen un asado en su casa.
También sondeamos la vida nocturna de Santiago..

El día 6 a las 14:00 tomamos el avión para Paris 14 horas de vuelo y corta despedida ya que cada uno se va a su terminal para enlazar vuelo. Yo por mi parte tengo 8 horas de espera para mi vuelo a Bilbao y llevo muchísimas sin dormir ya…
A la llegada a Bilbao tengo mi premio con los abrazos de Marta y Zape que han venido a buscarme.. Marta como siempre todo ilusión parece más ilusionada que yo con lo que he visto..
En el pueblo ceno con más amigos a los que he echado de menos,.. bueno a casi todos…

Por fin sobre las 00:00 caigo rendido en la cama….

En fin me gustaría poder resumir en pocas palabras los vivido pero sería difícil, pero me quedo con los paisajes espectaculares, las sensaciones nuevas y sobre todo con las personas que he conocido y disfrutado No con todas he compartido el mismo tiempo y experiencias y con algunas me unen ya fuertes lazos de amistad que dan las horas de compartir tu vida y tus historias. Pero de todas guardo un grato recuerdo y ha sido una fortuna que entre tantas personas no hayamos tenido ningún problema de convivencia y si muchos momentos agradables..
Gracias a todos por vuestra compresión con mi pésimo francés y ha sido un placerrrrr….

domingo, 29 de enero de 2017

La 69. Nuestro gozo en un pozo




FOTO Marta Candel
Por Marta Candel exploraciones 21-01-2017

FOTO Marta Candel


-¿Qué haces ahí asomado cuando tendrías que estar hibernando?
-Me despertó el ruido ¡ Mira, nunca había visto unos lirones tan grandes!
- Ay cariño, no son lirones, son humanos. ¿No ves qué ruidosos son? ¿Y qué manera tan rara de moverse?
- ¡¡ Están buscando madriguera!! ¡¿van a venir a vivir aquí?!
- No puede ser, ellos suelen vivir en el exterior y en comunidades grandes donde hay muchos como ellos. No sé que habrán venido a hacer aquí.
- Pues están excavando con muchas ganas. ¿Quién haría eso si no es para conseguir un lugar protegido para vivir?
 
FOTO Marta Candel
Todavía no entro ¡¡Pero falta nada!! hay que quitar esa piedra de ahí. A ver, déjame a mí que le voy a dar con todas mis fuerzas. Aaaahhhhhhhh¡¡¡¡ Ni se mueve la cabrona. Lo que sí se mueve es todo lo que tengo sobre la cabeza. Esta ladera está suelta entera. Pues no toques, que si no tocas no se cae. A ver quita. Pásame la pata de cabra. ¿Escuchas? ¡Cae un montón!  ¿Cuántos metros crees que tendrá el pozo? Yo le echo…40 metros. Uaaaaaaaa, esto va derechito a la escalada de 100 metros con la que estamos liados en La Maza. ¡¡Vamos, vamooosss!! 
FOTO Marta Candel

Buah, ¡si conseguimos entrar por aquí lo que nos ahorraríamos! Quién nos iba a decir que un agujero tan pequeño iba a dar algo. Ya ves. Pues porque noté aire al asomarme que si no… ¿Por dónde entrarán los malditos lirones que encontramos por toda la cueva? Pues puede ser por cualquiera de los cientos de agujeros que hay en esta ladera. Seguro que conectamos por éste con la escalada, que para eso se llama “ La 69”, primero le entramos por abajo pero ahora le vamos a entrar por arriba.
Que va. Seguro que bajamos el pozo y se cierra en un tapón de bloques. No seas cenizo, seguro que bajamos el pozo y casi se cierra pero sigue y bajamos 3 pozos pequeños más y aterrizamos en la sala grande que se veía desde donde dejamos la escalada el último día y vemos el punto de topo que dejé, que lo soñé el otro día. Ya, claro, qué fácil lo ves siempre tú todo. 
FOTO Marta Candel
FOTO Marta Candel














       Holaaaa, algo me ha despertado ¿qué miráis?¡¡ Ahívalamadredelirón!! ¡¡Qué topos más grandes!!
-          ¡¡Que no son tooopos son humaaanos!!
-          ¿Y por qué nunca había visto de eso antes por aquí?
-          Porque sois pequeños todavía y no habíais coincidido. A ver, arrímate a nosotros y estate  calladito. A ver si averiguamos sus intenciones.
-          ¡¡Mira, andan sobre las patas traseras!!
-          ¡¡Ssshhhhhh, calla!!

Ahora sí, ya pasamos seguro. A ver déjame asomarme. ¡¡yujuuu, se ve pozo grande!! Limpia bien antes de meterte más que están cayendo piedras continuamente. Mejor no mirar para arriba porque este techo da mucho miedo. Ni tocar, que como quites una pieza del puzzle se te viene encima. Bueno ya creo que está bastante seguro. Vamos. Pásame taladro. Joder, que le pasa a este chisme, se para a cada poco, no hay día que no falle algo. Bueno, voy. Tardaré un poco más porque tengo que conectar y desconectar la batería cada 10 segundos para que taladre. Anda que así vamos a llegar lejos. Mecagüentoloquesemenea…

FOTO Marta Candel
Ooh,ohh, estoy llegando a suelo…mmmm. Aterricé en rampa de bloques. ¿Cuánto has bajado? Unos 20 metros. Así de primeras veo 2 posibilidades. Me suelto de la cuerda, miro y te digo. Valeeee.
La más evidente es una rampa de bloques llenita de conchas de caracoles blancos pequeños. Voy a ver. Mierda, es por aquí, noto claramente el aire en la cara, pero se cierra en un agujero tan pequeño… ¡Joder, quién fuera lirón! Voy a quitar alguna piedra para ver si detrás se abre…esto va a llevar un curro de la leche. Miro la otra opción pero me da que no.
Na. Se cierra. Es una pequeña galería que se cierra también colapsada de bloques, pero en ésta no se nota nada de aire. La continuación es por el otro lado.
FOTO Marta Candel

Ayyy, qué pena. Ya te lo dije. Bueno, estuvo bien tener esa ilusión en la cabeza estas semanas. Uy qué frío hace. Cómo para haber venido la semana pasada. Sí, la verdad, menuda nevada y menuda ventisca, menos mal que nos dimos la vuelta a tiempo. Sí, claro, porque no subió el coche la cuesta esa que si no, no cambiáis de opinión. Que sois unos cabezotas. Ya, nos pueden las ganas.

FOTO Marta Candel
-          Ya se marchan  ¡ Ahora que tienen echa la entrada a su medida se van!
-          Sí. Eso parece. Siempre hacen cosas raras.
-          ¿Y has visto muchos como éstos?
-          Sí, el otoño pasado volví de un largo viaje al otro lado del gran bosque.
-          ¡¡Cuenta, cuenta!! ¿Y había muchos?¿y qué comen?¿y si no viven bajo tierra, adónde viven?¿y por qué no tienen cola? Y que feos son, sólo tienen pelo en la cabeza¡¡ mira, y ese ni eso¡¡
-          Ssssshhhh. ¡¡a dormir, que con tanta pregunta se nos pasa el invierno!!
-          Pero…
-          Ni pero ni pera, vamos para dentro que cuando llegue la primavera os contesto a todo lo que se os ocurra durante los sueños invernales.
-          ¿Se puede saber adónde vais con esos caracoles blancos?
-          Es que me ha entrado un hambre de pronto.


lunes, 23 de enero de 2017

Regalo de Reyes (7/01/17)


Se acaba el período navideño, y decidimos acercarnos a ver si los Reyes nos han dejado algo en Mortipeña, donde hace unos meses encontramos una cueva con fuerte corriente de aire. Así que quedamos en el club Gelo, Moisés y yo, los tres quejándonos de la rodilla y del "arranque en frío". Nos miramos en silencio esperando que alguno tome la iniciativa para abortar la gélida expedición, pero ninguno tiene lo que hay que tener para decirlo en voz alta, así que cogemos los petates y nos dirigimos a Rocías.


Hay una buena helada en las zonas umbrías, pero los kilos a la espalda y la cuesta pronto nos ponen el termostato a una temperatura de confort. Subimos con calma y, en la enorme dolina de Mortipeña, comemos algo antes de entrar.



La boca es un paso ancho y bastante bajo, por lo que quitamos algo de tierra para que pase el Fürher. Echamos un vistazo a las oseras que hay en la galería de entrada, y nos dedicamos a revisar el resto. Tras el paso bajo de la entrada, la galería va cogiendo tamaño. Al de unos metros, un P.10 ocupa prácticamente toda la galería, obligándonos a flanquearlo por la izquierda. Tras él, tres posibles continuaciones se abren ante nosotros: de frente y descendiendo, una amplia galería (con algún que otro somnoliento murciélago) que acaba colmatándose. Sólo en pequeño P.6, con una estrecha cabecera, permite pensar en una continuación. Moisés se retuerce, consigue pasar y pronto nos comunica que por esa vía no hay nada que hacer.




De vuelta a la zona superior, y a la izquierda, dos pozos cortan otra galería horizontal. Más allá de ambos, un derrumbe colapsa la continuación, y una revisión minuciosa nos muestra que no hay ninguna opción. Mientras Moisés comienza a instalar los pozos, Gelo y yo vamos a la tercera posibilidad, una galería colgada a la derecha. Aprovechando unas cuantas formaciones Gelo logra hacer una travesía sin clavar nada, ante mi nerviosa mirada. Parece que hemos tenido suerte: la galería sigue horizontal, y tiene buena pinta. Quizá aquí esté el regalo de los Reyes... Lamentablemente, tras unos metros una estrechez corta bruscamente el paso; tras hocar un rato en ella, llegamos al final definitivo de la galería. Un poco antes, un pozo con una estrechez parece ser nuestra última opción en este sector. Gelo comienza a bajar, pero la cuerda que tenemos no llega, así que volvemos hacia los pozos.




Una vez allí Moisés nos cuenta que ha bajado ambos y que, a pesar de la buena pinta que tenían, se cierran. Gelo comienza a escalar tratando de llegar a una fisura que hay unos metros por encima de la cabecera del mayor de los pozos, pero no surte ningún resultado. Después me acerco a bajar el pozo que habíamos dejado pendiente con una cuerda más larga, pero tampoco llego hasta la base; cuando, resignado, comienzo a subir en busca de otra, Gelo y Moisés me gritan que ven la luz: ambas galerías acaban confluyendo. Así que recogida, y a desmontar el pasamanos.





Damos los últimos retoques a la topo, y revisamos un par de laterales, pero la cosa se acaba, a pesar de lo prometedor de la corriente de aire. Tocará volver (con mejor clima) a revisar por el exterior, pues la cueva en sí se acabó. Ahora sólo nos queda rehacer el petate, y convencer a nuestras doloridas rodillas de que les toca emprender el camino hasta el coche. Nos cambiamos con frío y un bonito atardecer. Tras más de hora y media de bajada, ya de noche y con una buena helada cayendo de nuevo, llegamos al coche. Al final, los Reyes nos trajeron lo que merecíamos: carbón. Menos mal que, herejes como somos, siempre podremos acudir al laico bar de Willy a entibiar el frío y el fracaso con unas buenas birras... El próximo año nos pasaremos a Papá Noel, a ver qué pasa...





domingo, 15 de enero de 2017

Publicadas memorias de Actividades en WEB del AER

15-01-2016

Se han publicado en el apartado del Mortillano de la pagina web del A.E.R., la memoria del campamento de 2016 y las memorias anuales de los años 2010 a 2016.

http://www.aer-espeleo.com/Mortillano.htm