martes, 24 de septiembre de 2013

No más gateras..... (7/09/2013 y 12/09/2013)


Sábado, 7 de septiembre de 2013.
El pronóstico del tiempo es malo y eso nos sirve de disculpa a unos cuantos para frenar los ímpetus de Cristobal, que refunfuñando acepta cambiar los planes más duros por una excursión a Rubicera. El día amanece nublado, con una ligera e intermitente lluvia que nos da tregua en el camino a la cueva.

Realizamos el ritual de la vestimenta y ascendemos la rampa de entrada que da acceso al mundo oscuro.
El avance hasta las gateras de Merinuco es rápido, pero allí el sudor se apodera de nuestros cuerpos mientras reptamos y gateamos. Hoy no vamos mucho mas lejos, y sólo pensamos topografiar un meandro que se exploró al inicio de los trabajos y que quedó pendiente,así como bajar un pozo por el que se conectó con galerías ya conocidas de Rubicera y ver dónde llegamos.

La topografía precisa reequipar el acceso al meandro, lo cual nos lleva mucho. Merino y yo seguimos topografiando un meandro superior que nos mantiene ocupados con algunas estrecheces. El resto se va a equipar el pozo de unión y cuando los alcanzamos, en la base del pozo nos dicen que han recorrido varios cientos de metros de galerías de bonita factura y que cruzando por la cabecera del pozo se accede a una zona conocida de la travesía. Por tanto disponemos así de un nuevo acceso más cómodo a las nuevas redes que nos ahorrará algunos sudores.


Pedro y yo damos una vuelta por esta red aparentemente desconocida para nosotros y hacemos una poligonal con el disto para tener datos de su situación y alcance. A través de un tapón de bloques en rampa Pedro oye a los otros y, tras acercarse Marta, localizamos un nuevo acceso a esta red , sin tener que usar las cuerdas. Las sorpresas en Rubicera siempre están presentes.

Poco más nos queda hacer por hoy, ya que no hemos traído taladro y el nuevo acceso precisa un pasamanos. Salimos con calma y a la salida una fina lluvia nos da la bienvenida y complica el avance por las cornisas y rampas de yerba.

Unas cervezas en Ason, más cervezas en Ramales y una cena con los colegas completan esta relajada y productiva jornada.










Jueves 12 de septiembre de 2013
 Algunos estamos de vacaciones y otros no las necesitan, así que hay cuatro voluntarios ociosos para instalar el pasamanos de acceso a la nueva ruta en Rubicera y hacer unas fotos..
Recogemos el material el club y nos vamos para Asón con un buen día que nos permite disfrutar de los paisajes del valle. El paseo por la cueva es tranquilo y Nuria nos sorprende diciendo que se divierte pasando el paso de la lavadora; lo que hay que oír...


Tras llegar a la zona de trabajo, Pedro y yo comenzamos a instalar el pasamanos mientras Nuria y Jesus se van de visita por las galerías. Pero el taladro empieza a fallar; parece que la batería está estropeada y nos vamos a quedar a medias..

Hacemos topo de un tramo que nos quedó pendiente para unir las topografías y volvemos al comienzo. Hago una última prueba del taladro y ahora funciona; parece más un problema del cable que de la batería. Finalmente podemos terminar el trabajo y Jesus instala anclajes en un resalte más adelante.


Comemos algo y damos un paseo fotográfico por las galerías encontrando otro acceso que esta vez sí reconozco y en el que estuve hace muchos años en mis primeras visitas a esta cueva. Ya decía yo que me sonaban estas galerías...

Nuevo paseo de salida y el sol en la boca es una variedad a la salida de Rubicera, ya que éstas suelen ser más oscuras y húmedas. Nos espera cena en casa de Fredo, así que volvemos a la civilización, si es que ese nombre es válido para Ramales...












domingo, 25 de agosto de 2013

Dancing in the cave (15/06/13)



Cristina Robles

Amanece un  nuevo día en Ramales y para variar el Pico de San Vicente no tiene ni txapela ni abrigo, lo que significa que puede que sea la primera jornada soleada de la primavera.  Como viene siendo habitual quedamos a las 10:00 en el club y esta vez estamos Carol, Gelo, Fredo, Marta, Zape, Pedro y yo. Con todo el equipaje a cuestas partimos hacia La Gran Cascada. Se aparca cerquita del bar Coventosa, aunque sin café previo que hay mucho que hacer. Al prepararnos para el ascenso me doy cuenta, o me informan en ese preciso momento, de que no puedo llevar puesto nada más ni nada menos que el estampado y calado mono de Pedro hasta la boca de la cueva… menos mal que el paseo hasta allí lo merece. Tras pasar por unos prados muy pendientes, subimos a un bosquecillo lleno de petirrojos y pajarillos de diferentes especies que también están contentos de disfrutar de este primer día de primavera y nos deleitan con su canto. Pasamos por las cabañas del Chumino y por un regatillo y después de muchas risas y amenas conversaciones llegamos a la boca de la cueva que está a unos 700 m de altitud. Antes de entrar comemos para ir con el menor peso posible, que exageración, pienso yo, casi no me dejan meter ni la funda de las gafas, pero luego dentro de la cueva me doy cuenta de que en las estrecheces todo abulta demasiado y cuando tienes que arrastrar todo tu cuerpo hasta una  hormiga te quitarías para intentar llevar menos peso….


La entrada está en un altillo y ligeramente trepamos hasta ella. Una vez dentro otra vez me encuentro con la cueva más bonita que he visto en mi vida. Se llama Sopladoras porque según entras una ráfaga de viento te lleva casi volando hasta el nivel freático que vas dejando bajo tus pies. A medida que vas avanzando por una galería de bloques ascendentes, llega un momento en el que se tiene que trepar a un nivel superior y descender otra vez. Parece tan fácil cuando les veo… Marta me dice… si es muy fácil, solo tienes que poner un pie aquí y el otro allá, un, dos, tres, y con pirueta incluida llegas al otro lado del río. ¿Como saben que no se van a resbalar? Es como aprender ballet pero sin saber dónde pisas, combinas la gimnasia, el baile, la acrobacia, la danza, y todo ello acompañado de la belleza de  las formaciones que te encuentras, los meandros, la emoción de saber que muy pocas personas,  solo las afortunadas, como yo, han estado en este lugar tan bello y oculto…

Gelo me dice, si es un saltito aquí y otro allá, bufff…otro paso de ballet que tengo que aprender … que para mí es un mini suicidio…no es para tanto … además, todos me llevan tan en palmitas que en una pequeña bajada que todos pasan con los ojos cerrados me ponen un rappel con una cuerda tan gorda que me quedo ahí colgada, y ni para arriba ni para abajo puedo moverme…


La ultima parte de la travesía, es un pasillo que se va ensanchando y el río te va cubriendo poco a poco… menos mal que sólo te mojas de cintura para abajo por decirlo finamente. Zape decide evitar el agua poniendo las manos en una pared y los pies en la otra… hasta que el pasillo se hizo demasiado ancho…


Salimos empapados, cada paso que  damos hace choff, choff y fuera no sé qué ha podido pasar pero parece que hay clima tropical. Pasamos por un helechal precioso y como no, sin poder evitarlo, alguna garrapata decide bajar al bar y luego a la casa de Merinuco… Fredo nos va marcando el camino de vuelta, por si queremos regresar… ¡¡yo sí quiero!!






domingo, 11 de agosto de 2013

Galeria de Cañete , Cellagua siempre sorprende (03/08/2013)




Ángel García.
Estamos en agosto y casi todo el mundo está fuera de la comarca, de campamentos en Picos o de vacaciones familiares, así que solo estamos el abuelo y el profesor y vamos a las nuevas galerías situadas al norte del Pozo Balourd (Galería de Cañete), en el Sumidero de Cellagua.

Bajamos con calma hablando de los temas más diversos; cuando andamos por el cañón de Cellagua y las galerías de Borgoñeses, incluso osamos abordar el oscuro mundo de la sexualidad femenina, quedando clara nuestra ignorancia más absoluta. A las tres horas llegamos a la escalada y a las nuevas galerías. Estas poseen buen tamaño, con falsos suelos de coladas de más de 40 centrímetros de espesor. Hacemos algunas fotos y continuamos hacia la punta. De camino encontramos bonitos tramos con formaciones o suelos blancos.



Llegamos a la punta, donde dejamos hace unos días un tubo colgado a unos 8 metros, comemos algo y comienzo la escalada en libre sobre una fisura, recordando mis tiempos por Yosemite (que viejo soy). Un spit de salida de la fisura, salgo en libre y pongo el pie en el tubo.
 

Llega la emoción de la exploración, el tubo de 2 metros de diámetro con formaciones es bonito y con muy buena pinta. Una curva 10 metros más adelante oculta la continuación. Aparto las ganas de mirar e instalo la cuerda con 2 spits para que suba Pedro. Luego nervioso voy a la curva y... mierda; el tubo desaparece en un balcón sobre un cañón, que al principio pienso es el mismo por el que se llega a esa zona. Bajón. Miro mejor y no, es otro cañón diferente con un suelo intermedio de grandes bloques y arena y el techo roto a 8 ó 10 metros por encima.

Empezamos topo desde la escalada y bajamos al fondo del cañón por una rampa instalando una cuerda en unas formaciones. Seguimos bajando entre bloques hasta un resalte que equipamos en precario con un trozo de cuerda ya que no llevamos muchos anclajes.

Trepo sobre un bloque plano empotrado en las paredes y llego a un gran desfonde que sondeado cae 30 ó 40 metros. Enfrente, a unos 8 metros, otro suelo de bloques empotrados y por la pinta más desfonde. El disto da unos 20 metros de cañón por delante.

No está claro que es lo que tenemos delante, pero lo que sí está claro es que no llevamos material para afrontarlo. Por tanto, decidimos usar lo que tenemos para hacer un pasamanos a otra ventana y revisar una escalada corta en Cellagua, así que media vuelta y como siempre la incógnita de lo desconocido... ¿Qué pasará?

Pedro hace la travesía a la otra ventana, donde un tubo ascendente acaba enseguida, no teniendo mayor interés. Luego, antes de irnos, reinstalo la escalada a la galería norte de “la vértebra”, para hacer fotos a la misteriosa vértebra gigante que apareció en un lateral de la galería y que pensamos debe de ser muy, muy antigua, ya que sólo ha podido llegar a través del antiguo río que relleno la galería de grava. Las fotos con la cámara que llevo salen fatal pero espero den idea del tamaño. Desinstalo de nuevo la escalada y nos vamos para Cellagua.


Una hora después estamos en el cañón y afronto la aparente fácil escalada. Pero en este negocio nada es lo que parece: una trepada en libre un spit de salida y me encuentro debajo de una escombrera inestable sobre la que se posan grandes, muy grandes bloques (el de Zape al lado de estos es de juguete). No me atrevo a tocar nada y mi corazón se pone a prueba... Decido subir por una placa clavando 4 spit, para salir sobre escombros en un lateral. Subo por los escombros junto a los gigantes y con más miedo que vergüenza, pensando en la bajada.


En lo alto, como se intuía un gran volumen de bloques gigantes y todo muy roto y caótico. Pero en lo alto veo un hito y luego más que me da idea de que han subido allí por otro lado río arriba. Reviso la zona y no veo nada que merezca la pena; tampoco es un lugar muy agradable para estar... Bajo hasta la cuerda con muchísimo cuidado, mirando de reojo los monstruos asesinos y de nuevo a las cuerdas donde monto rappel en doble de un As y bajo desinstalando la escalada.

Una vez recuperada la cuerda, yo recupero la calma y nos vamos para la calle. Nos queda remontar los pozos y alguna sorpresa cardiaca por el camino con una cuerda enganchada. A las 22:30 en la calle tras 12 horas de actividad; no hay manera de jubilarse en este club...

Una de (haciendo el) indio(s) en Calaca (30/07/2013)


Carolina Rodríguez
Después de una semanita por las tierras altas de Fuente Fría el lunes Pedro M. nos "engaña" para ir a "su  cueva" a sacar unos cuantos cubos de tierra y cantos rodados...¡¡y ni siquiera nos invita a unas cervezas después!! El martes, en vista de que el plan de pasar un buen día al sol y con piragüas no puede ser, Cristina y yo decidimos hacer caso a Pedro (craso error) e ir los tres a hacer Calaca-Crucero. Así Cristina estrenaría su rapelador nuevo..

Bien, pues este interesante día comienza con horario madrileño. Instalamos primero el pozo del Crucero del Polaco y después nos vamos a la boca de Calaca. Nos vestimos y ya empezamos bien... Cristina se olvida en el coche el puño, el pedal y el arnés de pecho (según ella...es culpa de Pedro, por cambiarle las cosas de espeleo a una saca). A todo esto...Pedro ha tenido la precaución de imprimir la topo y la descripción (que, a poco más se queda, primero en el coche y luego en la boca....) pero se olvida la brújula. Así que dos incautas espeleólogas se fían de un tipo con gafas, con aire de "yo conozco la cueva de sobra"... incautas...

Llegamos al Río Negro y aquí empieza la diversión. Nos pasamos el cruce y acabamos en la sala del Gran Mogollón. Después de varias vueltas, Pedro empieza con su "esperad aquí que voy a ver"...y tras 3 ó 4 "voy a ver", empezamos a pensar que la mejor idea es volver al Río Negro y buscar ese paso que a Pedro le suena...pero no aparece... Vuelta para atrás y por fin conseguimos encontrar el camino bueno. Según el "guía autóctono" que llevamos, todo ha sido un paseo completo por la cueva y lo justifica después como que hay que revisar ciertas galerías...ja ja!! Y para justificar que se ha tardado cuatro horas en hacer la travesía. Llegamos al pozo de salida y como última acción, rescatamos a una pobre rana que estaba en el fondo.

Salimos con solete y llegamos a tiempo de darnos una ducha e ir a la charla sobre el paleolítico, donde hacemos algunos esfuerzos (a nuestro pesar) para no quedar abrumadas con la experiencia que hemos "sufrido". Pedro, ... la próxima vez ...te guiamos nosotras!!. 

PD del interfecto: juraría que la última vez que había estado en esta magna cavidad, iba acompañado entre otros de la autora de estas líneas... y también se "pasó el paso", ejem, ejem...

jueves, 11 de julio de 2013

Fuente Fría 2013 is coming...

Queda una semana para la campaña de este año (y van 12), y los cabritos de los lirones ya están salivando... Lo dicho, el próximo viernes nos vemos, a ver cómo se da la cosa este año...


sábado, 29 de junio de 2013

Jlamour, mucho jlamour... (del 21 al 23 de junio de 2013)



Otro fin de semana para el agujero (y van…). En esta ocasión, nos juntamos Marta y Zape, Cristóbal, Wychy, Cardín y los Pedros. Por una vez, la cosa va más o menos según el horario previsto, y pasadas las siete salimos del club para los Collados. Petates a la espalda, y para Rubicera. El marmite que me he metido entre pecho y espalda con los compañeros asalta mi gaznate cuesta arriba y cuesta abajo. La zona de los pasamanos está un tanto húmeda, para ir ambientando y tal. Para las nueve pasadas ya estamos disfrazados y entrando en la cueva, donde se repite el cotidiano mantra: bloques, estrechez, galerías, cuesta, gatera, megagatera, pozo y vivac.  A las once, preparando el “sabroso” (ejem) cus-cus que nos ha mercado Marta, aderezado por no sabemos exactamente qué (un par de sopas diferentes, los diversos mohos que los cubiertos han acumulado durante este mes…). Nouvelle cuisin de la mala… Al ir a cargar agua a la “fuente” se me olvida que no llevo casco, y un techo se encarga de recordármelo con un buen golpe que me tumba en el suelo… En fin, nada que no cure una dormidina de las buenas… Magnífica droga que nos evita soportar mutuamente nuestros gases, ronquidos y estupìdesces varias (o, como dice Zape, nuestro "jlamur").

El "jlamour" del Tuercebotas...



Al día siguiente desayunamos moho con galletas, preparamos el material, y salimos pitando un poco antes de las nueve de la mañana. Las cuerdas de los pozos cada vez están más finas y cubiertas de un barro repugnante, lo que no ayuda a hacer más llevadera la “excursión” hasta el fondo. Vamos todos juntos hasta la cabecera del P.70, y allí nos dividimos: Pedro y Wychy irán a mirar un par de incógnitas al fondo de ese pozo, y Cristóbal y los castreños ídem a otras. Cardín y yo iremos a topografiar la galería que habían dejado pendiente la entrada anterior, y a continuar su exploración. Como diría el Maestro Yoda, desde este momento nuestros caminos discurren por sendas diferentes (o algo así).

Ante todo, organización (criminal)



Grupo A
Cristóbal, Pedro H, Wychy, Zape y Marta bajan el pozo de 70 para continuar la exploración de las incógnitas dejadas hace varias entradas. Este pozo es precioso aunque no apto para cardíacos, ya que continuamente y sin saber por qué ni de dónde, caen pequeñas piedrecitas de las paredes.

Aterrizamos en una amplia galería descendente con continuación hacia arriba y hacia abajo. Decidimos revisar las incógnitas hacia abajo; mientras unos equipan un P-20?, otros hacen una travesía hasta una ventana en la cabecera de ese mismo pozo que acabaría siendo una galería que terminaba en una gatera de arena que soplaba.

El pozo nos lleva hasta unas galerías enormes llenitas de barro. En ellas todo es marrón, ¡¡todo!! , hasta el techo, sólo aparecen algunas manchas blancas redondas en las zonas más altas del techo, a las que no ha llegado el agua en la crecida. Pero estas manchas están muuuuyyyyy altas, lo que nos da una idea de lo que debe subir el nivel… La galería es descendente, con enormes lenguas de barro que nos hacen pensar que pronto encontraremos un sifón. Efectivamente, unos metros más abajo un pequeño sifón nos cierra el paso. Cómo dice algún poeta de los que vamos: “Estamos en el mismísimo culo del Mortillano”.


¿Paleocoliflor? Ello explicaría lo de los gases en los vivacs...


Retrocedemos y probamos suerte haciendo una pequeña escalada de unos 4 metros hasta una ventana y ¡¡bingo!! logramos ir más allá, bajamos otro pozo de 15 metros y llegamos a otras galerías enormes también llenas de barro. Aquí no nos cierra el paso un sifón sino un caos de bloques infranqueable bajo el que se escucha circular con fuerza un río.

También aquí todo es marrón pero de vez en cuando en el suelo aparecen unas manchas redondas blancas, que al acercarnos vemos que son hongos que han crecido alrededor de los cadáveres de una especie de escolopendras (Nuria, ¿está bien utilizada aquí la palabra cadáver?). También encontramos gusanos (vivos), restos de hojas, ramitas y pequeños trozos de plástico en las zonas altas de las montañas de barro.


Revisamos la enorme sala y se hace una escalada “low cost”, ya que apenas nos queda material. Todo es puro barro y cuesta subir. Tras un primer intento fallido, con salto de spit y escalador incluidos (menos mal que el barro es blando), otro aguerrido explorador  intenta acabar el trabajo empezado y consigue llegar arriba, a otras pequeñas galerías que dejamos en un pequeño pozo entre bloques y con un aporte de agua.

Es tarde y no tenemos ni un centímetro de cuerda, así que dejamos todo topografiado, fotografiado y volvemos para el vivac. A las 20:00 estamos en la cabecera del P-70 y donde nuestros caminos discurrieron por sendas diferentes pero no hay señales de los compañeros del otro equipo. Les dejamos una nota y empezamos a subir hacia el vivac.



Grupo B
Cardín y Pedro M. vamos a la galería explorada parcialmente la vez anterior. Decidimos no cambiar la instalación del pozo de acceso, pues tras quitar un montón de bloques la vez anterior ya no hay riesgo de pedradas.  Tras admirar los ramilletes de excéntricas que hay cerca del cruce (una verdadera pasada), comenzamos la faena. Las primeras tiradas son a rastras, con algún paso entre bloques poco simpático, lo que no augura nada bueno. Sin embargo, Cardín dice que luego todo cambia (a mejor, por una vez), y no se equivoca. Poco después, las galerías van cogiendo tamaño. Lo que no nos cuadra mucho es la dirección: la referencia que teníamos de los aguerridos exploradores del anterior vivac era que se dirigían al Norte; sin embargo, las galerías van tendiendo al Este, suponemos que paralelas a todo lo recorrido para llegar hasta acá. Un poco más allá, en una zona tapizada de mineralizaciones blancas, encontramos el esqueleto de un animal relativamente grande (un tejón, probablemente). En los laterales dejamos un buen número de incógnitas sin mirar, ninguna de gran tamaño, pero…

Topografiamos hasta el punto en el que lo habían dejado la vez anterior (llevamos casi medio kilómetros), y comemos. Después, la galería cambia de forma, y llegamos a una zona de grandes dimensiones, tapizada por un barro muy  pegajoso (recuerda al que años atrás encontramos en Tanhausser, Garma Ciega). Desgraciadamente, parece que aquí acaba la cosa: un enorme caos de bloques colapsa la galería. Dejamos los petates y empezamos a hocar entre bloques. Pero los pequeños tubos y pasos estrechos no tienen aire, y todos acaban cerrándose. Al de una hora o así, pruebo en la zona derecha de la enorme galería. Tras quitar unos bloques y pasar entre otros con mal color, alcanzo una zona más amplia. Avanzo unos metros y veo que la cosa sigue, así que vuelvo para atrás para avisar a Cardín. Sin embargo, no soy capaz de encontrar el paso por el que he venido. Algunos de los bloques se han movido al pasar, y no acierto a ver el estrecho paso. Tras un buen rato de comunicarnos a base de grietos, y quitando un par de piedras más, logro salir por otro estrecho paso. 

Hemos estado dos horas arrastrándonos entre bloques, y decidimos dejar la mayor parte del material acá y continuar. Tras la zona caótica, la galería recupera unas buenas dimensiones, pero desaparecen los bloques. Nuevos cruces quedan pendientes de mirar. Llegamos a una salita en declive, con concreciones, y curiosamente aquí la galería parece más descendente que antes. Más cruces abandonados, un nuevo esqueleto más deteriorado (de algo más grande que un lirón, desde luego), y… llegamos a un nuevo cruce. Pero en este caso, una chimenea trae un nuevo río que se sume en un pozo de varios metros. Optamos por seguir la galería de la derecha, que sigue con buen tamaño, hasta un nuevo cruce enorme. Allí, de nuevo la galería de la derecha (Este), que se va estrechando progresivamente. Dejamos una amplia sala (sin revisar) a la  izquierda), y continuamos por una zona de dimensiones más reducidas, arenosa. Allí encontramos multitud de huellas de algún animal, pero el tiempo se nos echa encima y optamos por darnos la vuelta. De regreso, tomamos un par de tiradas más en el cruce más grande por tener una idea de las direcciones. En total, más de 1.300 metros topografiados.

Pero ahora queda lo peor, el retonno. Piano piano volvemos hacia el pozo de 70. El resto de la tropa ya ha subido para el vivac hace un par de horas. Hace rato que se nos ha acabado el agua (en toda esta zona no hay ni un solo lugar en el que cargar), y comienza a notarse en el cuerpo. Tengo un considerable dolor de cabeza, y las gateras y los pozos de subida no contribuyen a mejorarlo. Finalmente, a eso de la una y media de la mañana llegamos al vivac, donde nos esperan unos tortellinis aguados como recompensa. Recompensa que cedo gustosamente al Rubio, ya que la cabeza lo único que me pide es saco y dulces sueños.

No habrá dulces sueños (ni no dulces), pero sí algo de descanso. Y al día siguiente, tras un desayuno abundante, para la calle (de paso, descubro que al pantin no sólo le faltan los dientes, sino también parte del cuerpo). Ya en el exterior, y como no podía ser menos este año, lluvia. Al menos, durante el camino de regreso al coche va escampando. Allí nos espera Nuria (eso sí que es un sol y no la porquería amarillenta del cielo) con unas birras y lomo, que nos hacen olvidar las penalidades pasadas. La tripada posterior también colaborará al respecto.

Conclusión: más de dos kilómetros de nuevas galerías topografiadas, y el sistema supera ya los 129 kilómetros. Superamos así al sistema ucraniano Ozerna (127,7 kilómetros), y nos convertimos en la 14º cavidad mundial. Como decía el otro, para un pueblo y a oscuras, no está mal…

Lo dicho, MUCHO JLAMOUR...

Momento en el que Marta coge el herpes...

Texto: Marta Candel y Pedro Merino.
Fotos: Martaca Candel y Pedro González Hierro.