domingo, 20 de enero de 2013

Más prospecciones...



Aprovechando las vacaciones de diciembre (bueno, los que las tenemos), optamos por acercarnos a la zona que se encuentra encima de las nuevas galerías que hemos descubierto en Rubicera. Por una vez, la zona de prospección se encuentra relativamente cerca del coche, y es bastante cómoda de transitar (que les den a los arriscados lapiaces esos). Aunque se trata de una zona que está parcialmente mirada, pues siempre salen cosas nuevas…

Así que el día 27 nos dirigimos allá Cristina,  Jesus, Jose y yo, y aprovechamos para bajar un par de simas que hacía un año habían quedado a medias. La primera (FI-48) resultó ser un simple pozo de 8 que se cerraba sin más. La segunda (FI-54), ya mirada por encima, nos sorprendió (des)agradablemente con una gatera que había pasado desapercibida la vez anterior. Tras unas cuantas contorsiones, pasamos, y unos metros más abajo cogemos un pequeño hilo de agua que se arrastra por un estrato margoso, hasta que al de unos 50 metros el agua se mete por un estrecho agujero, y el aire se pierde. Convenientemente empapados, salimos a la calle donde comienza a hacer fresco. Se sitúan algunos agujeros más (algunos requieren desobstrucción), y para casa, a tripear turrón.

El día siguiente volveremos un par (no tenemos mucha imaginación, la verdad), y encontramos una pequeña cueva (FK-8) que al de 10 metros da a un pozo-rampa. Como hemos venido “de flai”, pues lo dejamos para otro día. Situamos un par de bocas más (con poca pinta, la verdad), y miramos otra cueva (FK-9) situada justo en la vertical de las nuevas galerías, a apenas 80 metros por encima). Además de no haber nada (todo se colapsa), salir me cuesta un triunfo, pues en el punto más estrecho un bloque se mueve y complica aún más las cosas… De bajada, situamos la famosa Sima de la Maza, unida por la SEII al Sistema del Mortillano hace unos años, y cuyas coordenadas aparecen mal en todas las publicaciones (¿?).

Al día siguiente, ante el fracaso de la proyectada expedición a Rubicera (disidentes, que dirían los del Frente Popular de  Judea), volvemos Cristina, Olarra, Cardín y yo a revisar la cueva del día anterior, entre un viento sur huracanado. La cueva, con marcas de haber sido visitada previamente, consta de una gatera de entrada, un pozo-rampa de unos 6 metros, y otro pozo de 8, donde se cierra; sin bajarlo, una pequeña salita se colmata. Olarra realizada una escalada en libre de unos 10 metros, buscando una continuación, pero sin éxito. A pesar de que se encuentra muy rellana, las dimensiones del conducto  muestran que no se trata de una mera fisura del lapiaz. De salida, y entre ráfagas de viento, miramos otra de las grietas miradas el día anterior, situada en un sumidero fósil, que resulta ser nada (FK-7).

Como terapia previa a las tripadas que asoman por el horizonte, otra jornada de prospección subiendo por el regato que se cruza de camino al Mortero. Situamos varias bocas, y entramos en varias de ellas, la mayoría de las mismas carecen de cualquier interés (bueno, salvo para los especialistas en arañas gigantes). Una bonita (y cómoda, que alguna vez tocaba) forma de acabar el año espeleológico…

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