martes, 12 de abril de 2022

Patricio y el ejército de Pancho Villa

 

 

 Sábado 9 Abril de 2022

Torca de Los Cubillones

Marta está ansiosa por volver a la galería que se encontró en la última salida, a la gran sala José Gambino de la Torca de Cubillones y como los amigos franceses están por aquí, quedamos el sábado, aunque el pronóstico del tiempo no es bueno y la nieve a cubierto la zona hasta el jueves.

La noche anterior ha llovido bastante y el río ha subido, lo que pronostica que el pozo del Toldo va a estar bastante regado, pero nada detiene la ilusión de Marta y a las 9:15 estamos en el club para recoger cuerda y anclajes.

Hemos quedado con Patrick a las 9:30 en Vega, pero necesitamos la dosis de café y como buenos españoles llegamos tarde a la cita, pero Patrick ya está acostumbrado a tratar con esta banda.


 

Montamos todos en el camión de ganado de Zape y subimos hacia Ancillo, donde cargamos las mochilas y tomamos la ruta por el camino que se encuentra muy encharcado. Subimos charlando y poniéndonos al día de nuestras últimas actividades, entre las habituales bromas y chanzas. Patrick es una persona con buen humor y socarrón, por lo que creo que no tiene problema en adaptarse a nuestro usual tono ácido y de crítica destructiva.

En la cresta encontramos la lengua donde ha llegado el reciente incendio de la sierra, lo que facilita el avance por esta zona, mientras las nubes se vuelven más oscuras y caen algunas gotas. Buscamos la cuerda de entrada y aparece quemada, pero contábamos con ello y hemos traído un trozo de por si acaso que nos viene muy bien.

Una vez equipados nos vamos introduciendo en la torca uno tras otro, con la mecánica habitual del negocio. Nos reagrupamos en la sala anterior al pozo del Toldo, donde Zape va a hacer unas obras de mejora de la tubería de desvío del chorro de agua. Marta se queda de pinche como si estuviera en la obra de todos los días.. la pobre.

 El resto nos ponemos chubasqueros o plásticos y bajamos por el pozo que nos ofrece una ducha, aunque no es tan mala como pensaba. Pasada la estrechez, Cristóbal cambia la cuerda de la vía paralela en la gran sala y bajamos los cuatro hasta el fondo.

Hacemos dos equipos, uno formado por Cristóbal y Wichi que se dirige a la escalada y la galería que es el gran objetivo de hoy, pero se pierden en la gran oscuridad de la sala y dan varias vueltas, para localizar la fina cuerda que asciende hacia el tubo.

Patrick y yo hacemos una tournée por el centro de la sala para completar la topo de detalle. Cuando estamos terminando, aparecen en lo alto dos pequeñas luces, que se descuelgan por las cuerdas y proyectan sombras en las lejanas paredes de la sala.

Cuando aterrizan los castreños, sacan las vituallas y comen algo, recogen mas material y cuando llegamos nosotros para comer, ellos inician el camino hacia la escalada, pero también les cuesta encontrar la cuerda entre tanta negrura. Zape no puede evitar modificar la instalación, el pobre tiene una enfermedad que le vamos a hacer.

Los topógrafos comemos algo y después hacemos un poco más de poligonal hacia la base de la cuerda, para luego ascender la escalada continuando con la topo. Arriba un bonito tubo decorado con formaciones nos recibe, en el centro una columna esta partida y desplazada, lo que puede ser una muestra de alguna convulsión en el suelo en esta zona.







 

Enseguida, un pozo corta la galería y allí esta el primer equipo, bajando sus resaltes y mojándose con el agua que cae desde una chimenea. Un pasamanos bordea el pozo hacia la continuación de la galería con un techo bajo. Al otro lado los castreños han llegado a una amplia galería de unos 5 m. de ancho y 8 m. de alto, con las paredes de un todo rojizo, que asciende en rampa de piedras hasta un muro vertical que tienen que ser escalado.

 

 

 




Zape está en la faena, un poco limitado por el material que le han dejado los chicos del pozo y asegurado por Marta. En lo alto parece continuar la amplia galería y cuando Zape llega a lo alto, tirando de paso un gran bloque que casi nos atropella a todos, confirma que la galería sigue pero hay otro resalte que escalar.

Casi no tiene material, así que sube Marta y desequipa la escalada que queda un poco precaria, para poder seguir avanzando.


Los exploradores del pozo están subiendo, ya que el pozo se cierra y no continúa tras unos 25 m. de verticales.

 

 Los topógrafos subimos con las medidas y Patrick haciendo como siempre sus obras pictóricas, los artistas son así.




Zape ha culminado en libre la segunda escalada y tras bajar una rampa, ha llegado a un amplio pozo, cuya cabecera esta muy decorada con cristales de aragonito y vetas blancas.

Esperamos que lleguen los colegas con el material que han desequipado y luego Zape continua equipando el pozo, mientras Marta y yo hacemos fotos de la bonita galería y las flores de cristales.

Se equipa un primer salto corto a una amplia repisa y tras otro resalte, alcanzamos la cabecera de una amplio pozo, sondeado en mas de 30 m., pero ya no nos queda cuerda, ni anclajes ni nada, ya que Zape hace unas instalaciones que pasarían la inspección de Don Limpio, y se pueden exponer en un manual, aunque nos va a llevar a la ruina, lo de ahorrar no va con él, pero lo agradeceremos si hay suerte y pasamos por esa instalación muchas veces, como esperamos.

 Hay unos paneles de bonitas excéntricas que parecen espárragos de Navarra a las que hacemos algunas fotos mas una vez terminada la topo.





 Cristóbal está reequipando la escalada para evitar las piedras que caen desde la rampa final, por lo que hay que montar un largo pasamanos y fraccionamientos.










 Marta intenta hacer unas fotos como es debido, y da ordenes como si fuera un cabo chusquero de la Legión, pero el ejercito de Pancho Villa, no le hace mucho caso y apenas consigue que no nos movamos.


Terminado el trabajo, hacemos inventario del material y nos preparamos para bajar a la sala y subir las cuestas de bloques, hasta la base de las cuerdas que ascienden al techo de la sala.

 

Los primeros en subir son el Niño de Cañete y el Toro de Castro, que asciende en paralelo intentando convencernos que no están compitiendo, aunque están arriba en un suspiro.

La siguiente tanda la forman Marta y Wichi, que como es un caballero, deja que la muchacha le saque una ventaja de medio pozo, que la niña ha subido como un cohete en siete minutos sin despeinarse y probar de paso su maltrecha rodilla.

Yo comienzo mi turno, demostrando que la ley de la gravedad me tiene manía y se empeña en discriminarme antes estos flacuchos, por lo que no daré mi marca que no queda bien.

Wichi y yo salimos del pasamanos y la estrechez con menos agua, lo que confirma el buen trabajo de los fontaneros y en la base del pozo también ha mejorado la ducha.

Oigo llegar al “Abuelito” que también ha subido como si los años no pasaran por él. Está claro que tienen un pacto con el diablo.

De nuevo estamos todos en la sala superior y ascendemos hacia las gateras que nos hacen resoplar y nos dejan como una croqueta, con los monos húmedos en los que se pega el barro.



Los últimos en salir como no puede ser de otra forma, somos Wichi y yo, que somos los reyes del colesterol, pero aun es de día y está despejado.

 Hacemos la foto de rigor de la boca y bastante contentos con la galería explorada hoy, tomamos el camino de descenso unos andando y otro a base de sentar el culo.

 

Dejamos a Patrick en Vega, que mañana se va para Francia, a cumplir sus deberes cívicos de votante. Nosotros vamos a cumplir nuestros deberes poco cívicos de tragones y cenar algo rico.

Ha sido un muy buen día de espeleo, con buenos amigos, risas, bonitas galerías y las incógnitas abiertas que nos esperan en una nueva salida, que haremos cuando vuelvan los amigos franceses.

 

Continuara…


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