jueves, 7 de noviembre de 2024

La torca del Botijo nos planta cara

      Sierra del Hornijo 12/10/2024

  En la última crónica sobre la exploración en la torca del Botijo contamos como la amplia galería que encontramos en su fondo presentaba algunas incógnitas, en forma de pozos y escaladas, que mantenían la esperanza de hallar un camino hacia niveles inferiores.

Foto Marta

 Con esta esperanza nos dirigimos de nuevo a la torca este sábado, contando con la presencia poco habitual de Moi, que dado que la familia le ha abandonado, ha pensado en pasar el día bajo tierra. Lo que se nota es la falta de práctica en preparara el material de espeleo, ya que se ha olvidado el casco.

Buscamos un casco de repuesto que, aunque un poco arcaico, cumplirá su cometido.

Tras recoger el material en el local del club y el café de rigor en el Willy, nos dirigimos a la zona y emprendemos la marcha por el monte, con un a buena temperatura de unos 20 grados.

 Las historias de Moi y su hijo Teo amenizan la marcha y para las 12:00, estamos entrando en el agujero, que rezuma agua en sus paredes. Estamos cinco individuos, incluyendo a los castreños, Merino y Ángel.

Una vez en la galería hacemos dos equipos, con Pedro y Zape que bajaran el desfonde, mientras que el resto nos vamos al final de la galería, donde esta pendiente una escalada en una chimenea de colada.

 

Marta, a pesar de llevar mala toda la semana con catarro, empieza la escalada, ayudada por alguna formación que conseguimos lazar.

 Ángel deja a Moi y Marta escalando y vuelve al desfonde, donde Zape ha instalado la rampa del otro lado del pozo, hasta el borde, donde monta un pasamanos en el techo y algunos desviadores en la colada.

Zape baja, y tras otra rampa de colada llega a un largo gours que cierra todo el paso. Revisamos los lados del nivel a varias alturas, pero no hay nada que hacer.



 Pedro y Ángel trabajan en la cabecera, donde una amplia y alta diaclasa paralela, con grandes bloques, avanza en ambos sentidos: al Este sobre el mismo pozo y al Oeste hasta un tapón de bloques que Pedro trata de forzar por varios sitios sin éxito.

Salen desequipando el desfonde y van hacia donde están los otros.

 

Foto Marta

Llegan a la Sala de la Serpiente, donde empieza la escalada y no hay rastro de los colegas, lo que es buena señal. Parece que han encontrado algo arriba; tardamos en oírles, pero finalmente nos comunicamos y por desgracia nos confirman que se cierra.

Es una nueva decepción habitual en la exploración, pero no por ello deja de fastidiar.

Foto Marta

Foto Marta

 Comemos algo y Zape y Ángel suben arriba con Marta, para hacer la topo. En lo alto, unos 15 metros más arriba, un tubo corta perpendicularmente la chimenea, y hay unos bonitos paneles de excéntricas.

 Zape hace una travesía hacia el Oeste para ver si el tubo superior continua. Instala y cruza al otro lado, donde  sigue hasta un pocete que baja y se cierra; hay bonitas excéntricas.

 

Foto Marta



Hacia el Este hay un tubo de unos 1,5 metros de diámetro, parcialmente taponado por formaciones que complican el paso (al menos a los gordos del equipo). Avanzamos por el tubo hasta un pozo rampa, donde la cuerda se ancla en un puente de roca y baja con un giro brusco en el medio.

Foto Marta

 Abajo, un tapón de tierra que colmata todo; probamos con el talco y no hay aire.

Foto Marta
Foto Marta
Foto Marta

Volvemos a la escalada, bajamos y desequipamos la zona. Luego vamos detrás de Moi y Pedro, que han ido a bajar unos pozos laterales en medio de la galería; se deja equipado el pasamanos del desfonde.

  En medio de la galería una cornisa de coladas, tiene junto a la pared tres pozos paralelos, que hay que descender a pesar de que la presencia de coladas y derrubios no presagia nada bueno. Se equipa la trepada a la cornisa, que tiene un barro que patina mucho.

Pedro y Moi han localizado una estrecha fisura con algo de aire, en el borde del laminador formado por el desplome de un gran bloque. Se sitúa sobre la galería que hay abajo del desfonde, lo que no es muy prometedor; pero será otro día con mas medios para bajar allí.

En la cornisa, Pedro baja el pozo más cercano de los tres, que se estrecha mucho abajo.

 

Foto marta

Ya es tarde, así que nos retiramos dejando dos nidos de material y subimos cansados.

Llegamos al exterior sobre las 21:30, nos cambiamos y bajamos al coche, para luego tomar una cerveza en Vega y para el pueblo, donde nos despedimos de Moi y vamos a cenar al Quintela.


 Ha sido un bonito día de exploración con la ilusión de que tras el próximo pozo o de la escalada, se abriera para nosotros un nuevo universo de conductos vírgenes. Pero no ha sido así, y la cueva nos ha parado los pies.

 Aun nos queda escalar a una galería colgada y bajar los dos pozos paralelos, por lo que mantenemos la esperanza. Y, total, no nos gusta la playa, así que dónde vamos a ir…jjjj

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