domingo, 13 de abril de 2025

Un día de resaca

                                                                                     Monte del Moro 05 de Abril de 2025.

El viernes algunos del grupo hemos estado de concierto en Santander, volviendo bastante tarde a casa, por lo que estamos un poco espesos. Con este estado, decidimos quedar tarde e ir a una cueva cercana a la que hace casi un año que no vamos, la Torca de La Calera en el cercano macizo del Moro.

Esta cavidad en la que hemos trabajado intensamente, durante algunos años y que ha sido generosa con nosotros, con más de 4 Km de galerías, interconectadas en varios niveles con pozos que los unen, parece que ya se encuentra en el final de sus posibilidades, aunque en esta actividad nunca se sabe, hasta que se quita el último tramo de cuerda.


Quedamos a las 10:30 en el club, donde nos juntamos cuatro, los castreños, Cristóbal y Ángel, la mitad de ellos medio lesionados, ya que Marta tiene un dedo aplastado y Cristóbal sale de un gran esguince de tobillo, unido a lo poco que hemos dormido, promete un día entretenido.

Nos movemos como perezosos y nos cuesta salir del Willy donde los pinchos nos atraen, pero finalmente subimos para la zona y aparcamos la furgoneta, para sacar los trastos del oficio. En este momento se sienten los síntomas de la resaca, cuando Zape descubre que no ha traído las botas. Montamos de nuevo en la furgo para bajar al pueblo a buscar unas botas viejas, que ha Zape le van a quedar un poco grandes pero mejor eso que nada.

De vuelta al aparcamiento, cargamos las mochilas y empezamos el camino con un cálido día de sur. He traído las tijeras de podar, que se hacen imprescindibles para cruzar el bosque de espinos que han crecido y cerrado parte del camino. Los andares de Zape con las botas de siete leguas, nos producen algunas risas.

Llegamos a la boca casi  a las 13:00, por lo que decidimos comer algo antes de entrar y liarnos, con lo que no entramos a la boca hasta las 13:30, un horario digno de otros entornos.

Bajamos los pozos, en los que no estamos hace muchos meses, comprobando que varios anclajes AS, se han podrido literalmente al igual que algunos mosquetones y una flor en una de las cuerdas.

Foto Marta

El objetivo de hoy es casi la última esperanza de que esta cueva nos de alguna alegría importante. En el fondo de un gran pozo de 120 m. al que llegamos por otra zona de galerías y pequeños pozos, hay una grieta con aire que parece ensancharse algo más lejos.

Foto Marta
Llegar hasta allí nos lleva más de una hora, con pozos bonitos, meandros concreccionados y galerías con ducha. Un tramo final de reptar entre formaciones, nos deja en la base del pozo, donde debemos instalar algunas rampas y resaltes. Esta instalación nos lleva más de una hora con las mentes espesas, que hacen que las cuerdas no nos lleguen y tengamos que reequipar de nuevo algún tramo.


Por el camino como siempre hemos bajado charlando y contándonos, nuestras peripecias de la semana. Descubrimos con asombro que alguno del grupo, que pensábamos era extraterrestre y que “Nunca” tenía ningún achaque, resulta que es mortal y le duele el cuello. Asumimos la perdida del mito y la llegada del humano, mientras no reímos del él y le pronosticamos todos los males de la vejez.

Foto Marta

Por fin estamos delante de la fisura, por la que efectivamente se mueve aire y parece que algo más adelante se hace más grande. Iniciamos los trabajos sacando piedras y avanzamos con rapidez, hasta que el paso es lo bastante grande para que pueda pasar Marta que es la más flexible del grupo.


Hay un hueco más amplio en forma de fisura alta, de un metro de ancho, pero nada más, la fisura se estrecha mucho por todos lados y el aire parece ascender. No vemos posibilidad de continuación, así que abandonamos un poco tristes esta última zona de continuación de la cueva. Desequipamos y sacamos el material hasta la galería de La Ducha, donde está pendiente de bajar un pozo de unos 50 m. , por el que suele caer una abundante ducha de agua. Que se convierte casi en el último futuro objetivo de la cueva.

Después salimos por otro de los múltiples caminos interconectados de esta cueva, un paso estrecho entre formaciones, El Rabu de Satanás, que nos lleva a una sala con varios caminos.

Foto Marta

Dos cuerdas una descendente y otra ascendente llevan a un meandro colgado, al final del cual hay otra escalada equipada y donde dejamos material, por si decidíamos continuar otra escalada en una chimenea por la que baja tierra y material. Decidimos abandonar esta zona con escasas posibilidades, desequipar todo y sacar el material.

Zape sube y desinstala la escalada, luego nos bajamos desequipando toda la zona y remontando unas rampas, que nos dejan en la galería principal del Reencuentro.

Cargamos las sacas con el material y ascendemos cambiando algunos anclajes y la cuerda con la flor. Sobre las 21:30 estamos en el exterior sin rastro de lluvia, aunque cae alguna gota suelta.


De nuevo los espinos nos atacan en el camino, pero llegamos sin novedad al coche y  salimos rápidos para Gibaja para cenar que se nos hace tarde.

Una buena cena es un flaco consuelo para el fracaso de esta última opción de continuación de la Torca de La Calera.  

miércoles, 26 de marzo de 2025

Los trabajos de Hércules

                                                                                         Invierno de 2025.

Las cuevas grandes y de fácil acceso de la comarca del Ason ya están descubiertas, por lo que para buscar nuevas cavidades, solo queda hacer duras jornadas de prospección por lo mas intrincado de los lapiazes, a menudo con largas marchas de aproximación, para encontrar en el mejor de los casos pequeños agujeros.

Cuando algunos de estos sitios, tiene corriente de aire, las esperanzas de acceder a una importante red de cuevas renace. Y hace que los espeleos dediquemos agotadoras jornadas de trabajo, para ampliar estos pequeños pasos y seguir el aire, en busca de las ansiadas galerías que sabemos se encuentran mas adelante.


Esta crónica aglutina y resume varias salidas realizadas este invierno a dos de estas cavidades, una en el macizo del Hornijo y otra en el Mortillano.

La cueva del Valle del Oso, se sale un poco de esta línea de pequeños agujeros, ya que se trata de una amplia cueva conocida de antiguo, pero en su fondo un estrecho tubo casi repleto de materiales marcaba el final de la cavidad.

Las exploraciones en el fondo del macizo de la gran cueva del Carcabon, llevaron sus puntas de exploración hasta zonas cercanas a esta cueva, aunque más de 300m. más abajo.

Las salidas en busca de bocas que puedan conectar con el Carcabon nos hacen revisar esta cueva, consiguiendo forzar el tubo y comprobando que hay una corriente de aire clara.

Foto Marta

Desde entonces hemos realizado múltiples salidas a esta cueva en compañía de los colegas franceses del SCD y otros amigos, con momentos de gran excitación al localizar amplios pozos y otros de decepción, al llegar a estrechos pasos, que precisan mucho trabajo.

Foto Marta

Con esta dinámica, durante este inviernos hemos seguido trabajando en una estrecha fisura, en el lateral del último pozo descendido en la cueva, donde solo el aire y la cercanía al menos en planta de la cueva del Carcabon, nos da la fuerza necesaria para trabajar duro, sacando piedra en este paso.

08 de Febrero de 2025.

Este día solo están tres satélites para trabajar en la cueva Zape , Cristóbal y Pedro, que suben la larga cuesta con más de una hora de marcha.


Recorren la cueva y descienden la línea de pozos, unos grandes y amplios y otros más pequeños y con cabeceras estrechas, algún tramo de meandro estrecho se intercala entre ellos.

Por fin llegan al último pozo amplio y con algo de agua que cae de sus paredes. Su fondo se tapona con piedras y sin resto de aire, pero a unos 7 m. del fondo una larga fisura presenta una corriente de aire, que trata de seguir. Los pasos son estrechos y requieren mucho trabajo de retirada de piedras.

Foto Marta

Los chicos continúan por el meandro y descienden dos resaltes de 2 m., para encontrar de nuevo un estrecho meandro, por el que avanzan hasta una curva estrecha.

El día no da para más y se retiran con un sabor agridulce.

15 de Febrero de 2025.

Para la salida de hoy cuentan con la ayuda de Nelin y de su todoterreno lo que facilita mucho el acceso a la cueva. También está uno de los Renacidos, Moi, que sale de su zona de confort, para venir a la cueva.

Se equipan y descienden al fondo de la cavidad. Pero cuando se disponen a usar el taladro, descubren que la batería falla y a pesar de desmontarla no hay nada que hacer.

Solo les queda recorrer el camino inverso e irse al bar, a celebrar tan buen día de exploración...

En fin, son cosas que pasan en este mundillo y que solo van a peor con la edad.

01 de Marzo de 2025.

Hoy estamos cinco personajes para trabajar en la cueva, incluyendo a Wichi que ha terminado la temporada de caza y se digna a acompañarnos. Además como tiene un todo camino, carga las mochilas y nos ahorra mucho esfuerzo.

El tiempo está inestable, pero quedamos a las 9:30 en el club y tras el café salimos hacia la zona. Subimos en el coche hasta lo alto de las fincas, allí nos bajamos y sube Wichi solo con las mochilas.


En las cabañas del fin de la pista miramos la sima que encontró Pedro en el lateral de una dolina boscosa. Las piedras cantan bastantes metros, mas de 30 y suena amplio, pero sin aire.

Cogemos las mochilas y subimos a la cueva, con un día frío de unos 10 grd.

Nos equipamos y surge la duda sobre si comer ahora aunque sea pronto, o más tarde, cosa que como siempre resuelve Wichi, diciendo que él come ya que luego nos liamos. Los demás estamos de acuerdo y por tanto comemos en la boca.

Finalmente entramos con el aire entrando claro en la cueva.

Llegamos a la punta  donde el meandro desciende, pero se estrecha mucho y hay que subir un poco para avanzar a media altura. Trabajamos bastante y de nuevo el meandro desciende estrecho.

Pedro fuerza la punta y dice que tras una curva estrecha a metido los pies y no tocaba pared, las piedras caen unos 4 m. y suena un poco mas amplio.

Esto nos da esperanzas de que la cueva vuelva a coger dimensiones humanas, que nos permitan avanzar con más rapidez hacia el ansiado objetivo.

Iniciamos el ascenso que nos lleva una hora más o menos.

En el exterior comprobamos que no ha llovido pero hace frio, el aire ha entrado claro todo el día.


El día termina en el bar como no puede ser de otro forma.

Mortillano invierno de 2025.

La otra cavidad donde llevamos años dedicando grandes esfuerzos para superar las zonas estrechas, es un agujero soplador en las laderas del Mortillano, que se encuentra no muy lejos de algunas galerías de Garma Ciega que exploramos hace años.

A pesar de reiterados fracasos, mantenemos la ilusión se superar los obstáculos y poder acceder al sistema del Mortillano desde esta zona mucho mas cercana.


22 de Febrero de 2025.

El  tiempo es irregular con viento sur y pronóstico de lluvia, así que decidimos ir al soplador de Ason. Estamos cinco para esta tarea, Zape, Marta, Pedro, Cristóbal y Ángel.

Recogemos el material en el club, con la batería recuperada y con nuevas conexiones.

Tomamos un café en el Cantabria y subimos, con buen tiempo y algo de sur, aunque la mañana es fresca con 10 grd en Ramales y algo más en Ason, unos 13 grd.

Ascendemos con calma y en medio del camino, el viento ha tirado una gran encina, que tenemos que bordear.

En la boca de la sima, disfrutamos del sol mientras comemos algo, aunque sea pronto, las 12:00.

Entramos a la cueva que esta a unos 13 grd, también, por lo que no se nota mucho el aire hoy. En la punta tenemos que sacar material que dejamos, la última vez.

Hacemos una cadena y lo vamos colocando en la zona alta de la gran fisura.


Trabajamos hasta las 19:00, y lo dejamos en una zona con buena pinta, ya que las piedras caen unos 4 m. más y suena un poco más amplio.

Hay que trabajar unos 2 m. para llegar a la curva y ver que hay mas abajo.

Salimos y comprobamos que fuera hace más frio unos 11grd.

Bajamos ya de noche y vamos a cenar donde Margari.

 08 de Marzo de 2025.

Son los carnavales en Ramales, por lo que que buscamos una actividad corta, además el tiempo sigue inestable con sur y lluvia.

Viene Moi, con lo que somos cinco con Zape, Marta, Pedro y Ángel, Cristóbal esta lesionado, se ha torcido el tobillo, así que se queda en Ramales con Maider.


Quedamos a las 10:00 en el club, tomamos un café en el pueblo y salimos hacia Ason. Subimos con sur y comemos en la boca, por lo que entramos a las 12:00.
Trabajamos duramente y la mayoría del material se cuela por el resalte, por lo que solo tenemos que sacar algunas piedras.

Finalmente se puede descender el resalte, pero es una decepción, hay una pequeña salita para 3 personas y allí un meandro de  pocos centímetros por donde llega o se va el aire, que con el viento sur esta cambiando de sentido.

Se hace un tanteo para seguir el meandro, pero esta claro que hay mucho trabajo. La salita da para meter piedras de un día pero luego habrá que subirlas.

Cuando salimos a las 17:00 hay ventisca, por lo que nos cambiamos rápido y bajamos a la carrera.

Tomamos algo en el Coventosa y para Ramales a los carnavales..

viernes, 14 de marzo de 2025

Otros mundos 3 de 3.

                                                                                                     Archipiélago de Las Molucas

Hoy hemos quedado a las 9 con el chófer, y después de las fotos de rigor con los empleados del hotel, cosa que aquí parece habitual y les encanta, como si fuéramos trofeos de caza. Nos ha llevado hasta el aeropuerto, donde nos hemos despedido de él, que nos dice que es un freelance también.
El viaje es en turbohélice y va completamente lleno de chinos, que no hablan otra cosa que chino. Luego nos enteramos que van a trabajar a una mina de estaño, que explota una compañía china.
Finalmente llega el equipaje y nos recoge nuestro guía local que habla un inglés autóctono, lo que para mí es bueno ya que le entiendo bastante.

Nos lleva primero a un centro comercial a comer, que para ser eso no está mal la comida.

Termate es una cuidad bulliciosa con mucho tráfico y un aspecto en general moderno. Se nota que esto es un sultanato y ya se ven más mujeres con la cabeza cubierta y varias mezquitas.


El guía nos cuenta que los chinos son bastante odiados por cargarse el bosque y ser arrogantes y racistas, parece que los indígenas han matado a algún minero chino.
Luego vamos al hotel en el centro, que está bien.
Dejamos las cosas y vamos a dar una vuelta por el mercado, que está lleno de puestos de todo tipo. Somos la atracción y todo el mundo sobre todo los niños nos llaman Mister. Algunos para que compremos y otros por qué les llamamos la atención.

Una niña muy pequeña de unos 8 años como mucho, me coge la mano y me enseña un móvil que lleva y me dice que si puede hacerse una foto conmigo, cosa que hace una amiga igual de pequeña. Me despido de ella y me da las gracias.
Los niños hablan un poco de inglés pero muy poco, los mayores casi nada creo.
Cruzar la calle es una aventura con cientos de motos que pasan sin parar.
Llegamos a un almacén al por mayor de especias y mientras miramos por allí un chico nos ayuda en inglés, y nos explica que es cada saco.
Cuando pregunta de donde somos y le dicen que hay un español, se emociona y dice que lleva tres años estudiando y que tiene amigo escritor español. Habla bastante bien y charlo un poco con él de nuestro viaje. Me despido y se le ve feliz.
Todos conocen aquí al Real Madrid y al Barcelona, aunque me duela hay que admitir que el fútbol es un idioma internacional.
Volvemos al hotel para la ducha y luego a cenar,. El guía nos lleva a un garito, en medio de la calle, poco más que una tejavana, donde podemos hacernos un combinado, eligiendo entre varios tipos de pescado, pollo y el inevitable arroz.
Mientras como, tengo varios gatos en los pies pidiendo comida, sobre todo uno que se sube a mis piernas me mira y pide insistentemente.
Se comen todas las sobras del pescado.

Al día siguiente, salimos del hotel sobre las 9 de la mañana y nos dirigimos al puerto, donde pensamos embarcar en uno de los numerosos botes rápidos que se dirigen a la isla de Halmahera, una de las más grandes y donde se sitúan los dos volcanes que tenemos previsto ver.

En el puerto hay bastante gente y las lanchas van saliendo según se llenan, sin horario definido.
Allí continúa la curiosa expectación que ayer levantamos entre los locales, a los que les encanta hacerse fotos con nosotros. Incluso una madre joven le pasa su niña muy pequeña a Patrick, para hacerle una foto con él. No sé si ya estaremos en todos los Facebook del país, es posible, solo falta que nos den cacahuetes..
Nos toca esperar hora y media pero al fin tomamos un bote ruidoso, que en otra hora nos deja en el puerto de Jailolo.
Allí nos espera un vehículo desvencijado y sin matrícula trasera, que ata los bolsos grandes al techo con cuerdas y nos mete a todos dentro un poco apretados. El chófer debe de ser el primo del guía. De hecho hoy se inicia una especie de tour, por las casas de la familia del guía.

En el puerto un viejo desdentado y que chapurrea algo de inglés, nos interroga, luego baila con Erick y quiere hacerlo con Sandrine que sale huyendo.
Iniciamos la ruta esquivando montones de triciclos, es decir una moto que la rueda de adelante, está sustituida por un eje con dos ruedas y unos asientos, TuTuc.

La carretera está rodeada de cocoteros y de hecho hacemos una parada, en casa de una hermana del guía, y donde un primo nos hace una exhibición, de subida a cocoteros y tirar cocos. Luego los abren, hacen unas pajitas con unas yerbas del lugar y bebemos el rico agua de su interior y comemos la pulpa blanca.
Nos despedimos de la familia, y continuamos la ruta hacia el volcán Ibu, pero como está en erupción y hay alerta solo podremos verlo de muy lejos.




Paramos en un pequeño local junto a la carretera y comemos por unos 2'5 €, arroz claro, pero está bueno.
Seguimos camino y volvemos a parar en un mercado para comprar pescado y verduras.
Estos mercados siempre sorprenden a los foráneos.
Por fin llegamos al destino, que no es otro que la casa de otra hermana del guía.
Allí nos invitan a comer una pasta de coco y nos hacen otro montón de fotos.
Me asombra ver pasar constantemente motocicletas, con los padres y uno o varios hijos entre ellos, algunos casi recién nacidos. Por supuesto sin casco ni nada.
Dejamos las bolsas grandes en la casa y con las mochilas y dos porteadores que tienen pinta de ser sobrinos del guía. Hacemos una “dura marcha” de 20 minutos, hasta el lugar donde pasaremos la noche, a la espera de que las nubes se levanten y podamos ver las luces rojas de la erupción del Ibu. La temperatura hoy ha llegado a los 36 grd. y a las cinco de la tarde es de 33, lo que nos hace sudar a tope.

Una vez montado todo nos sentamos y miramos el volcán esperando que las nubes se retiren y podamos ver la erupción. De momento eso pasa al menos una vez y vemos un alto penacho que asciende desde la cumbre y sobresale de las nubes..


Hemos pasado la noche en una colina boscosa a unos 5 km del volcán Ibu.

La idea era ver alguna erupción nocturna que nos mostrará la lava ardiente en la cumbre.
Pero no hay mucho que ver, así que dormimos como podemos en las tiendas sin esterilla.
El amanecer si es bastante bonito, ya que la colina domina un bosque de cocoteros y al fondo está  el volcán. Tomamos café y seguimos contemplando las erupciones periódicas del monstruo, luego desayunamos y sobre las 9 desmontamos el campamento y nos vamos.


Bajamos al pueblo y de nuevo en la casa de la hermana del guía, nos cambiamos de ropa y recogemos nuestros sacos.
Despedida y múltiples fotos de rigor, antes de montar en el Toyota.
Tomamos la carretera pero pronto paramos, para entrar en un bosque y llegar hasta un caudaloso río, con pequeñas cascadas en una zona encañonada, es un bonito lugar y un refrescante baño.

La ruta sigue con zonas completamente atrasadas, donde increíblemente el Toyota que no es 4x4, pasa sin problema con 6 personas y los bultos.
Otra parada para hacer fotos a un enorme árbol,  de la familia de los ficus y con varias decenas de metros de altura.
Llegamos a un río, sin puente y lo cruzamos por un vado, donde hay varios niños bañándose y jugando. Nuestro hábil conductor pasa por el agua y remonta la fuerte pendiente del otro lado sin problema. Pero hay otro vehículo atascado que no sube. Nuestro chofer se baja toma el volante y tras varios intentos consigue hacer subir el coche. Seguimos la ruta.

Paramos en un garito a comer, por supuesto arroz con cosas, y seguimos la ruta ahora por una zona llena de baches, que vamos esquivando como podemos.


Finalmente después de varias horas de tortura, llenamos a Tobelo, nuestro destino. El hotel es bastante justito, pero estamos mal acostumbrados.
Al día  siguiente de relax en la ciudad, después de desayunar vamos al mercado local,  montados en los Tu Tuc,  y pasamos mucho calor,  el edificio está lleno de puestos coloridos y con las motos entrando y saliendo de él entre la gente.

Compramos fruta y alguna cosa más como arroz cocido, envuelto en hojas y vamos al puerto, donde tomamos un barco, que nos lleva en 20' a una pequeña isla deshabitada.
Desembarcamos y vamos a hacer snorkel, desde la playa de arena revuelta por las olas. La zona tiene bonitos corales y peces.
Sobre las 13:00 vuelve la barca y  volvemos a la ciudad y al hotel.

El próximo día salimos del hotel sobre las 9:30 montados en un sorprendente artefacto. Se trata de una motocicleta de gran cilindrada, cuya rueda trasera se ha sustituido por un eje sobre el que se ha situado una caja de remolque, con dos tablas atravesadas que hacen de asientos.
Allí nos subimos 5 clientes, el conductor, varias mochilas y cajas de comida, seguro que supera los 500 kg.. el triciclo avanza por las carreteras hacia el este del volcán Dukono que es nuestro objetivo de estos días.

Luego se sale de la carretera y toma un camino de tierra del ancho de las ruedas y lleno de baches, surcos y barro. Estamos avanzando por inmensas plantaciones de cocoteros, a cuyos cultivadores encontramos a cada paso afanados en varias tareas.
En un punto varios árboles cortados cortan el camino, pero pronto son troceados y queda franco el  paso.
Es increíble por los sitios donde pasa el triciclo, aunque en un punto tenemos que bajarnos y empujar un poco.
Nuestros cuerpos luchan con el traqueteo que es agotador. Por fin tras unas 2 h. de botes, llegamos al final donde nos esperan los porteadores.


Cargamos los bultos e iniciamos la marcha, primero por las plantaciones, saludando a los agricultores que vamos encontrando, en pequeñas cabañas de madera, bambú y toldos, donde acumulan los cocos, los abren y separan la pulpa de la cáscara.
Luego seguimos por un camino en la jungla, entre bambús y altas hierbas,  cruzamos algunos arroyos secos y comemos en una cabaña, donde tienen un curioso alambique, para sacar el alcohol local de palma.


Debajo de la cocina que sirve para calentar el material y que ahora está apagada, acampa un pequeño gato a calor de las cenizas.
Le damos las sobras del pescado de la comida, acompañado de arroz.
Tras unas 3 horas de marcha tranquila, salimos de la jungla y llegamos a un río seco excavado en la lava.


El paisaje ahora es de altas hierbas, las nubes y una ligera lluvia nos impiden ver el volcán, pero le oímos con fuertes truenos cada media hora más o menos.
Un poco más y llegamos a la cota 960, donde montamos el campamento en unos campos de arena de volcán. Allí ya hay unas tiendas de unos turistas locales que parecen ser asiduos de este volcán.
Nos cae una lluvia de ceniza que lo impregna todo con su polvo negro.

Cenamos arroz y… y a dormir, con los ruidos de las explosiones del volcán, que a veces mueven la tela de la tienda.

Nos levantamos al amanecer y tomamos un café, para enseguida ascender hasta una zona a unos 200 m. del cráter del volcán, donde las explosiones se notan más y es posible ver grandes bloques como coches, salir volando del cráter y aterrizar en las laderas.



No podemos acercarnos más y bajamos al campamento para desayunar, recoger las cosas y bajar. 


El camino de regreso nos deja cubiertos de ceniza, que impregna todas las plantas, solo los plásticos, que hay tirados por todas partes, no encajan en este ambiente salvaje. Recogemos algunos para bajarlos aunque no sé donde terminaran, supongo que en algún rincón.

Nos recoge de nuevo el triciclo y de nuevo botamos en lo baches, mientras saludamos a los locales al pasar. Una parada para recoger unos cocos y beber su rico agua y calmar la sed.

Llegamos al hotel para la ansiada ducha y descansar para el largo viaje que nos espera al día siguiente, con más de cuatro horas de coche, para tomar un barco y volver a Termate.

El punto final de esta historia son más de 40 horas de viaje en aviones y aeropuertos, pero todo a valido la pena..