Monte del Moro 05 de Abril de 2025.
El viernes algunos del grupo hemos estado de concierto en
Santander, volviendo bastante tarde a casa, por lo que estamos un poco espesos.
Con este estado, decidimos quedar tarde e ir a una cueva cercana a la que hace
casi un año que no vamos, la Torca de La Calera en el cercano macizo del Moro.
Esta cavidad en la que hemos trabajado intensamente, durante
algunos años y que ha sido generosa con nosotros, con más de 4 Km de galerías,
interconectadas en varios niveles con pozos que los unen, parece que ya se
encuentra en el final de sus posibilidades, aunque en esta actividad nunca se sabe,
hasta que se quita el último tramo de cuerda.
Quedamos a las 10:30 en el club, donde nos juntamos cuatro, los castreños, Cristóbal y Ángel, la mitad de ellos medio lesionados, ya que Marta tiene un dedo aplastado y Cristóbal sale de un gran esguince de tobillo, unido a lo poco que hemos dormido, promete un día entretenido.
Nos movemos como perezosos y nos cuesta salir del Willy
donde los pinchos nos atraen, pero finalmente subimos para la zona y aparcamos
la furgoneta, para sacar los trastos del oficio. En este momento se sienten los
síntomas de la resaca, cuando Zape descubre que no ha traído las botas.
Montamos de nuevo en la furgo para bajar al pueblo a buscar unas botas viejas,
que ha Zape le van a quedar un poco grandes pero mejor eso que nada.
De vuelta al aparcamiento, cargamos las mochilas y empezamos
el camino con un cálido día de sur. He traído las tijeras de podar, que se
hacen imprescindibles para cruzar el bosque de espinos que han crecido y cerrado
parte del camino. Los andares de Zape con las botas de siete leguas, nos producen algunas risas.
Llegamos a la boca casi
a las 13:00, por lo que decidimos comer algo antes de entrar y liarnos,
con lo que no entramos a la boca hasta las 13:30, un horario digno de otros entornos.
Bajamos los pozos, en los que no estamos hace muchos meses,
comprobando que varios anclajes AS, se han podrido literalmente al igual que
algunos mosquetones y una flor en una de las cuerdas.
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Foto Marta |
El objetivo de hoy es casi la última esperanza de que esta
cueva nos de alguna alegría importante. En el fondo de un gran pozo de 120 m.
al que llegamos por otra zona de galerías y pequeños pozos, hay una grieta con
aire que parece ensancharse algo más lejos.
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Foto Marta |
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Foto Marta |
Por fin estamos delante de la fisura, por la que
efectivamente se mueve aire y parece que algo más adelante se hace más grande.
Iniciamos los trabajos sacando piedras y avanzamos con rapidez, hasta que el
paso es lo bastante grande para que pueda pasar Marta que es la más flexible
del grupo.
Después salimos por otro de los múltiples caminos
interconectados de esta cueva, un paso estrecho entre formaciones, El Rabu de Satanás,
que nos lleva a una sala con varios caminos.
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Foto Marta |
Zape sube y desinstala la escalada, luego nos bajamos desequipando toda la zona y remontando unas rampas, que nos dejan en la galería principal del Reencuentro.
Cargamos las sacas con el material y ascendemos cambiando
algunos anclajes y la cuerda con la flor. Sobre las 21:30 estamos en el
exterior sin rastro de lluvia, aunque cae alguna gota suelta.
De nuevo los espinos nos atacan en el camino, pero llegamos sin novedad al coche y salimos rápidos para Gibaja para cenar que se nos hace tarde.
Una buena cena es un flaco consuelo para el fracaso de esta
última opción de continuación de la Torca de La Calera.