viernes, 30 de enero de 2015

Rastreros (24 y 25/01/15)




¿Por qué gastar cuerda en pasamanos, pudiendo utilizarla en construir horcas?
Sábado por la mañana. La meteo daba -3º C en Ramales, y -5ºC en Soba. Con ese percal, cualquier excusa es buena para quedarse en la cama… Sin embargo, haciendo de tripas corazón nos vamos al club: Marta, Gelo, Cristóbal y un servidor nos encontramos allí. Pronto queda claro que el único con ganas de ir es el cañetero: que si habrá nieve, que si las cornisas estarán heladas, que si hace buen día para ir a andar a la nieve… Nada de esto conmueve a Cristóbal, que ignora nuestras quejas y nos planta en Los Collados en un periquete. Mientras tanteamos recelosos la nieve que hay junto al coche, volvemos al ataque: mejor lo dejamos para otro día, la cosa va a estar mú mal… Pero él, erre que erre. Así que cargamos los petates, con la íntima esperanza de que una costra de hielo nos impida acercarnos a la boca. Pero no vamos a tener suerte… Lo cierto es, de todos modos, que nada de -5ºC,sino 0º: ni frío ni calor, vamos…

Llegamos por fin a la boca, y dada la temperatura exterior, por una vez no remoloneamos demasiado antes de entrar. Recorremos a paso ligero las ya familiares galerías de Rubicera, y en el P.60 nos llama la atención la poca cantidad de agua que cae; debe estar todo congelado… Tras comer rápidamente en el vivac (hogar, pútrido hogar…), nos dirigimos hacia la punta, donde nos dividimos: Marta y Cristóbal se quedan haciendo una dudosa escalada en la base de una amplia sala, mientras Gelo y yo nos dedicamos a revisar laterales de la Galería de los Imputados.


Nada más comenzar, encontramos un par de conductos formados en la parte inferior de la galería, a favor de unos estratos parcialmente desplomados. Tras franquear unas cuantas estrecheces, salimos de nuevo a una variante inferior de la galería principal. Allí revisamos de nuevo las paredes, y encuentro una pequeña galería descendente. Entro a gatas, y la cosa prosigue con escasas dimensiones, pero con el suelo de arena y un clara forma de tubo; desciende de manera uniforme y va cogiendo forma de tubo, bien…. Pero pronto la pendiente desaparece, tornándose el conducto horizontal, y el sedimento comienza a acumularse; llegado a un punto, la continuación es imposible sin quitar arena. Tras dudar unos segundos, opto por comenzar a desobstruir: sólo un par de metros, a ver qué se ve… Pues se ve que el conducto hace curva a otros dos metros; pues vamos para allá; una vez pasada la curva, otros dos metros de desobstrucción parecen dar a un lugar donde la galería se amplía; ya puestos… Joer, tengo más polvo en la nariz que los cocainómanos comarcales el día de Nochevieja…

Enrevesado cual pago en diferido con triple carpado...
Por fin, tras seis metros un tanto angustiosos, el conducto vuelve a descender, con dimensiones más amables (pero a rastras, eso sí).  Pronto llego a un cruce: a la izquierda se estrecha demasiado, pero a la derecha continúa. Gelo está esperando, debería  volver…se joda, oye. Tras unas decenas de metros, el conducto se cierra, pero dos gateras laterales permiten continuar. Gelo se va a mosquear… Vamos para fuera. Una vez  en la galería principal, decidimos topografiar el ramal y continuar la exploración, pero a Gelo no le pasa el pecho, así que optamos por dejarlo. Antes de abandonar el lugar, fuerzo una de las gateras pendientes, y me permite llegar de nuevo a la galería principal, pero esta vez a la cascada del Río Totxe. Habrá que revisarlo la próxima vez…

Calidad de la foto en consonancia con la calidad de la roca escalada...
Volvemos hacia la escalada, y la pareja de dos nos dicen que aún tienen para un rato. Así que nos dirigimos a una zona de gateras apenas entrevistas. Allí, comenzamos la topografía de una zona muy laberíntica, a la que Gelo bautiza como “El hormiguero”. Tras unos 200 metros de topo, y un  montón de cruces sin mirar, salimos a apenas diez metros del lugar de la galería principal donde habíamos comenzado la topo. Al menos, se trata de una zona –relativamente- cómoda, y con bellos paneles de excéntricas en los sitios más insospechados.

Volvemos a la escalada, y allí siguen liados. Han subido bastante, pero aún les faltan unos metros para llegar a un lugar en el que parece entreverse la llegada de una galería. Así que Gelo y yo decidimos acercarnos a una zona gaterosa cercana a la Espeleogénesis, donde quedaron unos cruces pendientes de mirar.


Papá Noel inverso
El camino hacia allá es algo más largo y accidentado de lo que recordaba; a pesar de ello, llegamos y revisamos las incógnitas pendientes, que resultan no tener mayor interés. Ya allí, Gelo  muestra interés por echar un vistazo al nivel activo, en el que él no ha estado. Bajamos por los meandros hasta ella, y cuál es nuestra sorpresa al encontrar la galería prácticamente seca. Pues va a ser que no era el  río. Remonto un estrecho laminador por el que viene el agua, y que tiempo atrás detuvo la exploración. Ahora el agua está tan baja que permita pasar con cuidado. Avanzo una veintena de metros, hasta que el pecho se me engancha. Un forcejeo y paso; delante de mi, suena corriente de agua, pero avanzar implica tumbarse completamente en el agua y prescindir de una de las tres dimensiones. Opto por darme la vuelta, y compruebo que eso de que por donde has entrado se sale es cierto, pero no con el mismo esfuerzo. Un buen rato encajado me hace plantearme que quizá el desnieve no es el mejor momento para meterse en según qué sitios…

Parece, pues, que no se trata del nivel activo del río que marca todo este sector. Gelo indica que probablemente se trate de una galería que hace de trop-plein en épocas de fuerte caudal. Pero a la hora que es, prescindimos de más disquisiciones, y comenzamos la retirada. Son las nueve de la noche, y queda una tiradita hasta el vivac. 

Remontamos las galerías sin prisa (y sin fuerzas), y pronto llegamos a la ventana sobre el P.40. Allí podemos a preciar que en apenas ocho horas el caudal de agua se ha incrementado de manera importante, fruto del desnieve. Remontamos el P.40 y el Pozo de la Cascada (donde cae una preciosa –y atronadora- catarata, y de allí poco a poco hacia el vivac. Una vez en él, descubrimos que somos los primeros en llegar. Son las 23:00 horas, y no es que nos sobre ya mucha energía, la verdad…
Un rato después llegan los otros dos; nos dicen que se han quedado a unos cuatro metros de la supuesta galería, y que la cosa tiene buena pinta. Así que habrá que volver… Cenamos pasta y engendros mohosos varios, y hoy prescindimos de la tertulia, que estamos todos deseando entrar en el saco, a soñar los dulces sueños producto de la dormidina… Mientras nos vamos quedando dormidos, descubrimos como la arena de las gateras se ha introducido hasta en los lugares más insospechados de nuestra anatomía (no, ahí no; en los insospechados, joder, que hay que decíroslo todo…).

"Dormidina", Gelo, dijimos "dormidina"; no anfetamina...

El día siguiente, diana a las ocho. El fürher no nos deja remolonear más que un rato, así que rápidamente estamos desayunando. De camino a la calle observamos como los goteos son mucho más fuertes que el día anterior, si bien es cierto que el río principal ha descendido su caudal desde mitad de la noche. Llegamos a la boca, donde disfrutamos de una bella estampa del macizo del Porracolina nevado, y sin pérdida de tiempo nos dirigimos hacia el coche. En el camino, nos encontramos con Moi, Susanna, Teo y Agustín, que han venido de visita (Susanna, ya te vale; sin bizcocho no…). Así que todos juntos nos dirigimos al bar de Margari a comenzar el “Plan  B” del domingo…

El quinto se acercó demasiado al borde...

Conclusión: unos 400 metros de nuevas galerías (gaterosas y mediocres como nosotros, eso sí) parcialmente topografiadas, lo que nos sitúa ya en los 135 kilómetros y subiendo (como la prima de riesgo de los pobres griegos, me cago en el FMI…). A ver qué nos depara la próxima entrada…

We are a happy family...

lunes, 29 de diciembre de 2014

Inocentada preview (26 y 27/12/14)

Llegada del Río Totxe
Parece que las entrañables fiestas han hecho mella en la "chavalería" del AER, ya que el viernes 26 nos encontramos solos en el club Gelo y yo. Nos miramos de soslayo, balbuceamos alguna excusa poco consistente para tratar de autoconvencernos y poder volver al catre (cada uno al suyo, se entiende; joder, cómo sois...): que si llueve mucho, que si la cena/comida me ha sentado de pena, que si dos solos va a ser mucha paliza...

Finalmente, y ante la falta de alternativas (bueno, salvo ver Sólo en casa 3, Jack Frost o similar), nos encaminamos resignadamente hacia Rubicera. Salimos del coche entre bruma y una ligera llovizna, que va amainando por el camino, aunque no contribuye a mejorar nuestro escaso ánimo. Masoquismo postnavideño, para bajar turronazo y brebajes varios... Yo me lío ya con esto de la penitencia, no sé si es en navidades, en Cuaresma, en el Ramadán... puto lío.

Nos cambiamos y entramos agradecidos en la cueva, al menos desaparece el viento y el frío. El agua que se filtra en el paso de los bloques ya promete aguas altas, así que de camino descartamos retomar la exploración del río en el que nos quedamos la entrada anterior.

Vamos a proponer a Fredo que  MTDE fabrique trajes NBQ para poder entrar en la tienda...

Caminamos con brío hasta el vivac, aprovechando para hacer un repaso a la actualidad nacional y comarcal (con mención especial para nuestro imputado alcalde) para hacer más llevadero el peregrinaje por este verdadero laberinto. Bajados los pozos (que tienen un notable goteo), nos recibe el ya conocido olor a moho del vivac. Decidimos acercarnos hasta una escalada que entrevió Wychy en la galería con la que logramos unir en el vivac anterior, aunque se encuentra en el extremo más lejano, cerca ya de las Galerías de los Osos. Bajamos por tanto siguiendo el río hasta la gran sala por la que se precipita la cascada, para bajar después el P.40, que nos sitúa al pie de la escalada que nos permitió acceder a este nuevo "atajo". Una vez superadas las zonas bajas (menos mal que hoy me he acordado de traer rodilleras), llegamos hasta el lugar por el que una cascada nos trae un nuevo río, lugar en el que habíamos depositado el material. Decidimos bautizar este río como "Río Totxe", en recuerdo de un compañero riojano recientemente fallecido.


Recogemos material y nos dirigimos hacia la escalada. De paso, revisamos una serie de incógnitas laterales pendientes, pero ninguna de ella tira más allá de una decena de metros. El camino, sin ser penoso, tampoco es muy cómodo, dada la continua presencia de bloques.

Llegamos a la escalada que, vista con el foco, más parece una cúpula de disolución de enormes proporciones que un nivel colgado. Antes de liarnos con ella, vamos un poco más lejos, a mirar otro par de incógnitas. La primera, un ramal lateral en cuyo inicio hay huellas de algún animal, apenas avanza unos 40 metros hasta cerrarse por un derrumbamiento. Así que nos dirigimos hacia la siguiente: un meandro-pozo pendiente de bajar. Gelo comienza a instalar, y tras sortear algunos bloques llega a la cabecera de un pozo que se desfonda en una gran sala. Nos las prometemos muy felices, pero... al llegar a la sala, vemos una cuerda instalada en un lateral: nos encontramos en la Sala de la Momia Verde, ya explorada.

Volvemos por tanto a la escalada, y Gelo me cede el turno. Y como somos muy de tradiciones, pues...
   - Gelo, que el taladro no percute.
   - No jodas, si iba perfecto hace un momento.
   - Pues...
   -Ah, mira, del revés sí percute.
  -Pues dale...
Brrr, brrr, tac, tac, tac...
   -Geloooo, "mesaroto" el burilador...
   -¡Argggggggghhhh!

Resignados, desmontamos y nos dirigimos de vuelta hacia el vivac, tras fotografiar los huesos de un carnívoro en la Galería de la Tumba Blanca. Retornamos hasta el Río Totxe, donde dejamos de nuevo el material de exploración. La progresión por la "Galería de los Imputados" se hace más penosa de vuelta, cuando la motivación ha desaparecido. Sí, queda la motivación de la cena y eso, pero  si tenemos en cuenta que el menú son las sobras de lo que no fuimos capaces de tragar en el vivac veraniego de la 32, pues...











Llegamos al vivac con las rodillas al rojo vivo, tras casi 14 horas de actividad. Efectivamente, la cena no tiene mucho que ver con lo que hemos degustado dos días atrás: unos carbonara caducados, y una lata de albóndigas incomible. Nos quedará la duda de si el sabor picante venía de serie o es un extra provocado por algún agente patógeno presente en la comida (o en los cubiertos, cuya flora tiene poco que envidiar a la nuestra intestinal; es el Amazonas del mundo subterráneo).



La fosforescencia proviene de la comida...

Apuramos los restos de orujo, y una dormidina (aunque no nos queda muy claro si eran tales, o Saldevas), y al catre. Afortunadamente, este noche no hay ronquidos, pero los dolores acumulados (ay, la edad) hacen difícil conciliar el sueño. De fondo, el rumor del río crecido nos arrulla hasta caer comatosos... La noche será bastante mala, así que definitivamente debían ser Saldevas...


A las ocho y media tocamos diana, y tras un desayuno algo mejor que la cena, nos encaminamos hacia la calle. Las "gacelas" de ayer (ejem) han tornado hoy en rígidos y esclerotizados "robocops", que se arrastran hacia el exterior entre murmuraciones de "aymiciática" y "aymisrodillas"... En el exterior, el viento sur ha alejado la amenaza de lluvia, y entre las ventoleras nos vamos hacia el coche. Unas rabas y unas cañas en el bar pondrán fin al último vivac del año. No ha sido muy productivo en metros (apenas un centenar sumando pequeños recovecos), pero al menos nos ha permitido eliminar unas cuantas incógnitas. Si es que el que no se consuela es porque no quiere...

Y feliz año a todos, menos a uno...

domingo, 28 de diciembre de 2014

Fracasando... (20/12/14)

Érase una vez tres aguerridos espeleólogos del AER que un buen día decidieron reinstalar una sima de la comarca para revisar algunas de sus recónditas oquedades. Así que los tres cerdi... espeleólogos (no, no: cerditos, que todos conocemos las seculares deficiencias de su higiene personal) quedaron en el club, que no era de cartón ni de madera, sino de ladrillo (eso sí, un tanto cutre, que es la antigua sede del Sindicato Vertical; muy apropiado, por lo de vertical...). Y comenzaron a preparar, muy hacendosos, el material, con el alto grado de concentración que les caracterizaba, sólo ligeramente mermado por el consumo de psicotrópicos, la resaca, y los berridos del querubín de uno de ellos a las tres de la mañana que le había impedido conciliar el sueño...


Apaga la cámara, que te la vas a comer, julay...

Así que nuestros tres amiguitos se dirigieron a la cavidad, dispuestos a escribir otra página de oro de esas en el libro de la espeleología (libro, por cierto, que debe ser más sucio que las obras completas del marqués de Sade). De camino, se pasaron a ver a la Bella Durmiente, y aprovecharon su indefensión para ******************************* (que luego Google nos saca de sus buscadores).

...y el flash, en el club...
Ya en la boca, uno de los espeleólogos le dijo al otro:
       -Abuelito, abuelito, que nariz más grande tienes.
A lo que el otro le contesto:
       - No me toques los cojones y pásame la saca, pedezo de imbécil
(el que quiera cuentos buenistas, que cambie de web).

 Tras ponerse los atavíos, entraron para el oscuro averno.
      -Pásame el martillo.
      - ...
       -Joder, si es que no tenéis cabeza. En fin, ya me apaño con una piedra; dame el espitador.
      -....
      -  (snif)

Así que los tres espeleólogos se dirigieron hacia las profundidas del abismo utilizando lo que quedaba de la instalación antigua, amén de algunos naturales un tanto antinaturales (y antigravitacionales, porque contra todo pronóstico desafiaron la ley de la gravedad).
De canto no, Gelo, de frente...

      - Vaya, vaya, con este pasamanos no había contado. Tendremos que cortar cuerda y utilizar la del siguiente pozo.
      - Pues no nos llegará.
      - Que sí, que he metido un par de comodines.
      - Ya, los que hemos metido en los otros "no había contado"...
      - ...

Finalmente, los tres exploradorcillos llegaron al pie de la cavidad... Bueno, no. En realidad, se quedaron a siete metros de la base, debido a los diversos "no había contado". Así que los tres emprendieron la retirada, llegaron a la calle, donde dieron cuenta de sus suculentas viandas (aunque, lamentablemente, esta vez no había "dulcesoles"), y se retiraron hacia sus respectivas moradas...

PD: sí, ni tiene mucho sentido ni es particularmente interesante. Pero a ver qué cojones voy a hacer con una salida que ha sido una pérdida de tiempo total, y que no ha dado ni para hacer chistes...


domingo, 23 de noviembre de 2014

¡Pudimos! (15/16-11-12)



..y otro sábado de cuevas, que las drogas están caras y la programación da pena. De nuevo nos vemos las caras el sector castreño (Marta y Zape), Gelo, Cristóbal, Moisés (que retorna de entre los muertos en vida -es decir, padres) y muá (yo, para los que no seáis bilingües, ignaros).

En primer lugar, revisión del material, no vaya ser que esta vez (también) se nos olvide algo: cuerdas, taladros, dormidina, vino y orujo... Vale, está todo. Para los coches, parada en el Coventosa a tomar un café, y para Rubicera. En la entrada coincidimos con unos espeleólogos mallorquines que van a hacer la travesía hasta el Mortero de Astrana.

Una vez en camino, me doy cuenta de que se me ha olvidado (otra vez) hacerme la pedicura, oig. Los callos me matan con las putas botas de goma. Mis quejas sólo provocan risas despectivas, siendo motejado de "nenaza" (lo más suave). Ya en el vivac, papeamos para ir más descargados hacia la punta, y preparamos los equipos: Marta y Cristóbal harán una escalada de unos 30 metros encima del pasamanos situado en la base del P.40, y el resto nos iremos a tratar de unir la zona fósil que encontramos antes de verano con la galería en la que anduvimos el Rubio y yo. Llevamos tres intentos frustrados, pero hemos decidido insistir, dado que, de lograr unir, el ahorro en tiempo y esfuerzo para explorar la zona final de ese sector sería más que considerable. También el ahorro en rodilleras (nos evita la gatera de más de 300 metros, laputasumadre).

Busca a Wally...


Así que llegados al P.40 nos separamos, y de camino hacia la punta revisamos unos conductos ascendentes bastante estrechos, en los que se nota cierta corriente de aire. Moisés se desbrava como un titán, y logro llegar hasta la cabecera de un P.5 que queda pendiente de bajar. Decidimos dejarlo como última opción, y nos dirigimos hacia el punto que, según la topo, se encuentra más cerca de la galería objeto de nuestros deseos. Afortunadamente, contamos con la presencia de Gelo: haciendo gala de un olfato espeleológico acorde con la dimensión de su naso, en un "titá" nos sitúa en la "recta vía": una trepada -un tanto expuesta- permite así a Zape llegar al punto 81 de la topo que hicimos hace más de un año y medio: el tan ansiado atajo es un hecho.

¿Contempla extasiado las formaciones, o las lame? Putos pervertidos estos del AER...


Una vez instalado, optamos por dirigirnos a una de las zonas con incógnitas pendientes en ese sector: un río que proviene de algún nivel superior aún desconocido, y que corta la galería para dirigirse a su vez hacia otro nivel inferior. Suponemos que estas aguas resurgirán en la zona activa de la Galería de la Espeleogénesis (a una cota unos 80 metros por debajo de donde nos encontramos).

Antes de eso, Zape hace una trepada y encuentra una pequeña galería superior por la que llega otro pequeño aporte de agua. Mientras Gelo la topografía, Moisés trata de instalar el pozo, pero tras bajar varios metros, la batería fallecerá. De mientras, reviso un par de cruces pendientes (que se cierran enseguida), y una pequeña galería superior de unos 40 metros de desarrollo que acaba muriendo encima del pozo.

Prometemos acordarnos del flash algún día...

Vista la hora que es, nos dirigimos hacia el lugar donde el otro par habían realizado la escalada, topografiando el tramo de unión. Allí nos encontramos con Cristóbal y Marta, que acaban de finalizar su escalada. Marta nos cuenta cómo fue la cosa: "Partiendo del pasamanos,  hacemos una escalada de unos 20 metros que nos lleva a una repisa que bordea la sala. Hacia la izquierd,a tras una trepada de tres metros, un pozo baja de nuevo a la sala y abajo, a unos seis metros, podemos ver huellas antiguas de Cristóbal, de una repisa a donde llegó escalando otro día. Hacia la derecha escalamos otros ocho metros y continuamos por la terraza que bordea la sala, y acabamos en una zona arenosa que se estrecha sin posibilidad de continuación".

¡NO A LOS RECORTES EN LA ESPELEO!

Emprendemos el camino hacia el vivac, adonde llegamos a las diez y media pasadas, dispuestos a disfrutar de la pasta fresca que los castreños han traído (nada que ver con la espartana dieta a la que nos tiene acostumbrados Wychy). Acabamos el vino, y damos un buen bajón a las reservas de orujo. Tras la sobremesa (bueno, sobrebote, que es lo que hay), al saco, donde Marta se verá afectada una vez más por los efectos colaterales de la famosa dormidina, y su risa nos impedirá conciliar el sueño. Al menos, es mejor que la vez anterior, cuando fueron los rebuz... ronquidos de varios de los presentes los que lo impidieron.

Sex and violence...


El domingo nos levantamos calmosos, recogemos las cosas, y para la calle, donde tocará sesión fotográfica y de vídeo, con coreografía incluida (no pueden ser reproducidos aquí porque mi integridad física corre peligro si cometo tal atrevimiento). Paseo sin lluvia hasta el coche (nos vamos a malacostumbrar, ya verás...), birra donde Margari, y jornadas del cerdo en Ramales. Ya que los callos me han dado el fin de semana, qué mejor forma de contraatacar que con una ración de manitas de cerdo...

Estamos tan contentos porque sabemos que al menos en una semana no tenemos que volver a olernos...

miércoles, 5 de noviembre de 2014

Retorno con descubrimientos

29 de Octubre de 2014


Hace muchos ,muchos años cuando no tendría más de 16 años me encontraba en la misma cueva de la que voy a hablar hoy Cxx, sin duda con mucha más agilidad y menos achaques, no se si con más ilusión seguramente…

Efectivamente en esta cueva hice mi primera topo, luego más adelante trabajamos con un generador y martillo eléctrico tratando de superar el laminador ventilado que hay en un lateral de la cueva. Posteriormente otros intentos con cemento expansivo fueron igualmente infructuosos y nos hicieron abandonar esta cueva en busca de lugares más generosos..

En los últimos años la mejora de nuestros medios de desobstrucción nos hicieron visitar puntualmente la cueva sobre todo Wichi que dispone de poco tiempo y la veía como un buen sitio donde pasar la tarde. Desgraciadamente esto solía ser en invierno y casi siempre el agua frustraba sus intentos.

El año pasado Wichi se dirigió de nuevo a la cueva para desentumecerse un poco, pero se encontró con que la tarea ya estaba hecha y un muro de escombro en la entrada de la gatera indicaba que alguien había trabajado mucho en el agujero.

Deducimos rápidamente quien podía haber estado trabajando en nuestra puerta trasera y no podían ser otros que Sandrine y Patrick Degouve, siempre atentos a todos los agujeros de la comarca y con una constancia demostrada necesaria para una obra como esa.

Formaciones en pared de colada
Tras contactar con ellos y calmar en lo posible , a las facciones antifrancesas del club, decidimos trabajar conjuntamente en las exploraciones de Cxx. Esto la verdad que era más fácil decirlo que hacerlo, ya que se trataba de una cueva muy peligrosa ante crecidas, que obligaba a contar siempre con el tiempo para poder acceder y con formas y sobre todo tiempos de trabajo muy distintos entre los Degouve y nosotros espeleólogos de fin de semana, con familia y fiestas que atender..

Finalmente se consiguió hacer una salida conjunta con Wichi, Cardin y Jose por nuestra parte, donde exploraron un nivel superior al lago y lo dejaron en rampas sobre sifones.

Las siguientes salidas las hicieron solo franceses por el mencionado problema de calendarios, realizando 2 escaladas y nuevas bajadas al nivel activo dejando la exploración en cabecera de un pozo en un tubo.

En este punto pudimos de nuevo encontrar una fecha que cumpliera los diversos requisitos y yo al menos puede ir con ellos a la cueva.

Por tanto heme aquí de nuevo muchos años después dudando que llevar al agujero estrecho y barroso , que no me asfixiara en las largas arrastradas pero que no me muriera de frío en las aguas profundas.

En la boca donde quedé con S&P nos saludamos y hablamos brevemente de las ultimas exploraciones respectivas que como casi siempre ellos tienen más que contar. Decidimos que material llevar y preparamos los petates. Yo desempolve mi viejo pvc y decidí no llevar chaqueta de neopreno y solo un chaleco ligero sobre mí no tan ligero peto.

Sobre las 9:30 entrábamos en la cueva con fuerte corriente de aire y tras un corto paseo llegamos a la famosa desobstrucción que Patrick acomete dándose la vuelta antes y entrado con los pies por delante. Le imito, pero ni conozco los lados más altos del laminador , ni tengo la fina figura de Patrick, por lo que me atasco y tengo que volver a salir revisar el paso y volverlo a intentar tratando de pasar mi hermoso culo por el lado más grande cosa que consigo a duras penas.

Descanso para comer en las nuevas galerías
El siguiente asalto es la desobstrucción propiamente dicha con una paso en S que solo me deja 1 cm. De margen a mi fémur para pasar, que divertida será la vuelta…

Lo siguiente es una larga pista americana de subir y bajar pequeñas rampas barrosas en un tubo de 0.5 m. de media ,intercalado por tramos medio inundados, que me hacen resoplar hasta llegar a un resalte donde me esperan, supongo que pensando que vaya paquete que hemos metido en el agujero, pero a lo hecho pecho y tendrán que aguantarme el resto del día.

Para refrigerar los calores del tubo llegamos a un profundo lago que hay que cruzar nadando , para de nuevo calentar subiendo unas rampas con barro a la rodilla y una cuerda de las de un paso para arriba y dos para abajo mientras patina todo bajo las botas. Superado el obstáculo , un pasamanos igual de deslizante nos deja en una galería fósil y baja que hoy está seca pero que otras veces ha estado sifonada.

Continuamos la progresión por mas rampas barrosas, cuerdas barrosas, escaladas barrosas, pasamanos barrosos, pues eso que la cueva tiene "algo" de barro.

Pendants cerca del río
Llegamos a la punta con el pozo inexplorado que Patrick me ofrece instalar, pero no me parece de buena educación, así que baja equipando unos 20 m. y le seguimos poco después. El pozo como era de esperar se convierte en rampa de barro y un nuevo lago, que mientras Patrick lo cruza, yo reviso un paso entre bloques que me deja en la base de una gran chimenea con una larga colada de más de 30 m.

Llega Patrick y bajamos una rampa hasta un pequeño sifón con algún tubo sobre él, pero no da para mas.

Volvemos al lago y lo cruzamos todos ,remontando luego más rampas , pero por fin la cueva nos da tregua y frente a nosotros se abre una gran negrura con una galería de grandes dimensiones con numerosas coladas y formaciones.

Avanzamos admirados y contentos como niños , aunque entre todos sumamos mas años que un puente romano. Unos centenares de metros más adelante hacemos una parada para comer algo y comenzar la topo antes de que nos liemos. La sopa que prepara Sandrine nos calienta un poco y reanudamos el trabajo con Patrick haciendo la topo con su técnica de “hombre orquesta”, ya que maneja el disto  y dibuja y el resto solo ponemos la mano para apuntar el disto.

Techo de la galería superior
Vamos recorriendo amplias galerías arenosas y pronto oímos el rumor de un río. Que proviene de unos bloques en el suelo de la galería.


Un cruce a la izquierda por el que se van P&S haciendo topo mientras yo sigo a la derecha , haciendo algo de video sin luz por la amplia galería hasta una sala donde la galería gira bruscamente a la derecha , pierde algo de tamaño y desciende hasta que un pozo casi la corta , aunque se puede pasar por una vira. Doy la vuelta hacia la sala donde en altura remontando unos bloques parece que hay un nivel , retorno hacia los topógrafos y oigo los gritos de Sandrine , que me llama y me hecha la “bronca”, por que hay que repartir la exploración, la entiendo aunque en el AER estoy acostumbrado a ir detrás , haciendo la topo y ni me planteo decirle a las tropas que me esperen, ya que tampoco lo iban a hacer.


Formaciones en galería superior
Llegamos a la sala y ascendemos los bloques topografiando y revisando algunas zonas laterales con bonitas formaciones y coladas que llegan de algunos niveles superiores que precisan cortas escaladas. En un extremo los bloques cierran el paso pero hay bastante aire que baja por ellos, por lo que asciendo entre bloques que no están muy estables y llego a una salita con coladas y un agujero sobre ella muestra un paso con aire entre bloques aun mas delicados, y que no se si mi cuerpo serrado pasará sin empujarlos. Bajo y les cuento lo que hay , con lo que damos la vuelta y revisamos otros ramales laterales también con pinta de colmatarse pero con niveles mas altos con formaciones.

Bajamos de nuevo a la sala y hacemos topo hasta el pozo que cortaba la galería y Sandrine cruza al otro lado para hacer el último punto.

Nos retiramos completando la topo hacia el origen de las exploraciones y yo bajo entre los bloques en búsqueda del río, al que llego tras unos pasos que me dejan en un estrato arenisco inclinado a la derecha por donde circula el río aunque es impracticable sifonándose río arriba y río abajo de esa sala.


Tapón de formaciones que cierra una de las galerías

Salimos terminando la topo, baño en el lago, y reasegurando el pozo, para seguir por el circo de pozos, rampas y pasamanos barrosos hasta llegar al lago y cruzarlo a nado para entrar en el tubo deslizante en el que  de nuevo peno por mi tamaño.

Les doy "pena" y se ponen uno delante y otro detrás para ayudarme a salir y empujar la saca cuando se atasca , Patrick me pasa la saca en la estrechez mientras yo trato de pasar mi femur y mi 46 por estos pasos, cosa que consigo entre resoplidos y sudores , pero hoy para variar no soy el más viejo y ni siquiera me queda el consuelo de echarle la culpa de mi fatiga a la vejez, al lado de estos “chavales” que me acompañan.

Son las 19:30 cuando salimos y hace calor por lo que nos quitamos los molestos neoprenos que hemos soportado unas 10 horas de ejercicios gimnásticos .

Empaquetamos el equipo cubierto de barro y arena y nos despedimos hasta la próxima ocasión a la espera de ver donde nos lleva la topo de esta vieja colega que es la cueva Cxx..

Hasta la próxima Sandrine y Patrick y gracias por el vino que daremos cuenta en breve no lo dudéis..

  

lunes, 27 de octubre de 2014

De ébola, rescates y cegueras morales...





 (Artículo de opinión PURAMENTE PERSONAL, sin conservantes ni colorantes...).

En las últimas semanas, con el rescate de Ceci, los espeleólogos y nuestra actividad hemos estado “en la cresta de la ola” (o en el fondo de la torca). Muchos hemos estado siguiendo blogs y noticias en prensa, ansiando tener noticias de cómo evolucionaban los acontecimientos. Las noticias (como no podía ser menos en un país en el que todos los ciudadanos somos los mejores ministros, los mejores seleccionadores y los mejores “todo”) venían acompañadas por una retahíla de comentarios de variado pelaje. Los más humanos, deseando un pronto rescate y una rápida recuperación, o pidiendo que las autoridades pertinentes actuaran con la debida premura. Sin embargo, había dos “tipologías”de mensajes que me han provocado una cierta “repugnancia moral”, si se me permite ponerme tan pedante.

En primer lugar, una serie de argumentos muy en la órbita “neoliberal”, que vende esa supuesta “responsabilidad personal” que debemos tener todos, para no depender de “papá Estado”. Esos comentarios venían a dar a entender que Ceci (y, por ende, todos los espeleólogos) éramos poco más que unos imprudentes e inmaduros, que íbamos por el mundo buscando el riesgo extremo sin preocuparnos de las consecuencias para nosotros ni para los demás. Particularmente, sin preocuparnos de esos responsables “contribuyentes” que venían a reclamar algo así como “ni un duro de mis impuestos para rescatar irresponsables”: si los espeleólogos son tan alocados, que se paguen un seguro para sufragar las consecuencias de sus vicios.

Creo que son mensajes muy sintomáticos de esa ética que tristemente se está imponiendo en España, de raigambre anglosajona y protestante, muy WASP ella, thatcheriana a tope (recuerden “no hay sociedad, sólo individuos"). Cuando esa mentalidad se junta con la tradicional mentalidad hispana de la trapacería, el chalaneo y el chanchullo, pues tenemos las portadas de los periódicos: “Nicolases”, Blesas, Ratos…
 

Muchos dirán que no es el caso, que lo único que se critica es que se dedique dinero público para pagar las consecuencias de vicios privados. Sí, pero… démosle una vuelta. ¿Y si en lugar de un espeleólogo accidentado –recordemos, una actividad estadísticamente muy segura- habláramos de un ciudadano que requiere un trasplante de pulmón tras décadas de fumar tres paquetes diarios –una actividad estadísticamente muy insegura? ¿Seguiríamos defendiendo que no merece ser tratado por un sistema público de salud?  Es posible que un neoliberal a ultranza diga que sí, pero probablemente muchos de los que critican que se rescate sin cobrar al accidentado, en este caso dijeran que no. Y las diferencias no son tantas. Y si las hay, en todo caso serían favorables al espeleólogo: su actividad es más segura; el problema es que es menos “normal” (en el sentido de cotidiano).

Pero había un segundo tipo de mensajes que también mostraban una notable bajeza moral. Y eran aquellos que  utilizaban el paralelismo con el caso del sacerdote español afectado por el ébola y repatriado.

Vaya por delante que soy ateo convicto y confeso, forofo de Europa Laica y, como profesor, firmo –y firmaré – todos los manifiestos para que la religión católica deje de usar institutos públicos para hacer proselitismo. Por si hay alguna duda, personalmente creo que a estas alturas del partido, las religiones (particularmente las monoteístas) poco tienen que aportar en el ámbito de la moral y la ética: sus virtudes, que las tuvieron- acompañadas de tantos o más defectos- han sido de sobra “absorbidos” por la(s) ética(s) laicas, con la ventaja de que estas son autónomas y racionales. Vamos, que no beso santos precisamente.

Ello no obsta para que valore que una persona con motivaciones religiosas dedique su vida a hacer el bien. El caso del sacerdote fallecido por el ébola es una de esas personas. Independientemente de mi opinión sobre su fe, sus acciones y su coherencia lo hacen merecedor de respeto. Por eso me resultó particularmente chocante ver mensajes de gente (quiero creer que eran los habituales “trolles”, y no espeleólogos) que, pidiendo la intervención del Estado en el rescate, aducía argumentos tales como “mejor traer al espeleólogo que a un cura”. El Gobierno español tenía la obligación ética –si no jurídica- de facilitar el rescate de Ceci, al menos para mi. Pero si eso es así para una persona accidentada que en su tiempo libre realiza un hobby (y, nos pongamos como nos pongamos de estupendos con eso de que “lo nuestro es un deporte-ciencia”, la espeleología es un pasatiempo para el 99% de sus practicantes, y me incluyo, aunque en ocasiones pueda tener connotaciones tangencialmente científicas) vale aún más para una persona que ha dedicado su tiempo a ayudar a los demás, máxime cuando lo ha hecho a sabiendas del riesgo que corre. No ver una cosa tan obvia es síntoma de una notable “ceguera moral”. Creo que ese tipo de argumentos nos han hecho un flaco favor en los medios de comunicación a los espeleólogos, y responden más al típico –y tópico- anticlericalismo analfabeto pseudoprogre (tan de pandereta como las habituales declaraciones de la propia Conferencia Episcopal) que al sentir del colectivo espeleológico.

 
Y creo que no es el sentir del colectivo porque precisamente éste se ha portado en el caso de Ceci. Se han portado aquellos que han acudido a Perú a rescatarle, se han portado los que han organizado rifas y campañas de apoyo, y se han portado todos aquellos que han colaborado económicamente o de cualquier otra manera. Y seguro que no han perdido mucho tiempo escribiendo tonterías en los diarios…

PD: Ceci, que te recuperes pronto, y a ver si vuelves por Fuente Fría, hombre…

PD2: las fotos están cogidas de la web, si alguna tiene derechos, por favor me lo indiquen y la retiro...