26-10-2019 Por Enrique Ogando
Tras
la anterior incursión de Gelo y Cristóbal, la escalada de “Marta y sus
Machotes” está continuando de nuevo pero descendente, en una vía paralela,
aunque según los últimos datos de topo introducidos parece que nos llevan a
zona conocida.
Así
que allí que nos reunimos para comprobarlo Cristóbal y Zape en el horario
habitual. El tiempo es bueno y estable y no ha llovido mucho en los últimos días.
De camino nos acompaña un mastín que andaba
cuidando vacas y ha preferido darse un garbeo con nosotros. ¿Que se preguntará
cuando desaparecemos por la gatera?
Una
vez más los pozos descendentes, los meandros habituales, el ascenso por los
pozos de la escalada y una parada técnica para comer. En la zona alta donde
dejaron el último día el material, tenemos que recuperar una cuerda en doble y
cargar las sacas con cuerda y material.
Queda
una cuerda más, ¿la cargamos?
Pensamiento:
si la llevamos la vamos a tener que cargar de vuelta sin haberla usado, si no
la llevamos, nos va a hacer falta.
Pensamiento:
La topo dice que vamos a conectar enseguida, la cueva va a decir lo que le
salga de los cojones.
Decisión:
no la llevamos…
La
zona nueva no es muy amplia, pero nos deja algunos alivios y al menos no es
fea. Tras el pozo de 17 que dejaron los anteriores, son pequeños pozos y
resaltes los que tenemos que equipar. Intentamos equipar lo mínimo y
destrepamos algunas obstáculos intentando economizar, pero la cueva ha leído
nuestros pensamientos y hemos sobrepasado la zona donde debíamos conectar y
claro nos hemos quedado sin cuerda.
Salimos
haciendo topo e instalando los resaltes que deberemos equipar con cuerda el
próximo día y retocando alguna deficiencia en los pozos de entrada.
El
resto ya se sabe, a cenar…
Una
vez pasada la topo en casa, vemos que nos acercamos a conectar con otra zona,
se supone conocida, JA JA.
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