Sabado 19-12-2020
Cueva de Rubicera
Las restricciones de movilidad entre municipios han pasado y por fin los castreños pueden subir a Soba para hacer cuevas.Nos juntamos dos de Ramales y dos de Castro para hacer una visita a Rubicera y conocer algunas galerias exploradas por la SEII, con las que conectamos en nuestras exploraciones.
Las previsiones de tiempo son variables con pronóstico de sur y lluvia, así que como siempre será una lotería si nos mojaremos o no.
Como hay toque de queda, no nos queda otra que madrugar y quedar más temprano de lo habitual y para colmo, Margari esta cerrado cuando pasamos y no podemos tomar café, que es el combustible básico para algunos.
Hace sur pero no muy fuerte, asi que el paseo hasta la boca en un bonito día despejado y con las estupendas vistas de las cornisas es muy agradable, aunque el barro en las pendientes herbosas no lo pone facil.
Las cabras salen huyendo de nuestra presencia en los abrigos que escurren agua en muchos puntos.
De nuevo en la boca de Rubicera, Marta y Zape nos enseñan sus nuevos cascos ligeros, que hoy van a probar. Increiblemente Marta ha cambiado su eterno casco amarillo canario, que era su signo de identidad, aunque lo ha sustituido por uno verde chillón que no desmerece nada al canario.
Foto Zape |
Recorremos el muy conocido camino hasta el río, que baja abundante agua y que dejamos poco después, para ascender hasta la ámplia galería en forma de cerradura y casi recta, que se desfonda en una gran sala de bloques.
Hemos tardado dos horas en llegar desde la boca a este punto, donde tenemos un nido de material y donde comemos un bocata y cargamos las sacas con material.
Comenzamos a avanzar por el amplio meandro excavado bajo un estrato plano, en el que el agua ha formado diversos caminos que se cruzan y convergen. Instalamos algun resalte para facilitar el ascenso y llegamos a una zona de menores dimensiones con vadinas fósiles y formaciones.
Foto Marta |
En un cruce aparece ya una cascada de pozos de amplias dimensiones y en otra dirección un tubo de 0,5 m. de ancho por 1,7 m. de alto, que conecta con una salita bellamente decorada y que sigue hasta terminar en un pozo de unos 2 m. de diámetro.
Foto Marta |
Foto Marta |
Se empieza a instalar la via de pozos, con tramos separados por suelos de bloques y aumentando las dimensiones, siguiendo una clara fisura transversal. Equipamos hasta -40 m. aproximadamente y se nos acaba todo las cuerdas, anclajes y el tiempo, ya que a las 22:00 hay que estar en el pueblo.
Foto Marta |
Ascendemos hasta la gran sala y tras recontar el material que queda allí, iniciamos el retorno que nos lleva casi dos horas y media de ejercicio continuo. Mis botas de goma nuevas y muy rígidas me putean un poco los pies, pero es lo que hay.
Foto Marta |
Llegamos a la boca sobre las 20:20 y parece que no llueve mucho, aunque la yerba está mojada. Foto de grupo de rigor, nos quitamos los trastos y emprendemos el ascenso por las pendientes de yerba, que patinan con la lluvia fina que cae y que se culmina con una fuerte pendiente, que nos deja sin aliento y que precisa toda nuestra atención para no caer por ella.
Foto Marta |
Cuando nos falta poco para alcanzar el coche, arrecia la lluvia y fuerte viento del norte, que nos moja y enfria, mientras descargamos y buscamos donde cambiarnos sin terminar como sopas. La cabaña nos ofrece algo de protección y podemos sobrevivir al desnudo, aunque Marta se enfria y solo piensa en la ducha.
Desgraciadamente hoy nuestros sueños de cocido donde Margari no se pueden cumplir, y vemos complicado encontrar algún sitio donde conseguir algo de cena. Afortunadamente llamamos al Cullalvera y nos preparan cena para llevar, que devoramos en casa de Cristobal, justitos con el toque de queda. Marta entra en calor y el vino nos devuelve los colores. Que el reloj de Zape dice que hemos consumido casi 5000 calorias y eso debe de ser mucho.
Ha sido un buen reencuentro con las cuevas, con galerías bonitas y posibles futuros objetivos que mantengan nuestra ilusión.
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