martes, 11 de mayo de 2021

Torca de la Calera Capítulo II

 

27 del 03 de 2021

El confinamiento nos ha dejado sin obreros y los empleados que viven en Vascolandia se han visto obligados a dedicarse a la parrilla.

Solo estamos los incombustibles castreños Marta y Zape y yo, por lo que decidimos ir a la Torca de la Calera para terminar algunas cosas pendientes en el primer pozo y si terminamos pronto ya se verá.

 El día no es tan frío como otros y cambiarnos en la boca más agradable. Para las 12:00 estamos entrando en el agujero y rápidamente en la punta, con una escalada pendiente a un meandro colgado, que ataca Zape, asegurado por Marta, mientras preparo los trastos de topo.



 La roca es mala y los 13 m. de escalada llevan un rato pero Zape alcanza la galería y dice que sigue. Marta sube desequipando y yo con la topo, mientras Zape amplia el reconocimiento y vuelve diciendo que se cierra mas adelante.

 

De todas formas revisamos y topografiamos la galería, que llega a pequeña sala con dos vías cortas y cerradas por bloques. A destacar los corales que aparecen en las paredes y unos curiosos “clavos” de hierro, que salen de las paredes, suponemos que fruto de su resistencia a la erosión que si disuelve la caliza donde se encuentran.

 

 



Bajamos desequipando la zona y haciendo alguna foto. Comemos en la base del pozo de 45 y pensamos que podemos hacer. Decidimos bajar a la galería del Reencuentro para revisar uno de los tubos que llegan a esa galería y que asciende desde la cabecera del P20.

 

 

Cuando un poco mas tarde ponemos el pie en esta galería, de la que solo habíamos revisado los primeros metros, comprobamos que está muy bien decorada con formaciones sobre todo en el techo, con largas hileras de estalactitas que parecen las espinas de una zarza, por lo que la galería queda bautizada como galería de las Espinas.

 Llegamos a un desfondamiento de la galería, que precisa ser equipado bajando siete metros, dejando el tubo a presión en el techo y entrando en un meandro ancho por arriba en mas de tres metros, pero encajonado abajo, por donde circula algo de agua de un fuerte goteo que llega del techo. Instalamos un pasamanos y llegamos a un cruce.

 






De frente el meandro se desfonda en un largo pozo sondeado en mas de 50 o 60 m.A la derecha una salita tiene en el techo a unos 10 m. de altura una posible continuación del tubo apresión, pero necesitara de escalada y travesía para poder ver si continúa.

 



En la pared de la sala a 1,5 m. de altura Marta encuentra un tubo horizontal de dimensiones reducidas, que decide investigar. Se quita el arnés y se arrastra penosamente por el estrecho conducto hasta un punto donde un giro complica aun mas el paso y decide darse la vuelta, que le cuesta mucho volver. 

 

Dice que después parece que se amplia un poco, por lo que Zape lo intenta a su vez, mientras que yo ni me lo planteo. Como era de esperar si a Marta le ha parecido pequeño el largo cuerpo de Zape no puede pasar, a pesar de que casi se deja el pellejo en el intento, y es que no se le puede decir que “no se puede”.

 

 



 Terminada la sesión de tortura, nos retiramos ascendiendo con calma hacia el exterior, donde nos espera un atardecer fresco.

 La Torca de La Calera nos abre cada vez más incógnitas que os contaré en el siguiente capítulo.

 

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