domingo, 30 de junio de 2024

La “Larga Marcha”.

 Macizo del Hornijo  15 de Junio de 2024

Cuando después de años de búsqueda infructuosa, de nuevos accesos a la cueva del Carcabon, por fin encontramos una cueva con aire, situada sobre el objetivo y que tras algunos trabajos nos dio un amplio pozo de 50 m. Nos las prometíamos muy felices y esperábamos un rápido avance hacia el interior del macizo.

Pero va a ser que no, y esta exploración se está convirtiendo en algo parecido a la Larga Marcha de Mao. En la base del 50, solo un estrecho meandro marcaba el avance y el paso del aire. Tras dos sesiones de trabajo se consiguió alcanzar un primer y prometedor pozo de 10 m.


 Pero de nuevo la cueva nos puso un freno con otro estrecho meandro, y de nuevo se precisó de una larga jornada de obras, para llegar a otro nuevo pozo de 10 m. En su base la tónica de la sima se mantuvo y otro meandro cerraba el paso.

Este proceso empieza a ser cansino y desmoralizador, pero somos muy tercos y este finde de nuevo vamos al tajo. Además esta vez contamos con el refuerzo de los Jóvenes Franceses, Sandrine y Patrick, que junto a Pedro, Wichi y Ángel formamos el equipo de obreros.

También tenemos la inestimable ayuda de Nelin con su todoterreno, que aunque no puede hacer espeleo con su rodilla lesionada, si que nos hace de taxi y nos subirá hasta cerca de la boca ahorrándonos más de una hora de ascenso.

Finalmente Wichi también sube su todocamino, que sufre un poco con los bajos pero llega arriba sin mucho problema. Nos despedimos de Nelin y subimos el tramo de sendero que nos queda.

En la boca mientras nos cambiamos sopla bastante viento, lo que seguramente tendrá repercusión en el aire en la cueva.

Entramos en la cavidad, recorriendo las galerías con numerosas cúpulas de disolución, para continuar gateando por un tubo, hasta alcanzar la cabecera del P50, que empieza estrecha para de pronto ampliarse en un ancho pozo con dos vías paralelas.

Nos reagrupamos en la base del primer pozo de 10 m., ya que es conveniente mejorar el acceso al segundo pozo antes de seguir. Una vez solventado bajamos todos a la base del segundo pocete, donde yo es la primera vez que estoy.

Una fisura que llega de lo alto, forma un meandro en la base del pozo y allí los últimos trabajos realizados permiten entrar en él, pero solo a los más finos. En lo alto de la fisura hay la posibilidad de una ventana que nos evite el meandro, así que Wichi sube y hace un pasamanos hasta la ventana, mientras los demás comemos ya con la hora francesa.

La ventana resulta ser minúscula y sin aire, por lo que Wichi se baja y nos concentramos en el meandro, mejorando la entrada para todos los públicos y avanzando hasta una minisalita, donde una ventana en el techo, da acceso a la base de una chimenea o algo parecido. De frente sigue el meandro pero requiere mucho trabajo.

Atacamos la ventana hasta que puede pasar Pedro y confirma que se trata de una chimenea sin ningún futuro, por lo que solo queda trabajar en el meandro, con más fe que otra cosa.

El aire como era de esperar cambia varias veces de sentido, pero avanzamos hasta agotar las baterías y las ganas.

Los más finos se introducen en el meandro y alcanzan a ver una salita o ensanchamiento del meandro, lo que nos da moral para la próxima jornada, que inevitablemente será necesaria en esta Larga Marcha.

Recogemos y subimos con calma, hasta la galería de entrada de la cueva, donde tenemos pendiente una corta escalada, al final de unas rampas de colada muy deslizantes, que conducen debajo de un amplio hueco, sala o galería, incógnita que queremos resolver.


Montamos la única cuerda que hemos traído, como pasamanos temporal para acceder a la base de la escalada. La recuperamos y la volvemos a usar para la escalada, que ataco con unos pulse. El último tramo un poco desplomado me da un susto al comprobar que se trata de un bloque medio suelto y con mala pinta.

Llego a la zona alta con un suelo de colada, que sale de una gran columna. A la derecha parece tener una galería con muchas excéntricas. Busco donde meter anclajes para fijar la cuerda. Cosa que no resulta fácil, ya que todo alrededor es colada blanda o roca fracturada, que no facilita las cosas. Por fin clavo dos anclajes buenos y otros dos en la roca cutre que permitan subir a las tropas.

Mientras suben los demás, entro en la galería y admiro unos bonitos paneles de excéntricas, que cubren las paredes y el techo. Un muro de bloques obliga a trepar para llegar a otro amplio hueco que hay encima.





 Allí parece terminar la aventura ya que tras revisar varios recovecos, todo se cierra. Bajamos y pensamos si desequipar o dejarlo para traer el material de topo que se ha quedado en la entrada. Finalmente decidimos dejar la cuerda, mejoramos el equipamiento y salimos con calma.



 La tarde es muy agradable y con bonitas vistas, mientras descendemos hacia el coche de Wichi, que afortunadamente los lleva cómodamente hasta el final de la pista, ahorrándonos un largo y pesado descenso.


Nos despedimos de los amigos franceses, mientras el resto vamos al bar como buenos españoles, pensando en como de larga será la marcha que aún nos queda por hacer en esta cueva.. Se vera…

 

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