martes, 15 de octubre de 2024

La torca del Botijo, saboreando el premio.

 

Macizo del Hornijo   Septiembre de 2024

En el artículo anterior de Pedro, dejamos esta exploración en una bonita galería de grandes dimensiones que recorrimos de forma apresurada, observando algunas incógnitas posibles que quizás permitieran  continuar nuestra larga búsqueda de un camino hacia el Carcabón.

Con la excitación de los niños cuando desenvuelven el paquete de un regalo, nos juntamos el día 7 de Septiembre, para volver a la torca del Botijo, como hemos apodado a esta cueva.

Ha llovido mucho, pero este sábado no da lluvia, así que subimos a la sima del Botijo. Cristóbal ha engañado a Maider que no sabe lo que le espera.

 

Quedamos con Patrick sobre las 9:45, pero llegamos tarde. Tomamos un café en Vega y salimos hacia la obra.

Ascendemos con calma, charlando y con bastante humedad, hasta la boca, donde llegamos sudorosos sobre las 11:00.

 

Somos muchos, hay que bajar ampliando algunos pasos y luego equipando la cuerda. En punta Marta y Cristóbal trabajan en el primer pozo; luego Cristóbal y Ángel trabajan en los siguientes resaltes, hasta las 13:00 que salen a comer con los demás, que se han quedado fuera esperando.

Luego bajamos todos con Zape equipando cuerda y Maider y Ángel cerrando el pelotón con Patrick haciendo la topo. Baja bastante agua por las paredes, que gotean en algunos tramos.

Se monta un atasco mientras se trabaja en mejorar la zona final de la diaclasa vertical y luego la cabecera del último pozo.

Los grupitos repartidos por la sima, charlan de diferentes temas mientras los de punta trabajan, lo típico de España, sea sobre la tierra o bajo ella.

Maider nos asombra, con su capacidad de conversación sobre los más variados temas y sin que parezca que se le seque la boca. Tal vez sea para no pensar en la liada que de nuevo le ha preparado su padre y lo bien que estaría ahora de fiesta con sus amigas.

Pasan las horas y terminada la obra, Cristóbal se sale con Maider, que se hace tarde y no quiere que le denuncie por maltrato infantil.

El resto bajamos tras equipar Zape el pozo de 25 metros y la rampa de bajada a la sala.

Una vez en la galería, Pedro y Marta van al Oeste al agujero soplador, que fuerzan hasta un desfonde que precisa cuerda.

 


 Patrick sigue con la topo, primero al Oeste y luego al Este.

 

Zape y Ángel van al Este e instalan un pasamanos que bordea el desfonde, luego van al final de la galería para evaluar la escalada a la chimenea que hay allí. Por la derecha parece que se puede subir por las formaciones, con picos que permiten poner lazos; luego habría que ver qué pared usar.

Observan las formaciones, de la salita incluyendo la curiosa estalagmita en forma de serpiente.

Vuelven hasta el laminador donde han llegado Patrick y Pedro con la topo, que se deja allí a la entrada del laminador, porque ya es muy tarde.

Volvemos y vamos subiendo con calma, con  Ángel que sube el último tensando algunas cuerdas, para tirar piedras sueltas y limpiar mejor las rampas.

 

Estamos en el exterior sobre las 22:00 y en el coche sobre las 23:30.

Nos despedimos de Patrick y Sandrine, que ha venido a recogerle y vamos corriendo al pueblo a ver si encontramos donde cenar, cosa que conseguimos en el Quintela, casi de milagro.

 

 Capítulo II

Por fin ha dejado de llover, aunque se avisa de bajada de temperaturas, quedamos para volver de nuevo a la Torca del Botijo, el sábado 14 de Septiembre.

Quedamos en el club a las 9:30 en un día fresco con unos 11 grados. Estamos cinco personajes, Merino, Wichi, Cristóbal, Zape y Ángel.


 Debatimos sobre qué taladros y anclajes llevar; al final Zape se sale con la suya y llevaremos spit para que no le dé un acolecho, pero solo nos quedan 8 spit en el club, así que Zape llama a Fredo y trae más spit.

Subimos con un día despejado y llegamos sobre las 11:00 a la boca, donde picamos algo.

 Entramos primero Zape, Ángel y Pedro, quitando alguna piedra más por el camino.

Cristóbal y Wichi bajan detrás instalando más peldaños de ferrata en la sima, que ya parece una atracción de circo en lugar de un agujero serio; pero estamos muy mayores y las dimensiones no permiten usar bien el material de progresión, por lo que los peldaños se agradecen.

Una vez en la sala, Zape y Ángel van al Este, continuando la topo desde el laminador hasta llegar al desfonde, donde Zape empieza a equipar la bajada y Ángel continua la topo hasta la sala de la serpiente.

Foto Zape

Finalmente bajan al final del desfonde unos 25 metros más abajo. Allí una amplia sala, con rampas de tierra y piedras asciende hacia el oeste hasta una pequeña galería, que se cierra con coladas.

Con un paso de hombros, Zape sube a la parte alta del tapón y llega a una salita con dos pozos: uno que se cierra y otro pendiente pero con poca pinta.

El lado derecho de la sala está cortado por un pozo. Bordeando por la izquierda se puede ir al otro lado, en forma de rampa de tierra y piedras, hasta el borde del pozo que canta unos 10 metros con sonido de agua estancada abajo.

Foto Zape

Hacen la topo y suben a la galería principal, donde se encuentran con el resto del equipo, que ha instalado varios peldaños en la sima y luego ha ido a la parte Oeste de la galería, para abrir el agujero soplador, que hoy no sopla por que no hay nada de aire en toda la sima.

Pasan el agujero y al otro lado un tubo desfondado, que termina pronto en tubos ascendentes estrechos.

Luego enfrente, Wichi hace una escalada de 13 metros  al nivel superior de la galería. Llegan a una repisa entre dos desfondes y al otro lado se ve una amplia sala. No les queda batería, así que se bajan y van al Este.

Bajan los tres a ver el desfonde y luego Cristóbal y Wichi suben, mientras Pedro se cuela por varios agujeros.

Cristóbal y Zape van hasta la sala de la serpiente y hacen algunas fotos.

Foto Zape

Luego nos vamos todos a la escalada del Oeste, donde Zape equipa los pozos del desfonde, bajando uno a la izquierda de unos 20 metros bajo una chimenea estrecha, con un poco de agua. Abajo se estrecha en un meandro impenetrable.

Sube y después baja el pozo de la derecha, de unos 30 metros que se cierra con un suelo plano.

De nuevo de subida, cruza al otro lado hasta otra repisa. Equipa y baja a la sala, que está muy desfondada, con una fina cornisa a la derecha. El desfonde se cierra y en el otro extremo solo se ven unos tubos paralelos y verticales.

Baja Ángel para asegurar a Zape en su trepada, que hace con los dos últimos pulse que le quedan. El tubo de la izquierda vuelve sobre la sala.

Foto Zape

Foto Zape

 

Llega Cristóbal y sube al tubo de la derecha, que pronto se estrecha mucho. La cosa no da para mas y nos retiramos desequipando todo, incluso la escalada.

Dejamos nido de material en la sala y salimos al exterior algo mas cómodos con los escalones, llegamos a la calle sobre las 19:30 y a las 21:00 estamos en los coches.

 

Ha sido un bonito día de exploración, por fin en una cueva de grandes dimensiones. No hemos encontrado el aire que buscamos, pero aún nos quedan varias incógnitas que revisar y esperamos que nos den alguna alegría.

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