jueves, 15 de octubre de 2020

Retorno al hogar


 Sabado y Domingo 10 y 11 de Octubre de 2020

Mientras los madrileños y muchos otros no pueden salir de sus casas, nosotros tenemos libertad para volver a nuestro hogar subterráneo. Ellos tienen que aguantarse con sus calefacciones, sofás y cómodas camas. Nosotros podemos disfrutar del moho, la herrumbre de los cubiertos, los suelos mojados y sacos húmedos.

Ante tamaño privilegio no podemos reprimirnos y a pesar de que el tiempo es horrible con lluvia y viento decidimos dirigir nuestros pasos a Rubicera, donde mantenemos un vivac desde hace años y que tenemos abandonado desde hace más de un año.

Así pues la mañana del sábado nos encuentra desayunando en el Willy. Estamos seis, ya que a los más habituales se ha unido, después de mucho tiempo, Susanna que como siempre trae comida rica y aumenta la paridad del grupo, que ya cuenta con dos mujeres.

 

Una vez en los Collados, nos preparamos para la lluvia y emprendemos la marcha por las resbaladizas cornisas, hasta la amplia boca, que afortunadamente, permite colocarse los trastos del oficio sin mojarse.

Sobre las 12:00 entramos en las amplias galerías, con la duda de como podemos encontrar el río de la travesía, pero aunque baja bastante agua, esto solo contribuye a darle belleza y no plantea mayores problemas para circular por él.




Algunas cuerdas para arriba, bella galería de formar de cerradura, gateras y cuerdas para abajo, nos dejan en la amplia sala que conecta varios pisos de esta cueva.


 

Son las 15:00 y toca comer, que somos todos de mucho consumo. Marta se ha encargado de comprar la comida colectiva, ante el temor de que lo hiciera Wichi y en lugar de salir a 5 € por cabeza, saliéramos a 5 € para todos. Hay de todo incluyo pollo y para desayunar sobaos el Macho. Este es un vivac tres estrellas michelines.

 






En este punto dejamos comida y tomamos unos pasos estrechos y cuerdas cortas que nos bajan hasta los niveles inferiores de la galería de la Espeleogénesis. Aquí podemos avanzar por esta bonita galería con suelos de arena, hasta llegar a su final, donde un desfonde equipado, nos deja en el nivel del río que circula tranquilo, por una baja pero ancha galería. Un tapón de bloques que detuvo la exploración hace años, fue superado desde el otro lado y ahora permite continuar por el nivel casi del río.

 

Llegamos a un punto donde se bordean unos sifones y es posible continuar por el río por una bonita galería, que pronto se desfonda en dos cascadas muy ruidosas que conducen el río a una gran sala negra, que yo aún no había visto. El rio abre un caudal sinuoso, entre grandes bancos de arena, hasta perderse entre bloques, pero ha dejado grandes dunas con diversas formas, que le dan personalidad a la gran sala.

Desgraciadamente la única incógnita que había en esta sala se demostró en la topo, que estaba justo sobre un caos de bloques de otra galería, así que no merece la pena escalar y toca desequipar.

Esta faceta de la exploración, yo la comparo con el día después de una fiesta. Cuando organizas una fiesta puedes tener mucho trabajo, pero estas motivado, contento y esperas pasártelo bien, por lo que no te preocupa mucho el esfuerzo. Pero al día siguiente queda mucho que limpiar, recoger y colocar y ya no hay perspectivas de pasarlo bien, ni ligar, ni na de na..

Pues desequipar en las exploraciones es lo mismo, ya no hay motivación por encontrar nuevas galerías y si montañas de material que mover. Pero de todas formas si la compañía es divertida como en este caso, hasta en esto te lo puedes pasar bien y echarte unas risas, hablando de los michelines de alguno, la nariz o la cabeza de otro.


 

 Decidimos hacer dos equipos de tres, para desequipar las dos rutas que tenemos para acceder a este punto, por lo que Cristóbal, Wichi y Marta se vuelven por la ruta de llegada y Susanna, Zape y Angel, volvemos por otra más larga para desequipar otros pozos. Nos encontraremos en el vivac para cenar.



 


 

Remontamos primero por galería y luego laminadores hasta la sala de la Momia Verde, donde retiramos las cuerdas y ascendemos hasta la galería amplia y concrecionada, que nos llevará una hora después al vivac. Poco antes pasamos por la cascada de llegada del río Totxe, que suena fuerte y la espuma blanquea en la oscuridad.

 

Somos los primeros en llegar al vivac sobre las 21:30, y vamos a buscar agua mientras llegan los colegas con la cena. Nos quitamos los monos y ponemos algo de ropa, mientras revisamos nuestros sacos estancos, para ver como están nuestros sacos de dormir y el suelo del vivac, este último mojado en algunos tramos.

 

Por fin nos reunimos alrededor del hornillo que calienta el agua para la pasta, mientras picamos otras delicias que nos ha traído Marta, que por cierto se confirma que es más dura que una piedra, al aguantar todo el día una dolorosa lesión en el pie, con tal de no perderse nuestra compañía y alegrarnos con sus risas, a pesar del dolor que en momentos se ve que le nubla la sonrisa.

 

Para las 23:00 estamos en los sacos y esta vez nadie pone despertador, ya que hoy el plan es explorar todo el domingo y salir a cenar. He tenido que engañarlos e inventarme una supuesta galería superior, al nivel de la galería de los Imputados, para motivarles y revisar los pasos de esta galería..

 


A pesar de contar con algunos madrugadores en el equipo, nadie dice nada y nos dan las 10 en los sacos, creo que es mi record de permanencia en saco. Encendemos el hornillo y la cafetera suena, estimulando nuestro organismo, que ya espera con ansia los sobaos.

 

Una vez cubiertas las necesidades básicas nos equipamos y cargamos todas las cuerdas y anclajes, que hay que ir sacando a niveles superiores de la cueva, donde vamos a realizar algunas exploraciones.

De nuevo hacemos dos equipos para revisar algunos puntos de la galería, Marta y Zape se van al oeste y el resto hacia el este, parando en las zonas de bloques y tubos para volver a revisarlos. Tras los habituales fracasos y contra todo pronóstico, la revisión de Susanna de una gatera pisada, le lleva a un cruce donde encuentra una galería ascendente sin rastro de pisadas.

 Vuelve y vamos con ella, Cristóbal y Susanna en punta y Wichi y yo haciendo topo. De nuevo disfrutamos del placer de la exploración y del hormiguillo de la esperanza de grandes descubrimientos. Dejamos un cruce a una sala, que precisa cuerda para bajar y de la que arranca un meandro ancho, que parece sigue por debajo de los tubos ascendentes por los que avanzamos. Llegamos a una ventana sobre un meandro desfondado, con un pozo de 17 m. y en cuyo fondo se ve un reflectante, que enfría nuestras expectativas y que indica que conectamos con alguna galería ya explorada, aunque no tenemos claro donde es. Queda pendiente una corta escalada a un pequeño tubo y bajar al meandro, pero será difícil que salgan grandes cosas.

De bajada encontramos a Zape que nos ha seguido, pero ha revisado otro cruce y encontrado otra galería sin pisar, que tiene pinta de estar relacionada con la nuestra..pero ya se verá..

Es hora de volver, primero donde hemos quedado con Marta, merendamos un poco y cargamos pesadas sacas de material, con las que cargamos al ascender por los pozos y por gateras, hasta llegar a la amplia galería explorada por la SEII, donde hacemos un depósito de material.


 

Más ligeros, seguimos ascendiendo hasta llegar al río de la travesía, que baja más caudaloso pero sin problemas. Sudamos un poco en las galerías fósiles y por fin llegamos a la boca aun con un poco de luz del atardecer, sopla viento y llueve. Nos ponemos los impermeables y emprendemos el arduo camino de regreso, azotados por el viento y con sumo cuidado de no resbalar en la yerba mojada en las estrechas cornisas.



 Llegamos a los coches pensando ya en el rico cabrito que nos vamos a cenar en Ason, aunque aun queda el desagradable trámite de cambiarse la ropa mojada en medio de la lluvia.

Wichi se marcha para su retiro espiritual en su cabaña sobana y el resto bajamos a Ason, donde hemos quedado con Moisés y Teo para cenar. Teo nos hace reír con sus cosas, mientras pide mimos de su madre que no ha visto en dos días y que por cierto, no parece que su larga ausencia de las cuevas, le haya afectado lo mas mínimo y se mueve como pez en el agua.

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Una vez llenas las barrigas nos volvemos para Ramales y nos despedimos hasta la próxima que será otra historia..

 

lunes, 7 de septiembre de 2020

"Bobos o muy Bobos"

 Sabado 05 de Septiembre de 2020

Por fin ha llegado el día, después de casi diez meses sin hacer cuevas en serio, debido a una lesión de espalda, voy a volver a disfrutar de los “placeres” de la exploración de una cavidad. Me habría gustado empezar con algo más amable, pero tenemos lo que tenemos, y hay que aprovechar los niveles bajos de los ríos para ir a la Maza del Cuivo.

Por lo tanto lanzo una convocatoria y engaño a los incombustibles castreños, Marta y Zape y a Cristóbal que a pesar de un turno de curro de 12 horas, no se quiere perder su dosis de másoquismo.

Sé que voy a sufrir como un perro y solo espero que mi espalda aguante y no tenga que arrepentirme en días venideros. Por que sí, la sima se las trae y demuestra que como diría un amigo somos “bobos o muy bobos“.

 

Normalmente en espeleo uno desciende pozos y más pozos intentando alcanzar, ríos, niveles estables, conexiones con otras cuevas. Es de por si una actividad bastante extraña y solo apta para masocas, pero en la Maza hemos ido un paso más allá, primero empeñados en hacer una larguísima escalada de una vía de pozos de 190 m., que nos dejó a menos de 20 m. de la calle, pero que no pudimos conectar con el exterior. Pero decidimos ampliar nuestra estulticia, descendiendo una nueva vía de pozos encontrada en lo más alto y por la que ya llevamos 140 m. descendidos en pozos y meandros. Vía que sabemos va paralela a la de subida y con mucha probabilidad, solo nos conducirá a los niveles desde los que empezamos la escalada, cosa totalmente inútil.

 

Pero como llevamos muchos años en esto y la razón y las cuevas no cuadran mucho y el optimismo de algunos no tiene límites, pues aquí estamos dispuestos a bajar 150 m. de pozos, meandros, laminadores con río, pasamanos colgados. Ascender 200 m. de meandros desfondados, caos de bloques, desfondes, pozos y bajar de nuevo otros 150 m. de pozos, meandros estrechos y rugosos. Es decir nuestra sima se convierte en un -500 con muchos aditivos. Lo dicho hay que ser “muy bobo” para acometer esta actividad.

 

Tras quedar a las 9:00 en el club y recoger el material, paramos en el Colina a tomar unos refrigerios y comprar bocatas de tortilla, el dueño nos dice que hace mucho que no nos ve el pelo.

El día está cubierto y cae una ligera llovizna, que junto al aumento de lluvia que da para la tarde, no es el mejor pronóstico para pasar el río de la Maza, pero ya he dicho que somos bobos.

La selva de helechos y zarzas ha crecido y se nota que hace mucho que no pasamos por allí. Pero para las 11:20 estamos listos para volver a entrar en el agujero con su entrada nada amable, preludio del resto de los atractivos que nos esperan. Me introduzco con resignación, pereza y algo de curiosidad por ver si aguantaré dignamente la larga jornada que nos espera.

 

Después de recorrer el bonito circuito ya mencionado, para las 14:00 llegamos al punto más alto de nuestro camino, justo antes de descender la nueva vía de pozos que estamos explorando. Estamos empapados de sudor pero decidimos parar a comer algo ya que luego no hay buenos sitios.

A las 14:30 iniciamos el descenso temblando de frío, por la vía con resaltes y un meandro incómodo, hasta un amplio pozo de 18 m., seguidos de otros más cortos, hasta un meandro concrecionado que obliga a arrastrarse y retorcerse en algún tramo.

 

 Se llega a otro amplio pozo, donde terminó la exploración la última vez que yo estuve en el lugar y que fue descendido por Zape y Cristóbal en el último ataque el 26 de Octubre de 2019. Sigue un tramo largo de meandro bastante incómodo con algunos resaltes que dejaron sin equipar y en los que ponemos cuerdas para facilitar el ascenso.

 

Llegamos a la punta del último día y equipamos el pozo, en cuya base de nuevo otro largo meandro por el que entra Zape, hasta que llega a un paso muy estrecho y valoramos la opción de abandonar esta exploración y desequipar. Pero está claro que somos “bobísimos” y decidimos seguir; Zape se quita los hierros y le oímos gruñir colándose por el paso. Dice que ha llegado a otro pozo y oye un río y ve volumen; solo hay un sitio con esas características en la cueva y es la gran sala en la que llega el río desde el norte. O eso, o es otro río desconocido..

Tras oír los gruñidos de Zape en el estrecho, tengo serias dudas de que yo pueda pasar y quitándome todo sigo a Cristóbal muy escéptico sobre mis posibilidades. El Cañetero pasa sin problemas con el arnés puesto. Mardita sea.., por que coño seré tan bobo y con el cuerpo serrano que tengo, no me dedicaré a otra cosa.

 

 

 

 Llego al paso en cuestión que cuenta con todos los aditivos, estrechez vertical desfondada, con paredes rugosas y puntiagudas, en el que hay que entrar en diagonal y escurrirse. Me introduzco y rápidamente quedo atorado en mi pecho con una presión angustiosa, y me surge la duda de si forzar aún más para tratar de colarme, con el riesgo de empotrarme de forma irreparable y de difícil solución, ya que mis piernas quedan en el aire y no puedo empujar hacia afuera, ni utilizar mis brazos para tirar, con lo que podría quedar en una situación muy comprometida. Ya de todas formas salir de allí va a ser difícil, animado por Cristóbal desde abajo, fuerzo y termino por entrar con gran alivio por mi parte. Pero pensar en como salir de allí luchando contra la gravedad en la que mis 85 Kg. no ayudaran como en la bajada, si no que complicarán el ascenso, sin apoyos para las piernas que permitan empujar y los pinchos de las paredes que se engancharán en el mono frenándolo.

Llega Marta con el disto tomando las medidas que apunto en la libreta y veo con envidia como baja el paso con el arnés puesto. Trato de no pensar en la vuelta y seguimos la topo mientras instalan en pozo y bajan. Incluso Marta se ofrece a volver por la estrechez para recuperar algunas cosas que yo he dejado atrás. Tengo que empujarla pero pasa  sin muchos problemas y mi envidia aumenta varios grados.

 

 

Se confirma que hemos llegado a la gran sala lo que significa el fin de la exploración, momento que todo espeleólogo conoce y llega el turno de hacer solo el bobo, desinstalando y cargando como burros con pesadas sacas.

 

Pero hoy no nos apetece nada desinstalar y a mi mucho menos aun, pelear con el paso, por lo que por una vez hacemos algo inteligente y decidimos picar algo y salir al exterior y darnos una buena cena.

 

  Dos horas después llegamos al exterior tras sudar de nuevo, son las 20:00 y está todo cubierto de nubes que sueltan su agua en las hojas. He sobrevivido y mi espalda parece aguantar lo que me produce alegría y sobre todo he vuelto a disfrutar de buenos momentos, risas y sensaciones que echaba de menos en compañía de otros “bobos o muy bobos”.

 

Ya solo queda un pequeño paseo mojándonos hasta el coche y por fin comportarnos como seres racionales y parar de nuevo en el Colina a tomar un  Calimocho, donde el dueño nos habla de la avalancha de turistas que han tenido este verano atípico.

Luego bajamos a Asón y paramos donde Margari pensando en cenar un cabrito, cosa que hacemos con placer y Zape con gula, ya que lo acompaña de un cocido montañés el muy bruto.

Margari también nos cuenta las invasiones de turistas del verano, que han saturado los aparcamientos, caminos y bares. Parece que ha sido necesaria una pandemia para que la mitad de los españoles descubran el Norte, hablando de bobos…Confío que volvamos a disfrutar de la tranquilidad el resto del año.

 

Llegamos al pueblo y cada mochuelo a su olivo en espera del próximo día que volvamos a hacer el bobo irremediablemente…

Nota: Golpes, agujetas y material para limpiar completan el repertorio de un espeleólogo bobo.

jueves, 13 de agosto de 2020

Campaña de Fuente Fria 2020

 Soba del 17 al 25 de Julio de 2020

Después de muchos meses de parón por la pandemia y en algunos casos por problemas de espalda, volvemos a realizar actividades de exploración en nuestro coto habitual del Mortillano.

De nuevo nos juntamos unos días para disfrutar de los paisajes de Fuente Fria, sus nieblas y lapiaces.


 

Este año hemos comprado un toldo de invernadero para que nos proteja de las inclemencias habituales en la zona. Pero no hemos sufrido ninguna borrasca por lo que no hemos podido probar sus capacidades.

El tiempo general ha sido bueno e incluso caluroso, pero las tardes han estado cubiertas de niebla y los últimos días las nubes cargadas de agua se han mantenido todo el día, complicando bastante el movimiento por los difíciles lapiaces.












 
El objetivo principal de la campaña era continuar con los trabajos de desobstrucción de la FO1, que llevamos ya tres años trabajando en ella, a una profundidad de unos 100 m. con corriente de aire aspirante.

Hemos realizado tres días de ataque a esta sima con un elevado volumen de piedras removidas, pero de momento la sima sigue guardando celosamente sus secretos y serán necesarios más años de trabajo.

 

En el exterior comenzamos por volver a localizar algunas simas de hace más de 15 años en las que teníamos notas de presencia de aire. Encontramos algunas y las revisamos sin considerar rentable iniciar trabajos de desobstrucción.

 

En una larga excursión por el macizo visitamos una profunda dolina cañón de más de 50 m. de profundo y sus alrededores, donde localizamos pequeñas simas sin aire que se marcaron y situaron, pero que no merecía la pena mover material hasta allí para explorarlas.

 

Otra salida entre la niebla a más de dos horas del campamento, nos llevó a desobstruir la entrada de una sima localizada hace años, la FO33. Resulto bajar más de 90 m. con un amplio y bello pozo, pero que no fue más allá..

Por tanto los resultados de los 9 días de campaña, no son importantes y la lejanía de las zonas de trabajo con respecto al campamento y lo complejo de desplazarse por ellas restringe mucho el número de simas localizadas y exploradas.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Por otro lado los más importantes objetivos de convivencia y “bon vivant”, se han mantenido en su nivel habitual.

Típico espeleologo del AER equipado para la acción


Ensayos de materiales



jueves, 12 de diciembre de 2019

Maza del cuivo. Rematando_nos



26-10-2019                        Por Enrique Ogando

Tras la anterior incursión de Gelo y Cristóbal, la escalada de “Marta y sus Machotes” está continuando de nuevo pero descendente, en una vía paralela, aunque según los últimos datos de topo introducidos parece que nos llevan a zona conocida.




Así que allí que nos reunimos para comprobarlo Cristóbal y Zape en el horario habitual. El tiempo es bueno y estable y no ha llovido mucho en los últimos días.
 De camino nos acompaña un mastín que andaba cuidando vacas y ha preferido darse un garbeo con nosotros. ¿Que se preguntará cuando desaparecemos por la gatera? 

Una vez más los pozos descendentes, los meandros habituales, el ascenso por los pozos de la escalada y una parada técnica para comer. En la zona alta donde dejaron el último día el material, tenemos que recuperar una cuerda en doble y cargar las sacas con cuerda y material.
Queda una cuerda más, ¿la cargamos?
Pensamiento: si la llevamos la vamos a tener que cargar de vuelta sin haberla usado, si no la llevamos, nos va a hacer falta.
Pensamiento: La topo dice que vamos a conectar enseguida, la cueva va a decir lo que le salga de los cojones.
Decisión: no la llevamos…
La zona nueva no es muy amplia, pero nos deja algunos alivios y al menos no es fea. Tras el pozo de 17 que dejaron los anteriores, son pequeños pozos y resaltes los que tenemos que equipar. Intentamos equipar lo mínimo y destrepamos algunas obstáculos intentando economizar, pero la cueva ha leído nuestros pensamientos y hemos sobrepasado la zona donde debíamos conectar y claro nos hemos quedado sin cuerda.
Salimos haciendo topo e instalando los resaltes que deberemos equipar con cuerda el próximo día y retocando alguna deficiencia en los pozos de entrada.
El resto ya se sabe, a cenar…
Una vez pasada la topo en casa, vemos que nos acercamos a conectar con otra zona, se supone conocida, JA JA.