domingo, 8 de septiembre de 2024

La “Larga Marcha”, más larga.


 Macizo del Hornijo. 22 de Junio y 13 de Julio de 2024

En esta crónica resumimos dos salidas, que se han realizado este verano a la FU44, que como ya hemos contado en varios artículos, se ha convertido en una espiral de ilusiones y frustraciones, en la larguísima búsqueda que llevamos haciendo los últimos años, de nuevos caminos hacia la cueva del Carcabón, situada en los niveles bajos del macizo.

En el último artículo publicado en este blog sobre esta cavidad dejamos la exploración en un pasaje estrecho horizontal, desde el que se intuía una posible zona más ancha; como ya nos ha sucedido varias veces en esta cueva, esto nos devolvió las ilusiones.

Con estas renovadas expectativas, el día 22 de Junio un equipo formado por Marta, Zape, David, Pedro, Patrick y Cristóbal, se dirige a la cavidad y afortunadamente disponen del todoterreno de David.

Su primera tarea de parte del equipo es completar la topo de la salita superior y desinstalar la cuerda que se dejó allí.

Foto Marta

El resto baja a la punta, donde trabajan para poder pasar a la zona más ancha que se vislumbró la última vez, cosa que consiguen, para poner el pie en una salita de unos 4 metros de diámetro, pero que no presenta otra salida que un estrecho meandro descendente, con el nuevo jarro de agua fría que ya se ha convertido en la tónica de esta cueva.

Foto Marta

 

La terquedad intrínseca del personal les impulsa a atacar el meandro, con las tareas a las que ya estamos más que acostumbrados, de retirar piedras y moverlas a un lugar más espacioso.

Pasan las horas y se avanza un poco, lo suficiente para que este put.. agujero, se ría de nuevo de nosotros, poniéndonos la zanahoria delante del morro, en forma de lo que parece un pozo, en el que las piedras caen unos 15 metros y suena amplio.

Foto Marta

Es frustrante por enésima vez, intuir que la cueva por fin se hace de tamaño humano, pero no poder confirmarlo, por que ya es hora de salir y las fuerzas flaquean.

El equipo sale al exterior con la eterna duda, de si ha sido un buen día de exploración o un truco más de esta cavidad.

Al menos tienen coche para bajar y los bares siguen abiertos.

El verano transcurre entretenidos con el campamento de Fuente Fría, por lo que no volvemos a la FU44, hasta el día 13 de Julio, cuando de nuevo nos juntamos varios topos para seguir jugando al juego que nos plantea esta cavidad.

Estamos Patrick, Marta, Zape, Pedro, David y Ángel y hoy no tenemos coche, nos toca subir a pie con el día cubierto pero con calor húmedo que nos hace sudar.


Hemos quedado a las 10:00 con Patrick en Valle y tras la puesta al día, subimos andando en una hora, de forma que entramos sobre las 12:30. Bajamos a la punta y comienza el trabajo de ampliación, para acceder al pozo que  intuimos en junio, hasta que hay debate sobre si abrir más o ya es bastante.

Foto Marta

 Se deja así y se baja un pozo de unos 15 metros bastante amplio, con una repisa a unos 5 metros de suelo y con el agua que cae por la derecha. Zape hace una travesía desde la repisa hasta una pequeña ventana, pero es pequeña y no continua.

Foto Marta


Debajo en fondo del pozo, sí, sí, de nuevo una fisura estrecha, como no podía ser de otra forma. Pero esta vez parece corta y la cueva no quiere que dejemos de jugar con ella.

Foto Marta

Foto Marta

Foto Marta


Foto Marta


 

 

 

 

 

 

Se amplia rápido y Pedro, que es el más fino y le ponen las estrecheces, avanza hasta una zona mas amplia con varias direcciones. Hacia arriba se sube a una ventana, que es la misma en la que estuvo Zape.

Hacia abajo un resalte estrecho conduce a un pozo, pero es mejor trepar 3 metros, hasta una zona más amplia que también lleva al pozo.

Se trabaja más en ampliar el hueco para que entremos los más grandes, hasta que pasan Ángel y Patrick que comienzan a equipar el pozo, mientras atrás continúan ampliando el paso.

Foto Marta

Foto Marta

Ángel instala una cabecera, se cuela por una pequeña ventana, hasta entrar en el pozo, que es amplio de unos 6 metros de diámetro, con agua que sale de una de las paredes. Coloca un desviador de fortuna, que la cuerda está muy justa y tras pasar una repisa, baja al fondo del pozo,  donde llega toda el agua en forma de ducha, está taponado de piedras y con el agua encharcada.

Sube a la repisa y allí hay una fisura de tamaño puño, de 1 metro de alto, con un poco de aire.

Ángel sube y bajan Patrick y Pedro hasta la repisa, para evaluar la fisura y luego miran la continuación de la fisura a medio pozo, donde parece más ancha y alta, pero con menos aire.

 

Baja Zape con el taladro y equipa un fraccionamiento; pero ahora la cuerda ya no llega abajo del pozo, aunque tampoco parece  que se pueda hacer mucho abajo y menos con lo que llueve.

La situación ya parece cómica, si no fuera por lo que nos duele el cuerpo de tanto quitar piedras en este agujero. De nuevo nos ha dado cal y arena, nos sentimos como un pez atrapado en el sedal, al que el pescador va dando hilo para que no se suelte, pero que nunca lo consigue.

Subimos recogiendo la cuerda en los tres últimos pozos, para hacer trabajos de ampliación otro día. Por el altímetro hemos bajado a -130 más o menos.

Llegamos al exterior sobre las 20:30 y tras cambiarnos, bajamos con calma a Valle, donde nos despedimos de Patrick y David, para tomar el camino de Ramales a cenar con Cristóbal, Maider y sus amigas.


 Como podéis suponer esta historia no ha terminado, aunque nos hemos tomado un respiro de esta cueva perversa, que se ríe de nosotros una y otra vez, aunque vamos a otras que no son menos malvadas.

Volveremos..

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