martes, 24 de junio de 2014

No podemos... (7 y 8/06/2014)







Pues no, no podemos...
... no podemos encontrar un jodido atajo a las gateras de la zona inferior (más de 300 arrastrados metros que torturan nuestras añosas articulaciones, ay).
Y eso que la última expedición a Rubicera antes del verano se presentaba halagüeña: cuatro individuos (Marta, Zape, Cristóbal y yo) y unas galerías vírgenes que prometían lo suyo. Así que el sábado nos dirigimos de lo más animados al agujero (previo café en Asón).Tras comer en el vivac, llegamos a la punta de exploración tranquilamente, y nos dividimos en dos grupos: Marta y yo nos dedicamos a revisar y topografiar una zona de gateras y laminadores que había quedado pendiente,mientras que Zape y Cristóbal topografiaban otra amplia galería pendiente.
Una vez concluidas "nuestras labores", nos reagrupamos con intención de ir al plato fuerte de la jornada: atacar la nueva galería, con la esperanza de cortocircuitar con una galería, cercana en planta, que nos permitiría evitar las ya mencionadas gateras. Vista la topo y el tamaño de la nueva galería, la cosa parecía fácil...

Huellas de ¿zorro? y de ¡¡¡burro!!!
Mientras unos topografiaban el eje principal, otros van revisando y topografiando laterales que terminan con pena y sin gloria. Al llegar a un amplio cruce, nos dividimos: Marta y yo tomamos una galería descendente, de buen tamaño pero a priori poco esperanzadora: un caos de bloques parece cerrar el camino. Sin embargo, Marta encuentra un paso y, tras un buen rato moviéndonos entre bloques de dudosa pinta, encontramos una galería perpendicular de dimensiones más reducidas. Pronto se va definiendo más, y avanzamos a buen ritmo mientras topografiamos. De pronto, encontramos huellas... pero no son nuestras, sino de algún animal de cierto porte (tejón, zorro...). Otro misterio más a la ya amplia cuenta de Rubicera: estamos muy lejos de cualquier posible entrada, ¿cómo habrá llegado este bicho hasta aquí? Seguimos las huellas hasta la cabecera de una vertical de 8 metros. No tenemos cuerda, pero Marta se decide a bajar empotrándose como puede, y yo la sigo haciendo de tripas corazón. Sin embargo, al llegar a la base encontramos huellas: hemos llegado a la galería explorada por los colegas del Burnia en el vivac de semana santa del año pasado. Vemos que quedan varios tubos pendientes de revisar, y que quedarían en la dirección correcta para dar con la ansiada unión (bueno, cortocircuito); pero optamos por retroceder para buscar a nuestros compañeros y ver cómo les va la cosa.

Nos los encontramos en el caos de bloques: su galería, la prometedora, apenas ha durado 100 metros antes de cerrarse. Tras ventilar pequeñas oquedades y algunas escaladas laterales, han dado por finiquitada la zona. De vuelta, Zape y Cristóbal hacen otra escalada que da unos 100 metros de desarrollo hasta su fin. En total, hemos topografiado casi un kilómetros de nuevas galerías, pero no hemos logrado el objetivo principal. Y nuestras rodillas gimen...


De vuelta al vivac, una rica cena (sí, claro, pasta), una dormidina, unas risas de Marta y unos molestos ronquidos de Zape... y otro nuevo día que amanece (es un decir). Salida tranquila, cervezas varias y papeo en el pueblo para recuperar fuerzas.


Lo dicho: no pudimos, no podemos y ¿no "poderemos"? Pues se verá después de verano, pero antes nos espera el campamento de Fuente Fría y la gran atracción de este año: "la 32" Próximo episodio en sus torcas...


Esto es un equipo y no "La Roja". Al menos, fracasamos sin costar un duro al contribuyente...
 
Fotos: Marta Candel.