lunes, 25 de diciembre de 2023

El laberinto de La Calera.

 Torca de La Calera                                                             16-Diciembre de 2023

Ha estado lloviendo toda la semana, pero el sábado amanece frío con una buena helada. Nosotros hemos quedado tarde, sobre las 10:00, en el local del club, para recoger el material.

Nuestro objetivo para hoy es la Torca de la Calera en el cercano macizo del Moro, así que no hay mucha prisa, con lo que nos tomamos un cafetito con calma, compramos pan y subimos a la furgoneta de Zape.

Llegamos al aparcamiento que por desgracia está a la sombra, lo que nos hace cambiarnos rápidamente y salir hacia el monte.

Estamos cuatro para la actividad de hoy, Marta, Zape, Cristóbal y Ángel, que marchamos por el sendero buscando el sol, aunque pronto el camino se adentra en un bosque de espinos, que afortunadamente las vacas han usado y despejado un poco.

Llegamos sin muchos arañazos a la boca de la sima, donde Cristóbal saca un premio que ha comprado en la panadería, lo que nos da un chute de azúcar para el trabajo de hoy.

Nos equipamos y para dentro con Zape en punta para cambiar un trozo de cuerda del primer pozo que estaba bastante tocado. El agua escurre bastante por el primer pozo y también en el gran pozo, pero llegamos a la galería del Reencuentro sin mojarnos apenas.

 

Recogemos algunas cuerdas y anclajes y ascendemos a la zona superior de la galería, donde tenemos algunos objetivos pendientes.

Foto Marta

Uno de ellos es un amplio y bonito pozo de 70 m. que bautizamos como de los Supertacañones y donde dejamos algunas incógnitas en nuestra última visita, ver crónica del día 20-05-2023.

En su cabecera también arranca una cuerda que sube a una base de chimenea, que alcanzamos después de una delicada travesía, ver crónica del 22 de julio.

Aunque es pronto para el horario español, decidimos comer algo, que nos conocemos y luego terminamos saliendo por la noche sin comer. Además es una buena disculpa para gorronear la tortilla de la madre de Zape.

Terminado el ágape, hacemos dos equipos, por un lado los andaluces se van al pozo, donde tienen que ver la manera de alcanzar un posible pozo paralelo, que se intuye a mitad de pozo, pero bastante alejado.

Foto Marta

Zape y Ángel subirán la cuerda, para hacer una nueva evaluación de la larga escalada que hay en la base de la chimenea y decidir si merece la pena hacerla o si no desequipar el tramo.

Mientras los que hablan raro se preparan, nosotros ascendemos por la cuerda con una pared asquerosa que se deshace a nuestro paso, hay que subir unos 30 m. hasta una amplia repisa, donde llega por una rampa casi vertical, un pequeño aporte de agua, que ha lavado la roca.

En el techo a más de 25 m., se ve lo que parece un hueco, que seguramente sea el acceso a una chimenea vertical, muy poco atractiva. Miramos y remiramos el agujero y la roca de mala calidad. Cambiamos varias veces de idea y finalmente optimistas, decidimos dejar la cuerda y volver otro día para hacer la escalada, más que nada por tener algo que hacer un sábado de estos.

Foto Marta

Bajamos y nos asomamos al pozo de los Supertacañones, donde Pili y Mili están todavía estudiando por donde atacar el problema. Esperamos un rato para no pisarnos en las cuerdas y cuando comienzan a equipar un pasamanos, descendemos nosotros en busca de otro objetivo, más abajo en el pozo, a unos 25 m. del fondo, donde el pozo ha cortado un estrato horizontal.

Hemos dejado la mayoría del material al equipo de elite, así que solo disponemos de 6 anclajes y algún dyneema, con los que Zape comienza a equipar la vira hacia la izquierda, en busca de un posible tubo que se ve en la pared del pozo. Cuando coloca algún anclaje, bajo hasta el pasamanos y espero mientras avanza estirándose y viendo como se va quedando sin anclajes.

 

Quito uno de los primeros y se lo paso, para que finalmente consiga poner el pie en el tubo, que ahora se ve bien formado y con buena pinta. Zape clava una cabecera doble y voy hasta allí.

 

 


El tubo enseguida se desfonda en una larga y estrecha fisura y de frente parece cerrarse por coladas al otro lado. Solo nos queda una cuerda corta y dos anclajes, así que Zape recurre a los abalakov para poder llegar a la vertical y bajar al fondo de la grieta, mientras yo saco los trastos de topo.

 

La grieta como nos temíamos, se estrecha mucho en el fondo, por lo que desequipamos la vertical. Zape se acerca al tapón de colada y a través de un pequeño agujero parece llegar un poco de aire y ampliarse al otro lado.

Decidimos dejar equipado el paso y volver otro día con material para pasar el tramo, pero a gritos contactamos con el equipo andaluz, que tras un largo pasamanos ha llegado a una cornisa que separa los dos pozos y luego descendido varios resaltes pequeños, pero se han quedado sin cuerda a la vista de un amplio suelo.

Desequipamos la última cuerda y ascendemos para llevársela a los compañeros, a ver si llegamos al fondo. Subo el último haciendo la topo.

El pasamanos es largo y vertical, lo que te pone las pilas para pasarlo, hasta una vertical de cuerda, que llega hasta la cornisa que separa ambos pozos. Desde allí una rampa conduce a un suelo de bloques con uno de gran tamaño apoyado sobre las paredes.


Foto Marta

Otra cuerda corta permite alcanzar el estrato horizontal que sigue en este lado del pozo. Aquí también está presente el tubo freático bien marcado, que Marta ha revisado en este lado, pero también está colmatado. Sería interesante poder avanzar por ese antiguo nivel, pero parece que esta complicado en ambos extremos.

Foto Marta

Sigo descendiendo por el pozo paralelo, que también ha cortado el nivel y sigue bajando en cortos resaltes. Alcanzo a los otros, que están en un debate sobre como llegar con una cuerda muy corta, hasta el suelo amplio que se ve mas abajo. Tras varias ponencias, debates, estudios técnicos y algún caguen dio.. Zape hace dos abalakov y coloca los dos últimos anclajes.

Cuando está a punto de bajar ve un antiguo agujero de multi y dice que recuerda haber estado allí. Hago una revisión mental de la topo y deduzco donde estamos ya que no hay muchas opciones y aunque yo no he estado aquí, se donde es.

En tiempos pretéritos Zape y Pedro, escalaron a un meandro colgado sobre una de las galerías inferiores de la cueva y tras ascender por él, llegaron a la base de una amplia chimenea, a la que llegaban varios resaltes. Escalaron el primero, pero había más y lo dejaron, por aquí hemos llegado ahora, en este laberinto en que se ha convertido La Calera, con numerosas uniones entre distintos niveles.

Foto Marta

 Bajamos todos y efectivamente hay un punto de topo de Pedro. Miramos con los focos lo alto de la chimenea, donde parece intuirse el nivel que hemos cortado mas arriba. Decidimos que aunque la escalada es de mas de 25 m., lo intentaremos otro día, a ver si alcanzamos el nivel y nos da una alegría.

 

También decidimos dejar equipado lo de hoy, hasta confirmar que acceso es más fácil y tomamos rumbo a la salida por la gincana de cuerdas, que nos dejan de nuevo en la cabecera del pozo de los Supertacañones.

Un ascenso peleando con mi croll, que esta gastado y patina en algunas cuerdas y para las 19:30 estamos en la calle, con una noche oscura y fría.

El paseo por la selva nos mantiene calientes, pero al llegar a la furgoneta toca cambiarse y el fresco se nota al quitarnos la ropa y vestirnos de civiles. Solo falta la etapa final en el Willy delante de una cerveza y una rica cena para recuperar fuerzas.


 La Torca de La Calera una vez más ha jugado con nosotros y nos ha metido en uno de sus bucles, pero seguiremos buscándole las cosquillas un poco más..

viernes, 1 de diciembre de 2023

De nuevo en la obra.

 Laderas del Mortillano                                          sábado 25 de Noviembre de 2023

Este sábado estamos solo tres murciélagos para entrar en los oscuros agujeros y encima todos acatarrados, por lo que buscamos una actividad no muy larga y sudorosa.

La semana anterior trabajamos en un nuevo agujero en las laderas del Mortillano, que nos devolvió algunas esperanzas de entrar al sistema desde ese lado, por lo que decidimos volver a visitarlo este sábado.

No madrugamos mucho y quedamos a las 10 en un bar para desayunar, luego vamos al club para recoger el material y salimos hacia Ason.


 Aparcamos y preparamos las mochilas en una mañana fría al menos a la sombra, cuando terminamos los sacos son pesados, ya que al ser pocos los pesos no se reparten.

Iniciamos el ascenso con paso lento, que no evita que yo al menos empiece a sudar y resoplar por las rampas del camino. Cuando llegamos al objetivo el sol nos alcanza, lo que ayuda a cambiarnos de ropa.

Foto Marta

Dejamos la comida fuera y entramos en el agujero, donde es necesario ampliar algunos tramos que se pasaron el día anterior, para que sea asequible para todos los públicos.

 

Instalamos una cuerda corta y bajamos un resalte de unos 5 m. hasta un paso bajo que nos lleva a un alto meandro. 


 

Foto Marta

Una trepada y el meandro se desfonda con una paso estrecho.




Foto Marta

 

 

Instalamos otra cuerda y Marta la esbelta del equipo, se prepara y consigue atravesar el paso, aunque no está claro si podrá salir por si misma.


  Una vez abajo avanza por el meandro, hasta que este se cierra o colmata. En el suelo bloques cubiertos de colada cierran el paso, pero una larga y estrecha fisura trae el aire, que hoy es flojo debido al día fresco del exterior.


Zape intenta bajar pero no puede atravesar el paso, por lo que decidimos ampliarlo, después de que Marta salga sin los problemas esperados, su dieta Sunier, esta funcionando y le ha dejado un tipito que no veas.


 

Foto Marta

Empezamos el trabajo y el volumen de piedras a mover es mayor del esperado, pero con trabajo en cadena se resuelve y bajamos todos al fondo del meandro.


 

Foto Marta

Allí estudiamos el lugar por donde llega el aire, tiramos piedras que oímos caer al menos unos 10 metros en rampa, pero las dimensiones son reducidas y de nuevo nuestro futuro en la zona, pasa por un largo y duro trabajo.

Son las 15:00 y no hemos comido, pero decidimos empezar los trabajos, que de nuevo nos hacen mover grandes cantidades de piedras, que apilamos en la base del pozo.

Cerca de las 17:00 decidimos cerrar el chiringuito y salir al exterior, donde ya no pega el sol y hace fresco. De todas formas comemos algo, sentados viendo el bonito atardecer del valle del Ason, cuyas vistas desde aquí son impresionantes.

Recogemos y comenzamos el descenso, con la noche que cae tan rápido que los últimos tramos del camino las hacemos casi a oscuras.

Una parada donde Margari para un café caliente y otra donde Willy para un Calimocho frío, dan por terminada la actividad de hoy, que nos deja casi donde siempre en la ladera este del Mortillano, frente a una obra pesada y larga y un futuro esperanzador.

viernes, 24 de noviembre de 2023

Fin de un camino inicio de otro.

              Laderas del Mortillano                         sábado 18 de Noviembre de 2023

Tras unos días de lluvia parece que el  sábado dan buen tiempo, por lo que barajamos algunas opciones para pasar el sábado. Por fin nos decidimos por volver al soplador de la ladera Este del Mortillano en el que llevamos casi treinta trabajando, desde que en los años 90 empezamos a seguir su fortísima corriente de aire avanzando por su estrechos pasos.

Durante ese tiempo hemos seguido al menos tres vías diferentes, que nos han llevado a zonas mas profundas del agujero, donde siempre el aire nos ha abandonado dejándonos frustrados y sin saber que hacer. Una nueva búsqueda del aire nos llevaba a otra obra aun más difícil que la anterior, pero que nos llenaba de esperanza, de encontrar un camino hacia las amplias galerías de Garma Ciega que no se encuentran muy lejos, al menos en planta.


La cueva se empeñó en desafiarnos y de nuevo esta vía se quedo sin aire, cuando descendimos por ella unos metros a pesar de alcanzar una salita de bloques. Nuevo golpe y nueva reflexión sobre que hacer allí.

La terquedad es una de nuestras peculiaridades, por lo que aún buscamos una nueva vía en la que poner nuestras esperanzas y nuestros sudores. La encontramos y la seguimos, moviendo muchos kilos de piedras, hasta alcanzar otra salita entre bloques, en la que de nuevo despareció el aire.

La broma ya no tenía gracia y la cueva se reía de nosotros. Las teorías para tratar de explicar que pasaba fueron varias, pero lo que si parecía claro es que el aire circulaba a una determinada cota, desde montones de fisuras paralelas y agujeros entre piedras, de forma que si se profundizaba más el aire no parecía venir de abajo.

Decidimos avanzar por un nivel intermedio de una de las vías, siguiendo el aire aunque proviniera de agujeros pequeños, con la esperanza de que en algún momento se ampliaran.

En esto hemos estado en los últimos años, aunque con poca motivación fruto de nuestras malas experiencias y cada vez ha resultado más difícil engañar al personal, para subir al agujero, pero las expectativas de un gran premio siempre han terminado por arrastrarnos hasta el lugar.

 Esta vez nos acompañan dos amigos del Burnia, Nelin y Berto, que de trabajar en agujeros desmoralizadores saben bastante. Para motivarles y como tampoco se trata de sufrir mas de lo necesario, quedamos a una hora cómoda en Ramales y llevamos parrilla y filetes para comer.


Una parada en el bar de Margari y llegamos al aparcamiento de la carretera, donde hacemos las mochilas cogemos las varas y comenzamos la subida, por el empinado sendero que las vacas han destrozado, los días de lluvia anteriores según parece.


Unos 45 minutos y 300 m. de desnivel después y amenizados por las anécdotas de Nelin llegamos al objetivo, que como casi siempre, sopla muy fuerte por el agujero de 50 cm. de diámetro. Berto ha subido como un jovenzuelo a pesar de sus 70 años de vida, que no representa y tiene la ilusión de un chiquillo y la dureza de un Papú.

Nos ponemos los monos y Nelin que parece no ha estado atento al Briefing, ha subido sus trastos de vertical, que no son necesarios en este agujero inmundo. Este despiste nos vendrá bien mas tarde.


Entramos en la cueva, que después del agujero de entrada tiene una salita amplia entre bloques, en su suelo un nuevo pequeño agujero inestable lleva a una fisura vertical de medio metro de ancho. En su base empezaba la primera vía que se exploró hoy llena de piedras.

Una zona horizontal con alguna curva más bien estrecha, tenia a un lado, una ventana a una vertical, que de nuevo se encuentra rellena de escombros. De frente se llega a una vertical de  unos 4 m. que se destrepa hasta otra tubería horizontal. A nuestros pies, un nuevo muro de piedras tapona otra de las vías frustradas de la cueva. 

Siguiendo la vía horizontal y un pozo ascendente llegamos a la punta de la exploración que hoy se encuentra mojada por un goteo justo en medio. Zape y Cristóbal se ponen al trabajo, el resto nos distribuimos por la zona, para subir las piedras hasta la parte intermedia donde casi no queda sitio para nada, pero es lo que hay.

Vamos sacando cubos de piedras hasta que los chicos de punta empiezan a dudar de por donde seguir. El techo en algunos puntos es muy inestable y ya no tenemos la osadía de la juventud, para trabajar en zonas peligrosas, no nos merece la pena.


Entro a ver la zona y compruebo que hay dos puntos, donde los bloques de buen tamaño se apilan sobre nuestras cabezas. Las opciones para seguir son traer mucho material de apeo o dejarlo caer todo y ver donde leches lo metemos. Pero es que delante no se ve nada que justifique el esfuerzo, con pequeños agujeros por los que sale el aire.

Tras pensarlo un rato tiramos la toalla, es el fin de esta larguísima lucha para abrir los secretos de esta cueva y que nos ha ganado la partida. Nos retiramos recogiendo el material, y como para negar la derrota, revisamos un pequeño tubo que trae aire en la sala de entrada, aunque es más que probable que solo sea un bypass hacia lo de más abajo. Salimos a comer con la idea de darle un toque por la tarde.



 

Por fin llega la mejor parte del día, el papeo y hoy es de lujo, con unos filetes que ha traído Cristóbal desde su tierra que vamos a hacer a la parrilla. Esto seguro que nos sube la moral.

Mientras se hacen las ascuas, busco un par de bocas cercanas que localizamos hace años y que presentaban algo de aire. Tras una corta búsqueda las localizo, sin que una de ellas tenga interés, pero la otra si que tiene aire claro, pero después de salir del agujero soplador, este otro es de risa. No me extraña que no lo hayamos forzado mucho.

Busco en los diarios y compruebo que intentamos abrirlo pero estaba complicado con los medios de la época y el aire no era muy fuerte.

Comemos los filetes con placer y retozamos al sol, de este día que tienen algo de sur y supera los 20 grd., también nos hemos traído la bota y el vino nos anima aún más.


Por fin salimos del letargo de la siesta, y les convenzo para revisar la boca antigua que marcamos hace años como FP43, aunque fue encontrada mucho antes. Llegamos al pequeño agujero, que baja en rampa, pero con unos bloques inestables en la entrada.

Zape decide que mejor quitar los bloques antes de nada y lo hacemos. Luego yo recordaba una salita, pero mi memoria me falla y solo hay un pocete vertical y estrecho, donde se aprecian rastros de intentos de desobstrucción. Trabajamos la cabecera y Zape pide los trastos de Nelin, que ahora descubrimos que su error nos viene bien.




Se colocan como se puede las dos cuerdas cortas que tenemos, aun sin anclajes y Zape desciende el pozo. En su base una ventana da a una salita, pero es pequeña, aunque un paso estrecho en la base, le permite llegar a ella y a la cabecera de otro pozo estrecho y  con barro por el que llega el aire.


Esta claro que hay trabajo para avanzar por aquí, pero de momento estamos en tubos freáticos y sin bloques lo que será una novedad en la zona. De subida, Zape cree ver en la base del pozo restos de carburo que podrían indicar que alguien bajo hasta allí antes que él.. Algún flacucho muy flacucho.


Ya cae la tarde y es hora de bajarnos a la civilización, por lo que recogemos y tomamos el camino de bajada ya con las luces de los cascos.

Ha sido un día de sentimientos encontrados, con la tristeza de ser derrotados por el soplador, pero con la esperanza renacida, de buscarle las vueltas por otro lado y salirnos con la nuestra.. Ya se verá pero de esto va este juego.

Terminamos la jornada como muchas veces tomando un refrigerio en el bar de Margari.

No sabría decir si estamos en el final de una historia o en el inicio de una nueva aún mejor, puede que ambas cosas..

viernes, 17 de noviembre de 2023

El sonido del aire y las garras del tigre (Segunda parte)

 11 octubre 2023                                                       Por Marta Candel

 

Llegamos a la punta de exploración como sopas y planteándonos seriamente qué tipo de tara mental tendremos para disfrutar con esto.


Nos acompañó la lluvia toda la subida hasta la boca de la cueva y debió enganchársenos alguna nube en un mosquetón porque siguió lloviendo dentro. Vamos deprisa intentando zafarnos de ella y dejarla atrás pero, aunque a ratos parece que lo conseguimos, no es así y no deja de llover hasta que llegamos al paso estrecho.

 

El fuerte aire aspirante nos hace tiritar mientras le limamos un poco las garras al tigre.

Zape esta vez pasa cómodamente y sin un rasguño al otro lado con cara de satisfacción: “Te gané”.

 

Me preparo para hacer la escalada pendiente. Miro hacia arriba pensando por dónde meterle mano: serán unos 20 metros. Bastante vertical. Roca mala. Mucho barro y una colada enorme como recuerdo de una antigua cascada…

 

-      ¡¡Niño, asegúrame que voy pa´rriba!!

 




Y canto a voz en grito el estribillo de la canción de Carlos Baute y Marta Sánchez, “Colgando en tus manoooooos”, que resuena por todo el pozo.

 

Poco a poco voy ganando altura buscando la roca detrás de la capa de calcita y barro que lo recubre todo.

Y todo suena a hueco. La roca juega al escondite conmigo. Mientras más arriba más capa de barro hay.

Casi llegando a la ventana no encuentro absolutamente ningún sitio donde poner el seguro. La broca entra entera sin esfuerzo y sin tocar roca alguna. Cristóbal me baja un par de metros para ver si penduleando consigo llegar a mejor zona. Dejo la pared como un colador sin conseguir un buen seguro así que…

 

-      ¡¡Niño, atento que voy en libre!!

 

Me desplazo a la izquierda todo lo que puedo hasta agarrarme con los dedos a un pequeño saliente. Me impulso, me equilibro y trepo.

 

-      ¡¡Dame cuerda, dame cuerda!! ¡¡Dame, Dame, Dameee!! ¡¡ESTOY!! ¡¡Ojú qué calor!!

-      ¿Qué? ¿Pasaste miedo?

-      Miedo no, pero qué calor tengo.

-      Ah, vale, que ahora al miedo le vamos a llamar calor J J J

 



El tigre menea la cola tranquilo y se ríe de nosotros: “De aquí no pasáis”.

Y se hace la luz y la ventana que se intuía desde abajo desaparece como por arte de magia ante mis ojos.

Sólo era una sombra, un espejismo, pura ilusión que se desvanece…la posibilidad de llegar a galería horizontal que cortocircuitara este gran pozo se esfuma.

Ante mí sólo pared vertical que continúa hacia arriba 50 metros más.

No merece la pena seguir. Seguro que llegamos a la cabecera de este pozo por otro lado y con menos esfuerzo.

 

Cuando llego de vuelta al suelo de barro hasta los ojos, Zape me quita el taladro y lo acuna entre sus brazos: “ay pobrecito, pobrecito, que mala vida te damos”.

 

Toca retirada. El aliento del tigre nos peina el flequillo y vamos dejando atrás su rugido.

 


Volvemos sobre nuestros pasos empujando a la nube despistada hasta conseguir sacarla por la boca de la cueva. ¡¡POP!!

Y en el exterior, para nuestra desgracia, todas sus compañeras la reciben llorando de alegría ;)