Torca de La Calera 16-Diciembre de 2023
Ha estado lloviendo toda la semana, pero el sábado amanece frío con una buena helada. Nosotros hemos quedado tarde, sobre las 10:00, en el local del club, para recoger el material.
Nuestro objetivo para hoy es la Torca de la Calera en el cercano macizo del Moro, así que no hay mucha prisa, con lo que nos tomamos un cafetito con calma, compramos pan y subimos a la furgoneta de Zape.
Llegamos al aparcamiento que por desgracia está a la sombra, lo que nos hace cambiarnos rápidamente y salir hacia el monte.
Estamos cuatro para la actividad de hoy, Marta, Zape, Cristóbal y Ángel, que marchamos por el sendero buscando el sol, aunque pronto el camino se adentra en un bosque de espinos, que afortunadamente las vacas han usado y despejado un poco.
Llegamos sin muchos arañazos a la boca de la sima, donde Cristóbal saca un premio que ha comprado en la panadería, lo que nos da un chute de azúcar para el trabajo de hoy.
Nos equipamos y para dentro con Zape en punta para cambiar un trozo de cuerda del primer pozo que estaba bastante tocado. El agua escurre bastante por el primer pozo y también en el gran pozo, pero llegamos a la galería del Reencuentro sin mojarnos apenas.
Recogemos algunas cuerdas y anclajes y ascendemos a la zona superior de la galería, donde tenemos algunos objetivos pendientes.
Foto Marta |
Uno de ellos es un amplio y bonito pozo de 70 m. que bautizamos como de los Supertacañones y donde dejamos algunas incógnitas en nuestra última visita, ver crónica del día 20-05-2023.
En su cabecera también arranca una cuerda que sube a una base de chimenea, que alcanzamos después de una delicada travesía, ver crónica del 22 de julio.
Aunque es pronto para el horario español, decidimos comer algo, que nos conocemos y luego terminamos saliendo por la noche sin comer. Además es una buena disculpa para gorronear la tortilla de la madre de Zape.
Terminado el ágape, hacemos dos equipos, por un lado los andaluces se van al pozo, donde tienen que ver la manera de alcanzar un posible pozo paralelo, que se intuye a mitad de pozo, pero bastante alejado.
Foto Marta |
Zape y Ángel subirán la cuerda, para hacer una nueva evaluación de la larga escalada que hay en la base de la chimenea y decidir si merece la pena hacerla o si no desequipar el tramo.
Mientras los que hablan raro se preparan, nosotros ascendemos por la cuerda con una pared asquerosa que se deshace a nuestro paso, hay que subir unos 30 m. hasta una amplia repisa, donde llega por una rampa casi vertical, un pequeño aporte de agua, que ha lavado la roca.
En el techo a más de 25 m., se ve lo que parece un hueco, que seguramente sea el acceso a una chimenea vertical, muy poco atractiva. Miramos y remiramos el agujero y la roca de mala calidad. Cambiamos varias veces de idea y finalmente optimistas, decidimos dejar la cuerda y volver otro día para hacer la escalada, más que nada por tener algo que hacer un sábado de estos.
Foto Marta |
Bajamos y nos asomamos al pozo de los Supertacañones, donde Pili y Mili están todavía estudiando por donde atacar el problema. Esperamos un rato para no pisarnos en las cuerdas y cuando comienzan a equipar un pasamanos, descendemos nosotros en busca de otro objetivo, más abajo en el pozo, a unos 25 m. del fondo, donde el pozo ha cortado un estrato horizontal.
Hemos dejado la mayoría del material al equipo de elite, así que solo disponemos de 6 anclajes y algún dyneema, con los que Zape comienza a equipar la vira hacia la izquierda, en busca de un posible tubo que se ve en la pared del pozo. Cuando coloca algún anclaje, bajo hasta el pasamanos y espero mientras avanza estirándose y viendo como se va quedando sin anclajes.
Quito uno de los primeros y se lo paso, para que finalmente consiga poner el pie en el tubo, que ahora se ve bien formado y con buena pinta. Zape clava una cabecera doble y voy hasta allí.
El tubo enseguida se desfonda en una larga y estrecha fisura y de frente parece cerrarse por coladas al otro lado. Solo nos queda una cuerda corta y dos anclajes, así que Zape recurre a los abalakov para poder llegar a la vertical y bajar al fondo de la grieta, mientras yo saco los trastos de topo.
La grieta como nos temíamos, se estrecha mucho en el fondo, por lo que desequipamos la vertical. Zape se acerca al tapón de colada y a través de un pequeño agujero parece llegar un poco de aire y ampliarse al otro lado.
Decidimos dejar equipado el paso y volver otro día con material para pasar el tramo, pero a gritos contactamos con el equipo andaluz, que tras un largo pasamanos ha llegado a una cornisa que separa los dos pozos y luego descendido varios resaltes pequeños, pero se han quedado sin cuerda a la vista de un amplio suelo.
Desequipamos la última cuerda y ascendemos para llevársela a los compañeros, a ver si llegamos al fondo. Subo el último haciendo la topo.
El pasamanos es largo y vertical, lo que te pone las pilas para pasarlo, hasta una vertical de cuerda, que llega hasta la cornisa que separa ambos pozos. Desde allí una rampa conduce a un suelo de bloques con uno de gran tamaño apoyado sobre las paredes.
Foto Marta |
Otra cuerda corta permite alcanzar el estrato horizontal que sigue en este lado del pozo. Aquí también está presente el tubo freático bien marcado, que Marta ha revisado en este lado, pero también está colmatado. Sería interesante poder avanzar por ese antiguo nivel, pero parece que esta complicado en ambos extremos.
Foto Marta |
Sigo descendiendo por el pozo paralelo, que también ha cortado el nivel y sigue bajando en cortos resaltes. Alcanzo a los otros, que están en un debate sobre como llegar con una cuerda muy corta, hasta el suelo amplio que se ve mas abajo. Tras varias ponencias, debates, estudios técnicos y algún caguen dio.. Zape hace dos abalakov y coloca los dos últimos anclajes.
Cuando está a punto de bajar ve un antiguo agujero de multi y dice que recuerda haber estado allí. Hago una revisión mental de la topo y deduzco donde estamos ya que no hay muchas opciones y aunque yo no he estado aquí, se donde es.
En tiempos pretéritos Zape y Pedro, escalaron a un meandro colgado sobre una de las galerías inferiores de la cueva y tras ascender por él, llegaron a la base de una amplia chimenea, a la que llegaban varios resaltes. Escalaron el primero, pero había más y lo dejaron, por aquí hemos llegado ahora, en este laberinto en que se ha convertido La Calera, con numerosas uniones entre distintos niveles.
Foto Marta |
Bajamos todos y efectivamente hay un punto de topo de Pedro. Miramos con los focos lo alto de la chimenea, donde parece intuirse el nivel que hemos cortado mas arriba. Decidimos que aunque la escalada es de mas de 25 m., lo intentaremos otro día, a ver si alcanzamos el nivel y nos da una alegría.
También decidimos dejar equipado lo de hoy, hasta confirmar que acceso es más fácil y tomamos rumbo a la salida por la gincana de cuerdas, que nos dejan de nuevo en la cabecera del pozo de los Supertacañones.
Un ascenso peleando con mi croll, que esta gastado y patina en algunas cuerdas y para las 19:30 estamos en la calle, con una noche oscura y fría.
El paseo por la selva nos mantiene calientes, pero al llegar a la furgoneta toca cambiarse y el fresco se nota al quitarnos la ropa y vestirnos de civiles. Solo falta la etapa final en el Willy delante de una cerveza y una rica cena para recuperar fuerzas.
La Torca de La Calera una vez más ha jugado con nosotros y nos ha metido en uno de sus bucles, pero seguiremos buscándole las cosquillas un poco más..