viernes, 30 de junio de 2017

Rollo runner (24 y 25/06/17)

Fotos: Enrique Ogando y Marta Candel




Malas sensaciones en los kilómetros de aproximación a la boca de Rubicera. La resaca hace estragos, y nuestro coach no nos ha preparado para esto. El precalentamiento no ha sido el adecuado para este tipo de actividad, y me planteo la retirada para evitar lesiones. Lo importante es participar con unos titanes como estos que me acompañan y...
-Mmm... perdona-disculpa, ¿qué cojones haces?
- Pues renovarse, tronco. Que nos leen menos que a los de El País. Así que me he dado un garbeo por los blogs de los raners esos, y he decidido seguir su estilo, que tiene un éxito de la hostia...
- No sé yo si...
- Tú déjame a mí, que yo controlo (como con las drogas)...
A lo que iba. Nuestros cuerpos, máquinas perfectas, se van adaptando al esfuerzo requerido. Nuestros torneados músculos brillan sudorosos al sol, y...
-Estaba nublado y lloviznaba, y además íbamos con el mono puesto. Por no contar que no tenemos músculos torneados...
- Me estás cortando la prosa raner...
- A mi tanto músculo torneado me suena a prosa Chueca...
- Es lo mismo, se trata de mallas ajustadas, deja de joder, hombre...


Tras unos peligrosísimos pasamanos que ponen a prueba nuestra coordinación motora y nuestra sangre fría...
- No tienes ninguna de ambas cosas, y además se pasa andando...
-¡Que te calles, hostia!
Como iba diciendo, llegamos a la sobrecogedora boca de Rubicera. Entrada a las profundidades de la Pachamama, plena de arcanos insondables que...
- Ahora es más un rollo entre hipster, místico y mongólico a secas. No puedes cambiar tanto de registro, que pareces Pedro Sánchez...

 
-HASTA LOS COJONES ME TENÉIS. Vuelvo a lo de siempre, que no se puede innovar...
Pues eso, que los nueve llegamos con diversos grados de dolor de cabeza (por mal dormir o mal beber, según los casos). El madrugón al que nos ha obligado el Fürher interino (Cristóbal) se nota en mi malhumor, que tarda más que de costumbre en desaparecer (lo que ya es decir). Humor que no mejora cuando, al de media hora de entrar, me doy cuenta de que he perdido el pantin; ha debido de ser cuando he dado el tirón ese...cagondios. Bajamos el P.35 y nos vamos hacia el río, que está particularmente bajo (hay una seca considerable). Allí lo abandonamos y tomamos la bella galería explorada por la SEII, que nos acerca hasta los Mares de China. Poco después, llegamos al vivac, donde comemos y organizamos los grupos. El Momi saca una "tortilla rusa" digna de Airbag, pero incomprensiblemente no nos damos cuenta hasta que ya han desaparecido tres cuartas partes de la misma. Los rollos de papel higiénico vuelan, en previsión de lo que pueda ocurrir en las próximas horas, pues se masca la tragedia...



Intoxicaciones gastronómicas aparte, organizamos tres grupos. La mayoría se irá al P.70, a revisar una posible galería en su cabecera, y retomar la exploración de diversas incógnitas existentes en las galerías sitas en su base. Por nuestra parte, Maikel, Moisés y yo vamos al Río Totxe, a mirar un par de pozos y desequipar todo si se da por terminado.


Maikel sigue con buena jaqueca, así que mientras Moisés instala un P.20 se echa una siesta. Ni el ruido de los bloques provenientes de una pequeña desobstrucción le perturban, lo que demuestra que tiene la conciencia tranquila (o mucha falta de sueño). Moisés nos dice que el P.20 da al meandro principal de ese sector, por lo que se desequipa. Se desecha también otro pequeño pozo con agua, pues la topo muestra que da al curso activo ya explorado. Retiramos material de esa zona hasta el zulo que teníamos unos metros atrás. Allí Moisés clava un seguro para mirar una pequeña ventana, y yo retrocedo a mirar un pequeño recodo. Una trepada de tres metros me pone en un meandro inexplorado, así que Moisés se viene para topografiarlo. Nos salen unos cien metros nuevos, pero se acaba estrechando demasiado. Lo de siempre...




Retornamos hasta la zona principal. Con la seca que hay, es el momento de atacar los pozos activos, que apenas llevan un hilillo de agua en esta ocasión (nada que ver con la última). Moisés instala un P.15, en cuya base se abren varios meandros que parecen confluir en una zona inferior común. Tras bajar, encontramos un estrecho y alto meandro, con varios cruces y algún pocete. Los multimonti están ya un tanto desgastados, y concitan nuestro general rechazo. Dedicamos un buen rato a revisar la zona y topografiarla, pero no encontramos ninguna continuación prometedora. En los dos puntos más bajos las estrecheces con agua nos impiden continuar. La morfología es muy similar a las zonas ya exploradas en este sector, y la topo parece indicar que es todo lo mismo, el nivel activo de la Galería de la Espeleogénesis. Visto lo visto, decidimos retirarnos desinstalando, tras haber topografiado poco más de 400 metros de galerías nuevas. La desinstalación nos lleva un rato, con los petates cargados y las últimas cuerdas arrastradas como una ristra de chorizos.



Llegamos al vivac del orgullo gay justo a la hora en que habíamos quedado con el resto de la tropa, a las 12 de la noche. Allí nos encontramos con Marta y Zape, que ya han llegado, y nos cuentan su aventura. Han hecho un largo pasamanos de 28 anclajes para pasar por encima del pozo de 70 y llega hasta otro pozo paralelo (pendiente de bajar) y a otra continuación que se intuye al frente pero a la que no han llegado por falta de material. A la izquierda de esto han forzado una gatera de unos 20 metros que tomaba la dirección hacia la zona de galerías de los osos, pero que finalmente se hacía muy estrecha y en la que no se apreciaba corriente de aire. Como es habitual en los últimos tiempos, un gran esfuerzo que no es recompensado con nada claro, pero que nos deja puertas abiertas...
Apenas cinco minutos después llegan los otros cuatro, y nos dan el parte de guerra. Zape nos lo cuenta:
Tras separarnos del comando andaluz, no si cierto miedo a que nos bombardeasen, ya que su misión era hacer una travesía en la cabecera del P-70,  Wichi, Cardin, Momi y Zape nos bajamos el P-70 para explorar los objetivos que teníamos pendientes.
Primer objetivo, nos dirigimos los cuatro a la galería que había dejado Pedro Hierro en el 2013. Bajamos el P-20 en el cruce de 4 caminos y una escaladita instalada con un P. 8, poco después nos deja sobre una de las incógnitas. Unas centenas de metros más allá finiquitamos la galería y nos quedamos Cardín y Zape desobstruyendo un laminador de barro sin corriente de aire, un poco más allá un tubo aún más estrecho nos cierra la continuación.



Momi y Wichi mientras tanto se dirigen al culo del Mortillano para valorar la desobstrucción de un pequeño pozo en cuyo fondo hace ya 4 años escuchamos agua. Este año con la sequía ni se oye agua ni percibimos corriente de aire, así que con la misma se dan la vuelta y nos encuentran terminando la topo.
Salimos desequipando esta zona  hasta la cabecera del P-20 observando un fenómeno curioso. Toda la zona está recubierta de una capa de barro de varios centímetros y las huellas de hace 4 años habían desaparecido. En un principio pensamos que ha podido haber una gran crecida, pero las cuerdas instaladas ni están cubiertas de barro ni se han movido. Pensamos que si el barro durante los años coge en algún momento mucha humedad pueda hacerse más líquido y hacer desaparecer las huellas ¿?.


En la cabecera del P-20 nos volvemos a separar y hacemos un intercambio de parejas. Mientras Cardin y Wichi se quedan desobstruyendo un laminador de barro en una galería cercana, Momi y yo nos dirigimos a otra de las suculentas incógnitas, un precioso embudo de barro líquido que faltaba por bajar. Una hora de trabajo para instalar un P. 25 que acaba sobre un sifón colgado, ya que tenemos galerías más bajas. Revisamos la zona ya que percibimos algo de aire en la gatera de entrada a la galería, suponemos pueda perderse en alguna grieta del techo a esta galería la denominamos “El vientu de les castañes”.


Cardín y Wichi han estado buscándonos tras dar por finalizada su infructuosa desobstrucción de varios metros de barro, pasan de largo nuestra desviación y revisan de nuevo una de las galerías ya exploradas dejando pendiente alguna posibilidad en altura.
Al salir de nuestra desviación ya han pasado y no nos oyen, nos los encontraremos más tarde arriba del P-70.


Revisamos un poco la zona y vemos una escalada con buena pinta que no teníamos señalada en la topo. Nos ponemos a ella después de comer algo, son las 20:00. En sí, la escalada ("Escalada de Pinocho") no tiene mucha dificultad pero ascendemos como 20 metros. Esta vez sí, encontramos unos tubos de dimensiones no muy grandes pero con corriente de aire evidente y varias zonas a mirar; dejamos instalada y topografiada la zona y vamos al encuentro de los colegas. Otro día será…

Vistos los magros resultados de los últimos meses, no está mal, pues entre todos sumamos unos 700 metros de nuevos conductos topografiados. La "tortilla rusa" no parece haber causado grandes problemas, así que nos ponemos a hacer la cena, probando un rico picante árabe que ha traído Cristóbal, y compartiendo perlas de sabiduría del Momi ("el cariño yé como las baterías, tiene una vida útil"). Caen las dos botellas de vino, y lo que queda de licor, y con ellas caemos nosotros. Como buenos anfitriones, mandamos a los invitados a dormir a la puta calle (junto con el Rubio, que se autoexilia en previsión de los efectos de la comida en la flora intestinal). Extrañamos el ruido de la cascada, que habitualmente nos acompaña. Desafortunadamente, no tenemos ocasión de añorar los "otros ruidos" que habitualmente nos acompañan durante la noche.

El último desayuno, con el Señor rodeado por sus apóstoles...
Increíblemente, Cristóbal no nos levanta a toque de corneta a las siete, así que remoloneamos hasta casi las nueve. Damos buena cuenta de quesadas, restos de empanada, sobaos y demás metralla, y tras hacer recuento de material nos encaminamos hacia la calle, espoleados por la idea de comer cabrito donde Margari. Unas fotos y un par de retoques en la instalación apenas nos retrasan (tampoco mi infortunada búsqueda del pantin), así que para las cuatro de la tarde nos encontramos ya en Asón, donde además de saciar nuestros más bajos instintos (culinarios), coincidimos con Mariano y otros compañeros del Niphargus, que nos dan buena cuenta de sus actividades, incluyendo algunas de las novedades del Tejuelo, que pronto se convertirá en el primer sistema subterráneo de la Península, relegándonos a nuestra posición natural: la de segundones. Se acabará así la presión mediática, y nos pasaremos al ranin ese, que no puede ser peor que esto (bueno, salvo lo de las mallas de colores...).

miércoles, 7 de junio de 2017

Cuando un amigo se va..




El día 1 de junio nuestro amigo Jose nos dejó, y lo hizo de acuerdo a su carácter en silencio, y desde donde más le gustaba estar.
Los que nos quedamos aún estamos asimilándolo, sacando la rabia, la impotencia y la enorme tristeza que nos ha quedado.
Los que han trabajado estos días por recuperar su cuerpo, han tenido la mejor terapia que puede tener un espeleólogo en esta situación y aunque no ha servido para sacarlo al exterior, si pienso que ha servido para descargar esa furia y trasmitir a la familia que se hacía todo lo posible. También ha sacado lo mejor del colectivo que más allá de rivalidades y discusiones en los momentos más duros es capaz de hacer piña y trabajar unido. A Jose estoy seguro que le gusta más la tumba que tiene ahora que cualquier otra que se le buscara fuera.

 

Como este es un blog de espeleo no voy a hablar de cómo era Jose como persona, que eso queda para los que le conocimos y tendremos siempre un recuerdo de su fuerte personalidad y la sensación de que es una de esas personas de las que te alegras de haber conocido.
Quiero hablar de cómo era como espeleólogo y aunque hay otros que pueden hacerlo mucho mejor y con más conocimiento, creo que puedo dar una idea de su trabajo y su legado.
Jose era una persona que cumplía sobradamente todos los criterios de lo que yo creo es un espeleólogo. Su dedicación a la exploración pura y dura era muy fuerte y lo hacia todo bien en los múltiples ámbitos de esta actividad. Todos conocemos su capacidad para la técnica, electrónica, informática, que actualmente se hace indispensable para poder manejar las herramientas. Su carácter perfeccionista lo aplicaba al resto de ámbitos de la exploración, tanto en instalaciones, topografía y organización de expediciones. En este último campo, se convirtió en uno de los impulsores de las expediciones en Picos de Europa, Méjico o Papua. Todo lo que hacía lo hacía bien, era una persona muy bien dotada para esta actividad tan variada y compleja en ocasiones.
Sus convicciones eran firmes y las defendía hasta las últimas consecuencias con aplastante lógica.
Por supuesto era una de las cabezas pensantes de las grandes exploraciones que durante años su club la Sociedad Espeleología Burnia, ha estado realizando en Galdames y que han convertido su sistema de cuevas en uno de los más grandes de Vizcaya.
Sé que fuera de este mundillo es difícil entender como alguien puede dedicar tanto tiempo y esfuerzo a meterse por agujeros estrechos y peligrosos. No creo que pueda dar explicaciones que se puedan entender desde fuera y solo cuando estas enganchado a la exploración subterránea, puedes entenderlo. Esa necesidad de comprender cómo funcionan las cuevas del macizo donde trabajas, desvelar sus secretos y sobre todo la satisfacción de encontrar nuevas galerías o pozos que nadie ha pisado antes. Pero todo ello acompañado de otras personas que como tu están enganchadas al mismo virus y con las que compartes, frio, cansancio, peligros y con las que llegas a tener un vínculo muy , muy fuerte, que hace que estés deseando que llegue el fin de semana para verlos y estar juntos. Esto mismo hace que sea tan duro perder a un compañero de la espeleo.

Muchas veces he pensado que queda de un ser humano después de la muerte y para los creyentes, supongo que es fácil, pensar que te espera un cielo, cientos de vírgenes y todas esas cosas que prometen. Pero para los que no creemos y tenemos claro que somos un cuerpo más de los muchos que se desintegran todos los días, creo que solo puede quedar un rastro de nuestro paso por el mundo. Este rastro es el recuerdo que dejamos entre los que nos conocieron y entre los que conozcan lo que hicimos. En ese aspecto no hay muchos ámbitos o situaciones en la que los humanos dejemos rastros de nuestro paso. La mayoría de las personas solo existen en el recuerdo de sus familiares o amigos.
En la espeleo aunque somos un colectivo muy pequeño, creo que todos hemos sentido alguna vez esa admiración o reconocimiento del trabajo realizado por nuestros antecesores, cuando hemos entrado en alguna cavidad que ha requerido mucho esfuerzo para ser explorada.

Por eso pienso que Jose con el gran trabajo que ha realizado estos años en muy diversos macizos, tendrá una larga vida en la memoria de todos los espeleos que antes o después recorran las galerías o pozos que el contribuyo a descubrir y divulgar.
 Nuestro amigo se ha ido,pero su recuerdo se mantendrá vivo entre los que le conocimos y entre aquellos que puedan disfrutar de su trabajo.

Jose , nos tomaremos a tu salud unas cervezas o mejor unos Kalimochos que te gustaban más, la próxima vez que nos juntemos para ir de cuevas y nos acordaremos muchísimo de ti y nos reiremos todo lo que podamos, recordando las situaciones que hemos vivido juntos..

Adiós Jose, espeleólogo , amigo…