El día 1 de junio nuestro amigo Jose nos
dejó, y lo hizo de acuerdo a su carácter en silencio, y desde donde más le
gustaba estar.
Los que nos quedamos aún estamos
asimilándolo, sacando la rabia, la impotencia y la enorme tristeza que nos ha
quedado.
Los que han trabajado estos días por
recuperar su cuerpo, han tenido la mejor terapia que puede tener un espeleólogo
en esta situación y aunque no ha servido para sacarlo al exterior, si pienso
que ha servido para descargar esa furia y trasmitir a la familia que se hacía
todo lo posible. También ha sacado lo mejor del colectivo que más allá de
rivalidades y discusiones en los momentos más duros es capaz de hacer piña y
trabajar unido. A Jose estoy seguro que le gusta más la tumba que tiene ahora
que cualquier otra que se le buscara fuera.
Como este es un blog de espeleo no voy a
hablar de cómo era Jose como persona, que eso queda para los que le conocimos y
tendremos siempre un recuerdo de su fuerte personalidad y la sensación de que
es una de esas personas de las que te alegras de haber conocido.
Quiero hablar de cómo era como
espeleólogo y aunque hay otros que pueden hacerlo mucho mejor y con más
conocimiento, creo que puedo dar una idea de su trabajo y su legado.
Jose era una persona que cumplía
sobradamente todos los criterios de lo que yo creo es un espeleólogo. Su
dedicación a la exploración pura y dura era muy fuerte y lo hacia todo bien en
los múltiples ámbitos de esta actividad. Todos conocemos su capacidad para la
técnica, electrónica, informática, que actualmente se hace indispensable para
poder manejar las herramientas. Su carácter perfeccionista lo aplicaba al resto
de ámbitos de la exploración, tanto en instalaciones, topografía y organización
de expediciones. En este último campo, se convirtió en uno de los impulsores de
las expediciones en Picos de Europa, Méjico o Papua. Todo lo que hacía lo hacía
bien, era una persona muy bien dotada para esta actividad tan variada y
compleja en ocasiones.
Sus convicciones eran firmes y las
defendía hasta las últimas consecuencias con aplastante lógica.
Por supuesto era una de las cabezas
pensantes de las grandes exploraciones que durante años su club la Sociedad
Espeleología Burnia, ha estado realizando en Galdames y que han convertido su
sistema de cuevas en uno de los más grandes de Vizcaya.
Sé que fuera de este mundillo es difícil
entender como alguien puede dedicar tanto tiempo y esfuerzo a meterse por
agujeros estrechos y peligrosos. No creo que pueda dar explicaciones que se
puedan entender desde fuera y solo cuando estas enganchado a la exploración
subterránea, puedes entenderlo. Esa necesidad de comprender cómo funcionan las
cuevas del macizo donde trabajas, desvelar sus secretos y sobre todo la
satisfacción de encontrar nuevas galerías o pozos que nadie ha pisado antes.
Pero todo ello acompañado de otras personas que como tu están enganchadas al
mismo virus y con las que compartes, frio, cansancio, peligros y con las que
llegas a tener un vínculo muy , muy fuerte, que hace que estés deseando que
llegue el fin de semana para verlos y estar juntos. Esto mismo hace que sea tan
duro perder a un compañero de la espeleo.
Muchas veces he pensado que queda de un
ser humano después de la muerte y para los creyentes, supongo que es fácil,
pensar que te espera un cielo, cientos de vírgenes y todas esas cosas que
prometen. Pero para los que no creemos y tenemos claro que somos un cuerpo más
de los muchos que se desintegran todos los días, creo que solo puede quedar un
rastro de nuestro paso por el mundo. Este rastro es el recuerdo que dejamos
entre los que nos conocieron y entre los que conozcan lo que hicimos. En ese
aspecto no hay muchos ámbitos o situaciones en la que los humanos dejemos
rastros de nuestro paso. La mayoría de las personas solo existen en el recuerdo
de sus familiares o amigos.
En la espeleo aunque somos un colectivo
muy pequeño, creo que todos hemos sentido alguna vez esa admiración o
reconocimiento del trabajo realizado por nuestros antecesores, cuando hemos
entrado en alguna cavidad que ha requerido mucho esfuerzo para ser explorada.
Por eso pienso que Jose con el gran
trabajo que ha realizado estos años en muy diversos macizos, tendrá una larga
vida en la memoria de todos los espeleos que antes o después recorran las
galerías o pozos que el contribuyo a descubrir y divulgar.
Nuestro amigo se ha ido,pero su recuerdo
se mantendrá vivo entre los que le conocimos y entre aquellos que puedan
disfrutar de su trabajo.
Jose , nos tomaremos a tu salud unas
cervezas o mejor unos Kalimochos que te gustaban más, la próxima vez que nos
juntemos para ir de cuevas y nos acordaremos muchísimo de ti y nos reiremos
todo lo que podamos, recordando las situaciones que hemos vivido juntos..
Adiós Jose, espeleólogo , amigo…
Impresionante... Buen trabajo chicos, gran verdad... Jose era único
ResponderEliminarQué hermoso homenaje. Muchas gracias por descubrirme aspectos de mi hermano que, por lo especial de su afición (su vida, en realidad) a mí se me escapaban.
ResponderEliminarHoy conozco un poco mas quién era mi hermano, más alla del ámbito familiar. Un fuerte abrazo para todos los que fuisteis su segunda (y no por importancia) familia.
Muy buenas y bonitas palabras para despedir aun amigo aunque lejos a muchos kilómetro de distancia te echaré menos AMIGO
ResponderEliminarLas personas no nos dejan hasta que su recuerdo se borra. Y José vivirá con nosotros siempre, en cada recoveco de cada galería estará su sonrisa.
ResponderEliminarAsi es la vida del espeleologo descubriendo para dar a conocer lo que otros no conocen
ResponderEliminarMe ha gustado mucho este árticulo, me ha puesto los pelos como escarpias. Mi más sentido pesame a la familia.
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarMagníficas palabras para magnífico espeleólogo. Lo siento mucho por toda su familia, la biológica como la espeleológica. Un abrazo a todos.
ResponderEliminarMagnifico reflejo del sentir de un espeleologo y de la pasión que nos une... seamos de donde seamos!! Chapeau
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