Texto: Enrique Ogando (Zape) y Marta Candel.
Después de investigar y consultar
con Juan de la SEII a que parte de la Rubicera ya explorada podíamos haber llegado
desde Los Mares de China, por fin teníamos la información.
Así que con la habitual tónica, Cristóbal,
Wichi, Marta y Zape nos dirigimos de nuevo a nuestra querida Rubi con la
intención de llegar a los Mares de China por un camino algo más corto.
Mientras Cristóbal y Zape cambiamos
varias cuerdas para facilitar el recorrido, Wichi y Marta se adelantan con la
intención de ir localizando el lugar en el que, según las instrucciones de
nuestro Gurú, había que hacer una escalada. Todos teníamos la info que nos
había mandado Gelo por email estudiada concienzudamente.
Carabela “La Santa María”:
Terminamos nuestras
modificaciones y vamos a su encuentro. Enseguida encontramos la escalada que
había que hacer pero no nos encontramos con ellos. “Se habrán pasado y estarán
revisando más adelante, ya se darán cuenta que por ahí no es y volverán”.
Como tenemos algo de material que
no se habían llevado ellos podemos comenzar a escalar y nos da justo, justo para
llegar arriba. Nos recibe una enorme
galería de 40 metros
de alta por 5 de ancha bien bonita. Equipamos algunos obstáculos más hasta
llegar a la cabecera de un pozo que no podemos bajar por falta de material, que
da a la sala en la que estuvimos el otro día. Es sin duda la puerta de entrada
a Los Mares de China ¡¡ Hemos conectado con la zona que queríamos!!
Volvemos haciendo topo para
enlazar toda la maraña de las nuevas galerías de Los Mares de China con las “viejas”
galerías que descubrimos el otro día que habían sido exploradas por la SEII
hace años. Es lo que tiene viajar a China buscando Especias…que acabas
encontrándote el oro de las Américas. ¡¡Este descubrimiento nos quitará varias
horas de aproximación y nos ahorrará tener instalados kilos de material¡¡ Es la
suerte de tener un Cristóbal en el grupo.
Seguimos sin escuchar a los otros
dos. Se nos hace raro…
Carabela “La Niña”:
Ya no nos queda donde mirar.
Hemos pasado por el puñetero Libro 6 veces. Y ni rastro ¿En qué momento nos
podemos haber cruzado sin vernos? Porque no había muchas opciones según la
descripción que tenemos concienzudamente memorizada…
Qué desesperación llevamos 4
horas dando palos de ciego. Ni encontramos la escalada ni encontramos a éstos…
grito hastiado: ¡¡¡¡¡Dónde os
habéisss metiiiidoooo!!!!!
En la lejanía: ¡¡¡en el
libroooooo!!!
-Eyyyy, son ellos, al fin… No me
jodas que están en el Libro, joder voy a coger el maldito libro y lo voy a
romper…
Por séptima vez nos dirigimos al
Libro. Antes de llegar voy hablándoles: joderrrr, dónde os habéis metido? Qué
hartura de dar vueltas, bla bla bla…GLUP¡¡
-¡¡¡vosotros no sois los
nuestros. Mierda, mierda, mierda¡¡¡ qué desilusión veros.
-Hombre, gracias por lo que nos
toca.
Eran espeleólogos de Aranda de
Duero haciendo la travesía. Echamos unas risas con nuestra desgraciada
incursión subterránea del día y aprovechamos para comer algo con ellos y charlar
un rato. Nos despedimos sin saber muy bien hacia dónde tirar. Decidimos volver
a revisar la única zona por la que seguro que no era, según la descripción que
tenemos concienzudamente memorizada…… Y ¡¡¡Zas!!! Ahí estaban. Les oímos
volviendo. ¡¡¡Mecagüentóloquesemenea¡¡¡
Resultado de las exploraciones
del día: conexión del viejo y nuevo mundo y una revisión muy pero que muy
exhaustiva del área circundante a la escalada.