viernes, 29 de diciembre de 2017

Inocentada 2017 (26 al 28/12/17)





 Fotos: Gelo.

Como Wychy tiene vacaciones, hay prevista expedición a Rubicera; expedición, y sin subvención (que cantaban Tijuana in Blue). Tras el papeo navideño, pocas ganas hay de entrar, pero como andamos sin internet en el pueblo, y ya no sabemos qué hacer sin cobertura, pues para adentro. A las seis de la tarde nos encontramos en el club Gelo, Wychy y yo, con poco ánimo, pues el viento y la lluvia parecen invitarnos a que nos vayamos al bar. Por aquello del "qué dirán" nos subimos hasta los Collados, esperando que el temporal arrecie y nos dé una excusa lo suficientemente buena para volvernos. Pero al llegar arriba, amaina algo. Además, volverte a casa por una tormenta con un nombre tan moñas como "Bruno"... Si fuera "Ramón", o "Manolo", o algo más viril... Pero "Bruno", no jodas...

Aprovechamos la tregua para llegar hasta Rubicera, y vamos poco a poco hacia el vivac, aprovechando que hoy estamos el pelotón de los lentos. El río baja con un nivel normal, lo que nos tranquiliza un tanto, ya que la previsión es de mucha agua para los próximos días, y pensábamos que quizá se juntara con el desnieve; pero parece que éste ya ha ocurrido.



Ya en el vivac, preparamos un menú-degustación de productos caducados (la tónica general para estos días), y nos dedicamos a realizar un análisis semiológico del discurso navideño del rey, además de discutir sobre el concepto de la postverdad y... Bueno, vale: nos bebemos una botella de vino, y la mayor parte del orujo que ha bajado Wychy (y, de postre, las rosquillas que le ha robado a su hijo Erik), y cotilleamos sobre las novedades del pueblo. Pero que conste que también podríamos tener conversaciones cultas, lo que pasa es que no queremos... El alcohol y la dormidina ejercen su magia, y caemos como troncos hasta el día siguiente. 

A eso de las nueve nos levantamos, nos chutamos la correspondiente cafeína, y para la punta, con el piloto automático puesto, que ya tenemos muy vistas estas galerías. Tras una hora de camino por ellas llegamos al P.40 que nos deja en la salida de las gateras (la antigua vía de acceso a la punta). Allí Gelo, inquieto él, se encarama a una grieta que nos había pasado desapercibida, y encuentra un laminador que continúa. Tomamos nota, pero lo dejamos para otro día, pues el objetivo es tratar de acabar lo que hay en el fondo del gran P.70 que hay poco después. 





Tras bajarlo, nos encaminamos primeramente a mirar una posible escalada en la gran galería que va dirección Norte; esta se colmata, pero una chimenea lateral pudiera permitir evitar el tapón. Poco antes de ella, revisando un desfondamiento tapizado de bloques, encuentro una diaclasa que cae unos cinco metros, en cuya base aparece un laminador. Lo sigo un rato y doy a un dédalo de galerías y gateras. Vuelvo, y decidimos en primer lugar acabar una zona de gateras en una escalada, que Zape y el Momi habían dejado pendientes en la última entrada.


Vamos hasta allá, y subimos por una rampa con piedras que habían dejado instalada, retomando la topografía donde la habían dejado. Tras arrastrarnos miserablemente por unos cuantos conductos que acaban volviendo sobre sí mismos, concluimos la exploración en esta zona (con algo más de cien metros de topo) y nos bajamos, desmontando Wychy la instalación en doble.



Volvemos a la otra punta y, tras comer, decidimos dividirnos: Gelo y Wychy harán la escalada por la chimenea, y yo me iré a topografiar la red de galerías; puto coñazo topografiar solo... Así que me voy para allá con los trastos: el laminador tras la diaclasa pronto se convierte en un tubo de unos 3 metros de alto por dos de ancho, rellano de un barro seco y con tendencia descendente; parece la típica red que se genera por pérdidas entre dos niveles de galerías, y tiene toda la pinta de acabar dando al nivel inferior que se colmata de barro por todas partes. Pronto comienzan a surgir cruces a izquierda y derecha, y me dedico a esparcir puntos de topo y reflectantes por todos lados. Finalmente, llego a un lugar donde aparece un estrato de arenisca y rojiza, y poco más allá aparece un pozo que requiere cuerda. Toca volver... 



Justo en la base de la diaclasa me encuentro a Gelo y Wychy: han escalado más de 30 metros por la chimenea, pero finalmente se cierra. Valoramos qué hacer, y pese a que da pereza, optamos por ir a bajar el pozo para tratar de dejar finiquitada la zona. Allá vamos, con Wychy en la punta instalando; y como dicta la estadística, apenas diez metros más allá de donde lo había dejado, la galería se colmata completamente de barro, acabando la exploración, tras casi medio kilómetro de galerías en esta zona.





Comienza la lenta retirada, bien cargados de material, pues toca sacar lo que llevábamos más el material que había puesto en la escalada de Zape. Subimos pausadamente el 70, que desinstala Gelo, y en la cabecera hacemos recuento de material y bebemos (hemos llegado un tanto deshidratados, pues toda esta zona es sequísima). De camino al pozo de 40 Gelo intuye un tubo ascendente que se nos había pasado, y pajareamos un poco por allá, mirando unos tubos rellenos de arena. El tubo principal requiere una fácil escalada, quedando pendiente para otro día pues es tarde ya.

Dejamos material en la base del P.40, para mirar un meandro que hay cerca del inicio de las gateras de arena, y subimos piano piano. A eso de las 23:30 llegamos al vivac, tras casi 14 horas de marcha. La gran cascada que hay junto al campamento no parece haber crecido nada, si acaso decrecido: parece que lo de "Bruno" va a ser el típico bluff metereológico...

Ya en el vivac seguimos con el festival de la caducidad, y hacemos un gran descubrimiento: los gilipollas de los homeópatas tenían razón: el agua tiene memoria (hay que contárselo al escéptico de Tim Minchin). Y es que sólo así se explica que, tras cocinar cuatro cosas diferentes (dos sopas y dos pastas en ambas noches) la última pasta siga sabiendo a la primera sopa; claro que el hecho de reaprovechar continuamente el agua quizá tenga algo que ver. Agotamos el vino, el orujo y la dormidina, y para el catre a eso de la una de la mañana.

Nos levantamos con bastante calma, pasadas las nueve de la mañana. La cascada tampoco parece haber cogido más volumen de agua, así que la salida se prevé tranquila. Desayunamos, hacemos recuento de material y dejamos todo (más o menos) organizado, y comenzamos el regreso a la calle sacando alguna foto. En un par de sitios donde hay agua cerca, el rumor parece bastante mayor que de costumbre, y comienzo a tener la mosca detrás de la oreja. Cuando llegamos al río de Rubicera, sorpresa: va bastante crecido. Aunque no son muchos los metros que hay que remontar por él, en un par de puntos se pone complicado. De hecho, en el punto en el que se juntan ambos aportes es imposible avanzar por el cauce, por lo que nos toca avanzar malamente en oposición un par de metros por encima, rogando por no caernos y sufrir la inocentada del año. Justo al abandonar el río, la fuerza del agua deja alguna imagen espectacular.




Finalmente llegamos a la zona fósil, y desde aquí avanzamos hasta la salida, para disfrutar de un pequeño chorrete en el paso de la lavadora. En la calle nos espera un vendaval de viento, que afortunadamente no trae demasiada lluvia. Hasta las cabras se han refugiado del desapacible clima en Rubicera. Retornamos por los pasamanos, con cuidado por las fuertes ráfagas de viento, que mueven al agua de la cercana cascada del Asón de una manera espectacular. Podemos ver cómo Bruno al final se ha debido portar como un hombretón, y ha cumplido con el pronóstico, muy a nuestro pesar.










En fin, para mantener las añejas tradiciones nos acercamos a comer donde Margari, y recuperamos fuerzas con alubias y filete, prácticamente lo primero no caducado que comemos en tres días; y de postre, algún aguerrido miembro de la exploración se pide un sol y sombra (esto ya pasa del tradicionalismo al carlismo). Todo es poco para engañar a las articulaciones, pues tras levantarnos de la mesa parecemos "madelman" (por lo rígido, no por lo machotes). En fin, con un poco de suerte no nos tocará volver a sufrir hasta el próximo año...

domingo, 17 de diciembre de 2017

Rubicera Otoñal

Rubicera 18 de Noviembre de 2017



 El otoño se presenta húmedo pero tenemos una ventana que nos permite acercarnos a Rubicera. Estamos solo tres por lo que nos decidimos a continuar algunas incógnitas que se quedaron pendientes en una anterior salida de inspección de galerías conocidas de la cueva. En concreto una zona que localizó Cardin bajo unos bloques en una galería amplia y que dejo en un paso estrecho.
Foto Zape

Tras el ritual de pasamanos hasta la boca y desplazamiento por las galerías clásicas de la cueva, llegamos pronto al punto donde nos dijo cardin que estaba esta incógnita.
Cuesta un poco encontrar entre los bloques el acceso, pero accedemos a un tubo de 2 m. de ancho por 1,5 m. de alto, que unos 10 m. después parece cerrado por arena. Pero justo a la derecha una gatera en roca de unos 0,4 m de ancha por 1 m. de alta permite seguir avanzando de forma bastante incomoda con giros bruscos y suelo pedregoso.. Todo un regalo para las rodillas. Llegamos al paso que detuvo a Cardin y Pedro consigue pasar y superar otro aun peor.. Luego desaparece  para volver mas tarde diciendo que ha llegado a un meandro amplio con un pozo. Pero las pasa canutas para volver a hacer los pasos en sentido contrario.

Foto Zape
Iniciamos los trabajos de desobstrucción pero el día no es el adecuado y solo abrimos los dos primeros pasos, que para Pedro han sido los mas complicados. Zape y Pedro avanzan por la gatera que se retuerce una y otra vez cada una con dimensiones mas reducidas. Yo voy detrás con la topo y serias dudas de que pueda pasar oyendo los problemas que tienen Zape para colarse en algunos pasos. Efectivamente tras pasar un giro por los pelos a base de subir la pierna y girar , llego al ultimo giro y mi fémur no pasa entre las curvas y tampoco hay margen para maniobras. Me toca salir con los pies por delante tanteando las curvas, que ya me costo pasar de frente y que me cuesta aún mas sin ver lo que hago. Por fin lo consigo y termino ese tramo de topo, pensando como siempre que no estoy hecho para esta actividad y debería pensar en buscar otra..
 
Salgo de las ratoneras y me doy un paseo por la zona, observando algunos tubos colgados y localizando una escalada a una posible continuación.. No tiene muy buena pinta pero habrá que intentarlo en algún momento.
Poco después oigo salir a los gusanos y me dicen que han bajado dos pozos por un meandro mas o menos amplio y alto con curvas cerradas pero practicables y que lo ha dejado en un pozo mas amplio, para el que no tenían material..
Aunque no he podido disfrutar de esta exploración , las expectativas son buenas y habrá que volver o por lo menos los paticortos del grupo.
Foto Zape

Les enseño la posible escalada y nos vamos para la calle revisando algunas zonas mas de esta área.
El resto de nuevo es rutina para nosotros, pero las cuestas nunca se vuelven más fáciles por mucho que las repitamos. De salida aseguramos el bloque del paso de la Lavadora con unos anclajes.
El día ha sido corto pero interesante, ya que puede que se haya abierto otra puerta oculta de esta gran cavidad… o no… quien sabe..

Rubicera 7 de Diciembre de 2017

El tiempo sigue inestable y a nevado mucho los días anteriores aunque el sol de ayer nos permitió hacer una bonita excursión por la nieve , bordeando el Colina. Esta desnevando mucho y los accesos a Rubicera están limpios pero el río seguro que está impracticable.
Decidimos continuar nuestras visitas a  galerías exploradas por la SEII y conocer así esta zona de la cueva, que es interesante y bonita a la vez.
Llegamos a los pasamanos de acceso sin novedad, pero al comenzar , zape que va en cabeza se encuentra de frente con otro usuario de contundentes argumentos para reclamar el paso. Un hermoso jabalí, que afortunadamente decide dar media vuelta y salir disparado hacia Rubicera, yo llego donde Zape y observo como corre por las estrechas cornisas hasta llegar a un paso que hay que bajar un poco y parece no encontrar el camino, por lo que se da la vuelta y viene hacia nosotros de nuevo.
Foto Zape

Me mosqueo un montón por que no es el lugar adecuado para encontrarse a un jabalí asustado, que tiende a embestir. Sin embargo el animal nos tiene más miedo que nosotros a él y se acerca al precipicio buscando una bajada, que casi consigue hacer de golpe; pero se lo piensa mejor y vuelve a intentar buscar un paso hacia Rubicera, cosa que consigue y sale disparado por el resto de la cornisa hasta que lo perdemos de vista al otro lado. Nosotros le seguimos con cautela ya que esa terraza solo tiene una salida y es trepando por rocas, cosa que dudamos que pueda hacer, con lo que existe la posibilidad de que vuelva de nuevo hacia nosotros...
Llegamos finalmente a la boca sin noticias del jabalí y nos cambiamos para entrar. Pronto estamos avanzando por las bonitas galerías y remontando las cuerdas de las escaladas de la SEII, que se han currado mucho esta zona. 
Foto Zape

Llegados al nivel que visitamos la última vez, continuamos ascendiendo por otras cuerdas fijas a las que sigue un corto pasamanos y otra cuerda de bajada a una salita donde nuestros estómagos y sobre todo el de Marta reclaman que los rellenemos un poco.
Tras el receso continuamos visitando la zona con cuerdas cortas que suben y bajan pequeños resaltes. Zape descubre un posible tubo oculto en un estrato superior y dando un rodeo lo alcanza y se pierde durante un buen rato, hasta que oímos su voz desde lo alto de la galería principal por la que progresamos el resto.
Esta galería tiene corriente de aire clara y buenas dimensiones con algún destrepe equipado que nos lleva hasta un antiguo vivac de la SEII, cerca de un pequeño curso de agua que llega por unos bonitos gours, que se remontan y tras una cuerda nos dejan en una sala de bloques por la que llegan dos aportes. Uno del techo y otro mas caudaloso que sale debajo de una lamina de colada.
La sala conduce a una galería ancha y baja que esta cortada por el medio por un profundo meandro al que no vemos forma de bajar, pero que una búsqueda por la sala nos conduce a un paso y otra cuerda que permite llegar al fondo del amplio meandro.
Foto Zape

Mas adelante un cruce de dos meandros nos hace tomar la dirección mas al Este, que se va reduciendo de tamaño por numerosas coladas y con varias escaladas equipadas por la SEII, hasta llegar a un pozo de unos 8 metros que está desequipado.
Nos retiramos y volvemos sobre nuestros pasos revisando algunas zonas  y tomado el camino del exterior, pensando ya en la cena que tomaremos donde Margari, y con la duda de si nuestro compañero de excursión habrá podido salir de las cornisas o seguirá allí esperándonos para darnos un susto nocturno.
Llegamos sin novedad a los coches y cumplimos nuestros sueños gastronómicos.
La excursión no ha aportado grandes novedades pero al menos ha sido divertida; está claro que esa zona está muy currada por la SEII y será difícil encontrar novedades, pero todo se verá...