"Es imposible, dijo el entendimiento;
es arriesgado, dijo la experiencia;
es impensable, dijo la sensatez;
dame otro sobao El Macho y ya vamos viendo, dijo Wychy".
De "Citas apócrifas del AER, vol. XXV"
Otro sábado en el local, con poco
público. Entre eventos, convalecencias y obligaciones familiares, sólo estamos
disponibles cuatro: Wychy, Gelo, Zape y un servidor. Además, Olarra (también
convaleciente) se acerca al local a las nueve. Tras un café rápido donde Willy,
enfilamos carretera para Soba.
Llegamos a Los Collados y vemos
que esta vez el tiempo no va a perdonar. Enfrentamos el camino y las orilladas
de agua que suben por el valle, mojándonos enseguida. En la boca, un cambio de
atuendo rápido, y para adentro. Tenemos ya tan trillada la primera parte del
recorrido que vamos con el piloto automático. Tras bajar el P.30, vemos que el
río lleva una buena crecida, que nos obliga a hacer malabarismos para no
mojarnos, cosa que algunos no logran (unos, por torpeza innata; otros, por
tener botas con más agujeros que unas crocks). Abandonamos el río y tomamos la
bella galería de exploró la SEII. En un lateral, Zape ve un estrecho conducto
que no parece forzado. Decidimos dejarlo para la vuelta, y seguimos para el
vivac, al que llegamos tras pasar los meandros y pozo de los Mares de China.
En el vivac desplegamos material y comida: vemos que hemos sido mucho más generosos con lo segundo que con lo primero, incluyendo cuatro birras que ha traído Wychy, lomo de Fredo, licor de ciruelas... La verdad es que quedarse en el vivac aligerando la despensa es un plan bastante más apeticible que ir hacia el Río Totxe, plan de hoy. Pero bueno...
Comemos no frugalmente, y nos dirigimos hacia el Río Totxe. La cascada que hay antes de él baja muy cargada, y podemos observar el extraño fenómeno de cómo el río que por ella viene se divide, más abajo, en dos cauces aparentemente independientes. La circulación del agua en esta zona nos tiene desconcertados, con varios cursos de agua que llegan, se mezclan, se separan... Una falta de simetría, que diría nuestro emérito geólogo Paco...
Bajamos por el río, cuyas
cascadas llevan bastante agua; afortunadamente, la instalación que hicieron el
otro día nos mantiene secos. Unos pasamanos nos alejan de la vía principal y
nos ponen en el inicio de un meandro fósil, parcialmente explorado la entrada
anterior. Vamos hasta el nido de material y allí nos dividimos. Wychy y yo
vamos a examinar una incógnita pendiente, y revisar una sala, mientras que Zape
y Gelo miran una posible galería colgada, y otro meandro pendiente.
Avanzo con Wychy rápidamente por
un meandro descendente de factura clásica. Comenzamos la exploración (y la
topo), y la alegría dura más bien nada: apenas unos metros más allá, unos
derrumbamientos cierran la continuación. Mirando entre los bloques que hay un
poco más atrás, encontramos otros dos meandros que se desarrollan sobre dos
láminas de roca. Seguimos el que podemos destrepar, y pronto oímos a los otros
dos satélites por allá; ellos han progresado por el segundo meandro, quedando
todo unido.
Retrocedemos hacia lo ya explorado, y Wychy encuentra un par de zonas interesantes que habían pasado desapercibidas la vez anterior. Comenzamos la topo, siguiendo una diaclasa inclinada, tratando de mantener el nivel entre bloques para evitar caer a los meandros de abajo, que parece que son los que determinan aquí el desarrollo de las galerías. Unas trepadas y pasos entre bloques nos permiten avanzar algo más de un centenar de metros, hasta un nivel estable, pero crecientemente colmatado de arena. Las huellas de los lirones nos indican que nos han precedido, pero por donde ellos pasaron, nosotros no... Volvemos para atrás y, como es habitual, nos separamos y nos tiramos un buen rato entre bloques y gateras, jugando mutuamente al escondite. Finalmente volvemos a la zona del meandro principal, y logramos pasar por unos bloques empotrados sobre el mismo, continuando por una galería casi completamente obstruida por derrubios. Tras un centenar de metros, los bloques enmascaran casi completamente la galería. Tras quitar con cuidado un par de ellos, ante nuestros ojos el panorama cambia: estamos en lo alto de una ladera de arena que da inicio a una galería de cómodas dimensiones. Teniendo en cuenta que llevamos horas sin ponernos apenas de pie, es recibida con un enorme contento... que dura apenas 50 metros, cuando otro caos de bloques (de los de "mírame y no me toques") detiene nuestro avance. Volvemos resignados para atrás, pues son ya las nueve y media de la noche pasadas.
En la zona de la confluencia de
los meandros y la diaclasa echamos un vistazo a un P.20 de grandes dimensiones
que Wychy había visto. Suponemos que es la parte inferior del otro gran meandro
de este sector, que creemos que han explorado nuestros dos compañeros. A ver
qué dice la topo... De mientras, retirada a través del Río Totxe hasta el
vivac.
Al llegar allí, pasadas las once
y media de la noche, nos encontramos con la parejita feliz, que acaba de
regresar. Sus exploraciones en la zona de Río Totxe no han tenido más éxito que
las nuestras. Sólo queda pendiente un meandro, que han dejado en la cabecera de
un pozo. Después, han aprovechado para topografiar y revisar la zona alta
encima del vivac, donde han logrado avanzar algo más entre los tapones de
bloques que vienen de arriba, pero sin poder pasar al nivel superior que parece
intuirse. Además, han aprovechado para acabar la topografía y la exploración de
una enorme rampa ascendente pendiente en la Galería de los Imputados. En total,
entre todos hemos topografiado unos 700 metros de nuevas galerías, además de
otros 100 pendientes de topografiar. Pero nada que nos permita ser
particularmente optimistas en este sector. Las galerías superiores que creemos
intuir en diversos lugares se nos resisten... Pero bueno, nos hemos ganado una
cena regada con cerveza y un infame licor de ciruelas, así que nos ponemos a
ello:
- Buff, tenéis un comer muy desordenado. Mejor un complemento
vitamínico y colágeno...
- ¿Colágeno? ¿Eso que se ponen
los travelos en los morros?
(*fragmento de la esmerada conversación que se puede disfrutar en el
culto ambiente de los vivacs del AER).
Sin colágeno, pero con el lomo embuchado saliéndonos por las orejas, nos metemos en el saco. Y hasta ahí puedo leer, que lo que pasa en el vivac, se queda en el vivac...
Al día siguiente, comenzamos con
un festín: 6 sobaos de "El Macho" entre 4; así que, como diría Momi,
"nos ponemos como deficientes". Entre el subidón de azúcar y el chute
de cafeína, nos dirigimos raudos y veloces hacia la calle (bueno, ni raudos ni
veloces, que ya vamos acumulando años y kilos...). Aprovechamos para grabar
algo de video, pero la incapacidad de los actores para ceñirse al guión, y el
cúmulo de comentarios políticamente incorrectos sobre los temas más variados
(cargos federativos, actualidad política, resentimientos personales varios...)
hace que el 90% de lo filmado sea impublicable. Aunque viendo el plantel de
actores, el resultado se parecería más a "Freaks" que a
"Santuario".
Finalmente, llegamos a la calle, donde nos espera un día magnífico, sólo mejorable gracias al papeo en Ogarrio, donde al estrato de sobao añadimos otro de cocido, y un tercero de carnaza varia. Que no se diga que no hacemos caso al nutricionista...