jueves, 26 de abril de 2018

Primavera en la Maza

 Sabado 21 de Abril de 2018


El invierno ha sido muy lluvioso y con mucha nieve, así que las visitas a la Maza, han quedado vedadas durante seis meses. Pero el buen tiempo ha llegado con temperaturas calurosas, que han derretido la nieve y bajado el caudal, así que planeamos volver a esta sima y terminar una larga escalada pendiente desde finales de 2016.
A la hora de reclutar tropas, la cosa no pinta bien, y entre lesionados, padres de familia, runners y demás, resulta que solo están los indestructibles castreños y el inserso.
De todas formas la actividad prevista no es apta para subir mucha gente, pero aunque parezca mentira, se echa de menos la presencia de “casi todos” los habituales de la banda. Esta claro que tenemos un alto grado de masoquismo y mal gusto.
Nos tomamos las cosas con calma y tras recoger material en el club, nos tomamos un pincho de tortilla en la Gandara y subimos por la pista. El tiempo es tan bueno que Marta y yo nos tumbamos en una losa de piedra al sol y hablamos seriamente de suspender la expedición y ponernos morenos. Finalmente nos dirigimos a la boca que esta muy fresca.

La entrada reptando y los primeros metros sinuosos de la cueva siempre son bastante desagradables, luego la cosa se amplia con varios pozos y un largo meandro no muy estrecho pero entretenido. Unos cuantos pozos mas largos y llegamos al nivel arenisco por donde circula el río, que baja bastante alto y obliga a arrastrase sobre él, tratando de no mojarse la barriga.
Llegamos a un amplio pozo donde una bonita cascada le da encanto, pero obliga a un físico pasamanos para evitar la ducha. Mas adelante otro pasamanos nos aleja del río por una vía fósil, con pasamanos, pozos, mas pasamanos y ascenso por una meandro desfondado e incomodo hasta unas amplias galerías de bloques. En una gran sala donde desde el norte llega otro río, nosotros nos vamos al noroeste por galerías fósiles, con bastante aire.

Ascendemos por rampas y una galería tipo mina con derrubios y coladas hasta llegar a una colada vertical, donde empieza la larga escalada que Marta con su ilusión habitual, nos está impulsando a seguir en lo que parece una “escalera al cielo”, de mas de 100m. con varias vías y pozos paralelos.
Llegamos a la zona de la última punta donde ascendieron en libre varios metros, pero la mala memoria visual de Marta, engaña a Zape y este termina subiendo en libre un tramo que se supone ya estaba escalado.. Bueno así nos ahorramos unos seguros, que estamos en crisis..Zape instala una cuerda y ascendemos hasta una cornisa que da paso a un gran pozo paralelo de unos 20 m. de diámetro y que baja unos 30 m.

 





Nuestro objetivo es seguir ascendiendo así que dejamos el pozo de momento y Zape comienza una escalada de unos 20 m. hasta lo que parece un techo con un estrecho meandro. Por lo que hacemos una travesía hasta un pequeño tubo con formaciones y que nos permite descender hacia la pared de enfrente del gran pozo, donde una entrada de meandro, nos abre un nuevo objetivo que seguir. Ascendemos el meandro con algunas trepadas delicadas y llegamos a unos tubos horizontales con coladas y formaciones que en algún punto conducen al techo del gran pozo y en otro terminan en otra chimenea de unos 10 m. con un posible meandro estrecho en su fondo.

Tras meditar si vale la pena seguir esta larguísima escalada que ya debe de alcanzar los150 m. desde su inicio, la inevitable ilusión de Marta nos obliga a no abandonar, así que no desequipamos y bajamos haciendo la topo y fotos, dejando de nuevo esta zona para otra ocasión. Pensamos que debemos estar muy cerca del exterior y los numerosos restos de lirones parecen confirmarlo.
 Damos de comer a Zape que extrañamente hoy no ha zampado nada y bajamos a la sala del río. Nos queda un retorno entretenido para salir de nuevo al exterior arrastras por la estrecha boca tras nueve horas en la cueva. La noche es calurosa y caminamos disfrutando de la temperatura y de no tener que soportar ventiscas, aunque si alguna árgoma en el culo de algún miembro patoso de la expedición.
  Nos cambiamos en la oscuridad y sin prisa que el frío no nos acosa y nos dirigimos a Ason para cenar ya que son más de las 23:30 y solo Margari nos dará de cenar a esas horas.
 No hemos cerrado ninguna zona como esperábamos pero han salido 130 m. de topo y quien sabe si en alguna de las variantes pueda haber alguna sorpresa, que en este negocio nunca se sabe…
Volveremos...