lunes, 12 de mayo de 2025

La historia interminable

Sierra del Hornijo 19 de Abril de 2025.

En esta crónica resumimos dos salidas más a la cueva del valle del oso, que se ha convertido en una Historia Interminable de sacar piedras y mas piedras por una estrecha fisura o meandro, con frustraciones y esperanzas, cuando el eco parece decirnos que cerca hay un hueco mas grande que nunca llegamos a ver..


El tiempo para el sábado da muy inestable con sur y lluvia, pero parece que hay una ventana por la mañana, así que quedamos para ir a la cueva del Valle del Oso.

Vienen Cristóbal y Maider con idea de hacer solo la parte de la cueva.

Con lo problemas que hemos tenido últimamente con los taladros, se propone llevar dos taladros, pero decidimos llevar solo el taladro de 24 y una batería, ya que Wichi se niega a llevar dos taladros.

Tomamos café y salimos para la cueva, en la zona de aparcamiento vemos que Zape estrena sus botas rojas de cañones, que le dan aire de payaso.

Subimos con el terreno muy encharcado y al llegar a la boca, Maider se amotina y no quiere entrar en la cueva, así que se van un rato de excursión por el sendero y luego se bajan.


El resto entramos sobre las 12:00 con Marta más retrasada. La sima esta más seca de lo esperado y tiene casi el goteo habitual, lo que da indicios de que desagua muy rápido.

En la punta Zape se adueña del taladro y Pedro de la maza y los demás solo miramos y pasamos frio.

Finalmente después de comer, nos dejan jugar un poco. Wichi puede trabajar un rato, yo muy poquito y cuando Marta va ha darlo todo, la batería se termina.


Queda una curva de meandro para llegar a un sitio más amplio, se diría por eco ya que no se ve bien, las piedras no caen y se quedan por allí.

Salimos con calma de modo que a las 18:00  estamos en la calle y tras cambiarnos y descender a las 19:30 estamos en el coche. Paramos para tomar una cerveza en el bar de valle, y luego seguimos el alterne en Ramales y cenamos en el Quintela.

Este capítulo de la Historia Interminable, no nos ha permitido llegar a ese eco que oímos y que en la imaginación de cada uno toma forma de pozo, sala, o curva de meandro dependiendo de lo optimista que sea cada uno.. Lo que es seguro que volveremos otro día.

Sierra del Hornijo 01 de Mayo de 2025.

Es el puente de Mayo y casi todos tienen libre. Los planes de ir al Pirineo se han frustrado después del apagón del lunes. Y como Nelin se ofrece para hacer de taxi, ya que esta convaleciente y no puede hacer cuevas, decidimos aprovechar y volver al Hornijo.

El pronóstico del tiempo es muy inestable con sur y lluvia, pero a pesar de estar negro no llueve por la mañana.

Esta vez como no hay que cargar con ellos por la cuesta, llevamos dos taladros, para probar los de 36 reparados y otro de 24 por si acaso.

También aprovechamos para subir material para mirar la sima junto a la pista que localizó Pedro, la FX01.

Wichi lleva su nuevo quad con el que sube hasta la cabaña. El resto bien apretados en el coche de Nelin con todas las mochilas.

Una vez arriba, Pedro, Ángel y Nelin, van a la dolina boscosa junto a la pista, mientras el resto asciende a la cueva del Valle del Oso.

Se equipa la FX1y Pedro baja dos resaltes cortos, un paso estrecho y otro pozo más largo de unos 15m., hasta una sala más amplia de unos 6 m. que se colmata sin aire.

Nelin se marcha hasta la tarde que volverá a buscarnos. Pedro y Ángel recogen el material y suben hasta la cueva, con la lluvia asomando por las crestas.

Intentan equipar el pasamanos de acceso a la rampa de entrada pero la roca es mierda, solo colada, así que solo se pone un desviador que aleje un poco la cuerda de las piedras.

Descienden a la punta donde se sigue trabajando, pero primero dejan todos los trastos a la entrada del meandro, que la zona no está para ir muy equipado.
 Los colegas han superando varias curvas, y con el eco habitual mas adelante, que anima a pensar en algo más grande, que no aparece. Las piedras pequeñas se cuelan por el fondo del meandro estrecho y caen varios metros, pero ya hay bastante problema para meter el material.

Por lo menos el taladro reparado de 36V. funciona bien.

Sobre las 19:00, salimos sin que parezca que haya llovido, ya que la sima solo tiene pequeños goteos. Los primeros estamos fuera sobre las 20:20, donde llamamos a Nelin que ya nos espera en la cabaña.

Nos cambiamos y bajamos al final de la pista donde esta el taxi, Pedro y Wichi llegan al coche casi una hora mas tarde, ya con la noche. Montamos en los vehículos y bajamos a Ramales a cenar y comentar las experiencias de la jornada.

Después de dos salidas a esta cueva seguimos en el mismo punto, con mucho trabajo por delante, un eco misterioso, y esperanzador que cada uno interpreta como quiere.

En algún momento tendrá que ser la Historia Terminada.

domingo, 4 de mayo de 2025

Cambio de aires

Mortillano 17 de Abril de 2025.

Son días festivos y para el jueves dan bueno, así que para cambiar de aires decidimos ir a Rubicera que hace mucho que no vamos. Estamos cinco, con los Castreños, Pedro, Wichi y Angel.

Tras recoger el material y tomar el café, subimos al parking, que esta lleno de abono y tenemos  que retroceder y aparcar donde la cabaña.

Cargamos la mochila, alguna de ellas histórica, ya que Pedro ha recuperado una vieja gloria, que no tiene el nivel de la mía pero se acerca mucho.


 En los pasamanos sobre las cornisas vemos que se ha hundido del todo un tramo del camino, con lo que apenas queda un pequeño hueco para el pie, y un precipicio de 50 m. por debajo.

Llegamos sin novedad a la boca de Rubicera, nos cambiamos y para dentro sobre las 12:00. Vamos con calma y con bastante agua en la zona de La Lavadora.


 Cuando llegamos al pozo del Chocolate, comprobamos que nuestra cuerda está muy mal con  varias flores, por lo que tendremos que cambiarla con urgencia.

El plan para hoy es realizar un par de pequeñas escaladas que Zape y yo vimos en la última salida a la zona, desde el río de la travesía. No hay muchas posibilidades de que continúen o no estén miradas por los colegas de la SEII, pero como no vimos rastros de escalada, habrá que probar.

Recogemos anclajes de un depósito y entramos en el río que esta bastante cargado pero sin problema, además el agua siempre le da un toque especial a las cuevas.




Comemos en el cruce con la galería de la Cerradura, sobre las 14:00. Recogemos más material que tenemos en esa zona y seguimos río abajo mojándonos hasta la rodilla en dos sitios.

Llegamos al inicio de la galería real, donde a la izquierda llega un meandro estrecho con algo de agua, en el que no vemos rastros de paso. Zape inicia la escalada con Wichi asegurándolo y  mientras Pedro revisando algún agujero cercano.

Marta visita una galería fósil que es bonita y termina como otras, en la gran sala donde se pierde uno de los ríos de la cueva, luego vuelve y me acompaña ascendiendo por el río con la topo, hasta una zona de bloques que queremos revisar.

Me ato la cuerda y escalo dos pasos hasta una cornisa y de ella, alcanzo la zona sobre los bloques, pero no vienen de ningún desfonde de galería como esperábamos, si no que se han desgajado de la pared del mismo río.

Un agujero colgado en la pared parece llevar a un tubo, así que decidimos subir hasta él, por tanto Marta asciende desequipando hasta los bloques y luego coloco un pulse y subo a la ventana, que lleva a un bonito tubo de 2 m. de alto y 0,4 de ancho que va paralelo a la galería y sale a ella unos 15 m. mas arriba.

 

Una ventana minúscula en mitad del tubo, parece dar a un hueco, pero yo no entro ni de coña, así que sube Marta, se quita el material y consigue entrar en el agujero, asombrándome de sus capacidades de contorsionismo, pero el paso se cierra. Sale de allí como si fuera un parto.

Bajamos desequipando la zona y nos encontramos con los demás que vuelven. El meandro que han escalado asciende y mas adelante ya se ve pisado, porque sube hasta la galería de la Cerradura, que se encuentra cerca y más al norte. Siguiendo por la parte de abajo del meandro, Zape avanza 50 m. hasta un estrato de areniscas que se estrecha mucho.

Después han escalado a otro pequeño meandro muy estrecho, que tampoco es practicable.


 Continuamos todos río arriba, haciendo la poligonal hasta el cruce de la  galería de La Cerradura y mirando algún cruce más. Ascendemos sacando todo el material que llevamos y cambiando la cuerda con flores del pozo del Chocolate.

 

Sobre las 20:00 llegamos a la boca, donde nos sobrevuela un alimoche con sus alas blancas y varios buitres. Hacemos la foto de boca que ya es tradición y emprendemos la larga marcha de retorno por las cornisas, donde ponemos un trozo de cuerda en el tramo de los pasamanos que se ha desfondado.



Llegamos al coche con la caída de la noche sobre las 21:30 y pensando ya en la cena que nos vamos a dar en el restaurante Colina, de la Gándara.

domingo, 20 de abril de 2025

Los Miserables

     Sierra del Hornijo 12 de Abril de 2025.

La meteo como casi todos los días últimamente es muy inestable con pronóstico de viento sur, calor y lluvia, que parece empeora a partir de las 12:00, lo que esperamos al menos nos de opción de subir hasta la cueva sin mojarnos.

El objetivo es una habitual de los últimos tiempos, donde trabajamos intensamente con la esperanza, de alcanzar la gran cueva del Carcabon que se encuentra más de 300 m. más abajo.

Es la cueva del Valle del Oso, de la que ya hemos hablado sobradamente en otras crónicas.

Hoy estamos cuatro sujetos, Marta, Zape, Pedro y Ángel, que quedamos en el club para recoger el material, que hoy tras los fallos que hemos tenido con los taladros pesados, incluye dos taladros unos de 36 v. y otro recién adquirido de 24 v.

Tomamos el café ritual en el Willy y salimos para la montaña, en dos coches que Pedro quiere volverse pronto. Cargamos las mochilas que pesan mucho con tanto taladro y pesadas baterías.

Hace mucho calor y bochorno, por lo que sudamos copiosamente en el ascenso de más de una hora, donde charlamos y comentamos la actualidad, de los aranceles o de los problemas de la sanidad. Por fin en la boca nos cambiamos la ropa empapada de sudor y bebemos para aplacar la sed. Hemos llegado sin mojarnos con la lluvia pero las nubes son amenazantes.

Pedro nos sorprende y se pone a comer un plátano, con la alergia que tiene a la fruta, aunque sus modales dejan mucho que desear.

Una vez equipados sobre las 12:00 entramos en la cueva con sus galerías en general amplias y arenosas para llegar a un amplio pozo y otros más pequeños con cabeceras estrechas. En el último pozo, una fisura lateral nos mantiene ocupados desde hace tiempo, con días de esperanza y otros de frustración, que se han visto aumentados con dos fallos de la batería y el taladro, que nos han hecho salir sin apenas producir nada, después de tanto trabajo de aproximación.

Hoy estamos decididos a que la técnica no nos detenga y Zape toma su nuevo juguete como si de un niño se tratara.., bueno de echo se ven niños menos ilusionados ante un nuevo juguete.

Empieza la tarea y se pone muy contento ante el buen rendimiento de la máquina, pero de repente esta se para y a Zape casi le da un infarto, mientras el resto dudamos de si reírnos o llorar. Afortunadamente solo se ha salido un conector y todo funciona bien.

El día transcurre con idas y venidas por el meandro sacando piedras y avanzando lentamente. Con una pequeña parada para comer algo, salvo Zape cuya ilusión con el juguete hasta le ha quitado el hambre.

Todos tenemos un aspecto bastante miserable, pero Pedro destaca entre nosotros, con un mono que se cae a pedazos y el resto del equipo que no está mucho mejor.

Superada una curva, un paso estrecho parece llevar a un hueco más amplio que nos da esperanzas y mucho trabajo para superarlo, pero lo conseguimos, primero los dos mas pequeños del equipo, Pedro y Marta, lo que les ha permitido arrancar a Zape de la punta de trabajo, esto le produce un “mono”, que apenas puede contener.

En la zona más amplia por decir algo, con sus 3 m. de alto, un metro de ancho y dos metros de largo, lo que últimamente se ha convertido en un lujo, una nueva zona estrecha desciende con una fuerte curva de meandro, pero hay un cambio notable. Al gritar se percibe un eco que pensamos corresponde a una zona mas amplia pozo o sala.

Pedro se cuela por la primera parte del estrecho, tratando de llegar a la curva y ver al otro lado, pero aún no es posible y tendrá que ser otro día.

Este eco nos ha producido un subidón de expectativas e iniciamos el ascenso muy contentos, pero al salir al pozo comprobamos que cae bastante mas agua que a la llegada, está claro que fuera ha llovido mucho.

EL primer pozo no presenta problema ya que la cuerda va muy alejada, pero el segundo pozo que tenemos que ascender, tiene su base muy regada y nos mojamos bastante hasta el fraccionamiento. Los pozos intermedios tienen pocos problemas salvo una salpicadura que incordia al rebotar el agua en una repisa. Pero en la base del P50, la lluvia es abundante sin que tenga ninguna solución, así que no queda otra que agachar la cabeza y subir con calma.

Con el mono empapado hay que arrastrarse por la cueva, en zonas de arena y tierra, lo que nos deja como una croqueta y con un aspecto aun más “Miserable”.

En el exterior afortunadamente parece que ha dejado de llover y tras cambiarnos, bajamos ya con la noche rodeándonos y el suelo muy encharcado, lo que confirma que la tarde ha sido lluviosa.

 Una gran salamandra en el camino parece que ha salido a disfrutar de la lluvia. Llegamos a los coches y nos vamos a cenar, que el hambre nos aprieta.

La cueva nos está haciendo sufrir, dándonos una de cal y otra de arena, pero hoy hemos vuelto llenos de esperanza y agujetas.

domingo, 13 de abril de 2025

Un día de resaca

                                                                                     Monte del Moro 05 de Abril de 2025.

El viernes algunos del grupo hemos estado de concierto en Santander, volviendo bastante tarde a casa, por lo que estamos un poco espesos. Con este estado, decidimos quedar tarde e ir a una cueva cercana a la que hace casi un año que no vamos, la Torca de La Calera en el cercano macizo del Moro.

Esta cavidad en la que hemos trabajado intensamente, durante algunos años y que ha sido generosa con nosotros, con más de 4 Km de galerías, interconectadas en varios niveles con pozos que los unen, parece que ya se encuentra en el final de sus posibilidades, aunque en esta actividad nunca se sabe, hasta que se quita el último tramo de cuerda.


Quedamos a las 10:30 en el club, donde nos juntamos cuatro, los castreños, Cristóbal y Ángel, la mitad de ellos medio lesionados, ya que Marta tiene un dedo aplastado y Cristóbal sale de un gran esguince de tobillo, unido a lo poco que hemos dormido, promete un día entretenido.

Nos movemos como perezosos y nos cuesta salir del Willy donde los pinchos nos atraen, pero finalmente subimos para la zona y aparcamos la furgoneta, para sacar los trastos del oficio. En este momento se sienten los síntomas de la resaca, cuando Zape descubre que no ha traído las botas. Montamos de nuevo en la furgo para bajar al pueblo a buscar unas botas viejas, que ha Zape le van a quedar un poco grandes pero mejor eso que nada.

De vuelta al aparcamiento, cargamos las mochilas y empezamos el camino con un cálido día de sur. He traído las tijeras de podar, que se hacen imprescindibles para cruzar el bosque de espinos que han crecido y cerrado parte del camino. Los andares de Zape con las botas de siete leguas, nos producen algunas risas.

Llegamos a la boca casi  a las 13:00, por lo que decidimos comer algo antes de entrar y liarnos, con lo que no entramos a la boca hasta las 13:30, un horario digno de otros entornos.

Bajamos los pozos, en los que no estamos hace muchos meses, comprobando que varios anclajes AS, se han podrido literalmente al igual que algunos mosquetones y una flor en una de las cuerdas.

Foto Marta

El objetivo de hoy es casi la última esperanza de que esta cueva nos de alguna alegría importante. En el fondo de un gran pozo de 120 m. al que llegamos por otra zona de galerías y pequeños pozos, hay una grieta con aire que parece ensancharse algo más lejos.

Foto Marta
Llegar hasta allí nos lleva más de una hora, con pozos bonitos, meandros concreccionados y galerías con ducha. Un tramo final de reptar entre formaciones, nos deja en la base del pozo, donde debemos instalar algunas rampas y resaltes. Esta instalación nos lleva más de una hora con las mentes espesas, que hacen que las cuerdas no nos lleguen y tengamos que reequipar de nuevo algún tramo.


Por el camino como siempre hemos bajado charlando y contándonos, nuestras peripecias de la semana. Descubrimos con asombro que alguno del grupo, que pensábamos era extraterrestre y que “Nunca” tenía ningún achaque, resulta que es mortal y le duele el cuello. Asumimos la perdida del mito y la llegada del humano, mientras no reímos del él y le pronosticamos todos los males de la vejez.

Foto Marta

Por fin estamos delante de la fisura, por la que efectivamente se mueve aire y parece que algo más adelante se hace más grande. Iniciamos los trabajos sacando piedras y avanzamos con rapidez, hasta que el paso es lo bastante grande para que pueda pasar Marta que es la más flexible del grupo.


Hay un hueco más amplio en forma de fisura alta, de un metro de ancho, pero nada más, la fisura se estrecha mucho por todos lados y el aire parece ascender. No vemos posibilidad de continuación, así que abandonamos un poco tristes esta última zona de continuación de la cueva. Desequipamos y sacamos el material hasta la galería de La Ducha, donde está pendiente de bajar un pozo de unos 50 m. , por el que suele caer una abundante ducha de agua. Que se convierte casi en el último futuro objetivo de la cueva.

Después salimos por otro de los múltiples caminos interconectados de esta cueva, un paso estrecho entre formaciones, El Rabu de Satanás, que nos lleva a una sala con varios caminos.

Foto Marta

Dos cuerdas una descendente y otra ascendente llevan a un meandro colgado, al final del cual hay otra escalada equipada y donde dejamos material, por si decidíamos continuar otra escalada en una chimenea por la que baja tierra y material. Decidimos abandonar esta zona con escasas posibilidades, desequipar todo y sacar el material.

Zape sube y desinstala la escalada, luego nos bajamos desequipando toda la zona y remontando unas rampas, que nos dejan en la galería principal del Reencuentro.

Cargamos las sacas con el material y ascendemos cambiando algunos anclajes y la cuerda con la flor. Sobre las 21:30 estamos en el exterior sin rastro de lluvia, aunque cae alguna gota suelta.


De nuevo los espinos nos atacan en el camino, pero llegamos sin novedad al coche y  salimos rápidos para Gibaja para cenar que se nos hace tarde.

Una buena cena es un flaco consuelo para el fracaso de esta última opción de continuación de la Torca de La Calera.