jueves, 18 de julio de 2024

Fuente Fría 2024.


Macizo del Mortillano  28 de Junio al 6 de Julio de 2024

De nuevo este año hemos liado a un grupo de individuos para pasar unos días de exploración y convivencia en el idílico paraje de Fuente Fría.

El pronóstico del tiempo no era bueno y se ha cumplido con numerosos días de mal tiempo.

La subida del material al campamento el viernes día 28 de Junio, ya se convirtió en una aventura, con el barrizal que casi hizo volcar el remolque y no dejaba subir la cuesta al tractor.

Finalmente en el último momento una variante por las árgomas, permitió superar el obstáculo y alcanzar el campamento.


Montar el invernadero con una fina lluvia tampoco fue fácil, pero al anochecer ya teníamos un techo, con luz y podíamos cenar tranquilamente, con bizcocho de Susanna de postre.

La tertulia se alargó hasta más de las 12 para algunos, mientras la lluvia nocturna arrecia y lo empapa todo.

 El sábado amanece con lluvia fina y nos vamos despertando con calma, agrupándonos en el comedor y desayunando varias veces, hasta llegar a la hora de comer, cuando Wichi nos ha preparado unos ricos garbanzos.

Por fin sobre las 16:00 deja de llover y nos planteamos una excursión hasta la cueva de Cofiar en el Hoyo Salzoso, a la que nos unimos casi todos. Bajamos por el valle del camino empedrado con su bosque y grandes bloques de piedra que le dan un toque especial.

 

Recorremos la cueva, que para algunos es muy conocida y para otros no, pero que nunca decepciona, con sus restos de osos y la boca en medio del lapiaz.


Bruno un joven fichaje friki de la biología, disfruta con los descubrimientos que le ofrece el terreno y sus charcas.

Volvemos por la pista y llegamos al campamento al atardecer, para volver a cenar unas patatas guisadas.

Por la noche llega la tormenta, pero el día amanece despejado y por fin podemos iniciar las actividades de exploración, pero primero hay que desayunar claro.

Hacemos dos equipos con algunos dirigiéndose a la sima que llevamos algunos años trabajando en la base del Mortillano y otros que bajan a la Sierra Redonda en busca de alguna antigua cavidad publicada con referencias a corriente de aire.






 Por la tarde regresan ambos equipos, con algunos amigos que parten hacia su casa y otros que se incorporan al campamento. Esta será la tónica del resto de días en Fuente Fría solo interrumpida por los días de mal tiempo.

Las noches que la lluvia lo ha permitido, hemos podido hacer la tradicional hoguera para parrilla de torreznos y se han realizado expediciones nocturnas de observación de fauna dirigidas por Ritxi, incluso alguna noche ha sido posible contemplar las estrellas, que en este lugar si el día está despejado, siempre son espectaculares.







 
También hicimos una excursión por el laberintico lapiaz hasta la cumbre del Mortillano en busca de dos antiguas cavidades exploradas por los franceses en el año 1974, en la que se citaba corriente de aire, pero solo pudimos localizar una de ellas que ya era conocida por nosotros, la mas interesante se nos ha resistido, pero el paseo resultó disfruton, sobre todo para David y Berto que no conocían estos paisajes.


Este año hemos contado con la participación de varios jóvenes adolescentes, hijos de algunos asistentes o amigos, que se han iniciado en los rituales del gremio, es decir comer grasas y beber…También han bajado a alguna sima para disimular.

 

Completada la semana, los resultados no son sobresalientes, pero las espadas continúan en alto en una par de cavidades con aire, lo que nos da motivación para volver el próximo año.




 
El sábado día 6 de julio cuando estaba prevista la bajada, el pronóstico del tiempo era malo pero empeoraba notoriamente a partir de las 12:00, hora en la que habíamos quedado con el tractor.


 Nos levantamos temprano y terminado el desayuno, comenzamos a desmontar el tinglado rezando para que la lluvia no se intensifique, cosa que no ocurre y a las 12:00 estamos listos con todo recogido y no muy mojado.

Pero el tractor se retrasa y se retrasa y la lluvia llega y llega, cada vez con más fuerza y nosotros hemos guardado hasta el último toldo. Así que solo nos queda refugiarnos bajo un haya, cosa que no sirve de gran cosa, por lo que algunos buscan refugio en el bosque bajo grandes bloques.

Por fin sobre las 14:00 llega la maquina a duras penas con el terreno empapado y deslizante y nos tememos lo peor para el camino de vuelta. Afortunadamente el tractor es grande y con buenas ruedas y consigue superar la prueba sin incidentes.

 Cuando llega a los coches pasamos los trastos a los vehículos, también bajo la lluvia y bajamos a Ramales para descargar y dar por terminada la campaña con una comida donde Margari.

Fotos de Marta, David y Angel

viernes, 12 de julio de 2024

Delicaditos (22/06/24)





Hornijo (22/06/24)

Pos otro día más al nuevo "patio de mi recreo", que dirían aquellos con un pésimo gusto musical. Quedamos Marta, Zape, David, Cristóbal, Patrick, Sandrine y yo. Gelo, ante el overbooking, decide quedarse tomando unos blancos por la aldea. El que sí que viene es Nelín, pero solo a hacernos de chófer, que acaba de salir del taller y tiene la junta de la trócola regular.

Tras un café rápido de la "furia española" (jua, jua) en Ramales, vamos a Valle, donde nos encontramos con "le Grande Armée". Allí montamos en los vehículos de Nelín y David, y para arriba (aburguesamiento extrem). Un rato después, nos despedimos del vascongado, y enfilamos hacia la peña, penando bajo el peso de las mochilas.

Nos cambiamos en la boca, disfrutando del paisaje (y quitándonos alguna garrapata, que este año abundan). Por enésima vez hablamos de cambiar la instalación del pozo de entrada ("venga, a la salida lo hacemos"), y vamos poco a poco hacia abajo, mientras Marta intenta que alguien le haga caso y poder sacar alguna foto decente (tarea difícil dado el material humano con el que cuenta para modelos).

Una vez abajo, la misma tónica que los días atrás: un meandro estrecho, relleno de bloques, que hay que ir sacando como podemos poco a poco. Afortunadamente, cada pocos metros nos da un poco de cuartelillo, y hay lugares donde ir acumulando las rocas retiradas. También en algunas zonas verticales logramos encajar unas cuantas, pero otras toca sacarlas.

Las expediciones internacionales (o extraterrestres) son las que molan: al horario español de quedada (tarde), le añadimos el horario francés de comida (pronto), así que mientras acabamos de digerir el segundo desayuno (somos como los hobbits) ya estamos con el papeo en el garganchón. De mientras, interesantes conversaciones. Es fascinante ver cómo, tras décadas de convivencia, aún descubrimos nuevas facetas de nuestros camaradas. Por ejemplo, hoy aprendemos que Zape tiene "el estómago delicado" (sic). No tiene empacho en decir esto mientras con un carrillo mastica tortilla, con el otro un bocadillo, y de postre se zampa tres multimonti aderezados con grasa de taladro. En fin...

 

Tras unas horas más de acarrear pedruscos, por fin logramos acceder a un paso vertical más amplio. Un descenso de 5 metros nos sitúa en otro tramo horizontal, con una fuerte corriente de aire y lo que parece ser un pozo de unos 15 metros... con un montón de piedras en su cabecera. Más de lo mismo. Resignados, comenzamos a sacarlos hasta una salita previa. Es como el día de la marmota (pero sin marmota). Como vemos que la tarea va a ser larga, después de unas horas decidimos tirar para afuera, que Roma no se hizo en un día.

Remontando, alguna foto más, y para fuera. Otro día que nos respeta la meteo (al final, nos vamos a acostumbrar), y una suave bajada hasta el coche. Nos despedimos en Valle, con la mirada ya puesta en el campamento de Fuente Fría, que comienza el próximo viernes. De mientras, la cantera que tenemos aquí tendrá que esperar una nueva visita de los delicados Picapiedra...

Fotos: Marta Candel 


 

domingo, 30 de junio de 2024

La “Larga Marcha”.

 Macizo del Hornijo  15 de Junio de 2024

Cuando después de años de búsqueda infructuosa, de nuevos accesos a la cueva del Carcabon, por fin encontramos una cueva con aire, situada sobre el objetivo y que tras algunos trabajos nos dio un amplio pozo de 50 m. Nos las prometíamos muy felices y esperábamos un rápido avance hacia el interior del macizo.

Pero va a ser que no, y esta exploración se está convirtiendo en algo parecido a la Larga Marcha de Mao. En la base del 50, solo un estrecho meandro marcaba el avance y el paso del aire. Tras dos sesiones de trabajo se consiguió alcanzar un primer y prometedor pozo de 10 m.


 Pero de nuevo la cueva nos puso un freno con otro estrecho meandro, y de nuevo se precisó de una larga jornada de obras, para llegar a otro nuevo pozo de 10 m. En su base la tónica de la sima se mantuvo y otro meandro cerraba el paso.

Este proceso empieza a ser cansino y desmoralizador, pero somos muy tercos y este finde de nuevo vamos al tajo. Además esta vez contamos con el refuerzo de los Jóvenes Franceses, Sandrine y Patrick, que junto a Pedro, Wichi y Ángel formamos el equipo de obreros.

También tenemos la inestimable ayuda de Nelin con su todoterreno, que aunque no puede hacer espeleo con su rodilla lesionada, si que nos hace de taxi y nos subirá hasta cerca de la boca ahorrándonos más de una hora de ascenso.

Finalmente Wichi también sube su todocamino, que sufre un poco con los bajos pero llega arriba sin mucho problema. Nos despedimos de Nelin y subimos el tramo de sendero que nos queda.

En la boca mientras nos cambiamos sopla bastante viento, lo que seguramente tendrá repercusión en el aire en la cueva.

Entramos en la cavidad, recorriendo las galerías con numerosas cúpulas de disolución, para continuar gateando por un tubo, hasta alcanzar la cabecera del P50, que empieza estrecha para de pronto ampliarse en un ancho pozo con dos vías paralelas.

Nos reagrupamos en la base del primer pozo de 10 m., ya que es conveniente mejorar el acceso al segundo pozo antes de seguir. Una vez solventado bajamos todos a la base del segundo pocete, donde yo es la primera vez que estoy.

Una fisura que llega de lo alto, forma un meandro en la base del pozo y allí los últimos trabajos realizados permiten entrar en él, pero solo a los más finos. En lo alto de la fisura hay la posibilidad de una ventana que nos evite el meandro, así que Wichi sube y hace un pasamanos hasta la ventana, mientras los demás comemos ya con la hora francesa.

La ventana resulta ser minúscula y sin aire, por lo que Wichi se baja y nos concentramos en el meandro, mejorando la entrada para todos los públicos y avanzando hasta una minisalita, donde una ventana en el techo, da acceso a la base de una chimenea o algo parecido. De frente sigue el meandro pero requiere mucho trabajo.

Atacamos la ventana hasta que puede pasar Pedro y confirma que se trata de una chimenea sin ningún futuro, por lo que solo queda trabajar en el meandro, con más fe que otra cosa.

El aire como era de esperar cambia varias veces de sentido, pero avanzamos hasta agotar las baterías y las ganas.

Los más finos se introducen en el meandro y alcanzan a ver una salita o ensanchamiento del meandro, lo que nos da moral para la próxima jornada, que inevitablemente será necesaria en esta Larga Marcha.

Recogemos y subimos con calma, hasta la galería de entrada de la cueva, donde tenemos pendiente una corta escalada, al final de unas rampas de colada muy deslizantes, que conducen debajo de un amplio hueco, sala o galería, incógnita que queremos resolver.


Montamos la única cuerda que hemos traído, como pasamanos temporal para acceder a la base de la escalada. La recuperamos y la volvemos a usar para la escalada, que ataco con unos pulse. El último tramo un poco desplomado me da un susto al comprobar que se trata de un bloque medio suelto y con mala pinta.

Llego a la zona alta con un suelo de colada, que sale de una gran columna. A la derecha parece tener una galería con muchas excéntricas. Busco donde meter anclajes para fijar la cuerda. Cosa que no resulta fácil, ya que todo alrededor es colada blanda o roca fracturada, que no facilita las cosas. Por fin clavo dos anclajes buenos y otros dos en la roca cutre que permitan subir a las tropas.

Mientras suben los demás, entro en la galería y admiro unos bonitos paneles de excéntricas, que cubren las paredes y el techo. Un muro de bloques obliga a trepar para llegar a otro amplio hueco que hay encima.





 Allí parece terminar la aventura ya que tras revisar varios recovecos, todo se cierra. Bajamos y pensamos si desequipar o dejarlo para traer el material de topo que se ha quedado en la entrada. Finalmente decidimos dejar la cuerda, mejoramos el equipamiento y salimos con calma.



 La tarde es muy agradable y con bonitas vistas, mientras descendemos hacia el coche de Wichi, que afortunadamente los lleva cómodamente hasta el final de la pista, ahorrándonos un largo y pesado descenso.


Nos despedimos de los amigos franceses, mientras el resto vamos al bar como buenos españoles, pensando en como de larga será la marcha que aún nos queda por hacer en esta cueva.. Se vera…

 

domingo, 23 de junio de 2024

Y otro japibirday más

 


 25/05/24

Pues otro cumpleaños (de Cristóbal, en esta ocasión), y otra vez a la sima de nuestros desvelos. Empieza a parecerme un puto Txikipark, pero versión sadomasoquista. Pero bueno, ya que el ESOCUÑ (Unión de Espeleólogos Cuñados) no da parte de ninguna alerta, optamos por desaparecer de la faz de la tierra, no vaya a ser que nos crucemos con Milei.

Quedamos sin madrugar Marta, Zape, Cristóbal y yo. Gelo anda por Tirana (no hacemos chistes sobre su tendencia a mandar y el nombre de tan bella ciudad) y Wychy ha causado baja en el último momento. Nelín, que iba a venir, se ha ido con Juanito al Remendón, a "sus labores". No tenemos, por lo tanto, 4x4; pero al menos estamos todos más o menos enteros.

Subimos a buen ritmo hasta la cueva, y nos cambiamos con un tiempo magnífico, que hace que entrar sea aún menos agradable que lo habitual. Marta vuelve a intentar una foto que se le resiste en las galerías de la entrada, y tras lograrlo tiramos para abajo.



Llegamos a la base del pozo de 50, y allí nos dividimos: Marta y Cristóbal suben a mitad de pozo: parece que hay un estrato que pudiera tener una continuación, pero exige de una travesía y unos pasos de escalada. Ambos se dirigen para allá con una ristra de "pulses", mientras Zape y yo nos quedamos con la misión de comenzar a retirar piedras.

Zape decide comenzar por la fisura de arriba, que parece un poco menos estrecha, aunque más complicada para trabajar. Desde una cabecera fija se contorsiona para atrás y para adelante intentando quitar piedras empotradas. Mientras, me regodeo en su sufrimiento, que desgraciadamente dura poco: pese a que logra pasar, poco más allá se torna en una estrechez impenetrable. El aire escapa por una chimenea ascendente igualmente estrecha.

Visto esto, no queda más remedio que comenzar a trabajar en el meandro inferior, bastante descorazonador. Yo me encargo de la dirección de la obra, y Zape de su implementación. Vamos, que me toco los huevos mientras él curra. Pero enseguida se venga, machacándome el pie con uno de los pedruscos descomunales que saca (mira que es bruto).

Tras un par de horas de trabajo llegan Cristóbal y Marta: han acabado la travesía-escalada (no ha sobrado ni un pulse, que la cosa estaba complicada), pero no tenía mayor interés. Para alivio de Nelín (y mío), han cambiado la instalación del pozo grande, eliminando el péndulo horrible.


Aprovechamos para comer, habiendo de nuevo cánticos cumpleañeros, velitas y mazacote cañetero obstructor de arterias (qué rico). Una vez mineralizados y vitaminados, seguimos sacando piedros.

Contra todo pronóstico, un buen rato después alcanzamos la curva del meandro, y allí se amplía un poco. Cristóbal decide tirar de frente, con la esperanza de que poco más allá el meandro se amplíe un poco, y evitemos la zona de piedras. Tras unas cuantas contorsiones, llego a una zona donde parece cruzarse con otro meandro. Cojonudo, ahí seguro que se ampl... Su puta madre. Más estrecho que un numerario del Opus. Sin embargo, nos permite ver que, debajo de nosotros, hay un P.10 algo más amplio, por el que circula un hilillo de agua.


Visto lo visto, volvemos a sacar piedras de la zona inferior. Nos queda un buen tramo, calculamos casi dos metros de meandro estrecho con bloques atravesados. Pero, al otro lado, se vislumbra ya algo más amplio, lo que nos da un poquito de esperanza. Sin embargo, el trabajo es duro, y un par de horas después decidimos dejarlo para otro día, que hoy también hay cumpleaños para celebrar.

Remontamos hacia el exterior, donde nos encontramos ya con mensajes del tirano en Tirana, preguntado cómo va la obra. Tras dar el parte, bajamos lentamente con bonita luz, y paramos en el Casamontaña a tomar algo. Una vez más, la cueva nos ha permitido avanzar, pero sigue sin entregarnos sus tesoros (esta frase es tan hortera que podría estar en un artículo de la Desnivel en los 90). Veremos qué ocurre en el próximo episodio (seguro que, como casi todas las series buenas, la muy cabrona nos la cancelan).

Fotos: Marta Candel