Tras
una larga temporada sin pisar Rubicera , volvemos para iniciar la Trashumancia del material y del vivac hacia la zona del río
Totxe.
Nos
juntamos Pedro Merino, Cristobal, Moises y Angel caminando hacia la boca con un
fuerte viento del sur, que solo dejamos atrás cuando entramos en la cueva sobre
las 11:00. Avanzamos con una animada conversación poniéndonos al día de
nuestras respectivas vidas, ya que algunos hace tiempo que no nos vemos.
Una
hora después estamos en el nido de material que dejamos al inicio de las nuevas
redes. Las sacas cogen mucho peso y las conversaciones disminuyen camino del
P30 que descendemos por dos cuerdas para agilizar el avance que de nuevo se ve
frenado por las estrechas diaclasas que tenemos delante y que nos obligan a gatear
en algunos tramos.
Pasamos
por el libro de la travesía del Acebo, y leemos algunos de los mensajes dejados
por los grupos que han pasado por allí. Nos llama la atención la solidaridad de
los fumadores de todo tipo de sustancias con los colegas, a los que dejan “material”
para sobrellevar los esfuerzos que requiere la travesía.
Continuamos
río abajo admirando como siempre la belleza de este tramo y equipando alguna
pequeña cuerda que nos permita pasar sin mojarnos en las vadinas profundas.
Más
adelante abandonamos el río y ascendemos a las galerías de la SEII, donde Pedro
y yo, que nos las conocemos , quedamos impresionados por el tamaño y sobre todo
por su característica forma de T invertida que conforma casi todo el recorrido
hasta llegar al techo de la gran sala. Descendemos la cuerda y comemos algo en
la sala antes de arrastrarnos por las gateras pedregosas que conducen a las
galerías de “Los Mares de China”, aunque la pesada saca se empeña en
engancharse en todas las esquinas. Por fin salimos a la zona más amplia y
bajamos el pozo de la escalada de los Andaluces, en cuya base nos espera otro
nido de material, del que tomamos algún elemento más.
Un
corto tramo de galería bellamente decorada por formaciones y de nuevo otra
gatera pedregosa esta vez ascendente, que nos hace resoplar tirando de la saca,
pero no es muy larga y por fin podemos ponernos de pie y caminar por una bonita
galería hasta oír el sonido de las cascadas del rio Totxe.
Alguna
arrastrada corta más y llegamos a la cabecera de los meandros por los que
pensamos circula el río y que solo habíamos bajado un primer pozo de 20 m.
Mientras Cristobal y Moi, instalan y descienden por el meandro, Pedro revisa
una gatera y yo busco y buen lugar para colocar el vivac.
Cuando
Pedro vuelve sin nada interesante que destacar, revisamos los caos de bloques
por los que llega el río y cada uno por un lado acabamos llegando a una sala
superior a la que llega el rio, desde una estrecha chimenea y a través de otro
caos de bloques que cubre el techo. La búsqueda por el caos no tiene éxito, pero
en un lateral vemos unos tubos muy rotos llenos de derrubios, pero con varios
cruces y salas pequeñas. Su revisión nos lleva un buen rato y sudores, aunque
no dan para más, habrá que volver a topografiarlo ya que serán más de 150 m. de
galerías.
Bajamos
por otro lado hacia la galería superior y localizamos un lugar perfecto para el
vivac con suelo arenoso y más o menos llano. El tema del agua será más delicado
ya que para bajar al desfonde donde llega el río habrá que instalar cuerda lo
que siempre es un coñazo.
Vamos
en busca de los otros que están saliendo del meandro y aunque no han bajado
mucho, hablan de que tiene buena pinta, con varios cruces con aportes e incluso
algún posible nivel colgado. También piensan que el caudal que baja por el
meandro es menor que la que llega del río Totxe, por lo que puede que no se
trate del mismo cauce habrá que “investigar”, que es la gracia de estas
actividades que hacemos en nuestro tiempo libre y por lo que penamos
arrastrando pesadas sacas y aguantando las fugas gaseosas de los individuos que
tenemos al lado.
Anotamos
el material que dejamos e iniciamos con calma el regreso en una animada
conversación, que hace más amena la marcha de unas 3:20 horas hasta la boca de
Rubicera.
Cerca
de la boca empezamos a olor a humo y nos tememos que los fuegos que asolan la
comarca se hayan cebado en la ladera de la cueva, lo que sería un verdadero
problema para poder volver al coche. Afortunadamente para nosotros pero no para
el valle, el fuego es en la ladera de enfrente donde una larga lengua de fuego
ilumina la noche y llena de humo todo el valle. En días posteriores arrasará
toda la vertiente oeste del Asón en ese tramo, convirtiendo el más bonito rincón
de la comarca en una negrura de ceniza. Una prueba más de la “estupidez”, del
ser humano y de que las “tradiciones”, no son buenas per se y en muchos casos
son cosas a erradicar y olvidar.
Iniciamos
el camino de retorno hacia el coche con una animada y muy divertida
conversación sobre las “experiencias”, en las noches de fiesta etílica y las
diversas técnicas de ligue conocidas, aunque por mucho que nos devanamos la cabeza
solo podemos llegar a la conclusión, ya conocida de que son “ellas”, las que
con su desconocido criterio deciden quien “moja” y quien no. Claro que hay
alguno de nosotros que tiene más que contar que otros.. El mundo nunca ha sido
justo..
Llegamos
al coche sobre las 23:30, tras más de 13 horas de actividad que terminamos
cenando unos huevos con patatas donde Margari..
Nos espera un próximo capítulo de la Migración hacia las nuevas redes, donde quien sabe qué futuro nos espera, pero seguro que habrá sudor, maldiciones y quizá alguna fuerte sensación al pisar terreno virgen… vamos lo de siempre..