lunes, 23 de octubre de 2023

El sonido del aire y las garras del tigre

 Torca de La calera, 30 septiembre de 2023

                                                            Por Marta Candel

El recuerdo del fuerte sonido del aire nos hace fantasear toda la semana con qué habría al otro lado.

A paso ligero Zape, Cristóbal y yo caminamos hacia la MR61 debatiendo sobre si sería aire o agua lo que escuchamos el otro día al otro lado de la pared.

Foto Marta

Llegados de nuevo al lugar, volvemos a pegar la oreja a cada uno de los agujeros separados entre sí unos 20 metros en planta y guardamos silencio… ¡¡Cómo suena!!

Las dos zonas son bastante incómodas, por lo estrechas y enrampadas, pero nos decidimos por la que pensamos nos será un poco más fácil conseguir pasar.

Nos ponemos enseguida manos a la obra con mucha emoción. Las corrientes de aire siempre vienen cargadas de sorpresas.

Nos llevará varias horas poder conseguir pasar por el pequeño agujero aspirante.

Cuando al fin después de varios intentos yo lo logro y me envuelve el silencio, el misterio queda revelado: Aire.

Lo que provocaba ese ruido al conectar dos grandes volúmenes por ese pequeño paso era sólo aire.

Foto Marta

 He salido a la base de un gran pozo. Recorro el perímetro buscando una posible continuación. Trepo hacia un meandro a unos 4 metros del suelo que se cierra pequeño; miro detrás de cada bloque; doy vueltas en todos los sentidos como tigre enjaulado buscando y buscando, pero nada; la única opción está en altura. A unos 20 metros chimenea arriba hay una repisa que pudiera tener una galería. Habrá que volver y escalar hasta ella.

Les cuento lo que he visto a los dos inquietos topos que me interrogan al otro lado de la pared y vuelvo a cruzar el estrecho portal “entre-mundos”.

Zape no se aguanta, le puede el nervio y no le vale con mis precisas explicaciones, quiere verlo con sus propios ojos. Así que se encaja en el agujero intentando licuarse y empuja y se retuerce y gime y jura y por fin logra pasar al otro lado.

No tenemos muy claro que vaya a lograr volver y bromeamos con la idea de tener que dejarle ahí y venir cada semana a abastecerle de tranchetes…claro que con su frugal comer no íbamos a dar abasto.

La cosa se queda en broma y logra volver a este lado.

A Cristóbal le valen mis explicaciones. Menos mal que alguien valora mi gran poder descriptivo ;) Así que salimos para la calle a darle el parte a Gelo, que hoy no ha podido venir.

Foto Marta

 

Ya en el coche, cuando Zape se quita el Butrón vemos las marcas. El sonido del aire quedó grabado en su piel como las mismísimas garras de un tigre.

sábado, 14 de octubre de 2023

Pedro y el lobo

 

Cueva del Carcabon jueves 12 de Octubre de 2023

Llevamos ya diez años trabajando en la cueva del Carcabon en compañía de los amigos franceses, pero hay algunos de nosotros que aún no han conocido los placeres de este agujero. Hoy viene Pedro por primera vez para conocer al “lobo”, del que nos ha oído hablar tanto.


 Llevamos bastantes días de buen tiempo, así que es ideal para ir a esta cueva tan delicada con los niveles de agua, pero el fin de semana vuelven las lluvias, así que aprovechamos el jueves festivo para juntarnos algunos y hacer una incursión breve a la cueva, para tratar de cerrar algunas de las incógnitas mas cercanas.

Quedamos a las 9:30, Wichi, Pedro y Ángel para recoger el material y tomar un café, tras lo cual, nos dirigimos a la boca y nos ponemos los neoprenos, que nos dan aire de robot al caminar. Son las 10:30 cuando entramos en la boca, que hoy no tiene mucho aire ya que las noches son frescas y aún no han subido las temperaturas.

Pedro descubre los tubos de la Colonoscopia, que con el neopreno se encargan de hacernos resoplar, hasta que el agua fría del primer lago nos baja la temperatura, que de nuevo asciende remontando las cuerdas y pasamanos. El segundo lago se encarga de volver a enfriarnos y quitarnos los neoprenos no ayuda hasta ponernos los monos interiores.

Pedro ya ha conocido al “lobo” y como suele ser habitual no es tan fiero como lo pintan.

 

Para llegar a nuestro objetivo de hoy, solo nos queda recorrer un corto tramo de galería amplia y subir y bajar unas cuerdas, para llegar a la galería del Cementerio de los Macarrones, donde la corriente de aire es clara a pesar de tener un buen tamaño.

Cuando llegamos a la base de la escalada que hicimos en la última visita, sacamos las viandas y reponemos fuerzas. Luego nos dividimos, con Pedro que revisará algunos agujeros del nivel inferior y Wichi y Ángel que subirán la escalada para  tratar de cruzar un amplio desfonde.

Arriba equipamos rápido la travesía con los pulse, pero al llegar a una curva, vemos que el desfonde sigue, hasta que la muy alta fisura parece cerrarse o estrecharse mucho.

Decidimos retirarnos y desequipar esta zona. Luego bajamos mejorando la instalación de la escalada y nos juntamos con Pedro, que ha vuelto de su reconocimiento.

Pensamos ir hacia la zona de punta de la galería inferior, aunque Ángel se queda en el primer cruce para topografiar una galería que parte de allí hacia el oeste. Llega hasta el punto en que es necesaria una corta escalada, para subir a un tubo y vuelve para dirigirse hacia el extremo de la galería.

En la punta Pedro y Wichi han subido una rampa de arena y montado cortos pasamanos, para esquivar algunos desfondes y pozos que en su fondo tienen agua profunda. Ángel les sigue con la topo, pero los desfondes sobre el agua nos inclinan a dejar la progresión por esta zona, que por otro lado tampoco presenta corriente de aire.



 

Nos retiramos, comprobando que la corriente de aire de la galería se va por un tubo ascendente, que balizamos y quedará para futuras exploraciones.

 

 

Volvemos hacia la salida y sobre las 18:00 estamos poniéndonos los neoprenos mojados, placer que recomiendo a todos los masoquistas y que se incrementa al entrar en el agua.

El relato de esta parte es el inverso al de llegada, pero igual de cansado y mojado.

 A las 20:00 estamos todos fuera quitándonos las ropas y material llenos de barro y arena.

Pedro ha conocido este Lobo y esperamos que aunque le ha mordido, le pique el gusanillo del Carcabón, a fin de cuentas le falta por conocer la parte más divertida de la cueva y sus numerosas incógnitas por explorar.