Por fin después de meses de espera
conseguimos conjuntar las agendas y el pronóstico del tiempo, para volver a las
exploraciones del Carcabon.
Esta vez se hace inevitable el vivac y
por tanto al menos tres días de buen tiempo que nos den algo de confianza de
poder salir de la ratonera.
Nos juntamos cuatro “veteranos”
exploradores, ya que el más joven, Ricardo (Wichi) hará la próxima semana 50
años.. Yo además de más años arrastro una hernia discal que no me ha dejado en
paz desde hace meses y mi estado físico es más que dudoso, para seguir a los
Degouve que parecen “congelados en el tiempo”.
Con muchas dudas me acerco a la boca del
Carcabon donde hemos quedado a las 17:00 del viernes y donde también llega Wichi
directo del curro en Zarauz, es decir ocho horas de andamio y dos de coche, lo
ideal como calentamiento del Carcabon.
Tras los saludos y comentarios de rigor hacemos los petates que abultan mucho con los sacos , esterillas, comida, taladros…y que una vez se carguen de agua y barro pesarán bastante para un viaje del Inserso. Nos ponemos los neoprenos y para dentro, que nos espera un paseo de tres horas, reptando por tubos de barro, nadando pequeños lagos, subiendo y bajando cuerdas embarradas, hasta poder quitarnos los neoprenos y continuar por grandes galerías, que si bien son más agradables de recorrer, precisan esfuerzo con continuas subidas y bajadas, pequeñas trepadas y cuerdas cortas. Además de tres desagradables gours profundos que mojan nuestras partes nobles y la ropa que hasta ahora estaba seca.
Sobre las 20:30 alcanzamos la zona
designada para el vivac, que al menos es muy agradable con el suelo de arena,
amplia y sin aire.
La compra de la comida se la hemos
asignado a Sandrine que tiene mucha experiencia en el tema de unir el llenado
de estómagos y poco espacio y peso. Ha fabricado unos hornillos de alcohol con
latas y con ellos vamos calentando el agua que hemos tenido que recoger en un
sifón.
Después de la cena que aunque simple,
llena bien nuestros estómagos, incluido el insaciable de Wichi, hacemos huecos
en la arena y colocamos las esterillas hinchables y los sacos. Nuestros cansado
cuerpos por fin descansan sobre las 23:00 y yo me siento optimista después de
este calentamiento y que mi cuerpo solo se haya quejado lo habitual en estos
casos.
Como estamos con el horario francés , nos
levantamos a las siete, lo que se acomoda muy bien a Wichi que es de madrugar.
Desayuno ligero y sobre las 8:30 estamos en marcha hacia la punta que dejaron
abierta, hace ya muchos meses una expedición conjunta del AER y franceses. La
primera parte discurre por galerías grandes, que se van haciendo más moderadas
según descendemos un poco, hacia niveles semiáctivos cubiertos de barro seco y
húmedo. Numerosos cruces y bucles de tubos complican la orientación y en
algunas zonas precisan el uso de cuerdas para superar desfondes o cambiar de
nivel.
Tras unos pasos bajos salimos de nuevo a
una gran galería un poco más alta y por tanto mucho menos activa, los volúmenes
aumentan rápidamente y el tamaño de los
bloques también siendo necesario navegar entre ellos para buscar el mejor
camino , con continuas trepadas y descensos. En la pared izquierda se van
quedando colgados grandes tubos, restos originales de la formación de las
galerías.
Ha pasado una hora y hemos alcanzado la
zona donde iniciaremos la exploración, ascendiendo entre grandes bloques a un
nivel superior de gran tamaño. Progresamos despacio haciendo la topo al mismo
tiempo que avanzamos. Hay bellos rincones concrecionados y con arenas muy
finas. Poco a poco las dimensiones se van reduciendo y el aire se hace claro en
la cara. Buscamos pasos entre bloques y dejamos pendiente niveles más altos.
Llegamos a una zona compleja con varios bucles y cruces, en la que mientras yo desciendo un tubo de 4 m. de diámetro y fuerte pendiente hasta una galería horizontal, donde doy la vuelta, Sandrine asciende una gran rampa y alcanza otra galería superior con aire y mucho barro de descomposición de la roca. Pronto varios desfondes cortan la galería y una gran rampa con una sala amplia en su fondo precisa instalar cuerdas para bajar, pero ahora se impone comer algo y de nuevo los hornillos de alcohol calientan el poco agua que tenemos.
No
tengo mucho hambre y me preparo para equipar la fuerte rampa con las dos
cuerdas que nos quedan, que aunque no llegan al fondo, si me permiten superar
la parte más delicada y destrepar el resto. Mientras los demás bajan, reviso la
sala y compruebo que de ella parte una galería que pronto alcanza un cruce.
Tomo a la derecha una galería con varios bucles y que compruebo de dirige al
oeste y regreso al cruce. A la izquierda una galería de unos 6 m. de alta y dos
de ancha con el suelo de tierra y colada , asciende con fuerte pendiente y subo
por ella unos 150 m. antes de darme la vuelta en busca de mis colegas.
Llego a la sala donde ellos están
haciendo la topo, les explico lo visto y llegamos al cruce. Propongo dejar la
sacas y ascender la galería de la izquierda que pienso debe llevarnos a alguna
chimenea y luego volver, pero según ascendemos largo rato la galería se va
reduciendo y se convierte en un tubo relleno de tierra. Cuando parece que se va
a cerrar, un estrecho tubo con mucho aire infunde esperanzas aunque tengo dudas
de si yo pasaré por allí. Sandrine ataca el paso y sale al otro lado a una
galería ascendente de buen tamaño, así que no me queda más remedio que afrontar
el paso que tiene justo mis dimensiones y de bajada no me da muchos problemas
pero ya sé que voy a sufrir para salir de allí. Ascendemos haciendo topo y
llegamos a un cruce donde Wichi encuentra un paso entre bloques que nos da
acceso a una galería de gran tamaño, que sigo hacia la izquierda hasta un tubo
relleno pero bellamente decorado por un panel de excéntricas de varios colores.
Hacia la derecha se asciende entre
bloques con las paredes llenas de rosetones de concreciones blancas. Un paso
bajo entre pendants permite seguir adelante, pero pronto un tapón de bloques
cierra el paso en esa zona.
Volvemos al cruce bajo la galería y
seguimos la ruta de un tubo a presión de más de un metro de ancho y 3 o 4 m. de
altura, hasta un cruce de dos meandros y una gatera.
Continuamos ascendiendo, pero la galería
se va reduciendo y una rampa y una gatera pone fin a esta zona.
Volvemos al cruce y tomamos el otro meandro que desciende haciéndose cada
vez más estrecho hasta que solo un paso en el suelo con aire, permite seguir,
pero solo Sandrine se decide a afrontarlo y con dificultad lo consigue. Tarda
un rato en volver y dice que ha llegado a un meandro estrecho e incómodo.
Salimos de esa zona y volvemos hacia el
paso que debo superar para salir de allí y como esperaba, me cuesta un poco
sacar mi corpacho de ese agujero, pero con unos resoplidos lo consigo .
Descendemos sedientos hacia el cruce con
las sacas, donde comemos un poco y continuamos la exploración de la galería
oeste. Llegamos a un primer cruce con una rampa de fuerte pendiente y
continuamos descendiendo unos destrepes y rampas hasta que un pozo de unos 8 m.
con aire.
Volvemos a la rampa y trepamos por ella
hasta la base de unos tubos muy verticales, Wichi sube por uno de ellos y
confirma que se cierran .
Esta vez toca retirada llevamos casi diez
horas y en el inserso las excursiones son un extra. Desequipamos las cuerdas y
volvemos haciendo algunas fotos y reequipando algún paso.
A las 20:30 estamos de regreso al vivac y
los hornillos pronto calientan el agua para la cena, que comemos con ganas.
Patrick propone una competición sobre los metros topografiados, que ninguno acertamos
plenamente ya que parece que hemos superado los 1500 m.. Lo celebramos con un
café antes de meternos en los sacos.
El despertador suena a las siete de la
mañana del domingo y vamos saliendo de los sacos y estirando nuestros cuerpos
mientras hacemos corro alrededor de los hornillos.
Tras el desayuno ensacamos las esterillas
y los sacos y nos ponemos los monos para iniciar el camino de retorno hacia el
exterior, pensando en lo fríos que estarán los neoprenos que nos esperan junto
al primer lago. Tras hora y media de marcha llegamos al lago, nos ponemos los neoprenos y al agua..
Después de una hora y media de esfuerzos,
estamos por fin en la calle con un día muy caluroso, que nos exige una rápida hidratación
en el bar de Vega.
Han sido tres días de actividad para
ancianos, en la que hemos podido disfrutar del placer de la exploración, la
buena conversación y bonitos rincones.. Las incógnitas lejos de disminuir han
aumentado, ya que las nuevas galerías parece que se corresponden más con
llegadas de redes superiores del Hornijo, que a los colectores que hemos estado
siguiendo hasta ahora. Lo que sí está claro que el Carcabon se convertirá en
una gran cavidad y quien sabe si podremos por fin desvelar algunos de los
secretos del Hornijo, que tan celosamente ha guardado todos estos años, pese a
nuestra insistencia..