El día amanece soleado y cálido, no parece finales de Diciembre, por lo que optamos por prospectar en exterior y aprovechar el sol. Yo estoy en fase de recuperación de mi operación de menisco y no tengo claro si el poco amigable lapiaz será idóneo para la rodilla. Pero la “cabra siempre tira al monte” y voy con los Pedros, Nuria y Cristina al pateo.
Llegamos al cruce del Mortero donde dejamos los coches y vemos a unos espeleólogos de Logroño atascados con su furgoneta en el borde de la pista, por lo que la primera actividad del día será empujar y tirar del vehículo. Como a burros no nos gana nadie y los de Logroño tampoco parece que desistan, terminamos de sacarla, justo cuando sube un tractor.. Pero para qué malgastar combustible, que estamos en crisis.. mejor músculo.
Llegamos al cruce del Mortero donde dejamos los coches y vemos a unos espeleólogos de Logroño atascados con su furgoneta en el borde de la pista, por lo que la primera actividad del día será empujar y tirar del vehículo. Como a burros no nos gana nadie y los de Logroño tampoco parece que desistan, terminamos de sacarla, justo cuando sube un tractor.. Pero para qué malgastar combustible, que estamos en crisis.. mejor músculo.
Nos despedimos de los de Logroño que van al travesía de Rubicera y tomamos el camino del Cuivo un poco embarrado estos días. Ascendemos poco a poco entre eruditas charlas sobre los temas más diversos propios de personas de extensa cultura, es decir sexo, alcohol y cuevas, claro... Aunque recuerdo algo sobre un libro...
Una vez en el lapiaz, nos repartimos por el terreno, para primero localizar una boca ya bajada pero que no teníamos situada y seguir buscando nuevas bocas. La zona es de especial interés, ya que las nuevas galerías exploradas en el sistema del Mortillano, se encuentran bastante cerca y en algunos puntos a no más de 80 metros de profundidad, por lo que sería estupendo poder localizar alguna sima que nos condujera a estas redes y ahorrarnos mucho tiempo de aproximación.
Se marcan cuatro nuevas bocas y en especial un par de ellas tienen posibilidades, aunque no nos hacemos ilusiones ya que tenemos el culo pelado de bajar centenares de agujeros que no llevan a ninguna parte; de todos modos, la próxima visita con material permitirá resolver las incógnitas.
Prospectar está bien y más con este tiempo, pero los estómagos protestan y nos reagrupamos para comer el bocadillo, entre quejas de por que no lo hemos hecho más abajo, que siempre terminamos en lo alto como los corzos que nos rodean. Comemos a resguardo del viento y volvemos al tajo bajando por una zona particularmente caótica que nos lleva un buen rato recorrer mirando profundas grietas que tienen buena pinta, pero que se encuentran muy rellenas.
Encontramos un paso para esquivar las paredes verticales que conforman los laterales del valle que corre de sur a norte y de nuevo nos desplegamos para buscar bocas. Es un paisaje salvaje de grandes bloques y viejas hayas, y como guinda del pastel una pequeña laguna en mitad del karst, gracias a un estrato arenisco que retiene el agua. Los juncos y animales acuáticos pueblan estas aguas y hablamos de venir a dormir a este enclave para poder observar los animales de la zona que seguro vienen a esta laguna a beber. En cualquier caso yo casi piso a una corza tumbada en el bosque que se levanta y me mira más curiosa que asustada, mientras se larga de pocos y esbeltos saltos. Si pudiéramos reclutarlos para el AER nos ahorraríamos mucho trabajo y mejoraría la imagen de los miembros del club que empieza a tener demasiados michelines y barrigas cerveceras.
Tras el estudio biológico de la laguna, que somos un club mu científico y contamos con bióloga y todo, nos vamos hacia el coche por el camino que recorre las árgomas que se cobran su tributo de arañazos. Llegamos a los coches para iniciar la segunda parte de todo buena actividad de prospección que se precie, es decir ronda de cervezas por los bares de la comarca y hay muchosss...
Gelo