En el AER siempre tuvimos
entre nuestros objetivos la posibilidad de revisar la zona profunda del río de
Mazo Chico, pero fueron pasando los años y otros objetivos, así como la
logística y dureza de esta actividad, hicieron que la pospusiéramos una y otra
vez. Finalmente este 2012 decidimos dedicar parte de las energías del
campamento de Fuente Fría a atacar esta zona del sistema. La idea era buscar
posibles niveles colgados en la unión del río con las galerías fósiles que se
les hubieran escapado a los franceses en sus ataques desde el lejano vivac de
Borgoñeses.
Se pensó en la
posibilidad de bajar el vivac hasta las galerías profundas de -700 y hacer
desde allí una detenida exploración de toda la zona, pero la falta de “músculo”
en esta edición del campamento nos decidió a realizar una opción intermedia que
tenía varias ventajas. Así, decidimos montar un vivac en la zona final de un
meandro fósil, en la antesala del río desde Cellagua, y que precisaba unas 4
horas para ser recorrido en ambos sentidos, además de bastante esfuerzo físico
debido a sus numerosos pocillos y resaltes (Meandro Sur).
Dado que teníamos
instalada la sima de Cellagua para otros trabajos de exploración en Borgoñeses,
las actividades que se precisaban eran básicamente la instalación del citado
Meandro Sur y del tramo del río de Mazo Chico desde que pinchábamos en él hasta
el fondo. Disponíamos de las reseñas de los franceses, que indicaban unos once
pozos en el Meandro Sur y once cascadas a instalar en el propio río. El
planteamiento del ataque fue realizar un descenso pernoctando en el vivac de
Borgoñeses (-260 desde Cellagua) e instalar el meandro Sur y lo que se pudiera
del rio de Mazo Chico.
Con ese objetivo, el fin
de semana del 7 de julio, cuatro espeleólogos del AER descendieron el viernes
tarde por la sima de Cellagua, durmieron en el vivac en Borgoñeses y al día
siguiente comenzaron la instalación del laborioso Meandro Sur, añadiendo
algunas cuerdas más de las instaladas por los franceses.
El final del meandro es
un muro que escalaron los franceses, dejando una cuerda fija y que nos permite
acceder a una gran sala en forma de embudo con un mar de bloques inestables que
se precipitan sobre el rio de Mazo Chico, 40 metros más abajo. Los franceses
parece que descendían dicha rampa sin instalación pero nosotros montamos cuerda
y aún así se demostró que todo estaba inestable y muy delicado.
Se instaló el P. 39 de acceso
al río y se continuó por éste, encontrando las cuerdas y anclajes de SCP; como
era de esperar, y a pesar de estar recogidas las cuerdas en cabecera, se
encontraban en mal estado. La instalación existente era puramente de exploración
y para ir todo por el agua, por lo que se decidió hacer una instalación más
alejada y menos comprometida. Ello requirió mucho más material y tiempo, por lo
que el equipo se retiró hacia el vivac instalando solo la mitad del río.
La vuelta al vivac remontando el Meandro Sur y pasando algo de miedo en las rampas de bloques les dejo en Borgoñeses tras una punta de 16 horas y muy agotados, con el agravante de que el hornillo se negó a funcionar y se tuvo que cenar frío y poco. Tras dormir unas horas iniciaron el ascenso al exterior para hidratarse convenientemente en el bar.
Un segundo ataque fue
realizado por dos personas el sábado 16 de Julio, con idea de bajar material, reequipar la rampa de bloques y localizar un posible vivac en la zona final del
Meandro Sur. Descendimos bastante
cargados hasta la cota – 400 del Meandro Sur, y reequipamos la rampa por la
pared derecha. Se pudo localizar y comenzar a acondicionar para vivac una
plataforma rocosa justo al final de este meandro, al pie de la escalada. El
ascenso al exterior desde este punto llevó unas cinco horas, resultando una
punta de once horas en total.
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