Es el puente de mayo y algunos podemos dedicar
el día del trabajo a nuestro trabajo favorito: explorar frías y húmedas
cavidades..
De todas formas sólo nos juntamos Pedro Merino
,Cristóbal y yo, por lo que buscamos un objetivo que no precise mucho material,
y que nos permita salir pronto para que algunos atiendan a la familia. Así que
vamos a terminar la escalada que hizo Cristobal con Pedro Hierro y que dejaron
sin terminar en la sala de la cascada.
El día amenaza lluvia y desde el bar de
Margari la cosa no tiene buena pinta, pero es lo que hay y subimos al collado,
donde al aparcar nos miran indiferentes dos corzos justo frente al coche, luego
se ríen de nuestra incapacidad física y salen disparados por las crestas.
Cabreros modernos |
Nosotros, con nuestras inseparables
compañeras las mochilas , tomamos el camino de Rubicera, durante el que nos
acompañan las cabras de un gran bando que se refugia en las cornisas.
Afortunadamente no nos mojamos y a las
11:00 estamos entrando en la negrura, y para la 13:00 hemos llegado a la zona de
la escalada sin más problema que la habitual sudada que llevamos alguno de
nosotros.
Comemos y Cristóbal asciende la cuerda fija
hasta la reunión que dejó la última vez en medio de la pared. Luego subo yo
para asegurarle y cuando llego me avisa que uno de los 2 spit de la reunión se
gira… El otro también está metido en roca mierdosa, pero me abstengo de dar mi
opinión al respecto.
Clava otro spit con gran esfuerzo, pues el taladro parece que no funciona bien, y luego mete varios dbz tras múltiples
pruebas buscando roca sólida. Tras una hora de escalada con un taladro que no
funciona y una roca que no merece ese nombre, por fin se da por vencido el
Cañetero, y se baja de mala manera. No ha conseguido encontrar ningún trozo
de pared que no se caiga a trozos. Resignados, nos bajamos abandonado material
y mucho trabajo, envueltos en barro pegajoso... lo que se dice una
delicia de escalada.
Cañetero en Acción |
Como a burros no nos gana nadie, estudiamos
una vía indirecta para atacar la zona y queda concretada para la próxima salida, ya que el taladro parece que ha dejado de funcionar bien y hay que sacarlo.
De nuevo algunos sudamos y sufrimos en el
ascenso por la fina cuerda y los péndulos aéreos de la sala y las galerías ramposas
con el río excavado en su centro.
Llegamos a los niveles superiores de las galerías
y hacemos una corta escalada y pasamanos para revisar unas curvas de la galería
en las que se parece intuir alguna entrada. Como el taladro va fatal sólo se consigue
clavar medio spit y, con algún seguro más, el Cañetero cruza la cornisa y desaparece
para volver pronto diciendo que ha salido a otro punto de la misma galería, por
lo que desmontamos y nos salimos.
Llegamos prontito al exterior y parece que
llueve un poco con viento, pero no nos mojamos aunque las cabras se han
concentrado en las cornisas y es un espectáculo verlas saltar a nuestro
alrededor cuando pasamos.
El resto es lo habitual: llegar al coche con el agua en los talones, y bajar al bar de Margari a hidratarnos como buenos deportistas…
Video de cabras locas:
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