sábado, 20 de enero de 2024

El luces y sombras para empezar el año.

                                                                                   Torca de La Calera 13, enero de 2024

El tiempo esta muy cambiante con días de sur y de frío, la noche anterior ha helado con lo que en Ramales hace bastante frío, pero el pronostico para hoy es de sur.

Todavía estamos digiriendo las comilonas navideñas y arrastramos catarros, así que buscamos un objetivo tranquilo para empezar el año.

Iremos a la Torca de la calera en el cercano Moro, por lo que quedamos en el club, para preparar el material y hacer dos equipos.


 Marta y Cristóbal, se dirigirán al pozo paralelo del Supertacañones y Zape, Pedro y Ángel, bajaremos al estrato que hay en el pozo y pasaremos al tubo de su pared izquierda, para tratar de avanzar por encima de una colada que restringe el paso.

Con el material en los coches y después del café en el Willy, ascendemos hacia el Moro, comprobando que el pronóstico era correcto y está saliendo el sur, por lo que en la zona alta la temperatura es mucho mejor.


Con las mochilas a la espalda ascendemos hacia la montaña y atravesamos los bosques de espinos, hasta alcanzar la boca, que sopla claramente, nos equipamos y para dentro, sobre las 12:00.

Descendemos los pozos, cambiando algún anclaje del gran pozo, que estaba bastante deteriorado. Recogemos alguna cuerda por el camino y ascendemos por la galería del Reencuentro, para alcanzar la cabecera del amplio pozo de los Supertacañones.

 

Es necesario reforzar la cabecera del pozo ya que la roca es bastante mala y algunos anclajes se mueven. Zape se pone manos a la obra y acaba montando una multicabecera de 4 multimontis de 8 m.m.


 

Vamos descendiendo por el pozo de 70 m. y tomando cada uno rumbo a sus objetivos, con los andaluces cruzando el pasamanos que les lleva al pozo paralelo y a la escalada pendiente.

Los demás llegamos al estrato y con otro corto pasamanos siguiendo el estrato, alcanzamos un amplio tubo, donde la última vez, dejamos un tubo estrecho sobre una cubierta de colada que cerraba la progresión.

Son mas de las 13:00 y sacamos las viandas para comer algo antes de liarnos, pero Zape descubre que toda su comida se la ha llevado Marta. Con voz de falsete dice que no tiene mucha hambre, mientras pone cara de perro apaleado.

Pedro y yo pensamos si contribuir a su dieta pos navideña, pero finalmente nos apiadamos de él y le damos la mitad del bocadillo de cada uno. Para no tener hambre le duran un suspiro y ya está listo para la faena.

Se reequipa la cuerda que bordea el desfonde y nos asomamos al agujero sobre la colada, donde es evidente que hay que quitar bastantes piedras para poder pasar.

Empezamos el trabajo, con Pedro en las puntas mas estrechas del fondo, en las que ni el cave y Zape mas atrás sacando piedras, al que doy algún relevo, pero pocos que para eso soy el gordo del equipo.

 

El trabajo se prolonga varias horas, en condiciones cada vez más penosas, que nos llenan de arañazos de arrastrarnos por el precario tubo con picos de roca.

Finalmente Pedro logra pasar a un pequeño ensanchamiento que nos ha dado esperanzas, sobre todo cuando la pequeña corriente de aire que se nota, también parece aumentar de intensidad. Después del tramo amplio Pedro nos dice que vuelve a ser un agujero miserable, y Zape quiere verlo con sus ojos, por lo que avanza arrastrándose y estrujándose, para conseguir llegar al sitio y confirmar que seguir sería trabajo de chinos.


 

 Decidimos dejar la obra para cuando nos conquisten los chinos y nos retiramos desequipando, después de hacer un par de tiradas de topo.

Al principio de nuestras actividades, escuchamos lejano el taladro del equipo de escalada, pero hace ya varias horas que no se oía nada, lo que nos daba esperanzas de que tal vez ellos si habrían encontrado algo.

Mientras subimos comenzamos a oír sus voces lejanas y finalmente nos encontramos en el cruce con el pasamanos, con las típicas preguntas de los espeleólogos, “sigue??”. La respuesta es afirmativa y endulza un día que parecía que seria muy insípido.

Marta nos resume sus actividades de este día:

Hicimos la escalada que tenía unos 30 metros de roca buena.

 Arriba, llegamos a un cruce de caminos. A la izquierda hay una sala con formaciones y suelo de barro con triángulos de desecación, que se cerraba en un laminador colmatado de barro.

Foto Marta

 Hacia delante, hay un meandro descendente hasta la cabecera de un pozo de 10, pendiente de bajar.

 Hacia la derecha, otro pozo de 5m. que continúa en rampa, unos 30 metros hasta la cabecera de un nuevo pozo. Por aquí es por dónde viene aire evidente.

Foto Marta

 Más a la derecha sube un conducto  de unos 40 metros que seguramente de al pozo de 70 del que venimos.

 Dejamos la escalada equipada para volver otro día a rematar la jugada.

 Una vez puesto al día, ascendemos todos a la cabecera del pozo, donde tras varios líos conseguimos hacer inventario del material y continuar el ascenso hacia el exterior.

Llegamos ya de noche a la boca sobre las 20:30, donde sigue el sur, que mantiene una buena temperatura.


 El paseo nocturno hasta el coche, se completa solo con un ataque de un espino a la bota de Zape, que por poco no le clava el pie.

Alcanzamos la furgoneta pensando ya en la hidratación y la cena que no dejamos de ser unos glotones, a pesar del atracón navideño.

El día finalmente ha resultado interesante, y aunque es más que probable que La Calera nos lleve a una de sus múltiples conexiones entre sus conductos, albergamos la esperanza de que nos ofrezca algún pasaje hacia nuevas galerías. De esperanza también se vive…

 

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