Que dice Gelo que ya ha acabado su larga rehabilitación del
hombro, y que podemos ir a la Sima de la Maza en plan light, para ir
“probándose”. Guay, así a media tarde nos tomamos unas birras en el bar…
Quedamos a las nueve y media en el club, con ese espíritu que presiden las
salidas lights y poco comprometidas.
De subida pasamos por La Gándara, donde vemos de primera mano los estragos
causados por la fiesta del Día de Soba, que fue ayer. O bien hay una epidemia
de conjuntivitis, o las sustancias estupefacientes han corrido con generosidad
por el valle…
Cargamos los petates y para la Maza, en medio de una
exuberante vegetación. La verdad es que con el parón cuevil por la lesión, se
me ha olvidado hasta cómo se pone el arnés. Bueno, no será tan difícil, al fin
y al cabo no vamos a bajar a “la
sima más peligrosa del mundo” (sin comentarios, que con la Ley Mordaza de
los cojones acabo en la cárcel fijo).
Aunque no es una sima compleja ni mucho menos, tampoco de
mucho cuartel. Destrepe, arrastradita,
cuerda con cabecera estrecha, meandro
bonito, cuerda con estrechez no-bonita, arrastrada con agua, cabecera volada,
meandro desfondado… Joder, esto de la espeleo es un coñazo, se me había
olvidado… Al menos, por una vez no han sido cicateros en la instalación de los
pasos desfondados y (casi) no paso miedo… Tras remontar el meandro desfondado,
llegamos a una galería de hundimiento de notables dimensiones. El cañón está
debajo de los bloques, pero ahora progresamos por una zona fósil saltando de
piedra en piedra. Encima nuestro unos tubos pendientes de escalar ya marcan
alguna posibilidad. Nos acercamos a cargar agua al gran muro de arenisca por el
que se precipita la cascada que –suponemos- viene de Rueñes. Pero hoy nuestro
objetivo es topografiar un ramal situado al Oeste, que pudiera acercanos hacia
Rubicera. Ya está explorado, pero “misteriosamente”, al anterior equipo se le
olvidó (otra vez) el equipo de topo.
Comenzamos a topografiar y, efectivamente, las galerías van
hacia el SO, acercándonos a Rubicera, que apenas dista 150 metros en línea
recta y a la misma cota. Pero, bajo tierra, 150 metros son todo un mundo…
Pronto la galería cambia de rumbo, y se va hacia el Norte. En el lugar del
giro, un meandro colgado unos 15-20 metros es una posible opción para continuar
avanzando hacia Rubicera, pero será otro día. Continuamos con la topo,
revisando laterales. Del norte viene un río, que remontamos por una amplia
galería hasta la base de una escalada de 4 metros, donde vuelve a aparecer el
omnipresente estrato de arenisca. Dejamos la escalada para otro día, pero el
laminador que se intuye arriba no augura una exploración cómoda ni divertida
(ni seca)…
Algo más abajo, en una zona de hundimiento, unas trepadas
entre unos inmensos bloques nos sitúan en la parte superior de una gran sala.
Gelo flanquea un paso un tanto peligroso, y revisa la zona norte de la sala,
donde observa un par de posibles continuaciones, pero que requieren cuerda para
llegar. De mientras, rapelo por una fisura que va en dirección sur, pero que
pronto se estrecha hasta hacerse impenetrable. Allí, un paso estrecho
permitiría acceder a un nivel inferior, pero requiere desobstrucción y no hay
aire evidente.
Allí queda también una escalada de más de 40 metros a algo
indefinido, que puede ser tanto una galería como una simple chimenea que viene
de arriba; ni siquiera con el foco acabamos de tenerlo claro. Comemos un poco
(son ya las cinco de la tarde), y seguimos con la topografía. De retirada,
revisamos algunos laterales en el pasamanos inicial que da acceso a esta zona,
donde unos estrechos laminadores se encaminan hacia el Sur. También requerirían
desobstrucción, y la falta de aire no parece hacer muy prometedor esta opción…
Ya en la sala principal remontamos un meandro que Zape había
seguido parcialmente. Continuamos más allá, pero acaba saliendo a la galería
principal. Tras topografiarlo, Gelo se dirige a una zona entre bloques en la
que un pocete da lugar a un bello cañón. Tras pelear un rato con el rebelde
taladro, logramos bajar, topografiando aguas abajo hasta que se desfonda (más o
menos, en el lugar al que llegamos meses atrás y que traía una gran cascada,
que debe ser esta). Aguas arriba topografiamos el cañón principal y varios
tubos paralelos hasta otro desfondamiento. Son las nueve de la noche y hay que
pensar en tirar para afuera. Se suponía que era entradita light de medio día,
pero cuando el chato coge el equipo de topo, cualquier le sugiere que es hora
de ir pensando en pirárselas…
La salida se hace cuesta arriba, literal y metafóricamente.
A las horas se le suma la falta de fondo. Bloques, meando desfondado, pozo,
pasito con agua, pozo, estrechez… ¿Qué hostias hago boca abajo colgado del
pantin? Juraría que esta técnica no está homologada por la EEE, ni la FCE, ni
la FEE, ni el Estado Islámico… Mesecruzató…. Puta espeleo… Con lo bien que se
está en el monte…
Por fin logramos salir, pasada ya la media noche, con una
luna que asoma a ratos entre las nubes, dejando bonitas vistas. Más bonita aún
es la vista del coche, y la del catre, cerca ya de las dos de la mañana, ni te
cuento… En total, han sido casi 700 metros de topo, lo que sumado a las cosas
pendientes de topografiar nos sitúan ya en los 137 kilómetros. Además, las
múltiples incógnitas prometen… prometen que las vamos a pasar putas…
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