¿Que qué se hizo en Fuente Fría? Pues lo de siempre, priva y pitanza. Ah, de cuevas…. Bue, pues quitando la 32, que ya aparece en la anterior entrada, pues poquita cosa. Mucha (vale, no tanta) prospección fallida, y las otras dos cavidades que prometían, Rueñes y la Sima de la Maza.
Recapitulemos: Rueñes es una cueva explorada por la SEII en
los años 80. Tras un P.25, una galería que se desarrolla a favor de un estrato
de arenisca va hacia el Sur como un tiro, recogiendo pequeños regatillos
superficiales y encauzándolos hacia la zona del Cuivo. Hasta ahí, la parte
bonita. Lo malo son sus dimensiones, similares a una tubería venida a más, pero
en incómodo. La SEII (y posteriormente los franceses) dejaron la exploración en
un sifón impenetrable. (Des)afortunadamente, el año anterior encontramos un
paso lateral que cortocircuitaba ese sifón, pudiendo superarlo y avanzar más
hacia el Sur. Añadimos unos cuantos metros de topo, y un ataque rápido mostró
que la cueva continuaba con la misma tónica: agua, estrecheces… pero con un
avance neto hacia el Sur, y con aire evidente…
Aguas abajo se encuentra la Sima de la Maza. Explorada
también por la SEII, que la unió a la zona profunda del Mortero de Astrana años
atrás, durante el invierno habíamos decidido reexplorar una zona de la misma,
ante la sospecha de que las aguas de Rueñes se encaminaban hacia allá. Las
últimas entradas primaverales habían sido fructíferas, y habíamos encontrado,
aguas arriba, galerías que se encaminaba hacia el Norte, con una pinta que nos
hacían sospechar que podría ser el mismo colector que Rueñes. Por lo tanto, era
evidente que teníamos que aprovechar el campamento para tratar de avanzar en
este frente, sobre todo porque en invierno la cosa se podía poner complicada en
la “tubería” de Rueñes…
Así que el lunes 20 de julio Cola, Turri y yo nos fuimos
para allá, cargados de ilusiones y todo eso… y poco más, porque Rueñes no es
cueva para llevar petate. Lo de topo, un par de barritas energéticas por
cabeza, y una botellita de agua, y para abajo. Los sorianos pronto descubren
porque, a pesar de las posibilidades de exploración, no había mucha
motivación por entrar en este hediondo
agujero. Decidimos bajar del tirón hasta donde podamos, y topografiar de
subida, con la esperanza de que la arrastrada hacia arriba (pues toda la
cavidad es a gatas o a rastras) nos quite un poco el frío (pues te mojas desde
el minuto dos). Llegamos a la punta del año pasado y seguimos avanzando
tumbados sobre la arenisca, con el agua entrando por la cintura y saliendo por
el cuello, con una pendiente homogénea de 10º, y una altura que va desde los
0,5 o los 0,9 centrímetos de media… Y de pronto, se acabó: un estrechamiento
puntual impide el paso: lo intentamos, pero es físicamente imposible, hay que
desobstruir. Apenas hemos avanzado algo más de un centenar de metros de la
punta de la exploración del año pasado, y el Cola y Turri me recuerdan que es
la segunda vez que les lío una así: prometer una exploración guapa, meterlos en
un arrastradero infecto, y tener que abandonar al de escasos metros… Así es la
espeleo (fútbol es fútbol, y tal…).
Comenzamos a topografiar de vuelta
resignadamente, con un frío que empieza
a hacer mella. Revisamos pequeños tubos laterales sin mayor interés, salvo
uno que se prolonga unas cuantas decenas de metros, con una corriente de aire
heladora, en el que pajareamos en sus diversos cruces, que acaban estrechándose
en demasía también. Turri comienza a notar los efectos de la falta de grasa en
el cuerpo (problema que yo, ciertamente, no tengo), y tira para arriba hasta la
única salita en la que se puede estar de pie. De mientras, Cola y yo
continuamos la topo hasta ese punto. Nos reagrupamos allí, con un Turri aterido
y con mala cara, y otros dos en no mucho mejor estado. Guardados los trastos de
topo, continuamos el ascenso, salvando las dos estrecheces más desagradables
sin mayores problemas, y reptando como orugas (pero en feo). En un momento, me
voy por un tubo a la derecha que había quedado pendiente de mirar. Es un
meandro bastante estrecho, pero fósil. La subida es penosa, pero la bajada… Eso
de que todo lo que entra acaba saliendo es cierto, pero a veces lo es tras
mucho esfuerzo y una considerable cantidad de juramentos (algunos, de los más
floridos y creativos). Para cuando logro salir, los otros ya estaban bajando a
buscarme… Finalmente, salimos a la luz del sol, donde comemos algo y logramos
entrar en calor (un buen rato después, eso sí). Por este año, Rueñes queda
aparcada, habiendo superado el kilómetro de desarrollo, y una profundidad de -125 metros...
Ese mismo día,
Cardín, Miguel y Paco se han dirigido a la Maza, tratando de remontar el río
que llega allí desde el Sur. La sima es un típico meandro descendente, cortado
por diversos pozos que nos baja hasta -130. Allí, un pasamanos por la parte
alta del meandro permite coger otra galería que viene del Norte, a unos 30
metros de altura sobre el río que corre por debajo. Tras el típico meandro
desfondado se sale a una galería de colapso de notables dimensiones (o al menos
lo parecen, visto el resto de la sima). Avanzando hacia el Norte se deja un
cruce a la izquierda (otra de las incógnitas pendientes, que pudiera llevarnos
hacia las galerías que tenemos al norte del vivac de Rubicera), y seguimos
hasta un lugar donde cae una cascada por un muro de arenisca. Suben el murete,
y allí comienzan a remontar el estrato de arenisca, por una galería con unas
dimensiones bastante mayores que las de Rueñes. Sin embargo, lo resbaladizo del
suelo les obliga a ir también muchas veces a rastras, dada la pendiente de la
galería. De esa guisa avanzan unos 200 metros aguas arriba, hasta que se ven
detenidos por una escalada de 4 metros. Así que vuelven hacia abajo, con
cuidado de no desmorrarse en el deslizante suelo, y regresan al campamento,
tras dejar un depósito de material en la galería de los bloques.
Así quedó la cosa. Por ahora, hemos avanzado en ambos
frentes, pero en el futuro próximo sólo se tratará de continuar por la Maza,
dado que la condiciones para desobstruir desde Rueñes son … ummm… poco
atrayentes… Veremos en qué acaba la cosa…
Fotos: Víctor Cano Recio (Turri)
Fotos: Víctor Cano Recio (Turri)
No hay comentarios:
Publicar un comentario