Mortillano 17 de Abril de 2025.
Son días festivos y para el jueves dan bueno, así que para cambiar de aires decidimos ir a Rubicera que hace mucho que no vamos. Estamos cinco, con los Castreños, Pedro, Wichi y Angel.
Tras recoger el material y tomar el café, subimos al parking, que esta lleno de abono y tenemos que retroceder y aparcar donde la cabaña.
Cargamos la mochila, alguna de ellas histórica, ya que Pedro ha recuperado una vieja gloria, que no tiene el nivel de la mía pero se acerca mucho.
Llegamos sin novedad a la boca de Rubicera, nos cambiamos y para dentro sobre las 12:00. Vamos con calma y con bastante agua en la zona de La Lavadora.
Cuando llegamos al pozo del Chocolate, comprobamos que nuestra cuerda está muy mal con varias flores, por lo que tendremos que cambiarla con urgencia.
El plan para hoy es realizar un par de pequeñas escaladas que Zape y yo vimos en la última salida a la zona, desde el río de la travesía. No hay muchas posibilidades de que continúen o no estén miradas por los colegas de la SEII, pero como no vimos rastros de escalada, habrá que probar.
Recogemos anclajes de un depósito y entramos en el río que esta bastante cargado pero sin problema, además el agua siempre le da un toque especial a las cuevas.
Comemos en el cruce con la galería de la Cerradura, sobre las 14:00. Recogemos más material que tenemos en esa zona y seguimos río abajo mojándonos hasta la rodilla en dos sitios.
Llegamos al inicio de la galería real, donde a la izquierda llega un meandro estrecho con algo de agua, en el que no vemos rastros de paso. Zape inicia la escalada con Wichi asegurándolo y mientras Pedro revisando algún agujero cercano.
Marta visita una galería fósil que es bonita y termina como otras, en la gran sala donde se pierde uno de los ríos de la cueva, luego vuelve y me acompaña ascendiendo por el río con la topo, hasta una zona de bloques que queremos revisar.
Me ato la cuerda y escalo dos pasos hasta una cornisa y de ella, alcanzo la zona sobre los bloques, pero no vienen de ningún desfonde de galería como esperábamos, si no que se han desgajado de la pared del mismo río.
Un agujero colgado en la pared parece llevar a un tubo, así que decidimos subir hasta él, por tanto Marta asciende desequipando hasta los bloques y luego coloco un pulse y subo a la ventana, que lleva a un bonito tubo de 2 m. de alto y 0,4 de ancho que va paralelo a la galería y sale a ella unos 15 m. mas arriba.
Una ventana minúscula en mitad del tubo, parece dar a un hueco, pero yo no entro ni de coña, así que sube Marta, se quita el material y consigue entrar en el agujero, asombrándome de sus capacidades de contorsionismo, pero el paso se cierra. Sale de allí como si fuera un parto.
Bajamos desequipando la zona y nos encontramos con los demás que vuelven. El meandro que han escalado asciende y mas adelante ya se ve pisado, porque sube hasta la galería de la Cerradura, que se encuentra cerca y más al norte. Siguiendo por la parte de abajo del meandro, Zape avanza 50 m. hasta un estrato de areniscas que se estrecha mucho.
Después han escalado a otro pequeño meandro muy estrecho, que tampoco es practicable.
Continuamos todos río arriba, haciendo la poligonal hasta el cruce de la galería de La Cerradura y mirando algún cruce más. Ascendemos sacando todo el material que llevamos y cambiando la cuerda con flores del pozo del Chocolate.
Sobre las 20:00 llegamos a la boca, donde nos sobrevuela un alimoche con sus alas blancas y varios buitres. Hacemos la foto de boca que ya es tradición y emprendemos la larga marcha de retorno por las cornisas, donde ponemos un trozo de cuerda en el tramo de los pasamanos que se ha desfondado.
Llegamos al coche con la caída de la noche sobre las 21:30 y pensando ya en la cena que nos vamos a dar en el restaurante Colina, de la Gándara.
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