Por Nuria Gómez
Uhmm, llegaron las vacaciones, por fin
ya tendría tiempo para hacer las dieciocho mil cosas pendientes. En un día de
relax quedamos a tomar el blanco donde
Willy, ni me acuerdo hace cuanto que no coincidíamos un viernes allí,…, de
charla Gelo comenta que ha quedado con Merino para ir al día siguiente a
Rubicera, entrar y salir ... "Anda, pues podíamos ir Pedro y yo y quedarnos de
vivac, que buen plan”, y estaba pendiente, síiíí. Así que en un arrebato de
locura, porque otra cosa no puede ser, le dije a Pedro que era perfecto para
el finde y…,no sé cómo, de repente me
encontré el sábado 28 a las 9 en el club
para experimentar mi primer vivac chispas, sí, menuda inocentada. ¡¡Tela!!
El miedo, sí, he dicho miedo, era…,
no el pensar en el paseo que me habían dicho que era llegar al vivac (paseo que
como tal no me creía del todo, aunque ya había estado cerca en otra ocasión y
sólo me faltara un “pozo”), no. Igual lo peor era el ritmo que sé que llevan
los del AER & company; y menuda cuadrilla llevaba: Marta, Zape, Gelo,
Merino y Hierro (aunque a este último no le cuento porque sí o sí, me iba a
esperar).
Ante todo, igualdad (bueno, no: nosotros llevábamos sólo una saca...) |
El caso es que la cosa fue más o
menos bien, y como los de La Lastrilla se quedaron a reinstalar un paso, el
retraso que ocasioné al bajar el pozo antes de llegar al vivac no les incomodó “mucho-demasiado-unmontón”… ¡¡creo!! Dios mío, si es que nadie me había hablado
de los pendulillos, que desgaste, madre mía. Luego todo más relajado, a buscar
bichillos, de tranqui al rio, y cerca de las ocho al vivac a ponerse ropa
caliente (que gusto), a cenar la sopa
que templaría el cuerpo, uhmmm, y al saco a dormir, bien tempranito. Por fín,
puff, que tensión, que cansancio.
Sólo quedaba salir, sóloooo!!! Ese “pedaso”
de pozo con sus múltiples pendulitos…, pero quien me mandaría a mi meterme en
estos líos. Temprano, cuando el frio se metió
dentro del saco, nos tomamos el café calentito y a salir tranquilamente. Bueno
de otra forma no iba a ser, ya que también habían llegado las agujetas
tempranillo. El temido pozo se portó bien (es verdad que a veces la cabeza te
hace ver más de lo que es realmente), y la salida fue relajada, optamos por
salir por las gateras de Merino, y con las ganas de llegar a la calle ni el
minipaso estrecho que yo conocía me pareció… eso, estrecho. En la entrada de
la cueva nos encontramos el arcoíris perseguido por un buen frente de agua,
pero todos avanzábamos a la par y llegamos secos al coche. “Ya pasó todo, ya
pasó”.
Recomiendo la experiencia… Más que
dormir en la cueva me parecía curioso el estar todas esas horas dentro, entrar
un sábado y salir un domingo. Aunque había visto las fotos de la zona del
vivac, me pareció todo muy amplio, y los colores de la tienda dan un toque
super alegre en un sitio tan … lúgubre. ¿La oscuridad total para dormir?… ¡¡¡Pero si caes rendido de cansancio!!! Aunque no duermas bien, los ojos se
cierran solos, no agobia nada. Y el silencio… eso sí que es un regalo.
Ná, como en el Marcos, tan ricamente... |
Supongo que volveré de vivac a la
cueva en otra ocasión, pero puestos a ir de vivac… sigo prefiriendo dormir
con los ruidillos del cárabo en la oscuridad, la brisilla fresca y el no querer
cerrar los ojos para poder ver las estrellas.
Creo que si comieses chuletones crudos con patatas fritas como yo, esos péndulos ni los veías.... :D
ResponderEliminarSin coñas, que bien Nuria!! Y es que pones esa carita de buenrollismo y vamos dan ganas de ir a charlar un ratito....
Que viva el vivac!!!
..y lo que se pilla en los vivacs, oiga...
ResponderEliminarEsti, pues puedo poner esa carita u otra mejor y quedamos a charlar cuando quieras, pero,..., por no hacerte bajar al vivac quedamos fuera, no te preocupes. Y voy a seguir tu consejo, voy a probar lo del chuletón, siiiii.
ResponderEliminarQue viva el vivac!!!