En este artículo solo pretendo hablar
brevemente de las sensaciones que he tenido en estas semanas de viaje por
tierras patagónicas.
Para saber más sobre la expedición y sus
resultados se puede consultar la página web de Centre Terre: http://www.centre-terre.fr/?lang=es
Varios amigos que ya habían estado en
expediciones anteriores a estas tierras, me habían hablado muy bien de estas
islas de calizas blancas, así que cuando me dieron la oportunidad de participar
en la expedición de 2017, no lo pensé mucho y dije que si.
El uno de febrero por la tarde estaba
embarcando en un avión en Bilbao, rumbo a Paris, donde me juntaría con parte de
los miembros de la expedición que íbamos solo en febrero. Esta expedición en
total abarcaba dos meses, con un grupo que estaría los dos meses, otro que
estaría solo enero y otro más que solo estaría en febrero, que es en el que yo
me incorporé.
Yo conocía como quien dice de vista a los
miembros de la expedición de un encuentro en Lyon, para cargar el contenedor
que salió en octubre con el material pesado en barco.
Subimos al avión y nos esperaban más de
14 horas de vuelo hasta Santiago, donde lo más relevante fue pasar por encima
del Aconcagua con sus hielos permanentes y que se veía muy bien desde el avión.
El resto hasta Punta Arenas son horas de colas y esperas en aeropuertos y
aduanas.. Pero no se puede hacer tortilla sin romper huevos.
En punta Arenas nos juntamos con la parte
chilena de la expedición, que para nosotros los espeleólogos eran una
incógnita, ya que más allá de las diferencias culturales y lingüísticas, en
general la comunidad de espeleos somos muy parecidos en nuestra locura, pero
ahora nos juntábamos con científicos, geólogos, biólogos y botánicos que no
tenían ninguna experiencia en expediciones de este tipo y en soportar a
individuos tan raros.. El tiempo espantaría estos miedos y los chilenos
demostrarían ser unos buenos compañeros de viaje.
Todos juntos partimos en autobús hacia
Puerto Natales, donde debíamos embarcar en dos pesqueros que nos llevarían
hasta el seno Barros Luco en la parte norte de la Isla Madre de Dios. Donde
nuestros compañeros de expedición llevaban un mes luchando contra los elementos
para levantar una cabaña y un campamento base.
Por lo que sabíamos habían tenido un
viaje muy duro con un mar bravo y apenas había dejado de llover en el mes que
llevaban, que unido al gran volumen de materiales que habían movido, más de 40
Tn. Les estaban poniendo a prueba , pero no había impedido que hubieran
iniciado las exploraciones en diversos lugares de la isla.
Llegamos al puerto ya de noche y con
viento y lluvia que nos recibieron para no contradecir la fama del lugar..
Cargamos nuestros bultos , material y comida que llevábamos para completar los
suministros y sobre las 00:00 salimos de puerto con bastante oleaje que hacía
que los pequeños pesqueros se movieran bastante. Esto era un primer obstáculo
ya que el mareo es un efecto probable de las travesías en barco si no se está
acostumbrado o más bien si tu cuerpo no lo tolera. Todos nos tomamos pastillas,
pero aun así muchos tendríamos desagradables sensaciones.
Yo me incorporé al pesquero más pequeño,
el “Rosita”, junto con tres chilenos, Vicente, Giselle y Gonzalo y dos
franceses, David y Thomas, también el capitán y un tripulante de los que siento
no acordarme de su nombre pero que eran muy agradables y nos trataron muy bien.
Como digo el mar en las primeras 2 horas
se movía mucho, tanto que finalmente el barco se refugió en una cala, pero nos
dio tiempo a Thomas y a mí de sufrir un mareo, en mi caso afortunadamente
pequeño, pero Thomas lo pasó mal , como les ocurrió a varios en el otro barco el
“Don Arturo”.
Como tampoco había literas por decir
algo, para todos en los barcos y en cualquier caso yo no entraba en ellas, pasé
mi primera noche durmiendo sobre el banco de madera que hace de asiento en la
mesa de la cabina, tapado con una chaqueta.
Afortunadamente a partir de ese momento
los dioses fueron generosos y cuando partimos de madrugada el tiempo había
mejorado mucho y el resto de la travesía de 30 horas por los grandes canales
fue una delicia , con un tiempo espléndido y sol, que nos permitía ir en el
techo de la cabina disfrutando del paisaje como s estuviéramos en la terraza de
un crucero. Que deciros de este entorno.. Grandes montañas , con nieves
perpetuas y glaciares se levantaban sobre horizontes de bosques y cascadas.
Los delfines siempre en la proa del barco
buscando un rival con el que competir y leones marinos que aparecían de vez en
cuando. También vimos algún soplo en la lejanía de las ballenas, pero no se nos
acercaron para poder verlas.
Comenzamos a conocernos más difícil con
los franceses y más rápido con los chilenos, ya que son muchas horas de nada
que hacer y tiempo de sobra para hablar.
Para cuando llegáramos ya tendríamos una
pequeña ficha mental de cada uno de nosotros.. No quiero pensar en como sería
la que tendrían ellos de mí..
El 4 de febrero por fin estamos en la
entrada del seno y el barco se mueve bastante más pero las condiciones son
ideales disfrutando de la imponente entrada en el seno y unas horas después
llegamos a la pequeña bahía que acoge la cabaña. Sobre las 9 atracamos en el “puerto”
y comenzamos el ascenso por las rampas de barro que conducen 40 m. más arriba a
la cabaña que será nuestro refugio diurno durante un mes.
Seguimos de suerte y hace un día espléndido
que nos facilita subir todas las cargas por la tirolina hasta la cabaña e
instalarnos en las tiendas de cinco plazas que serán nuestro dormitorio.
Pasamos el día conociéndonos y moviendo cargas, fotos y demás.
Por la noche Marcelo, uno de los Chilenos
que dirige parte de la logística de la expedición hace un cordero al Palo con
una fogata improvisada y que acompañados de unos erizos de mar pescados por los
marineros de los barcos, sirven de disculpa para sacar el pisco y hacer una
buena fiesta de llegada y despedida, para los compañeros de enero, que al día
siguiente temprano parten en los barcos.
A partir de ese día comienza para nosotros
los de febrero la parte más real de la expedición, con una cursillo rápido de
manejo de zodiac y sus peligros, ya que serán nuestro caballo de batalla y
pasaremos mucho tiempo sobre ellas.
Recibimos más instrucciones sobre el
funcionamiento del campamento y la situación de los campamentos avanzados, que
son 3 en varias zonas del seno.
El tiempo cambia y empezamos a sufrir el
viento y la lluvia características de esta zona, aunque he de decir que para un
Ramaliego acostumbrado a las ráfagas de viento sur de 100 Km. tampoco me impresionó
mucho, lo que no quita que este viento acompañado del agua me quitara las ganas
de salir de la cabaña, cosa que había que hacer inevitablemente si se quería hacer
algo.
Esperaba ser de los últimos en levantarme
por la mañana con los horarios que gastan los franceses, pero resultó que la
primera semana fui siempre de los primeros en llegar a la cabaña, ya que como
descubrí se había adoptado un horario más español que otra cosa y los chilenos
tampoco eran amantes de madrugar. Los largos días del verano austral también
instaban a estos horarios, donde no cenábamos antes de las 9 o las 10 y pocos
se acostaban antes de las 00.
Se desayunaba sobre las 9 o 10 de la mañana
y salvo los equipos que partían para los campamentos avanzados, el resto no solía
salir hasta después de medio día y una comida ligera, para volver por la tarde
noche.
Las actividades en estos días solían ser
de varios tipos:
Los científicos y el equipo de cine tenían
su propia agenda que muchas veces se juntaba con los espeleos y otras no.
El resto se repartía entre personas que subían
a los campamentos avanzados por periodos de entre 2 y 4 días, otros que hacían
salidas de día a explorar cuevas desde el mar, o sifones para los buceadores. Otros
días tocaba trabajos de la base como reparar los grupos electrógenos , vitales
para el funcionamiento de todas las infraestructuras..
Algunos días simplemente no había “dios “
de salir y había que quedarse en la cabaña.
Yo en mi caso finalmente solo participe
en uno de los campamentos de Altura el de la Gran Barrera, ya que tenía
previsto ir también al del Sumidero, pero se canceló.
El restos de actividades en las que participé
se centraron en la revisión de varias calas en busca de bocas, la exploración
de las dos grandes cuevas que se han localizado este año y también una escalada
desde el mar a una gran boca colgada a 40 m. sobre el mar en la parte sur del
seno.
Cada una de estas actividades me permitía
ir conociendo mejor a las personas de la expedición, aunque el idioma siempre fue
una barrera, la verdad es que todos hicieron un gran esfuerzo por comunicarse
con migo y la convivencia siempre fue muy buena.
También hay que contar que lo de franceses
aburridos y sosos es un mito, o aquí por lo menos debían de haber enviado a los
más juerguistas del país.. Fueron varias las fiestas improvisadas que surgieron
en la cabaña y que no tenían nada que envidiar a las españolas aunque si creo
que tenemos “mejor beber” o más entrenamiento, pero en fin no hubo demasiados
lesionados, aunque alguno hubo..
La comida fue muy buena en general, con
personas que aplicaban mucha imaginación a los condimentos disponibles sobre todo
Richard. En este apartado siento decir que mi contribución fue escasa y más
bien me dedique al corta , pela y friega, para lo que estoy mejor dotado.
Las conversaciones de sobre mesa me requerían
un esfuerzo que muchas veces no se culminaban con el éxito, por lo que solían
ser breves, e inevitablemente nos terminábamos juntando más los hispanos cuando
estábamos por allí, aunque había algún chileno que tampoco conseguía entender
cuando hablaba su jerga..
Sin duda las sensaciones más novedosas
para mi fueron las salidas en zodiac, con sus saltos y el viento y el agua
azotando la cara, para tratar de desembarcar en alguna playa o acantilado y
acceder a cuevas o bosques, ni que decir tiene que la guinda fueron dos
retornos nocturnos sobre todo uno en total oscuridad buscando el borde la costa
con las frontales , hasta poder llegar a la altura de la cabaña cuyas luces hacían
de faro, eso si tras perdernos un poco..
Ni siquiera en esas noches nos dejaban
los delfines que siempre iban pegados a las zodiac con las que chocaban
ligeramente en algunas ocasiones y nos salpicaban en sus chapuzones. Es de
admirar el control de estas máquinas que ya tienen los miembros más experimentados
de estas expediciones a la Patagonia..
Yo por mi parte solo las manejé dos
veces, cuando me dejaron cruzar el seno de vuelta de la Gran barrera y en el
ataque a la cueva colgada, por supuesto con la mar muy tranquila..
Las exploraciones de las dos grandes
cuevas en las que participe son básicamente las mismas sensaciones que tengo en
casa cuando pisas terreno virgen , con la ventaja de que aquí sabes con toda
seguridad que nunca nadie ha explorado esa cueva, tuvimos suerte de encontrar
grandes y bonitos colectores y solo siento no poder disfrutar de las bromas que
siempre acompañan a todo buen grupo de espeleos cuando te mueves por la cueva,
pero mi francés no da para tanto. Como digo la idea de atacar una cueva saliendo
del mar cruzando un bosque denso y frondoso fue nueva para mí.
Por otro lado los campamentos de altura
ofrecen las sensaciones mayores de aislamiento y contacto con la naturaleza
salvaje de Madre de Dios, implicaban un
marcha de dos o tres horas bien cargados con 20 o 25 kilos por un
terreno complicado de bosque y rocas, azotados por la lluvia y el granizo como fue
mi caso en la subida al campamento de la Gran barrera.
El campamento se encontraba en una
vaguada metido todo lo posible entre los árboles para evitar que el viento
arranque las tiendas. Un sumidero cercano se tragaba un arroyo que alguna noche
rugía con fuerza. Eran dos tiendas de 3 plazas y un par de toldos amarrados con
mil cuerdas para evitar que volaran.
Solo estuvimos tres días y nos tocó
desmontar el campamento y bajar bien cargados. Pero como digo estos campos aparte
de las penurias de cocinar bajo un toldo, me ofrecieron la oportunidad de recorrer
los lapiaces salvajes de la isla con una caliza blanca y llena de profundas
grietas, con islas de bosques retorcidos y cubiertos de musgos, que fue una
de las cosas que más que llamó la atención por su belleza , no exenta de
riesgos al andar literalmente sobre colchones de musgo y ramas que nunca sabes
bien si te sostendrán..
Recorrimos una amplia zona y en las
cumbres fuimos zarandeados por vientos que superaron los 100 km. e incluso nos
cayó una tormenta de rayos y truenos para amenizar la noche.. Lo dicho una
experiencia de poder de la naturaleza que compartí con Deni, Antonic, David,
Vicente y Gonzalo.. La vuelta a la pequeña bahía donde dejamos la zodiac y que habían
bautizado como Taiti por su belleza y la navegación esquivando los bancos de
arena pusieron fin a esta aventura dentro de la aventura.
Los días pasaron y el final de la
expedición se acercaba y con ello los trabajos de recogida de los campos y
materiales que aún quedaban dispersos y sobre todo el secado de las grandes
tiendas rusas que servían de almacén de comida y material, también de cuerdas y
todo aquello que debía ir al contenedor y no pudrirse dentro durante dos meses.
La cabaña se convirtió en un secadero con
cosas colgando por todas partes y la actividad se volvió frenética, lo que no
impidió alguna pequeña fiesta más para reducir las reservas de alcohol.
Para colmo se decidió adelantar un día la
salida para aprovechar la única ventana de tiempo que aparecía en los pronósticos
para la próxima semana. O salíamos o nos esperaba varios días de muy mal
tiempo. El traslado de pesadas cargas y su descenso por la tirolina fueron
constantes unas 20 Tn. y por fin el día 26 llegaron los barcos tres en este
caso ya que al Rosita y Don Arturo se unió el Miguel Angel, los esperábamos de
madrugada pero la cosa no está fácil en el pacifico y no llegaron hasta medio
día. Cargamos los barcos y reforzamos la cabaña, por último se desmonta la
tirolina y estamos listos para irnos, pero eso implicaría salir del seno de
noche y se decide esperar hasta el amanecer del día siguiente para intentar la
salida, cosa que agradezco infinito, ya que nos permitió tener un regalo de
despedida, como fue una vuelta por lo profundo del seno en busca de agua para
los barcos y recuperar algún bidón que vimos flotar el día antes.
Dormimos en los barcos o al menos el que
pudo, yo lo intento un rato en una estrecha pequeña y torcida litera. Esta vez
voy en el Don Arturo que es solo un poco más grande. El resto de noches optaré
por dormir en el suelo de la cabina o en el banco de madera. No hay literas
para todos.
De madrugada salimos y el amanecer los
pilla saliendo del seno con holas según me dicen de 6 o 7 metros, que zarandean
los barcos en todas direcciones pero que disfruto como un enano agarrado a un
cabo de la cubierta..
Es un punto crítico por que los capitanes
decidirán si tomamos la ruta corta hacia la mina de Guarelo por el sur o es
preciso la ruta larga dando la vuelta a la isla por el norte. Afortunadamente a
estos hombres no les arredra casi nada y bajamos al sur sobre la cresta de la
holas en busca del seno que nos lleva a Guarelo.
Llegamos sin novedad a este seno muy
bonito en el que la caliza cae verticalmente sobre el agua y en el que un muro
de roca parece cerrar totalmente el paso, hasta que de pronto un giro brusco y
un estrecho canal de no más de 20 m. permite acceder al interior del seno,
donde vemos el inmenso carguero de mineral atracado mientras lo cargan de
caliza molida para las acerías de Chile.
Hemos llegado justo a tiempo porque el
temporal se desata y azota con fuerza toda la zona ,temiendo incluso por las
amarras del carguero.
Afortunadamente las instalaciones de la
mina está a nuestra disposición y disponer de literas y sillas y mesas para
comer es un lujo que disfrutamos.
En esta mina hay unos 30 mineros que pasan
periodos de unas 4 semanas creo y luego otra en casa o algo así.. Como la
plantilla se ha reducido con la mecanización hay sitios de sobra e incluso Wifi
que me permite contactar con primera vez con la familia y amigos y dar
novedades..
Pasamos 3 días en esta base acomodando
los materiales para el contenedor , trasladándolo hasta él y cargándolo, todo
entre fuertes chaparrones y viento.
El último día les dan una charla a los
mineros sobre los resultados de la expedición y les agradecen su colaboración.
El día 1 de marzo de madrugada salimos
hacia Puerto Natales del que nos separan aún 24 horas de navegación, que
afortunadamente en su mayoría son con buen tiempo y disfrutamos de nuevo del
paisaje que no de las comodidades para dormir..
Al amanecer del día 2 llegamos a puerto y
descargamos y vamos a la terminal de bus para salir hacia Punta Arenas..del que
nos separan 3 horas de autobús por unos paramos donde solo se ve alguna vaca y
una especie de avestruces Choique. Bueno y los carabineros que paran el bus y
pillan a casi todos sin cinturón , pero no nos multan.
Llegamos a Punta Arenas y nos alejamos en
un bonito Hostal que está casi a nuestra disposición y pronto vamos a comer a
un restaurante a probar las carnes del
lugar.
Por la noche parrillada en la casa dirigida
por Marcelo y fiesta más larga para algunos que se van a dar una vuelta por los
garitos de la ciudad.
Al día siguiente con algo de resaca nos
despedimos de algunos de los chilenos y partimos para el aeropuerto y Santiago
que dista 3 horas de avión.
En Santiago nos alojamos en un Hostel, en
lo alto de un edificio en la Plaza de Armas que tienen un bullicio al que no
estamos acostumbrados y que acrecienta la sensación de desadaptación que se
siente después de tantos días de aislamiento.
Pasaremos dos días allí cumpliendo con
algunas obligaciones con las autoridades y disfrutando de la hospitalidad de Marcelo
y su familia que nos ofrecen un asado en su casa.
El día 6 a las 14:00 tomamos el avión
para Paris 14 horas de vuelo y corta despedida ya que cada uno se va a su
terminal para enlazar vuelo. Yo por mi parte tengo 8 horas de espera para mi
vuelo a Bilbao y llevo muchísimas sin dormir ya…
A la llegada a Bilbao tengo mi premio con
los abrazos de Marta y Zape que han venido a buscarme.. Marta como siempre todo
ilusión parece más ilusionada que yo con lo que he visto..
En el pueblo ceno con más amigos a los
que he echado de menos,.. bueno a casi todos…
Por fin sobre las 00:00 caigo rendido en
la cama….
En fin me gustaría poder resumir en pocas
palabras los vivido pero sería difícil, pero me quedo con los paisajes
espectaculares, las sensaciones nuevas y sobre todo con las personas que he
conocido y disfrutado No con todas he compartido el mismo tiempo y experiencias
y con algunas me unen ya fuertes lazos de amistad que dan las horas de
compartir tu vida y tus historias. Pero de todas guardo un grato recuerdo y ha
sido una fortuna que entre tantas personas no hayamos tenido ningún problema de
convivencia y si muchos momentos agradables..
Gracias a todos por vuestra compresión con
mi pésimo francés y ha sido un placerrrrr….
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