lunes, 3 de junio de 2024

Otro japibirday


 18/05/24

Me levanto con mal cuerpo. Ayer fue la cena con la muchachada de Bachillerato, y llevo encima pocas horas de sueño. Y encima he quedado con estos cafres, que me harán sudar... Afortunadamente, parece que hay otros que han tenido una noche más toledana que la mía, así que no seré el único en pasarlo mal.

Me acerco al club y me encuentro a Nelín, el más madrugador (y eso que es el que viene de más lejos). Poco a poco llegan Marta (cumpleañera del día) y Zape, y Cristóbal. Tras un -muy necesario- café, vamos para la cueva de nuestros desvelos. Nelín se ha traído su 4x4, así que nos ahorra una buena tirada, aunque a alguno se le revuelven todos los higadillos por la pista.

Tras andar el último tramo hasta la cueva, nos cambiamos y tiramos para dentro. Marta hace alguna foto mientras Nelín y yo tiramos para abajo. Estoy espeso, y veo que la instalación es un tanto acrobático. Me las veo y me las deseo para pasar un péndulo kilométrico. Nelín, más práctico, enlaza la siguiente cuerda y mete un nudo, y a correr.


 

Mientras esperamos al resto, oímos unos aullidos. Parece ser que el virus nocturno ha afectado a alguno más de lo debido, y el pozo  es regado no sólo por la abundante agua tras varios días de lluvias, sino por los productos a medio digerir de uno de los aguerridos exploradores. Queda bautizado como "Pozo de la Gomitada" (no es muy poético, pero es que somos más de prosa sucia a lo Bukowski).

Entre arcada y arcada nos ha alcanzado también Gelo, que ha tenido que subir andando desde el pueblo, pues tenía compromisos ineludibles a primera hora.

Una vez en la base del P.50 (aunque yo creo que es un 500), comenzamos a organizarnos para trabajar. Toca sacar muchas piedras de un meandro estrecho, y el espacio es escaso. Montamos un toldo para minimizar el continuo goteo que hay, y que junto a la fuerte corriente de aire hacen particularmente desapacible la estancia. 


 

Para entonarnos, comemos las viandas cumpleañeras. Cristóbal ha traído un dulce típico de Cañete (su pueblo) que hace milagros. Mientras alternamos las tareas de desescombro (en las que Nelín y Zape llevan la voz - o el grito- cantante), intentamos pasar el menos frío posible. Zape me deja el "espeleoburka" de MTDE, que no había probado, y la verdad es que me da la vida. Casi me quedo dormido de pie, arrullado por los discusiones a gritos de los salvajes, y el calorcito que emana de mi propio cuerpo (del olor hablamos en otro momento).


 

Finalmente, tras unas cuantas horas de duro trabajo, el estrecho meandro queda libre de piedras, y logran bajar lo que acaba siendo un P.10 no demasiado cómodo. En su base, el agua se sume por un meandro tan estrecho y tan relleno como el anterior. Por lo que parece, sigue con esa tónica unos tres metros, y no está muy claro qué hay después. Eso sí, tiene aire a tope.  Tras trepar unos metros por varios sitios, encontramos otra fisura con aire, también estrecha (pero menos) y rellena. Se trata de una desobstrucción compleja, pues habrá que quitar los bloques colgados de la pared, y contorsionándose. Dada la hora que es, y que Marta quiere celebrar su cumple, decidimos dejarlo para el próximo día. 


Emprendemos la salida poco a poco, aprovechando para hacer algunas fotos. El día fuera de está de cambio (lo que habíamos supuesto, dado el continuo cambio de dirección del aire en el interior). La vista es hermosa, y más sabiendo que tenemos el 4x4 que nos ahorra un buen rato de caminata. El coche de Nelín se convierte en un Tetris de carne, hueso y petates, pero logra acaldarlo todo (y a todos) dentro.

Paramos a tomar algo en el bar de Vega, donde nos encontramos con Fredo y el resto de la banda, y aprovechamos para darle el parte. Como comienza a ser habitual en esta sima, nos queda la duda de qué deparará la próxima jornada. No hay duda de que será mucho curro, pero ¿merecerá la pena? Los optimistas del club apuestan por ello; los pesimistas se remiten a las estadísticas. Y yo, cabeceo medio dormido mientras pienso que estoy yayo para estos trotes...

 Fotos: Marta Candel

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