Agosto de 2024
Ya lo decían los DefconDos. Lo de bajar a la mina... Y la verdad es que la FV-7, como ya os contábamos, tiene más de mina que de cueva. Tras ocho entradas, apenas habíamos logrado bajar unos 8 metros, y la tónica era la misma. Es verdad que ya no estábamos en una dolina rellena de tierra y piedras; ahora estábamos en una fisura vertical rellena de piedras y tierra.
A comienzos de agosto hay poca tropa en la comarca, así que el día 10 sólo están Gelo, Wychy y Patrick, para seguir dándole al tema. Montan una polea para poder sacar el escombro e ir acumulándolo en la otra vía. El trabajo es penoso, y requiere de un mínimo de tres personas, pese al reducido espacio que hay para moverse. Para las seis y media de la tarde, han llegado a un agujero redondo, estrecho, en roca viva. Wychy baja un par de metros por él, y de nuevo se ve un resalte de unos 3-4 metros, relleno, tras el cual el conducto parece ganar algo de tamaño. Salen entre la fortísima corriente de aire (no en vano fuera la temperatura es de unos 30 grados). No parece que la sima esté dispuesta a dar mucho cuartel...
El día 16 volvemos a la carga, esta vez con savia nueva, pues a Wychy, Pedro y Gelo se les unen Pedrito y Erik, dispuestos a darlo todo (no, espera, eso es en las fiestas comarcales). También tenemos la compañía de Hiru, un perro que no tiene muy clara su identidad, pues está más rato trepando árboles que en el suelo... Tras arreglar como problemas la falta de iluminación de los jóvenes, nos ponemos a la tarea.
Pedro se cuela hasta el lugar al que llegó Wychy, y comienza a quitar escombro y grava, que suben los demás hasta la vía muerta, que comienza a quedar ya varios metros por encima, lo que requiere del trabajo coordinado de cuatro personas. Coordinar a cuatro en este club es misión imposible, pero poco a poco la grava va saliendo, aunque el obrero que está en la zona estrecha lo pasa mal por la fortísima corriente de aire que sopla. Se van relevando los curritos en los siguientes puestos, al tiempo que se monta una pequeña ferrata para poder progresar por la estrecha fisura.
Tras parar un rato a comer, vuelven a la carga a las tres. Wychy se escurre abajo y decide dejar de sacar bidones de relleno para arriba, y arriesgarse a tirarlos hacia abajo, dado que parece que hay hueco. El siguiente resalte de 3 metros cuesta negociarlo, pero finalmente baja. Allí comienza una rampa irregular, estrecha, pero con menos relleno. Eso sí, lo que ha tirado de arriba queda medio encajado. Tras dudar un poco (no tenemos cuerda para asegurarnos) Wychy se cuela contorsionándose. Poco después da el visto bueno y baja Pedro. Tras destrepar unos metros con cuidado, llegan a un P.3 en el que la sima parece que ya coge tamaño. La corriente de aire es fortísima, y bajo el P.3 parece haber otro meandro-pozo, lavado por un lado, y con coladas y estalactitas por otro. Por fin, el agujero parece coger forma de cueva de verdad. Contentos, salen para afuera, transmitiendo las buenas nuevas cual apóstoles (aunque sean más bien apóstatas).
Bajamos haciendo cábalas de lo que nos esperará después del P.3, pero somos optimistas. Hasta ahora, la FV-7 no nos ha dado nada de tregua, pero nos permitimos soñar con cómodos pozos y amplias galerías. Ahora bien, el espeleólogo propone, y el karst dispone. Veremos...
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